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Ciclismo evolutivo

Unimos ciencia, práctica y experiencia para hablar de entrenamiento. Unimos ciencia, práctica y experiencia para hablar de entrenamiento.

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Hola, bienvenido y bienvenida a Rendimiento Evolutivo, el podcast donde unimos práctica,
ciencia y experiencia para hablar sobre entrenamiento, nutrición, psicología, que es de lo que vamos
a hablar hoy y todo lo que necesites para mejorar tu rendimiento. Como decía, en el podcast de hoy
hablamos con el psicólogo clínico Víctor Santana. Víctor, que es autor del podcast Psicología a
ladrillazo, es uno de los mejores psicólogos de España y con él vamos a hablar de todo un poco,
vamos a hablar de emociones básicas, vamos a hablar de cómo estas aplican a nuestros
comportamientos, de si es negativo o es positivo, centrarnos mucho en la bici. Bueno, la verdad
que variamos en un montón de temas, pero creo que sale una conversación súper interesante
donde yo creo que si integramos todo lo que nos dice Víctor, pues vamos a aprender muchísimo
sobre cómo funcionamos, cómo actuamos y bueno, cómo podemos, digamos, mejorar para conseguir
nuestras metas. En fin, yo no digo más, simplemente os dejo con la entrevista.
Hola Víctor, bienvenido al podcast de Rendimiento Evolutivo. Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estás, Manu?
Pues nada, encantado de hablar contigo, esta vez con los micros puestos y bueno, la verdad
que antes de empezar me gustaría presentarte o pedirte que te presentes para la gente que
nos escucha, ¿no? Y quien ha visto Santana, psicólogo, y por qué encima además, pues
bueno, quería que fueses tú, sí o sí, que nos diese también una clase para el curso
de experto en entrenamiento de resistencia porque creo que lo que puedes contar, bueno,
creo no, o sea, lo sé, lo he vivido, que puede ayudar mucho a los deportistas. Así
que bueno, me gustaría eso, que te presentases un poco brevemente y empezamos con el episodio.
Bueno, pues soy Víctor Santana, soy psicoterapeuta, me dedico a hacer terapia, en concreto terapia
breve. ¿Y en qué consiste la terapia breve? Pues ir directamente al presente, no rascar
mucho en el pasado y al problema en concreto. Y bueno, te conocí a través de, bueno, nos
conocimos a través de Twitter y claro, me comentaste la posibilidad de dar una clase de psicología
relacionada con el rendimiento deportivo, el cual yo antes de conocerte no tenía ni idea
de que existía este mundo. Pero bueno, hablando contigo me he dado cuenta de que hay muchísimos
puntos en común con la psicología. Y bueno, como yo hago tratamiento personalizado, me adapto
a cada paciente, he encontrado muchos, bueno, lo que he comentado, muchos puntos en común
con lo que tú me has estado comentando de tu disciplina.
Perfecto, pues bueno. En el episodio de hoy me gustaría que hablásemos un poco de psicología
así como en framework, ¿no? O como el contexto o las aplicaciones claras que tenemos que tener
en cuenta a la hora de, bueno, de gestionarlo en nuestras vidas, ¿no? O la de nuestros atletas.
Y bueno, sí que me gustaría empezar preguntándote por lo básico, básico, ¿no? O sea, que nos
cuente cuáles son las emociones básicas y qué funciones tiene cada una.
Vale, pues empecemos. Espera, que siempre las tengo, me las tengo que decir con los dedos
porque se me olvidan. Tristeza, alegría, que es su antagónica, asco, miedo, ira y siempre me gusta
añadir sorpresa, que son las que Paul Ekman concibe como emociones básicas universales.
¿Qué más podría decir de las emociones?
Las emociones han surgido evolutivamente en el humano y cada una tiene una función.
No existen emociones positivas ni negativas. Todas son funcionales.
Lo que sí existe, por ejemplo, es cuando, como en todo, en la vida, si no hay equilibrio,
si nos polarizamos demasiado en una emoción, sí que puede llegar a ser patológica.
Por ejemplo, la tristeza, si insistimos mucho en ella, se ahonda la tristeza, pues llegamos
a la depresión, que es un estado, una enfermedad, una patología. ¿Qué más?
Hay emociones que son, que te exponen a los estímulos y hay otras emociones que evitan
el estímulo. Estas emociones se equilibran entre sí. Es una cosa que pocas veces explica.
Ahora, se dice que existe una homoestasis emocional dentro de nosotros, un equilibrio también.
De la misma forma que hay un equilibrio en el riego sanguíneo, en la temperatura del cuerpo,
homoestasis térmica, pues existe una homoestasis emocional.
Para, por ejemplo, si se activa la emoción de miedo, que de hecho tenemos una estructura
dentro del cerebro que ha evolucionado, está creada para protegernos del entorno hostil
en el que hemos evolucionado el miedo, llega un momento que para contrarrestarla, el miedo
que lo que hace es huir, huir del estímulo aversivo, se activa la ira. Entonces, ¿qué nos expone al miedo?
Es la lucha. Lucha huida, el mecanismo de lucha huida. El miedo nos hace huir y nos paraliza.
La ira nos hace atacar. Pues aparece la ira y se equilibra esa homoestasis, ese equilibrio.
¿Qué más? La sorpresa es, nos expone al estímulo. La alegría también. La tristeza nos aleja del estímulo,
nos recoge. La tristeza, la función de la tristeza es recuperar energía, se podría decir.
Es evitar estímulos externos, te retraes y recargas energía. Y la ira, por ejemplo, la función que tiene es atacar
y es una de mis emociones preferidas. ¿Por qué? Porque la ira dirigida a un objetivo es súper funcional.
Vaya rollo te he soltado.
No, no. Vamos, de aquí he sacado yo creo que dos cosas súper interesantes. La primera que podríamos decir
es que no hay sentimientos ni sensaciones malas ni buenas, ¿no? O sea, porque todas tienen un propósito
de sobrevivir. Y de hecho, quizás sea incluso absurdo el pretender eliminarlas, ¿no? Igual que en el entrenamiento
tú no puedes tener mejoras o aumento de rendimiento sin pasarlo mal antes, sin pasar hambre o sin pasar
de sufrimiento, pues lo mismo en la vida, ¿no? O sea, necesitamos estas emociones de tristeza o de miedo
para luego tener los beneficios, ¿no? O sea, la felicidad o el bienestar.
Es que como forman parte de nosotros y tienen una razón de ser, no se pueden evitar. Lo mejor es conocerlas,
exactamente qué me está pasando, inteligencia emocional, qué emoción estoy sintiendo, y aceptarla.
Hay un dicho que me gusta que dice cuando alguien sufre una pérdida, una crisis vital,
y es cuando dice estoy bien porque estoy mal. Es paradójico, ¿no? Estoy bien porque estoy mal.
¿Cómo puedes decir eso? Porque tengo que estar mal para estar bien. Por lo tanto, estoy bien.
Es lo que tiene que suceder. No es lógico que tengas una crisis vital y estés contento, estés happy.
O sea, no es una incongruencia. Te estarías autoengañando. Hay que aceptar esa tristeza.
¿Para qué? Porque tiene su función.
Exactamente. O sea, por ejemplo, lo pienso, ahora estoy empezando con el curso de entrenamiento.
Y, o sea, tengo como miedo a no hacerlo lo suficientemente bien, ¿no?
O sea, quiero hacerlo tan bien que eso me genera un poco de ansiedad, ¿no?
Síndrome del impostor. Pero a la vez pienso es que este nerviosismo es el que está peleando por mí.
Es como la metáfora del jinete y el elefante.
Y este elefante que está nervioso me está haciendo el trabajo, ¿no?
Porque estoy trabajando ahora más que nunca, ¿no?
Gracias a eso, ¿no?
Si no tuviese ese incentivo, ese miedo, esa ansiedad, entre comillas, esa emoción que muchas veces queremos eliminar,
no estaría haciendo lo que estoy haciendo ahora y lo que me está permitiendo un aprendizaje de la hostia
o dar un contenido que no pensaba que fuese posible, ¿no?
Es como, claro, lo veo difícil, ¿no?
De saber hasta qué punto es bueno o es funcional esa, entre comillas, pues, o ese sentimiento de miedo, ¿no?
Sería miedo, creo, la emoción básica.
Y a partir de qué punto ya no lo es, ¿no?
A este respecto existe la curva de Jerkes Dobson de la ansiedad, estrés, ansiedad.
Y se considera que hay un nivel de...
Bueno, yo siempre comento.
A ver, empecemos.
Siempre comento.
Bueno, espera, espera, vamos a empezar.
Es que me voy a dispersar.
Existen emociones básicas.
El miedo es una emoción básica.
Bien.
Después está la ansiedad.
La ansiedad se considera una emoción secundaria del miedo.
Deriva del miedo.
La ansiedad es miedo.
Es tu sistema estructural de las amígdalas conectadas con el hipocampo.
Se activan porque en el entorno observan un miedo.
O en tu imaginación, tu interpretación del entorno.
Eso hace que tu sistema esté en alerta.
Entonces, yo suelo preguntar.
Del cero al diez, ¿con qué nivel de ansiedad estás?
Cuando cero estás muerto y diez es un ataque de ansiedad.
Cero, ¿por qué?
Porque serías una piedra.
Tenemos que tener un nivel de estrés basal, que depende de cada persona, para estar operativos, estar alertas en el entorno.
Si no, no seríamos seres vivos.
¿Qué más?
Llega un momento en que, por ejemplo, de cero al cinco o cinco estás trabajando en un cinco de ansiedad o estrés porque es funcional.
Perfecto, es que necesitas lo que tú dices, estar alerta, investigar, estudiar, para dar un buen servicio, tus clases, necesitas esa preparación.
¿Cuándo ese estrés se convierte en ansiedad?
Pues quizás cuando llegas a un siete, pues entonces ya estás llegando al límite de tu funcionalidad.
Digamos que del cuatro al siete o del seis eres funcional y a partir del siete ya comienzas a ser ansiedad que te impide concentrarte, te impide ser eficiente, te impide ser funcional realmente.
Entonces, ¿qué síntoma? Apuntaría yo que es el primero en el que tienes que fijar si estás superando ese umbral de eficiencia, de funcionalidad, de la ansiedad, cuando deja de ser útil y se convierte en patológica.
El sueño.
Cuando empieza a afectar al sueño, ese es el primer indicador, uno de los más evidentes, que te dice, te estás pasando de rosca.
La situación, te estás acelerando demasiado, entonces ahí hay que empezar a tomar medidas.
Sí, me recuerda un montón a, por ejemplo, la dosis de entrenamiento.
O sea, digamos que podemos hacer una curva, el estímulo es muy bajo, salir a caminar, no te van a hacer mejorar.
Hay una dosis óptima, entre comillas, aunque puede ser un poco más amplia, y luego un entrenamiento muy, muy fuerte o muchos días seguidos de entrenamiento fuerte, al final también te van a hacer empeorar.
Entonces, sería un contrastado así donde lo óptimo no es no tener nada de estrés o no tener nada de reto, igual que esto de estado de flujo.
O sea, diríamos que, por ejemplo, si lo intentamos bajar al ciclismo o al deporte de resistencia, podríamos decir que los objetivos que tenemos que marcarnos pueden ser objetivos que estén al límite de lo que podemos hacer, pero que sean alcanzables.
O sea, si nos marcamos objetivos, a lo mejor, muy realistas, como hace la mayoría de gente, pues o te dan ansiedad o no vas a andar por ello, a conseguirlo.
Y si te pones objetivos muy fáciles, tampoco te motivan lo suficiente para mejorar o ni siquiera para hacerlo, no, para disfrutarlo.
Claro, hablando de esto contigo, claro, he llegado a la conclusión también de que todos somos diferentes.
Entonces, tenemos un cableado genético cerebral diferente.
Entonces, tanto la terapia debe ser personalizada como el entrenamiento, porque no somos iguales.
Nuestra genética es diferente.
Entonces, y al respecto de lo que has comentado, cuando conoces tus límites y aceptas limitaciones, entonces eres capaz de pensar, por ejemplo, pongamos el ejemplo de entrenamiento.
Está haciendo un entrenamiento muy intensivo y sé, ahora sé, porque lo he estudiado, porque soy consciente de ello, de que al día siguiente voy a estar muerto o voy a estar dos o tres días muerto.
Entonces, como lo conoces y sabes que va a ocurrir, aceptas que tienes que pasar por esa tristeza o ese valle emocional o ese valle físico también, pues lo vives diferente.
No lo vives como un trauma, sino como algo natural.
No sé si me he explicado.
Sí, sí, sí, claro. Sabes a lo que te viene.
Es lo que toca.
Exactamente.
De hecho, ¿tú crees que hay una relación entre la dificultad que tenga un objetivo para nosotros, o sea, el esfuerzo que nos supone, y en realidad luego la diversión o el propósito que nos genera a nivel interno?
O sea, porque yo creo que, pues lo que te decía, o sea, cuando nos ponemos así objetivos en la frontera entre lo que podemos hacer, o sea, que son un reto, al final el propio proceso de esforzarte hacia ello es el premio.
O sea, es lo que te hace disfrutar, mientras que cuando veo gente que no tiene esas metas, que se limita pues simplemente a mantenerse, a hacer cosas fáciles, no sé, en el ejercicio sería repetir la misma ruta o hacer lo mismo de siempre, o en el trabajo no tienen ese incentivo a crecer o a mejorar su situación, muchas veces porque no pueden.
Veo muchas veces frustración y gente que aunque lo veis que en teoría deberían estar bien porque en teoría están cómodos en una zona de confort, la realidad es que no es así, no es como si estuviéramos cableados o mejorados o degradados, no sé cómo lo ves.
A ver, aquí hay varias cosas. Por un lado, lo que comentas, el cerebro busca certidumbre, busca no salir, bueno, lo típico, de la zona de confort.
Si estás en la zona de confort, la ansiedad se mantiene en principio, a no ser que aparezcan otros estresores del entorno en tu vida que tú no esperabas.
Esa situación es muy cómoda, es lo que te hace estar siempre enganchado a un trabajo, aunque estés frustrado o no salir de esa zona de confort.
¿Pero qué ocurre? Te estancas. Esa frustración tienes que aprender a movil con ella. Si quieres vencer esa frustración, pues debes salir de tu zona de confort.
Por lo tanto, el estrés o la ansiedad aumenta. ¿Por qué? Porque entras en la zona de incertidumbre.
Entonces, se me ha ido el santo al cielo. ¿Qué me estabas comentando? ¿Por qué?
Pues eso, ¿por qué? Si es que ocurre, yo en mi experiencia creo que sí.
Pero bueno, ¿por qué cuando nos marcamos objetivos más ambiciosos, que están al límite de lo que podemos hacer y que nos sacan de nuestra zona de confort,
en realidad luego lo que experimentamos al hacerlo es una especie de sentimiento de bienestar, de propósito, de que estamos alineados?
Vale, vale. Ahora, he perdido esto al explicar dos cosas. Vale. Es fundamental para eso, para salir a esa zona de incertidumbre,
trazar objetivos. Tener objetivos a largo plazo claros. Inalcanzables en el momento presente, pero sí a largo plazo.
Teniendo ese objetivo en mente, es lo que nos ayudará en el camino, ese camino de rosas y espinas.
¿Y tú crees que para esto es más interesante marcarnos objetivos de resultados, o sea, como pequeñas metas en el camino,
o centrarnos más en el proceso, o sea, objetivos de lo que estamos haciendo, ¿no? De, no sé, hoy he comido sano, check.
He hecho mi entrenamiento, check. ¿Sabes? Me he acostado a una hora prudente, check. ¿No? O sea, estos serían como objetivos de proceso
y los objetivos de resultados serían, pues bueno, de aquí a tres meses quiero mejorar mi umbral de potencia, 10 vatios.
De ahí a seis meses, 20 vatios, tal. Son, digamos, que lo visible de lo anterior, ¿no? Del proceso.
Sí. Yo, ambos, entiendo que el día a día sería táctica. Tienes que trabajar la táctica diaria y la estrategia a largo plazo.
Es decir, tienes que marcar objetivos a corto o táctica, medio plazo, largo plazo,
y el conjunto es lo que te va a dar el continuo de si vas bien o vas mal, esos checks que tú comentas
y ítems, hitos o puntos del punto A al punto Z, que sería a largo plazo, digamos, o la meta final, pues B, C, D, E, F, etc.
Claro, es que yo lo que me encuentro muchas veces es que a veces los objetivos de resultado a corto plazo
nos limitan la mejora futura, ¿no? Porque al final ya sabes que esto no es lineal, sino que siempre es no lineal.
O sea, hay veces que mejora, luego empeora, luego vuelve a mejorar.
Y mucha gente espera una mejora continua, continua, continua.
Y si no tienes estos objetivos de forma continua, se vienen abajo o al revés o priorizan mucho la mejora a corto plazo
para conseguir ese objetivo fácil, ¿no? Que sabes que tú en el entrenamiento, por ejemplo, tú si quieres,
en dos meses puedes mejorar muchísimo. O en un mes, si te pones a entrenar a muerte y tal,
pues en un mes o dos meses es el límite de que puedes mejorar sin que la fatiga a lo mejor te llegue a afectar.
Pero si lo haces así, buscando el corto plazo, a largo plazo va a caer o no va a tener el mejor resultado, ¿no?
Y eso es un peligro que veo muchas veces en el entrenamiento, que la gente se centra en optimizar de aquí a dos meses
y eso le impide ser lo mejor posible de aquí a seis meses, ¿no?
Que quizás es más importante, o de aquí a un año, o de aquí a dos años, ¿no?
Hablando de esto de la carrera de la rata en el deporte, hay como una especie también de carrera de la rata
que es, me pongo en forma, entreno muy duro, ¿no? Y como entreno duro y veo que mejoro muy rápido,
más entreno, ¿no? En feedback positivo.
Entreno muy duro, creo que me voy a comer el mundo hasta que llega un punto donde dejo de mejorar,
la fatiga me impide seguir mejorando, empiezo a empeorar, paro de entrenar porque estoy cansado,
paro un tiempo, tengo un parón y vuelvo a entrenar, ¿no?
Y el ciclo se repite así en bucle y entonces nunca mejoras porque te quedas siempre dentro del bucle, ¿sabes?
Y cuando para mejorar a lo mejor debería evitar el pico ese tan grande al principio,
pero esos objetivos a corto plazo no le dejan a la gente.
Sí, es como un círculo vicioso, ¿no?
Sí.
En terapia ocurre algo parecido. Si lo extrapoló la terapia, es posible que las primeras sesiones
veas cambios porque también hablamos de buscar cambio, el cambio, el cambio a mejor.
La persona se puede motivar mucho, pero luego, no sé, una semana estás genial.
¡Oh, qué bien! Porque tus biorritmos, porque duermes mejor, porque no tienes estresores familiares en el trabajo,
por lo que sea, los astros se combinan y estás muy bien.
Te vienes arriba y luego, en un par de semanas, ocurre un evento o cansancio o cualquier variable.
Se mueve del sistema y te vienes abajo.
Entonces dices, ostras, ¿qué pasa aquí?
Pero realmente no es un fallo del sistema o de la terapia, sino que es lo que tiene que ocurrir.
Volvemos a lo mismo.
No somos máquinas.
Somos entes vivos, seres vivos que interaccionamos con el entorno.
Y tenemos nuestra propia idiosincrasia.
Entonces, ahí estamos.
Sí, me gusta que haga el símil, ¿no?
Al final, de deportista a no deportista, porque al final, o sea, yo siempre aquí hablo de deporte,
pero es que es justo lo que tú dices, o sea, somos personas, ¿no?
Y todo lo que hacemos en nuestra vida y todo nuestro sistema de valores o de creencias, de paradigmas, todo,
influye a cómo luego vamos a hacer deporte, ¿no?
Que es lo que nos gusta, pero que es una parte de nuestra vida que está anidada dentro de él.
Y con esto me gustaría llevarlo un poco más a lo general, ¿no?
Y preguntarte, porque además has hecho muchos vídeos o podcast en Psicología Ladrillazo,
que no os lo he dicho antes, ¿no?
Que es tu podcast y que recuerdo a todo el mundo que escuche, porque en la hostia está súper bien.
Además, muy a menos, lleno de ejemplos de cine, pero bueno, a lo que iba.
Que me gustaría preguntarte en qué, ¿no?
En qué somos todos iguales, ¿no?
¿Por qué todos los objetivos que perseguimos se podrían resumir en uno?
Bueno, pues aquí es que es algo que últimamente he estudiado mucha caña,
que me interesa muchísimo, que es la psicología evolucionista.
Que no hay que confundir con la evolutiva, que es la del desarrollo de niño a adulto.
La evolucionista se basa en Darwin, en la evolución de cuando éramos monillos o protohumanos.
Hace millones de años y, bueno, nos conformamos como humanos.
Entonces, hay tres instintos básicos en el humano y que compartimos con los mamíferos,
con la rama de los mamíferos, que son supervivencia.
El instituto de supervivencia, que es el que nos hace buscar pareja.
Bueno, este lo reúne todos.
Se podría reducir todo a supervivencia.
Queremos sobrevivir.
El género egoísta.
Perpetuar la especie.
Eso es algo que llamamos arraigados.
Está en nuestro ADN.
Es un deseo, una necesidad innata.
No tenemos que pensar en ella para llevar la conducta a cabo.
Está ahí.
De ahí derivarían dos instintos más.
Dominación.
Dominar en nuestro grupo, en nuestra jerarquía y a las otras especies, nuestro entorno.
Dominar no se refiere solo a dominar a tu vecino o al que tienes al lado o trepar en una jerarquía.
Es dominar el territorio, marcar el territorio, dominar el entorno, certidumbre, dominar para tener certidumbre.
Todo eso nacería del instinto de dominación.
Y luego, por otro lado, esto sí que ya lo compartimos, sí o sí, con los mamíferos, es el instinto de pertenencia.
Pertenecer al grupo.
Somos gregarios.
Necesitamos vivir en grupo.
Y de ahí derivarían conductas como sesgos, como el arrastre del grupo.
No contradecir al grupo.
El sesgo de autoridad.
Seguir al líder del grupo.
La tribu.
Y también, uno de los más importantes, el de identidad.
Identificarnos con un grupo.
¿Por qué?
Porque, ancestralmente, salir o ser un paria del grupo era, chocaba con el otro instinto, con el de supervivencia.
Acababas muerto si no pertenecías a un grupo.
Y básicamente esos tres instintos son los que movilizan las conductas humanas.
Si empezamos a analizar conductas, podremos reducir todo a esos tres instintos.
Y si podéis hacer el ejercicio, con lo que queráis.
Con cualquier ejemplo.
La defensa del estatus, por ejemplo.
Cuando te sientes amenazado por un nuevo compañero en el trabajo.
Ese es el instinto de dominación que te está diciendo, está diciendo tu consciente, si no lo racionalizas, no lo notas.
Pero se activan tus amígdalas, defensa del estatus, miedo, y automáticamente lucha.
Hostia, tengo que defender mi territorio, mi estatus.
Tengo miedo a este nuevo estresor que ha entrado en mi entorno.
Sí, sí.
Yo pensándolo, la verdad que me he dado cuenta que es que ocurre en todo.
Y especialmente, digamos, en personas que pueden decir o pueden ser muy racionales.
Y pretendéis que ellos no entran dentro de esta categoría.
O que no se mueven por este impulso de supervivencia.
Y gente que a lo mejor ha publicado artículos hablando de cómo la ciencia está dominada siempre por los mismos grupos de personas.
Y este compañerismo no hace que avancemos.
Y cuando se ven en la misma dicotomía, actúan exactamente igual que la gente a la que criticaron.
Porque al final esta emoción nos domina a todos.
Si no, no podemos evitarlo. Estamos cableados para sobrevivir.
El instinto de dominación también implica, no lo he comentado, competición.
Competición entre nosotros. Es algo arraigado en nuestro más profundo ser.
¿Por qué nos gusta el fútbol? ¿Por qué nos gusta ver competición? ¿Por qué nos gusta competir?
Debido a ese instinto. Es una manera de sublimar ese instinto.
Competir.
A mí por eso me da un poco de rabia que se...
Me da la sensación de que se está como inhibiendo la competición, sobre todo a edades jóvenes.
Como si pareciera que competía algo negativo o malo.
Como, venga, tenemos que dar premios a todos, tenemos que no competir, no sé.
Yo es que veo la competición como algo natural. Siempre que entre dentro de lo racional.
O sea, no ya al nivel del fútbol de que vas a pegarle a la gente del otro equipo.
Pero sí que el competir en ciclismo, el competir es que por un trabajo, compites por una pareja, compites por la casa en la que vives.
Pretendés que no vamos a competir es como ir en contra de la naturaleza humana.
Bueno, lo que has comentado del fútbol y llegar a matar a alguien, entra en el instinto de pertenencia.
Hay personas que se identifican o fusionan.
Este fenómeno se llama fusión de grupo.
Hay personas que tienen el instinto de pertenencia muy desarrollado.
Quizás excesivamente desarrollado.
Ahí entramos en el fanatismo.
Entonces, hay un grupo con unas características en concreto que coinciden con tu sistema de creencias y valores que has aprendido en la infancia.
Una religión.
Te sientes fusionado con una religión, con un marco cognitivo, con un grupo en concreto.
Mientras más fusionado, más fanático.
Entonces, ahí sí que reaccionas ya instintivamente a cualquier ataque o no, o comentario que se haga en contra de tu grupo.
Una crítica.
No soportas las críticas.
Eres visceral por completo.
Hay personas más racionales y personas más emocionales.
Las personas más emocionales se dejan arrastrar más por los fanatismos normalmente.
Por ejemplo, a ver, quien tiene...
Los líderes de cualquier grupo violento, fanático, son los más racionales.
Y tienen siempre a personas que dicen, este tío es el que podría ponerse...
Ya saben quién es la persona que se puede poner un chaleco de bomba.
Ya lo saben, porque es el más fusionado con el grupo.
Suena bestia, pero se ve.
Hay un sesgo de autoselección ya.
Es que el que más se cree, la creencia más fusionado con el grupo, es el indicado para ello, para realizar estos actos.
¿Qué es lo que más se puede poner en contra de tu grupo?
Quizá por eso también es tan fácil que aparezcan polarizaciones, por ejemplo, en deporte, en salud, en todo.
O sea, igual que a nivel político, yo lo veo en el entrenamiento, en el deporte.
Mira que cada vez sabemos más, ¿no?
Y cada vez sabemos que el mundo es más interconectado, más complejo.
O sea, que no hay ni un bando ni el otro, ¿no?
Que todo depende.
Y, sin embargo, cada vez, si tú lo ves en redes sociales, por ejemplo, hay más polarización.
Entonces, imagínate, gente que no, solamente que come grasa y solamente carne.
Y otro, no, solamente carbohidratos.
¿En el entrenamiento solo alta intensidad y fuerza o solo baja intensidad?
¿No es como que, pese a que cada vez sabemos más, parece que la gente tiende a polarizarse de forma, no sé, como automática?
Sí, se generan grupos antagónicos.
Pero es por lo mismo, ese instinto de pertenencia.
Yo pertenezco a un grupo y es que lo podrías extrapolar a miles de ideas.
Las vacunas, antivacunas, no vacunas, antiinteligencia artificial.
La inteligencia artificial es el demonio.
No, es Dios.
Todo funciona así, mucho más en redes sociales, porque ahí no hay responsabilidad alguna, lo que tú digas.
Tienes un altavoz brutal y, de hecho, hay muchos estudios que se han hecho en Twitter de las polarizaciones.
Y es curioso verlo gráficamente, cómo todas las ideas basculan, derecha, izquierda, siempre, y competimos.
Pero bueno, de hecho, la competición es la base de progreso, paradójicamente.
¿Cómo entraría, por ejemplo, el ejercicio, el salir a ponerte en forma o hacer ejercicio porque te gusta,
dentro de estas emociones básicas que me comentabas, o dentro de estos sentimientos de supervivencia o dominación o pertenencia?
Yo diría que si tuviera que reducir la búsqueda del crecimiento personal, porque no deja de ser crecimiento personal tanto intelectual como físico como emocional, en el instinto de dominación.
Lo que pasa es que no siempre, no sé, no solo es crecimiento personal, o sea, muchas veces es simplemente disfrute.
O sea, yo, por ejemplo, ahora cuando terminamos la charla, voy a coger la bici y me voy ahí y voy a estar hasta que anochezca, cuatro horas de bici.
Y eso no lo... Bueno, a ver, si lo hago por salud, pero mi mayor motivante justo ahora quizá no es la salud, es simplemente disfrutar, ¿no?
El placer. Ahí entraríamos también en las motivaciones, motivaciones extrínsecas o intrínsecas.
Las motivaciones... Esto sería una motivación intrínseca. Lo que tú sientes lo hago porque siento que me hace bien, me genera placer, ¿vale?
Bueno, de hecho, tú luego tienes que saber mejor que yo la cantidad de sustancias, las endorfinas que genera el cuerpo cuando haces ejercicio.
Que pueden incluso superar a cualquier droga de diseño el bienestar que generan y no generan efectos secundarios nocivos para el cuerpo.
La motivación intrínseca tiene la ventaja en comparación con la extrínseca, que sería, por ejemplo,
Manu, pégate cuatro horas de bici y te pago 200 pavos.
¡Oh, qué guay! Pero no nace dentro de ti. No lo vas a disfrutar igual que cuando nace dentro de ti.
El objetivo no es disfrutar de la bici. Son los 200 euros.
Lo mismo que ir a trabajar. Esa carrera de la rata.
No, sí. Mi trabajo no me llena. Lo hago por lo que cae a final de mes.
Esa es motivación extrínseca.
Y bueno, entiendo también que mucha gente trabaja en un trabajo anodino para tener esa recompensa económica
y utiliza el deporte para conseguir su ikigai, lo que te llena realmente.
Claro, me parece interesante que lo digas porque al final parece que, no sé, parece como que está de moda
criticar a la gente que se toma en serio el ciclismo sin ser profesional, ¿no?
Pero como que se toma en serio la lectura, la pintura, ver fútbol con los colegas y se hace súper fan.
O sea, yo creo que siempre y cuando no dejes de lado todo el resto de tu vida por ello, ¿no?
O sea, imagínate, si tú por entrenar mejor en el ciclismo te dejas tu trabajo
y por dejarte tu trabajo a tus hijos les va a faltar de comer en la mesa,
pues obviamente me parece un comportamiento que no es adecuado.
Pero cuando tú tienes tu trabajo bien, ¿no?
Que es la mayoría de deportistas que entrenan, ¿no?
Ellos tienen su trabajo.
Además, generalmente, pues son gente que le va bien, ¿no?
Que curran muy duro.
Y luego tiene el extra del ciclismo que hace estar vivos, que es un hobby sano, ¿no?
Donde pueden seguir mejorando cada día, ¿no?
O cada semana, ¿no?
Donde se ponen al límite, donde están centrados y encima mejoran la salud, ¿no?
O sea, a mí no me parece que sea algo criticable, ¿no?
O sea, al revés, ¿no?
Yo creo que es algo deseable.
Claro, pero es el...
Bueno, como todo.
El equilibrio.
Buscamos el equilibrio.
Si puedes mantener un equilibrio entre familia, tu pasión, que podría ser tanto el deporte
como hacer gallumbos para pájaro, por ejemplo.
No sé si me explico.
¿Qué más da?
Es lo que te llena realmente.
Entonces, si encuentras un equilibrio, perfecto.
No haces daño a nadie.
Y lo que comentabas de la crítica, claro, ¿de dónde viene la crítica?
¿De qué grupo viene la crítica?
No vendrá de alguien que tenga tu pasión.
Vendrá de alguien extraño a tu grupo.
El exogrupo criticará porque este está loco.
¿Cómo se pega tantas horas de bici?
¿Cómo vigila tanto la comida?
Pero en realidad, si lo piensas también, hay un poco de también otra cosa en el instinto.
Un instinto que tenemos todos es el de compararnos con los demás.
La comparación.
Siempre estamos comparando.
Y eso da miedo.
Decir, ostras, quizás yo veo que tú te cuidas y yo no.
Y a nivel deporte, dieta.
Y me vuelvo o vuelvo mi comunicación pasivo-agresiva.
Ahora intento, haciendo la gracieta, meterme con tu modo de vida.
¡Hala, pero cómo que no comes, no sé, cómo que no te comes unas, no sé, dos kilos de patatas fritas!
No, porque verás, yo, en cierta manera, se envidia.
Porque yo no lo hago.
Pero todo esto es a nivel inconsciente.
No se hace conscientemente la crítica.
No sé.
Sí, sí.
De hecho, bueno, yo diría que la crítica viene muchas veces también de gente que a lo mejor le gustaría hacer eso, ¿no?
O tener más tiempo para entrenar, por ejemplo, y no pueden.
Porque por su H o por B, o su trabajo no les permite eso.
O no están dispuestos a sacrificar lo que otra persona sacrifica, ¿no?
Porque al final siempre vemos lo bonito y no lo malo, ¿no?
Es como si tú te crees, mira qué bien están Visto y Manu, yo qué sé, trabajando desde casa, de tal y cual.
O sea, y no ven a lo mejor todo lo que hay por detrás, ¿no?
Pues aquí lo mismo.
Yo creo que a estas críticas le vienen sobre todo de gente que le gustaría a lo mejor hacer más deporte y no puede.
Y dice, ah, pues es que te estás dejando a la familia.
Pero es como nos pasa a nosotros.
O sea, yo lo he visto a tres niveles.
Si eres ciclista, te critican los ciclistas.
Cuando eres entrenador, te critican otros entrenadores.
¿Sabes?
Cuando te pones una reseña fantasma de una estrella, muchas veces los pillas y es otro entrenador.
Y ahora, cuando haces cursos, te critica gente que hace otros cursos, otros másteres, ¿no?
Al final, como siempre te critican tus padres.
¿Qué es eso?
Defensa del estatus.
Me veo amenazado porque eres un nuevo factor, una nueva amenaza que ha aparecido en mi grupo.
Y tengo miedo a perder territorio, a perder mi estatus, mi nivel.
Es miedo realmente.
Mira, hablando de emociones, moviliza el miedo, moviliza ese ataque, esa defensa.
Quiero defender mi estatus, entonces te critico.
Pero no porque realmente seas mejor ni peor, sino me estoy comparando y salgo perdiendo.
En mi comparación subjetiva.
Ojo.
Exactamente, sí, sí.
Luego hay una cosa del ejercicio que lo publiqué el otro en un Reels, ¿no?
Que claro, podríamos decir que, además tú lo has dicho antes, ¿no?
O sea, el sentimiento de tristeza, por ejemplo, si se perpetúa en el tiempo, te va llevando a la depresión, ¿no?
O sea, los pensamientos que más se repiten o los estados emocionales que más se repiten se van fortaleciendo, ¿no?
Se van estabilizando.
Y eso te hace entrar ya en pensamientos rumiativos, ¿no?
Sí, sí, sí.
Sisteza, ansiedad, depresión.
Y hay una cosa, por ejemplo, que dicen a través castellano, bueno, no lo dice ella, sino que está investigado,
que al final las actividades que hacemos cambian, por ejemplo, un poco la conexión entre las neuronas o los ritmos a los que se conectan, ¿no?
Y a lo mejor cuando tú estás en un pensamiento rumiativo estás con ritmos más altos y cuando haces ejercicio o actividades creativas son ritmos que bajan y que se acoplan, ¿no?
Unas conexiones neuronales que teníamos que hacían el pensamiento rumiativo y te permiten cambiar a otro estado de pensamiento o de emociones, ¿no?
Y que por eso a lo mejor el ejercicio, por ejemplo, en una persona que tenga mucho estrés, ¿no?
Que son la mayoría, pues le puede servir a salir de ese estado, ¿no?
Igual que a lo mejor la meditación, pero el ejercicio también te permite, que es verdad que a mí me ha pasado, ¿no?
Que a veces tienes como todo el peso del mundo en tu hombro y te vas a la montaña y haces dos horas de ejercicio y vuelves, como tú dices, ¿no?
Flat, tranquilo.
Sí.
No sé si lo ves como una medida terapéutica al fin y al cabo.
Desde luego, pero como hemos comentado, cada persona es un mundo.
Existen rasgos de personalidad.
Uno de ellos en concreto, al que le presto mucha atención, es el neuroticismo.
¿Qué es el neuroticismo?
Que viene también de nervio, ¿no?
Esta persona está mal de los nervios.
Es neurótica.
Es un rasgo de personalidad que todos tenemos.
Se podría decir que es un nivel de activación.
O la capacidad que tenemos para sentir estados emocionales negativos.
No me gusta decir negativos, pero malestar, malestar emocional.
Facilidad para tener malestar emocional.
Quien tiene el rasgo neurótico muy acusado, mucha activación, es muy hipervigilante, tiene mucha facilidad para entrar en el pensamiento rumiativo o estados de ira.
Es fundamental y, de hecho, lo recomiendo.
Es liberador el deporte para las personas que tienen ese cableado.
No tiene nada de malo tener ese cableado, sino que es como si...
Espera, lo explico de otra manera.
Hablando del cableado, hay personas que tienen su estado basal de ansiedad.
Imaginemos un potenciómetro.
Potenciómetro de 0 a 10, de volumen, de la realidad.
Hay personas que al 2, viven al 2 y tienen horchata por sangre.
Estas personas, como tienen su estado basal de estrés o de ansiedad muy bajo,
pero por la propia epigenética o genética de su cerebro, sus conexiones neuronales son así.
Seguramente sus padres o sus padres es así.
Esta persona soporta mejor los estresores del entorno.
Tiene más facilidad.
¿Por qué?
Porque tiene esa configuración cerebral.
Otras personas, ese volumen lo tienen al 7, el estado basal.
Pues esa persona saturará a alguien, llegará a su límite de disfuncionalidad antes que esa persona que está al 2.
Por lo tanto, el ejercicio en este caso sería totalmente recomendable.
Es que se nota.
Recomiendas a alguien con mucha activación, hipervigilancia, el deporte,
y es que toda esa energía, es como si le sobrara energía.
Demasiada energía.
¿Y qué haces cuando tienes demasiada energía?
Pues si estás parado, dale al coco.
La potencia es todo en el coco, que también es un gran consumidor de azúcar y de energía.
Pues, o sea, totalmente de acuerdo contigo.
El deporte, para según qué personas, genial.
¿Y qué diferencia podemos encontrar entre las emociones y los pensamientos?
O sea, ¿hasta qué punto, por ejemplo, creemos que somos responsables de lo que pensamos?
Y no simplemente, como dicen algunos autores, ponemos o encontramos explicaciones racionales a decisiones que ya habíamos decidido por nosotros antes que nosotros.
Aquí vamos a poner más complicado todavía el asunto.
A ver, existen emociones básicas, como hemos comentado, y sentimientos.
Muchas veces se confunden.
Incluso hay autores o psicólogos que también los mezclan.
Sentimiento de tristeza.
No, tristeza es una emoción.
El sentimiento, cuando...
Hemos hablado de las seis emociones básicas.
Cuando interviene en el humano el pensamiento...
Y se cruza con la emoción, hablamos de sentimientos.
La emoción dura muy poco.
El miedo dura muy poco, dura algún minuto.
La emoción básica en sí.
Pero el sentimiento, que es cuando actúa el pensamiento...
Esa emoción se convierte en sentimiento.
Sentimiento de decepción.
Sentimiento de traición.
Sentimiento de injusticia.
Sentimiento de vergüenza.
O emoción secundaria.
La vergüenza, por ejemplo, es una emoción o sentimiento secundario...
De la emoción de miedo.
Deriva de la emoción de miedo.
La ansiedad deriva del miedo también.
La frustración deriva de la ira.
Sentimiento de frustración.
Pues ahí interviene la mente.
Lo que imaginemos en la ansiedad, por ejemplo.
En los escenarios futuros, como tenemos la capacidad...
El humano tiene la capacidad, el cerebro humano, de viajar en el tiempo.
Hacia el pasado y hacia el futuro.
Pocas veces está en el presente.
Es muy difícil.
Por su propia estructura.
Cuando viaja al futuro...
Y empiezas a crear en imaginación escenarios hipotéticos futuros, que normalmente son catastróficos...
Aumenta la ansiedad.
Activas las amígdalas.
La emoción de miedo.
Cuando miras hacia el pasado...
Activas la ira.
¿Por qué la ira?
Porque la ira es agresión.
Pero no agresión hacia otro, sino a ti mismo.
Autoagresión.
Deberías.
Los deberías.
Debería haberle dicho que...
Tenía que haber hecho esto y no lo otro.
Ahí generas sentimiento de culpa.
Y la culpa es...
Viene derivada de la ira.
Y después, si machacas mucho...
Te aparece la tristeza, la emoción de tristeza.
Cuando atacas mucho al sentimiento de culpabilidad.
Todo es un sistema complejo, realmente.
¿Y tú crees que nuestras acciones al final terminan derivando de estas emociones básicas y después de estos sentimientos?
¿O somos racionales?
O sea, por ejemplo, cómo me comporto, las cosas que hago dependen de mí.
O sea, de un pensamiento racional, de pros y contras.
O realmente de que mi emoción de miedo me está gritando esto y yo lo traduzco.
Sí.
El autoengaño o el mecanismo de defensa.
La mayoría de veces tenemos mucha facilidad para engañarnos o escapar del malestar emocional.
Para que haya estabilidad emocional o homoestasis emocional necesitamos ser coherentes entre lo que hacemos y lo que deseamos.
Si existe coherencia, no hay malestar.
Cuando hay incoherencia, hay malestar.
Y entonces es ahí cuando entramos en lo que tú dices.
Quizás distorsionamos racionalmente nuestra conducta o justificamos nuestra conducta para que encaje con nuestros instintos.
Es decir, por ejemplo, un ejemplo sería...
Tengo mucho miedo a los conflictos, a enfrentarme a los conflictos.
Entonces, imagínate, estás en la cola de un súper.
Alguien se te cuela adelante.
Hay una injusticia porque hay un orden de cola.
No es justo que una persona se te ponga adelante cuando tú llevas, no sé, media hora haciendo cola para comprar algo.
Entonces, te domina el miedo al conflicto.
Y no te atreves a decirle a esa persona de, oye, perdona, pero estaba yo antes, te has colado, etc.
Porque lo interpretas como un enfrentamiento a esa persona.
¿Qué haces si te domina la emoción de miedo?
Para después no sentirte culpable.
Es decir, no he sido capaz, para evitar ese sentimiento de culpa, la activación de la ira y autoagredirte.
Es decir, no le he dicho nada, no he sido capaz.
Y atacar a tu autoestima.
A tu autoestima cae porque te culpabilizas.
¿Qué haces?
Pues dices, voy a racionalizarlo.
Bueno, era una señora mayor, pobrecilla, bueno, tampoco voy bien de tiempo, o bueno, ¿qué vamos a hacer?
Es un maleducado, yo estoy por encima de él.
Son mecanismos o racionalizaciones, autoengaños que te haces para no llegar a la culpabilidad de no haber vencido tu miedo.
No sé si me he explicado.
Yo diría que sí, mira, te lo traduzco, por ejemplo, yo creo que algo típico es cuando alguien no entrena sabiendo que tiene que entrenar.
Yo qué sé, llega y le da la pereza, se queda en el sofá y no hace el entrenamiento.
Y claro, ¿qué tendemos?
Pues eso, a ponernos excusas para encontrar esta coherencia entre lo que he hecho y lo que quiero.
Pues necesito autoconvencerme y digo, bueno, la verdad es que hacía frío, es que hoy no era el día, es que tengo que, yo qué sé, te inventas excusas.
Y ojo, que no digo que no haya excusas que puedan ser válidas o mejores incluso que entrenar, pero la mayoría de las veces, seguramente, simplemente la estamos buscando porque no hemos sido capaces de hacer lo que necesitamos.
Lo que necesitamos, que bueno, que aquí podríamos entrar en un melón, que si quieres lo vamos a tratar en la clase del curso, si te parece, que es cambio de hábito.
Yo creo que es interesantísimo porque es la madre del cordero.
Bueno, lo que has comentado es evitar el sentimiento de culpa. La culpa es un sentimiento jodido, o sea, genera mucho malestar.
Entonces, buscas excusas o racionalizaciones, que es un mecanismo de defensa de racionalización, para justificar y decir, bueno, pues, que es fantástico.
O sea, lo malo como todo, si abusamos de estos mecanismos de defensa, existen, podríamos entrar, pero ya no vamos a liar a otro K, mecanismos de defensa de primer nivel y de segundo nivel.
Unos son más infantiles y otros más adultos.
Racionalización sería un mecanismo de defensa de segundo nivel o segundo orden.
Si abusamos de ellos, distorsionamos por completo la realidad, ¿vale?
Y eso, al fin y al cabo, llegará un momento en que la realidad nos golpeará, de alguna manera.
Y te dirá, eh, no puedes seguir por aquí.
Hasta aquí, aquí ya no te sirve tu mecanismo de defensa.
Y, bueno, es que todo es, bueno, como tú comentas, un sistema complejo.
Complejo, pero...
Exactamente, un sistema complejo que tiende a sus atractores, ¿no?
Y por eso, por ejemplo, en el libro de Thinking System, Donela Meadows habla de que las dos fuentes principales para cambiar el comportamiento de un sistema son los paradigmas.
O sea, digamos, la cultura en la que estamos involucrados, ¿no?
Que lo que te dice, esto es bueno, esto es malo, ¿no?
Como nuestra moral.
Y luego los objetivos, ¿no?
Porque al final el sistema puede cambiar su funcionamiento en base a qué objetivo tienes, ¿no?
Porque nosotros la funcionamos de una forma porque estamos hablando tú y yo, pues, por el ordenador.
Pero si en vez de estar hablando contigo a lo mejor estuviese viendo Netflix, pues la forma en que mi cerebro piensa o las conexiones que se generan serían diferentes, ¿no?
Sería en un estado más parasimpático, más relajado, ¿no?
Que hablando contigo.
Y entonces yo creo que el problema de la mayoría de veces que queremos hacer algo y no lo hacemos, ¿no?
O sea, quiero hacer deporte, quiero ponerme a dieta, pero no lo hago.
Es porque realmente mi objetivo todavía no tiene tanta fuerza o no es el que yo creo.
No está definido. Es muy abstracto todavía.
No lo tienes claro.
Sí, bueno, me quiero poner en forma.
Esto es otra cosa importante también.
Las lógicas de la mente.
Toda comunicación es lógica.
Entonces, son premisas.
Hay que huir de los universales.
Hay que ser concreto.
Es decir, oponer apellido a los objetivos.
Es decir, me quiero poner en forma.
Vale.
Es muy amplio ponerme en forma.
Ponerte en forma, ¿cómo?
A aumentar de masa muscular, tonificar dieta, ponerte en forma que es hacer estiramientos, ¿vale?
Entonces, me quiero poner, lo ideal es ir al particular, del universal al particular.
Me quiero poner en forma para lograr este objetivo, ¿vale?
O objetivos concretos.
Peso 80 y quiero llegar a pesar 70 en tal fecha y trazar nombres y apellidos.
No solo el nombre.
Ponerme en forma.
Es genérico.
No sé si se entiende o me he explicado.
Hombre, yo diría que sí, ¿no?
Al final es eso.
Tener, claro, ya no solo el objetivo final, sino los pasos que voy a ir dando, ¿no?
Y está claro que a lo mejor, si tú quieres, imagínate, si tú quieres perder 10 kilos,
es como algo muy abstracto y además que se ve como muy lejos.
Hostia, 10 kilos, ¿no?
Desde aquí a cuánto, 6 meses.
Es como, lo ves tan lejos que no tomas acción.
En cambio, si te lo bajas a día a día, lo que te he dicho antes, ¿no?
Come un día y haces check y piensa, venga, un día más, ¿no?
Es como que te vas retroalimentando, que lo vas consiguiendo porque tu objetivo deja de ser
perder 10 kilos a ser, hoy no voy a comer comida chatarra.
Bueno, no, pero tienes que poner en el calendario, yo pondría, por ejemplo,
tú vienes a mi consulta y yo te digo, tú me vienes, me quiero poner en forma, vale.
Está el cómo, una cosa es el cómo y otra el objetivo concreto.
El cómo quizás ya lo sabes, porque todo el mundo sabe que es hacer ejercicio y comer sano.
Yo no te voy a explicar cómo hacerlo, aparte que yo tampoco, tú eres el especialista en esto, yo no.
No te lo podría explicar el cómo, pero sí te podría decir, vale,
pero ¿cuál es tu objetivo concreto de estar en forma?
O sea, quiero perder tantos kilos, quiero estar a conseguir este IMC de masa muscular y tal, vale.
¿Cuándo?
¿Qué?
¿Cuándo?
¿Para qué?
Por ejemplo, podrían ser tres preguntas.
Porque tengo que hacer un Ironman, porque tengo que, en tal fecha, vale,
pues marcarlos, con nombres y apellidos, los objetivos.
Y, claro, luego si ya sabes el cómo, pues mucho más fácil.
O sea, ese para qué tiene mucho sentido.
De hecho, tú sabes que, bueno, por ejemplo, el punto al que nos agotamos, ¿no?
¿Cuánta cantidad de ejercicio, de esfuerzo, de dolor estoy capaz de soportar antes de rendirme y bajar el ritmo?
No es el mismo entrenando que entrenando con amigos o que en una competición, ¿no?
En una competición, por ejemplo, los deportistas comúnmente llegan a límites que no podrían llegar entrenando.
Y es por este para qué, ¿no?
Porque el beneficio que estás obteniendo, ¿no?
Digamos que estás ahí en una negociación continua entre el daño que tienes a nivel fisiológico,
que te está generando, pues, esa pérdida de energía, ¿no?
Ese coste energético versus el beneficio para la supervivencia que tienes.
Y, claro, tu beneficio en un entrenamiento, pues, es ese sentimiento de que estás haciendo el bien,
de que te estás poniendo en forma, ¿no?
Pero es algo como muy en el futuro.
En cambio, en una competición lo ves al instante, ¿no?
O sea, ves ahí que estás consiguiendo esa mejora, por ejemplo, de estatus, ¿no?
Esa mejora de ranking, ese sentimiento de bienestar que vas a tener si consigues la medalla
o ya imagínate en el deporte profesional, pues, en un Tour de Francia,
si vas a ganar una etapa del Tour de Francia, vas a ser capaz de esforzarte muchísimo más
que si estás en el vagón de cola esforzándote solamente por terminar la etapa
que no vas a tener ningún premio, ¿no?
Entonces, ese objetivo, en realidad, es el que hace que tú puedas esforzarte mucho más, ¿no?
Y creo que podríamos extrapolarlo también al resto de actividades cotidianas, ¿no?
Desde estudiar una carrera o cualquier trabajo, ¿no?
O sea, el objetivo claro y fuerte es el que te atrae a ser capaz de esforzarte más.
Una metáfora que me gusta es, por ejemplo, tienes que llegar a la cima de una montaña.
Tú no estás mirando, cuando levantas la vista, ves la cima de la montaña,
pero cuando estás subiendo solo ves las rocas esquivando un valle, otra colina.
Pero cuando te pega el bajón, ¿qué tienes que hacer?
Volver a levantar la vista y, ostras, estoy más cerca de la montaña, de la cima que quiero...
Bueno, mirar al horizonte, ¿no?
Levantar la vista.
Entonces, bajar otra vez.
Venga, pam, pam, pam, paro.
Tengo bajón.
Mirar hacia arriba.
He recordado ahora, cuando hablabas de esto,
vi el otro día en la noticia que, no lo sigo mucho,
pero Nadal creo que ha estado un año sin hacer nada.
Y porque tenía una serie de lesiones, se ha tenido que operar o no sé.
Estoy convencido de que ha tenido que tener varios bajones serios de ánimo en este año.
Seguro.
O sea, es que es imposible que no los haya tenido.
Porque es un, bueno, es un deportista de primer nivel y eso implica una serie de responsabilidades, ¿no?
Es como Peter Parker, un gran poder implica una gran responsabilidad.
Pues, él, imagino que se programó.
Me tengo que operar de esto y esto, el plan, a corto plazo o medio plazo.
Pam, y voy a tener esta serie de, el itinerario para, dentro de un año,
tengo que jugar el campeonato de no sé qué.
Esa sería su meta a largo plazo.
Pues, bueno, comenzaría con una operación, con una recuperación, con un...
Y sus emociones han tenido que ir oscilando.
Desde la euforia de, ostras, del momento de ese día que me encuentro fenomenal,
al día siguiente se encontraba fatal y le afectó al estado de ánimo.
Y así habrá sido una montaña rusa de emociones, hasta que ha llegado a su objetivo.
Esto que dices es muy interesante y muy aplicable, ¿no?
Es una de las cosas que a mí me parece que quizá por eso la gente empieza a tener problemas
con las redes sociales o de ánimo porque solo ves los altos de la gente, ¿no?
O sea, tú ves a Nadal, ¿no? Ganando un premio, haciendo esto por la gente, tal.
Y no ves esos ciclos que dices, ¿no?
Que seguro que ha estado deprimido, que ha estado triste, pero igual que cualquiera, ¿no?
Cuando digo Nadal, digo todo.
O sea, me da igual, es contador, valverde, cualquier ciclista, cualquier...
Cristiano Ronaldo, Messi, seguro, ¿no?
Que han tenido estos artibajos, pero no los hemos visto, ¿no?
Yo en el libro que publiqué decía que al final creo que una clave de la gente que tiene éxito
o del deporte así de rendimiento a largo plazo es que tú estás hecho mierda.
O sea, días que estás malo, que no te apetece nada, que estás triste y aún así sigues, ¿no?
O sea, como en el ciclismo.
O sea, en el ciclismo tú hay etapas que vas muerto, que sufres, que no puedes seguir,
pero tienes que seguir para salir al día siguiente, ¿no?
Y es la diferencia que veo entre muchos deportistas, que cuando le vienen estos bajones
pues hay mucha gente que se atora y lo deja, ¿no?
En el deporte yo lo veo mucho, ¿no?
Le vienen dos maldadas, ¿no?
Caen aquí al foso y como no siguen, pues desaparecen, ¿no?
Y otra gente cae al foso, pero sigue, sigue, sigue y va subiendo, ¿no?
Y va haciendo estas dinámicas fractales cada vez más altas, ¿no?
Bueno, el para qué es el para qué.
Y si no tienes respuesta a esa pregunta, la motivación desaparece, claro.
Claro, y no sé si el para qué se puede cambiar o lo tenemos de serie
y si podemos saberlo de alguna forma.
Ah, ostras, qué pregunta más compleja.
¿Es difícil?
Es muy, muy difícil.
Es que, claro, es que es...
Ahí entraríamos en la personalización.
Es que cada uno tiene su talento,
tiene su historia vital,
sus miedos,
sus pasiones,
sus...
Seres.
Complicado.
Yo creo que cada persona tiene su...
Bueno, de la misma forma que cada cerebro es distinto,
cada persona tiene su motivación intrínseca.
Hay personas que
con estar en...
Tener esa certidumbre,
ya están bien.
Ya están, ya están felices con su trabajo estable,
con su...
Su vida más o menos organizada con...
Ya está, y es genial.
Yo envidio a esas personas realmente.
Que a veces es...
Incluso la persona que tiene más inquietudes sufre más
que esa persona porque
tiene algo dentro que le impele a ser proactivo,
no reactivo.
Bueno, totalmente.
Es que al final la inquietud es como un dolor.
O sea, te...
Te hace moverte,
pero porque el dolor te hace moverte, ¿no?
Al final todo está cableado en el organismo.
Si tú no tienes dolor y estás de puta madre,
no te vas a poner a aprender algo
que ni te va ni te viene, ¿no?
O sea,
que nosotros a lo mejor a veces
nos hemos ido a...
A temas o a cosas que...
Que le hacemos simplemente por gusto, ¿no?
Sin necesidad.
Porque tiene ese...
Ese dolor, ¿no?
Ese sentimiento de que no lo necesitas.
Y te genera bienestar.
Eso que estás haciendo, estudiando o...
Y bueno,
¿por qué no entramos ya en la evitación
que serían
cuando tu entorno te está
superando
y necesitas evadirte con las drogas,
por ejemplo?
Ese sería otro tema.
Sería opuesto totalmente
a lo que estamos hablando.
Claro, sería un mecanismo a lo mejor defensivo, ¿no?
O sea, igual que pueda parecer una depresión,
o sea, habrá gente que tiende a la depresión
y gente que a lo mejor por su entorno,
porque vive en una zona
o hace acceso a droga,
porque lo ha visto en sus amigos,
o por lo que sea,
a lo mejor le da por la droga, ¿no?
Droga es evitación.
Es huir.
Es huida.
Hay algo que no te puedes enfrentar
por X razones
y esa sustancia te genera
un bienestar al principio
que después con la tolerancia
se va reduciendo ese bienestar
y ya entras también a otro círculo vicioso
por refuerzo negativo
porque ya no puedes dejar de tomar esa sustancia
porque te encuentras peor
que si no la tomaras
y acabas enganchado.
Bueno, es la base de las adicciones,
el funcionamiento de las adicciones
y es huida.
Tu entorno te estresa
y necesitas escapar de alguna forma,
de alguna forma artificial.
Claro, al final el organismo busca
o explora formas de mejorar,
pero claro, a corto plazo, ¿no?
O sea, digamos de formas
siempre subóptimas, ¿no?
Satisfaciendo las necesidades instantáneas,
pero no puedes pensar
en la mejora absoluta, ¿no?
Así es como evolucionan las especies,
no pensando en ser la mejor especie
que existe en el universo,
sino cambios que van subiendo escalones
hasta que llegan a un óptimo,
porque creo que no es máximo,
que es un máximo.
De hecho, casi todo lo que trato en terapia
o se trata en terapia es enfrentarte,
o sea, pasarlo mal,
es intentar dejar evitar situaciones
que te generan malestar
y enfrentarte a ellas
para que exista un cambio.
todo, o sea,
es una manera de sufrimiento,
enfrentarte al sufrimiento voluntariamente
es una manera de sublimar un estado,
cambiar de un estado
que no quieres o no te interesa
o no estás a gusto con él,
a un estado diferente.
Bueno, ya concluyendo la entrevista,
yo creo que con lo que hemos dicho aquí,
sí que llevándolo al mundo del deporte,
o sea, creo que tenemos,
como tú has dicho,
una herramienta alucinante
para todo esto, ¿no?
Hay algo que nos piden los géneros,
o sea, dentro de este objetivo
de sobrevivir.
Y por eso también,
oye, creo que el control
que has dicho tú,
de esto de la personalización,
creo que tenemos que evitar
esas generalizaciones
o esas críticas absurdas
a la persona que es que se centra
en la bici, ¿no?
Dices que se entrena mucho,
entrena poco,
siempre te van a criticar,
pero me parece que yo creo
que la gente inteligente,
la gente que entienda
un poco cómo funciona el organismo,
tiene que pensar un poco más allá
de eso, ¿no?
Y ver, oye,
esta persona en su contexto único
le viene de puta madre
a entrenar más
o hacer lo que quiera, ¿no?
Porque para eso es libre
y no estamos para jugar.
Hay que tener en cuenta
que si tú quieres hacer algo
diferente a la masa,
al grupo,
vas a ser divergente.
Y ser divergente,
no convergente con el grupo,
conlleva crítica.
Eso va asociado.
Mientras más crítica,
bueno, quizás sería un indicador
de que vas por buen camino,
al contrario.
Yo haría esa lectura.
No es algo negativo
que te ataquen incluso.
Algo estoy haciendo bien
porque el grupo
se siente amenazado
por mi divergencia.
Siempre del ataque
está loco.
El que diverge del grupo
está loco.
Este tío está loco.
Pero también lo que diferencia
al loco del genio
es el éxito.
Por desgracia
o gracias a ello,
pero
he conseguido.
Sí, hay locos.
Sí, sí.
Hay locos que no son genios,
obviamente,
pero es que
es lo que tú dices
cuando alguien...
O sea,
es que las primeras personas
que dijeron
que la tierra era redonda,
pues la quemaron
en la hoguera, ¿no?
Entonces,
claro,
estas dos cosas.
Sí, bueno,
es que la crítica
siempre va a estar
y hay que observar
realmente,
analíticamente,
no emocionalmente,
a la persona
que te está haciendo
la crítica.
Porque puede ser,
normalmente,
si es alguien
que no es de tu grupo
de iguales,
va a ser crítica
destructiva.
Porque se compara,
se compara
y sale perdiendo.
Pero eso
habría que...
puede venir relacionado
con su baja autoestima,
quizás.
No tiene una baja autoestima,
aunque su autoconcepto
sea grande
o pequeño
y se compara
y sale perdiendo
y necesita atacar,
chupar energía
al otro,
quitar mérito,
quitar...
Pero, bueno,
comprendiendo esto,
uno se puede
inmunizar
ante las críticas
en este sentido.
Exactamente.
Son estrategias
evolutivas,
¿no?
En un grupo de monos,
como ponías tú
en un vídeo,
pues en un grupo de monos,
pues que no es más fuerte,
pues a lo mejor
se puede aliar con los otros
y decirle este,
tal, este...
Vamos a criticarlo,
por qué se ha hecho
no sé qué
y no sé cuánto
y claro,
se juntan cinco
contra uno
y ya es diferente.
Y es evolutivo.
El instinto de pertenencia
crea automáticamente
dos carpetas
en nuestro cerebro.
Nosotros
y ellos.
Entonces,
nosotros tenemos
unas características
en común
que son tu grupo
y están ellos,
los que no cumplen
esas mismas características.
Son los extraños,
los que amenazan,
la amenaza.
Y ya está,
y así funcionamos.
Esto es lo que hay,
básicamente.
Pues nada,
arreglado.
Ya está el mundo arreglado.
Pues bueno,
Víctor,
muchísimas gracias
por esta hora,
hora y diez
de charla.
Yo creo que ha quedado
súper interesante
y bueno,
ya nos vemos
la próxima
que va a ser dentro del curso.
Les pediré a los alumnos
que nos dejen así
preguntas
relacionadas
con lo que les interese,
¿no?
Y intentaremos también
aterrizar un poco
más ya en
pasos aplicables,
¿no?
De cara al entrenamiento.
Y bueno,
decir,
¿no?
Para quien quiera saber más,
pues que te pueden escuchar
en el podcast
de Psicología Ladrillazo
y también en tu canal de YouTube
que también se llama
Psicología Ladrillazo,
¿verdad?
Sí.
La verdad que
o sea,
está muy bien.
El podcast
está muy bien,
se hace muy ameno.
De hecho,
vamos,
no me puedo imaginar
cuánto trabajo
te puede costar
hacer un episodio.
O sea,
me parece una cosa
de locos,
y demuestra
la verdad
que una genialidad
que poca gente tiene.
Es mi ikigai,
es lo que me llena
realmente,
porque cuando haces algo
que te llena,
pues aunque sea
mucho trabajo,
pero
motivación intréseca.
si me pagaran,
no lo haría igual.
Sería más mecánico.
Seguro,
seguro.
Sí,
sí.
Bueno,
Víctor,
fue nada.
Muchísimas gracias
y un abrazo.
Un placer.
Hasta luego.
Hasta luego.