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Generació digital - Catalunya ràdio


Transcribed podcasts: 489
Time transcribed: 16d 13h 35m 20s

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Esteu escoltant Generació Digital i ho feu perquè esteu sindicats al nostre podcast
o potser perquè heu escoltat el programa d'aquesta setmana
on hem parlat amb Israel Márquez, autor del llibre Una genealogia de la pantalla,
del cine al telèfono mòbil, on es fa un viatge des de les grans pantalles
fins als dispositius que portem a les nostres butxaques.
Israel Márquez, moltes tardes.
Buenas tardes.
El inicio de la historia de las pantallas realmente empezó, como decimos, a lo grande, ¿no?
Empezó bien.
Sí, empezó con una gran pantalla, una enorme pantalla, ¿no?,
que servía para dejar impresionados un poco a los espectadores.
Y además, tú comentas, sobre todo al inicio del libro, que la pantalla se ha convertido en...
y aparte haces un símil, en una prótesis, y que dices que es una de las más importantes de nuestras vidas, ¿no?
Claro, digamos, la pantalla como dispositivo técnico se ha convertido en una prótesis fundamental
del mundo contemporáneo.
Si pensamos cómo ha evolucionado, o sea, esto empezó con una pantalla alejada, ¿no?,
que era la pantalla cinematográfica, que había una distancia entre el espectador y la pantalla.
Y la historia de la pantalla es una historia de la reducción de esta distancia, ¿no?
Hoy llevamos la pantalla en la mano, llevamos la pantalla, digamos, pegada casi a los ojos, ¿no?,
con el teléfono móvil, sobre todo, y pegado también, la distancia es cada vez más mínima
con respecto al ordenador, ¿no?
Entonces, la pantalla del ordenador y la pantalla del teléfono móvil lo que hacen es reducir
esa distancia tradicional que tenía la pantalla del cine o la pantalla de televisión, incluso.
Y se han convertido en indispensables, ¿no?, digamos.
Claro, es un objeto que, sobre todo la pantalla del teléfono móvil, ¿no?,
que es un objeto que es fundamental en el mundo contemporáneo.
O sea, los chavales, digamos, los niños, ya el otro día leía la noticia, ¿no?,
que ya con nueve años o con ocho años ya tienen sus primeros teléfonos móviles, incluso antes.
Entonces, son sujetos ya pantallizados.
De alguna manera nacen en un mundo de pantallas y que llevan la pantalla,
en este caso la del teléfono móvil, la llevan en su día a día, ¿no?, en su vida cotidiana.
Por tanto, ya son sujetos que nacen acostumbrados a manipular pantallas.
Y, de hecho, explicas que se han sugerido nuevas ramas del saber,
como la pantallología o la screenology, ¿no?,
que un poco estudia justamente esto, ¿no?
Sí, la pantallología es un aspecto que estoy ahora mismo estudiando
porque, digamos, está como intuido en algunos autores,
pero no se ha dado a desarrollar.
O sea, la pantallología lo que sería, sería, digamos,
estudiar los medios de comunicación, las experiencias culturales,
tomando, digamos, como punto de referencia o punto de partida a la pantalla.
Por ejemplo, pensemos en el turismo, ¿no?, que es una experiencia, digamos,
contemporánea, cultural, etcétera.
Sería, digamos, estudiar todo el mundo del turismo desde la perspectiva de la pantalla.
Es decir, cómo la pantalla ha mediatizado todos los procesos turísticos
y cómo eso, digamos, afecta a la práctica turística,
a la práctica, digamos, de visitar ciudades, de informarnos sobre ciudades.
Hoy en día el turismo es pantallizado, ¿sabes?
Es una experiencia que pasa por las pantallas.
Entonces, eso se puede hacer con cualquier medio de comunicación.
Pensemos en el periodismo también, que es un formato, digamos,
que no estaba vinculado a la pantalla, ¿no?
Los periódicos nacieron en un papel impreso
y hoy en día, pues, han sufrido este proceso de pantallización, ¿no?
Entonces, sería una rama muy interesante que yo sigo, digamos, orando.
En el libro este únicamente lo apunto, ¿no?
Pero sí que es un trabajo futuro desarrollar, digamos,
las implicaciones teóricas de una pantallología,
que sería el estudio de las pantallas.
A mí la parte que más me ha gustado del libro,
quizá porque desconocía, es la historia del cine,
la historia de las pantallas del cine.
Todo empezó en 1895, ¿no?
Donde dos hermanos, digamos, inventaron una cosa absolutamente alucinante, ¿no?
Claro, o sea, había...
Bueno, siempre hubo experimentos precinematográficos,
que yo lo llamo protopantallas,
que serían las pantallas, digamos, un poco precarias,
de la linterna mágica, incluso de la sombra chinesca.
Se puede hacer una genealogía de prepantallas o de protopantallas,
pero la pantalla, digamos, como dispositivo,
tal y como la conocemos hoy,
nace con el cine, o sea, con esa pantalla, digamos,
en la que se exhibieron las primeras películas de los hermanos Lumière,
y después esa pantalla mágica, digamos,
que creó Georges Méliès con sus trucos de cine,
sus magias, etcétera.
Entonces, esto va cambiando.
Justamente, tú lo explicas,
que la pantalla nace para traspasar esa magia
que quizá las protopantallas se veían claramente.
Es decir, es traspasar un mundo mágico al espectador, ¿no?
Sí, yo hablo...
O sea, la pantalla de cine,
la pantalla de los hermanos Lumière,
nace como una pantalla antropológica.
Lo que se ve, digamos, es el día a día,
la cotidianidad, digamos, de los seres humanos.
O sea, las películas de los Lumière eran películas
sobre acontecimientos que hoy en día nos parecerían banales.
Es decir, salir de una fábrica,
de un tren, etcétera.
Lo que trata, digamos,
de mostrar eran básicamente aspectos documentales.
Lo que hace Méliès es transformar esa pantalla,
digamos, en un espacio mágico, digamos.
En un espacio mágico que invita al espectador,
a los espectadores a querer traspasar
y, digamos, ir más allá de esa pantalla, ¿no?
Entonces, hablo metafóricamente de una pantalla onírica,
una pantalla que, digamos,
que nos permite introducirnos
o soñar con un mundo distinto al nuestro.
Es lo que nos transmitían, digamos, los hermanos Lumière.
Lo que hace Méliès es crear esta pantalla fantástica,
esta fantasía de querer traspasar
y ir más allá de ese mundo de las pantallas.
Un poco como la Alicia de Lewis Carroll, ¿no?
Que su idea era traspasar el espejo, ¿no?
La pantalla no deja de ser una metáfora, digamos,
para referirnos al espejo
y al más allá del espejo o al más allá de la pantalla.
Y después hay unas páginas dedicadas al autocine.
Un mundo extraño para muchos de nosotros
porque no lo hemos conocido,
sino lo hemos conocido a través justamente de las pantallas
y que solo se dio en Estados Unidos
porque era un sitio donde podía darse, ¿no?
Bueno, se dio en otros, digamos, en otros países,
pero el boom, digamos,
lo que más se desarrolló fue en Estados Unidos.
Ese aspecto fue uno de los que más, digamos,
más me divertí, digamos, documentándolo, estudiándolo, etcétera,
porque es un acontecimiento muy importante
para una genealogía, una historia de la pantalla,
porque es la primera vez, digamos,
que la pantalla de cine sale al espacio público.
Es decir, la pantalla antes estaba en un museo,
digamos, en un teatro, ¿no?,
en un espacio cerrado, ¿no?
Y estaba, era un espacio privado, digamos,
un espacio colectivo, ¿no?
Con los autocines la pantalla sale al aire,
o sea, sale al espacio público, digamos,
normalmente unos parkings,
en el espacio de la naturaleza.
Y ahí se producen, digamos,
acontecimientos súper importantes, ¿no?
Porque ya los asientos, digamos,
del tradicional teatro, etcétera,
se sustituyen con los asientos de los vehículos,
de los coches, de los usuarios.
Entonces, se produce un trastrope ahí muy interesante
y que es uno de los capítulos
que más me gustan de ese libro.
Aparte, es muy curioso porque dices que se está,
evidentemente, después con la llegada del televisor
a los hogares,
hizo que este tipo de cine,
pues quizá poco a poco fuera desapareciendo,
pero que ahora, no sé si hay algunas personas interesadas
en volver, no sé de qué manera,
a que los autocines vuelvan, ¿no?, en Estados Unidos.
Sí, sí, hay algunos que siguen conservando, digamos,
la tradición, ¿no?,
siguen conservando esa tradición
y que no dejan de ser comunidades muy particulares, ¿no?,
que reviven, digamos, esa experiencia del cine
en un espacio público.
Entonces, la tradición de los try-beens,
de los autocines en Estados Unidos,
sigue, digamos, creándose,
sigue, digamos, generando comunidades
que participan de esa experiencia.
Y también, por ejemplo,
los temas de festivales de cine al aire libre, ¿no?,
o los cines de verano, etcétera.
O sea, que es una práctica que continúa hoy en día,
¿no?, ese cine al aire libre
y esa pantalla, digamos, al aire libre.
Nos está en Paraná, Israel Márquez,
que es autor del libro
Una genealogía de la pantalla del cine al teléfono móvil.
De hecho, es un libro que ya podemos encontrar
en las tiendas, ¿es correcto, no, Israel?
Sí, ya está hace unos meses,
está ya disponible en las tiendas.
Muy bien.
Es muy curioso porque en el momento
que tú hablas de las pantallas
que entran en los hogares,
evidentemente con todo el tema de los televisores,
también la llegada del mando a distancia,
que también hace cambiar mucho, por ejemplo,
una industria como la publicidad,
y todos estos pequeños gadgets
que hacen mover muchas industrias, ¿no?
Claro.
Sí, el tema del mando a distancia
también es súper interesante
y que ha sido poco documentado.
O sea, el mando a distancia,
esto lo decía Federico Fellini,
que aparte de ser un gran cineasta,
era un gran teórico, ¿no?,
y un gran, digamos, profeta de su tiempo, ¿no?,
y del nuestro incluso.
Él decía que cuando llega, digamos,
la pantalla de televisión y el mando a distancia,
yo soy dueño de la pantalla.
Yo soy dueño de la pantalla
e incluso de lo que veo en la pantalla,
porque yo puedo modificar, digamos,
con la pantalla, digamos,
puedo modificar lo que veo
y con el mando a distancia puedo ir cambiando
o incluso apagar la televisión.
Entonces, él tiene una frase que dice esto,
que te conviertes, digamos, en el dueño,
tienes el control sobre lo que aparece en la pantalla,
que esto en el cine era algo impensable.
Pero también decía que, precisamente,
se pierde la magia o el ritual,
digamos, incluso religioso,
él hablaba en estos términos,
que era la experiencia cinematográfica en el cine,
digamos, colectiva, ¿no?,
en el espacio público del cine.
Porque con la pequeña pantalla,
digamos, la pantalla de televisión,
digamos que la pantalla se introduce
en nuestro espacio privado
y es una experiencia, básicamente,
reducida al individuo, digamos,
o a la familia, ¿no?
Sí.
Entonces, se pierde, digamos,
él decía la magia del cine
y se ve sustituida por una pequeña pantalla
y un control remoto, ¿no?
Él hablaba de todo este cambio, ¿no?,
y es muy interesante también sus apuntes
sobre esta transformación del cine
o de la gran pantalla a la pequeña pantalla.
Y el cine no se queda parado
y también los picas en el libro.
Hay un momento que quiere, evidentemente,
ser mejor que la experiencia
que puedes tener en casa
y comienzan a salir formatos
y formatos diferentes, panorámicos, etcétera, etcétera,
que, de hecho, también hizo
que el cine contribuyera al tema
en que la gente volviera, quizá, también al cine, ¿no?
Que la experiencia fuera diferente.
Claro, claro.
Esto fue una reacción, bueno,
típicamente norteamericana, ¿no?
Del más grande mejor, ¿no?
De la filosofía Bismarck.
Yo hablo ahí de...
Un poco de...
Vamos a darle, pues,
una experiencia grandiosa.
O sea, si la experiencia, digamos,
audiovisual se ha hecho pequeña
con la pantalla televisiva,
ahora lo que vamos a hacer
es darle aquello
que no podemos tener
en la pequeña pantalla.
Es decir, hacer mucho más grande
y mucho más espectacular la pantalla.
Entonces, en la década de los 50,
que es cuando la industria del cine
reacciona a esos espectadores
que se iban del cine
para meterse en su hogar
en la pequeña pantalla,
lo que hace la industria cinematográfica
es agrandar, digamos,
a pasos, digamos,
casi como gigantes, ¿no?
Yo lo comparo con el famoso
este poema de Góngora, ¿no?
del polifemo y tal.
Pantallas, digamos,
amorfas incluso,
o sea, pantallas curvadas,
pantallas enormes, colosales, ¿no?
Para que el espectador, digamos,
vuelva a encontrar
en ese cine colectivo
esa experiencia que había perdido,
digamos,
por la llegada de la televisión.
Entonces,
es una reacción de la industria
también para ganar espectadores,
porque estaba perdiendo
espectadores, ¿no?
Con el tema de...
Y hoy en día
vemos un paralelismo, por ejemplo,
con el tema del cine 3D,
lo que pasó con Avatar
de James Cameron y tal,
que es una reacción
del mundo del cine
al mundo de las descargas online
y todo esto, ¿no?
Y cómo, digamos,
se pierden espectadores.
O fíjate,
con la peli de Tarantino,
que él comenta
que se puede ver
en cines preparados
de 70 milímetros
que, curiosamente,
en España
solo hay una sala
que está en Barcelona.
Es decir,
que directores como Tarantino
le dan importancia
a la visualización
como Dios manda, ¿no?
de sus obras.
Claro, claro.
Siempre hay, digamos,
además Tarantino
es un purista, digamos,
del cine, ¿no?
Entonces busca estos formatos
que devuelvan un poco
la enormidad, digamos,
la grandiosidad,
la magia del cine, digamos.
Oye, una pregunta.
A ver si tú me la sabes responder.
¿Por qué crees
que el 3D
no ha funcionado?
Mira,
mis hijos
que tienen una
Nintendo 3DS,
el botón del 3D,
que es un botón,
lo tienen para abajo.
O sea,
¿no les importa
verlo en 3D
o no verlo?
Y yo recuerdo
en los años 80
cuando en Televisión Española
hicieron una peli
que para mí fue,
vamos,
algo alucinante
el tema del 3D.
Al final,
fíjate con las salas
que hay ahora
haciendo en 3D,
no ha tenido
un éxito
muy grande, ¿no?
El problema del cine 3D
pasó desde sus mismos orígenes.
Eso nos provocaba,
digamos,
reacciones,
digamos,
mareos,
temas de,
incluso,
vómitos.
Eso pasó con la realidad
virtual también.
Porque,
digamos,
la visión humana
se tiene que acostumbrar
a esa visión
del 3D,
¿no?
Pero yo pienso
que la tecnología 3D
se va a seguir
perfeccionando,
es decir,
va a seguir perfeccionando
si llegará un momento
en que se democratice.
El problema del 3D,
digamos,
es que eso no todo el mundo,
digamos,
acepta,
digamos,
esta visión,
¿no?
Pero va a llegar un momento,
digamos,
además,
los próximos,
digamos,
inventos o invenciones
van del lado
de la tecnología
de la realidad virtual,
¿no?
Es lo que ya nos falta,
digamos,
falta innovar
y falta democratizar
y los inventos,
digamos,
en el sentido van por ahí.
Entonces,
yo creo que va a llegar
un momento en que
nos acostumbraremos,
digamos,
a este cine 3D
y a esta experiencia 3D
inmersiva
que trae consigo
la realidad virtual.
De hecho,
hablas al final del libro
de esta tecnología
este año,
el 2016,
será muy importante
porque Sony
sacará sus gafas
de red virtual,
Oculus Rift
justamente antes de ayer
ya anunciaron el precio
y ya lo podrás comprar
y tú lo llamas
la pantalla invisible,
¿no?
Digamos,
es una pantalla
que ya no vemos,
que nos colocamos
casi a milímetros
de los ojos
y donde tenemos
una experiencia
absolutamente alucinante.
para mí,
bueno,
después de escribir el libro
la conclusión es clara,
o sea,
la evolución de la pantalla
es una historia
de reducción,
o sea,
de hacer la pantalla
cada vez más pequeña
y separar la distancia
que separa,
digamos,
al usuario de la pantalla.
Entonces,
lo único que queda ya
cuando tenemos
un teléfono móvil
que es la metapantalla,
o sea,
que tiene todos los medios
y las pantallas
anteriores
de la historia
de los medios de comunicación
es meternos ya
la pantalla
directamente en los ojos.
Es decir,
que eso es
la vieja aspiración
de la realidad virtual.
De la ciencia ficción
también,
¿no?
La ciencia ficción,
sí,
sí.
Claro,
y de la ciencia ficción.
Yo establezco
un paralelismo
con la ciencia ficción
y cómo la ciencia ficción
ha dado,
digamos,
muchos guiños,
digamos,
a lo que tenemos hoy.
Es decir,
el concepto de Internet
nace con una novela
de ciencia ficción
que es Neuromante
de William Gibson,
¿no?
Y curiosamente,
la tecnología
de la realidad virtual
cuando se inventó
en los años 80,
a los primeros experimentos
y tal,
tenían como referente
la Alicia en el País
de las Maravillas,
de Lewis Carroll,
o sea,
y esa Alicia
que atravesaba el espejo.
Y el referente,
digamos,
de los creadores
de la red virtual
era atravesar la pantalla.
Y este ha sido
el viejo sueño,
digamos,
de los creadores
de la red virtual
e incluso de cineastas,
que también lo explico
en el libro,
cómo algunos autores,
digamos,
veían en la pantalla
un elemento,
digamos,
que podía ser suprimido,
que podíamos meternos
al espectador
más allá de la pantalla.
Entonces,
esto yo creo
que los experimentos
van por ahí,
¿no?,
por intentar,
digamos,
meternos la pantalla
directamente en los ojos
y anular la distancia
que separa
al espectador
de la pantalla.
Y experimentos
como,
digamos,
las Google Glasses
y los cascos
de realidad virtual,
la gafa de realidad virtual
que, por ejemplo,
están promocionando Samsung,
etcétera,
van por ahí.
O sea,
y eso es lo que vamos a ver,
yo creo,
en el futuro,
porque ya no queda más.
Es decir,
ya se ha inventado muchísimo,
digamos,
y el paso lógico
de esa evolución
de la pantalla
es directamente
que no haya pantalla,
es decir,
meternosla directamente
en los ojos.
Cuando preparamos
esta entrevista
y teníamos el libro
por la mesa de la redacción,
una persona
que está en el equipo
decía,
hombre,
yo espero que hable
de las pantallas
de fósforo verde,
porque son las pantallas
de fósforo verde
que eran esas
que en los años 80
cuando tenías
el primer ordenador
quizá fue la primera pantalla
que entró en tu casa
y que era de color verde
la tecnología,
y que es verdad
que al final
la tecnología
ha ido totalmente
de la mano
de la forma
de la pantalla,
¿no?
Claro.
Sí,
y además
los pasos son lógicos,
o sea,
hay cambios en pantalla
en diseño,
hay cambios en año,
¿no?
Digamos,
pero el paradigma
hoy en día
es la pantalla
del teléfono móvil.
La pantalla
del teléfono móvil
no es una metapantalla,
¿por qué?
Porque engloba
todas las pantallas.
En el teléfono móvil
podemos ver el cine,
podemos ver televisión,
podemos escuchar música,
incluso,
o sea,
el cine es hoy,
la pantalla,
el del teléfono móvil
es hoy una pantalla
que ha conseguido
aunar toda la historia
de los medios de comunicación,
es una pantalla
convergente,
digamos,
en la que convergen
todos los medios
de la historia
de la humanidad.
Entonces,
digamos,
ese es el estado actual
de la pantalla
y el futuro,
yo creo que
lo que decía antes,
el tema de la realidad virtual,
de separar esa distancia
que ya con el teléfono móvil
es mínima,
o sea,
fíjate,
cuando paseas,
digamos,
en el metro,
toda la gente
estaba moviendo,
digamos,
y pulsando la pantalla
con sus dedos,
digamos,
pantallas tácticas,
¿no?
Entonces,
suprimir esa actividad
para meternos
directamente
en el espacio
de la pantalla
que ha sido
el viejo sueño
desde que nació,
o sea,
ya lo vemos
conveniente
y ese traspasar
hacia el más allá
de la pantalla,
de ese espacio mágico
que hay detrás
de la pantalla.
son estos
más de 100 años
de historia
de la pantalla
escritos en aquel libro
que ha sido
una genealogía
de la pantalla
del cine
al teléfono móvil
que está editada
para Anagrama
para la colección
de argumentos
y ella es
Israel Márquez.
Muchísimas gracias
por hablar con nosotros,
por hacer ese trabajo,
un trabajo que realmente
es para tener en casa,
para ir leyendo
y sobre todo
leyendo poco a poco
y sobre todo
darte cuenta
de todas las industrias
y todos los procesos
donde la pantalla
ha estado muy decorada
que ha sido
en casi todas partes
desde que nacemos
pues ha habido pantallas
desde los hospitales
hasta seguramente
en el estudio
donde estamos ahora
o en el sitio
donde tú
estás trabajando
en estos momentos.
Muchísimas gracias
por este trabajo
y ahí ya está otra.
Muchas gracias a ustedes
y nada,
pues a seguir pensando
sobre y discutiendo
sobre la influencia
de las pantallas
en nuestra vida cotidiana.