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Inteligencia Artificial, Tecnología, Ciencia y Futuro! Bienvenidos a la 4ª Revolución Industrial 🚀 Inteligencia Artificial, Tecnología, Ciencia y Futuro! Bienvenidos a la 4ª Revolución Industrial 🚀

Transcribed podcasts: 213
Time transcribed: 5d 22h 50m 3s

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Seguramente, para muchos de nosotros, el juego de la vida de Kongwei ha sido uno de
esos descubrimientos vitales que, como una chispa, ha acabado por desencadenar en nuestro
interior una admiración absoluta por campos como las matemáticas, la biología o en mi
caso la informática. Recuerdo que fue este uno de los primeros sistemas de autómatas
que programé, y que tras haberlo hecho acabé completamente enamorado del resultado, pues
tras un funcionamiento tan sencillo, basado en muy poquitas reglas, se podía esconder
unos comportamientos e implicaciones de gran complejidad. Para quien no lo conozca hablamos
del juego desarrollado por el matemático John Horton Kongwei, quien planteaba un mundo
confinado en una regilla bidimensional, donde cada celda podía tomar dos estados, vivo
o no. El estado de cada celda dependería entonces, en cada iteración, del estado de
las 8 celdas vecinas, cumpliéndose estas sencillas reglas de aquí, que serían ejecutadas generación
tras generación hasta el infinito. Con esto, la naturaleza de este juego, dejar que sea
el estado inicial el que determine cómo va a evolucionar en el futuro el conjunto de células
del sistema, y pues de darse la combinación idónea, emergería de ella complejos patrones.
Una célula sola, inmediatamente se apagará por no tener a nadie en su entorno. Otras
configuraciones notarían sistemas que son inmutables, estáticos, atemporales, y en
otros casos tendríamos sistemas que si bien nunca dejan de cambiar, en realidad tampoco
dejan de ser lo mismo. Ahora, con la configuración correcta, podríamos conseguir un autómata
que podría avanzar, y una vez hecho el movimiento, el universo se mueve bajo tus pies. Configuraciones
sencillas pueden desencadenar grandes reacciones en cadena, y diseños iniciales más inteligentes
podrían producir cada vez autómatas de mayor tamaño y complejidad. De repente podrías
encontrarte con grandes naves que pueden navegar a la deriva en el espacio infinito, o a la
búsqueda de colisionar con otras civilizaciones desarrolladas en otros lugares del plano.
Y de la combinación correcta se pueden desarrollar lógicas sencillas como puertas AND o puertas
OR, y bueno, creo que todos sabemos qué tipo de combinaciones pueden surgir de esto. Incluso,
llevado más allá el juego, nos invita a pensar en las posibilidades de que nuestra propia
existencia sea solo un engranaje más que hace funcionar a otra simulación, como si
una ejecución recursiva se tratase. Un juego que ha servido de inspiración de muchos,
y que nos enseña cómo una sencilla regla de partida pueden ser suficientes para que
de ella puedan emerger comportamientos que nos recuerden a cómo funciona nuestra biología,
nuestra inteligencia, nuestras sociedades e incluso nuestro universo. Como en una sencilla
simulación podemos encontrarnos al mismo tiempo con la perpetuidad del mismísimo caos,
y con la fragilidad de todas aquellas cosas que pensamos que jamás podrían cambiar.
El juego de la vida es un reflejo simplificado del mundo en el que vivimos, un mundo dentro
de otro mundo, y en el que por muy complejo que todo sea, solo hace falta una pequeña
chispa para producir una reacción en cadena que lo cambie todo. Con la esperanza de que
estas palabras queden obsoletas muy pronto, quiero que todos reflexionemos ahora en 2020
en el impacto que cada uno de nosotros de manera individual podemos producir, de cómo
nuestra interacción con nuestro entorno más cercano puede ser el desencadenante de cambios
en el futuro que no podemos predecir, y que esto nos sirva para no olvidar que el juego
de la vida, al igual que tiene un comienzo, también puede tener un fin.