El rendimiento es salud. Ciclismo Evolutivo episodio 40.
Hola, bienvenidos y bienvenidas a un nuevo episodio del podcast Ciclismo Evolutivo. Ya sabéis,
el podcast donde unimos la ciencia con la práctica y la experiencia real para ofrecerte
información útil de verdad acerca de entrenamiento, nutrición, psicología y en definitiva todo aquello
que pueda hacerte mejorar el rendimiento y la salud. Y en el episodio de hoy vengo con un tema
que la verdad que tengo muchísimas ganas de tratar porque algo que estamos hartos de ver en
las noticias, en las redes sociales, incluso en congresos médicos, en lo que se dice la población
general y esta creencia o esta idea de que el rendimiento, sobre todo el rendimiento a alto
nivel, no es saludable, que a veces está basado en algunos hechos que son irresfrutables, en que
hay muchos deportes, muchos deportistas que acaban con lesiones a largo plazo, pero que a su vez va
contra las leyes un poco de la evolución y también, como os voy a demostrar durante el episodio,
contra lo que está diciendo la ciencia de facto. Entonces mi objetivo hoy es ver cuál es la relación
entre el alto rendimiento, ya no hablo de rendimiento, sino de alto rendimiento y salud,
cuando el alto rendimiento es salud, cuando es perjudiciar y reflexionar acerca de esta idea
o de estas relaciones. Para empezar, creo que hay un gran fallo en considerar la salud desde
un punto de vista dicotómico en el que pasamos a ver a alguien como sano o no sano, sin darle
graduación a esta escala. Quizás en la parte de la enfermedad o de la ausencia de salud,
que sería la enfermedad, sí que podemos entender que hay grados, porque puedes tener una enfermedad
transitoria, una E15, puedes tener una enfermedad que te incapacite un poco, puedes tener una
enfermedad muy grave que te incapacite mucho o puede llegar a la muerte. Entendemos que hay
una graduación, pero parece que en el otro espectro, en la salud, en estar sano, como que
no hubiese graduación, como que ya está sano y ya no puede subir. No se entiende la salud como una
salud máxima, el máximo potencial que un ser humano puede sacar de su organismo. De hecho,
justamente lo que nos venden en las noticias, en los medios, en los congresos médicos, en Saber Vivir,
es que la salud óptima estaría en una moderación entre no estar ni muy en forma, ni muy poco en
forma, ni estar enfermo. Y esto la verdad que no tiene sentido desde el punto de vista evolutivo
y como veremos tampoco lo tiene en la ciencia. Nos venden que es estar sano, hacer tu hora de
caminar tardía, tu poco ejercicio en el gimnasio, andar un poco en la cinta, no estar ni muy gordo,
ni muy delgado. Y la realidad que nos vamos a encontrar es que cuanto más sano estemos,
cuanto más en forma estemos, más vamos a evitar a largo plazo las enfermedades. Vamos a ver adelante
en este episodio que la relación entre estar en forma y la longevidad o evitar enfermedades es
mucho más amplia de lo que se cree. Por tanto, el primero que tenemos que hacer es cambiar este
concepto de ver la salud como si estamos sanos o no estamos sanos y pasar a verlo como una escala
donde cuanto más sanos estemos mejor y más sanos que implica más en forma. ¿Por qué? Porque estar
en forma, tener buen rendimiento y estar sano son dos hechos que son inseparables, que llevan el
uno al otro. No se puede estar en buena forma si estamos enfermos ni se puede estar sano si no
tenemos un mínimo de capacidad física. Cuanto más nos acerquemos a nuestro potencial biológico,
más en forma estaremos y más sanos estaremos. Vamos a verlo primeramente desde el punto de vista
más lógico del sentido común de la evolución. Ya sabemos, si se había escuchado otros episodios
donde lo explico, que nuestros genes son en un 99,9999% exactamente idénticos a los del
paleolítico. Nuestro ADN está adaptado a un estilo de vida digamos salvaje, como cualquier
anima en la naturaleza, mientras que nuestra vida no lo está y es aquí donde empieza la mayoría de
enfermedades. Bien, nosotros como seres humanos, como Homo Sapiens, estamos evolutivamente diseñados
para movernos, estamos nacidos para andar. No sé si acordáis, bueno, imagino que sí, del libro
que se llama Born to Run, Nacidos para correr, que ha tenido muchas ventas y la verdad que de ese
libro se pueden sacar muchísimas cosas interesantes, casi todo lo que dice, pero cuando vas profundizando
te das cuenta de que la actividad, digamos, maestra del ser humano no era correr, sino andar. Nosotros
estamos diseñados para andar muchas distancias con poca fatiga. El ser humano es uno de los mamíferos
más eficientes que hay y en condiciones de calor es que más. Somos el mamífero con más potencial
de bajar nuestra temperatura corporal y mantener el ejercicio en condiciones de calor y eso es lo que
nos hacía la supervivencia tan exitosa en nuestro hábitat natural, que eran las largas llanuras,
las largas estepas de África. Hasta ahora, incluso yo mismo, teníamos esta idea, bueno,
un poco romántica de ser humano como depredador, como cazador, que realizaba la caza por
persistencia, que está documentado que existía, pero cuando profundizas de verdad en las investigaciones
parece ser que no éramos tan cazadores como creíamos y que la principal fuente de recursos
de ser humano era la recolección. Éramos capaces de hacer largas distancias y ir a por las frutas
que maduraban en cada momento, en cada área. La recolección y luego el vivir en tribu, que también
notaba esa ventaja de poder, bueno, defendernos y combatir a animales mucho más grandes y
potentes que nosotros. Y al final tiene sentido. O sea, el ser humano no es fuerte, no es rápido,
no es ágil. Realmente, aunque ahora nos venda un poco esta idea de salud como músculo, como
tener masa muscular, realmente por mucho que nos pongamos, no somos un animal fuerte, o sea,
en un cuerpo a cuerpo teníamos poco éxito y de ahí que, como digo, nuestra ventaja evolutiva y
lo que nuestros cuerpos esperan es recorrer muchas distancias, o sea, atletas de resistencia.
Somos débiles pero resistentes y eso es lo que nos ha hecho sobrevivir hasta ahora. Se cree o se
estima más bien que los seres humanos recorrían de media unos 10-15 kilómetros al día buscando
comida, la mayoría de ellos a unas intensidades muy bajas. De aquí también viene un poco el éxito
del entrenamiento polarizado que tan de moda se está poniendo ahora y no es más que reencontrarnos
un poco con nuestras cualidades, digamos, evolutivas. Y es que siempre desde el principio del tiempo
hemos hecho muchísimo deporte de muy baja intensidad, ya os digo, andando a intensidades muy bajas y
luego a ver si algunas fuerzas porádicos muy muy intensas para huir de peligro o en algunos casos
que pudiesen tener a lo mejor alguna presa a corta distancia o peleas.