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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Nos parecía muy importante en esta situación que estamos viviendo
tener una visión internacional y para ello hemos recurrido
a una personalidad muy conocida en el mundo de la economía
y del liberalismo en particular, una persona con estrecha relación
con el presidente Milley, voy a leerles brevemente una bio de él,
se trata de Juan Ramón Rayo, Juan Ramón es licenciado en Economía
y Derecho por la Universidad de Valencia, obtuvo un máster y posteriormente
un doctorado en Economía por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid,
es economista, profesor universitario, conferenciante y defensor
de la tesis del liberalismo económico de la escuela austríaca.
Juan Ramón es ampliamente conocido por su presencia mediática
en su canal de YouTube, calculo que algunos de ustedes lo deben seguir,
junto a otras personalidades liberales como Carlos Rodríguez Brown
y Eduardo Fernández Luña, fundó en 2023 la Universidad de las Espérides
donde ejerce como decano de la escuela de grado.
Juan Ramón se ha prestado a acompañarnos, así que le damos la bienvenida
y lo recibimos con un fuerte aplauso.
Juan Ramón, buenos días.
¿Qué tal? ¿Qué tal? Buenos días.
¿Qué tal, Juan Ramón? Buen día.
Pues muy buenos días y muchas gracias por la invitación.
Bueno, yo quería aprovechar para comentaros brevemente, como me pedisteis,
cuál es la visión desde fuera de lo que está sucediendo en Argentina.
Y, hombre, visiones hay muchas porque, desde luego, también podemos encontrar en España
gente muy crítica con lo que está haciendo Javier Milei en Argentina,
como también las podréis encontrar, obviamente, dentro de la Argentina.
Pero creo que si analizamos los hechos y la sucesión que estos han mantenido
durante este último año, hay varias conclusiones que ya podemos empezar a extraer
o que creo que se van a terminar extrayendo en no mucho tiempo, incluso por parte de aquellos
que se hayan opuesto desde un comienzo a gran parte de esta política de estabilización.
La política de estabilización, basada en el superávit presupuestario y en el saneamiento
del balance del Banco Central, que ha llevado a cabo Javier Milei y que ha permitido,
en un primer lugar, entrar en una etapa de desinflación muy marcada y ahora,
aparentemente, en principio, esperemos que se consolide, en una etapa de recuperación
de la actividad económica, creo que tiene tres repercusiones, al menos tres repercusiones,
porque va a tener tres repercusiones que conviene destacar.
La primera es una repercusión interna, que a todos vosotros, sin duda, es la que más
os va a interesar, os va a concernir, que es mejorar la calidad de vida de los argentinos.
Para eso se eligió a Javier Milei, presidente de la República, y esos son los pasos que está dando.
Acabar con la inflación, relanzar un crecimiento económico dentro de un marco macroeconómico saneado
y, por tanto, un crecimiento económico de tipo sostenible, que permita la acumulación de capital,
la acumulación de capital productivo y, por tanto, que permita elevar sostenidamente la productividad del trabajo,
aumentar los salarios y, por tanto, ir aumentando paso a paso, año tras año,
la calidad de vida de los ciudadanos argentinos, que es un círculo virtuoso de crecimiento económico sostenible
que Argentina no ha tenido en 50 o 60 años.
Entonces, yo creo que eso, obviamente, queda mucho camino por delante,
pero los pasos para lograrlo, los cimientos para lograrlo, están puestos.
Y ya lo hemos visto en este primer año, repito, cómo la inflación ha bajado con fuerza
y cómo el crecimiento económico, después de una recesión que incluso antecede al propio gobierno de Milley,
ni siquiera es una recesión vinculada estrictamente al proceso de ajuste desinflacionario
y de saneamiento del balance del Banco Central,
la recesión parece que ha tocado a su fin y que se viene una llapa de crecimiento económico fuerte.
Pero, más allá de estas repercusiones, que ya digo, son las que más van a preocupar o interesar
o concernir a los ciudadanos argentinos, creo que lo que está haciendo Javier Milley en Argentina
también tiene repercusiones que van más allá de la propia Argentina.
Tiene implicaciones, tiene efectos que a los que somos de fuera de Argentina,
pues también nos interesan porque también nos afectan y en este caso creo que nos afectan para bien.
Por un lado, en segundo lugar, el segundo tipo de consecuencias,
implicaciones que tiene la política económica o está teniendo o va a tener la política económica de Javier Milley
son implicaciones sobre la validez o invalidez de determinadas teorías económicas
que o bien estaban ganando presencia política de manera preocupante a mi juicio
o bien la habían perdido de manera injusta también a mi parecer.
¿A qué me estoy refiriendo con esto?
Bueno, el hecho de que Javier Milley con su política de ajuste fiscal y de ajuste o incluso congelación monetaria
haya conseguido doblarle el pulso a la inflación, lo que pone de relieve es que,
como tantas veces dijo Milley y no solo Milley, pero también con muchos negando que esto fuera así,
la inflación argentina era clarísimamente un fenómeno monetario fiscal.
Cuando las cuentas de la República estaban desequilibradas y además no había perspectiva de que se fueran a equilibrar,
la inflación estallaba en un riesgo incluso hiperinflacionario.
Cuando se han cuadrado las cuentas, incluso sin necesidad de dolarizar,
es decir, incluso sin necesidad de reemplazar, al menos de momento, la moneda de Argentina,
lo que ha sucedido es que el valor de esa moneda, que durante décadas ha sido una pésima moneda,
el valor de esa moneda se ha estabilizado súbitamente, se ha estabilizado de repente.
Digo que incluso sin dolarizar porque, siendo yo partidario de la dolarización,
si se hubiese dolarizado podríamos decir, no, es que claro, han traído una moneda de fuera
y eso ha impuesto un corsé y ya no es que se haya acabado la inflación en pesos,
sino que ya no hay peso y se ha reemplazado por el dólar.
Vale, no, pero es que se ha acabado, se ha reducido de manera muy potente la inflación en pesos.
El valor del peso, que era una pésima moneda hasta hace nada, se ha estabilizado de repente.
¿Y por qué? Porque se ha estabilizado el presupuesto nacional y porque se ha estabilizado el balance del Banco Central
y las fuentes de emisión cuasi-fiscales.
Al demostrar que la inflación argentina era un fenómeno fiscal monetario,
lo que está haciendo es estar, desde mi punto de vista, un golpe, no sé si de muerte,
pero desde luego sí muy potente, contra algunas teorías que estaban en boga en Estados Unidos o en Europa,
como la famosa teoría monetaria moderna.
Una teoría que sostiene que el Estado no se ve constreñido por ningún tipo de restricción presupuestaria,
que un Estado con soberanía monetaria, como puede ser el Estado argentino, que emite su propia moneda,
puede imprimir toda la moneda que necesite para financiar su gasto sin que eso tenga necesariamente ninguna repercusión negativa.
La inflación, para la teoría monetaria moderna, no es consecuencia de la sobreemisión de pasivos estatales en forma de moneda nacional,
sino consecuencia de la aparición de cuellos de botella, de poder de mercado monopolístico, oligopolístico de las empresas, etc.
Pero no del descontrol de las finanzas estatales como consecuencia de la sobremisión monetaria para financiar el déficit.
Pues bien, claramente, Argentina demuestra que ese tipo de inflación sí existe y sí es el tipo de inflación más devastador que existe, que hay.
Y, por tanto, es un abismo en el que todos los Estados son susceptibles de caer si abusan de manera excesiva e imprudente de sus finanzas públicas.
También Estados Unidos o la Unión Europea, si no mantienen el equilibrio presupuestario a largo plazo,
si no mantienen controladas las fuentes de emisión monetaria para financiar el déficit público descontrolado,
también podrían caer por ese peñasco de inflación galopante, porque la inflación galopante, como estamos viendo, es, sin duda, un fenómeno monetario fiscal.
Y, por otro lado, otra teoría que, en este caso, creo que la política de Milley no refuta, sino más bien valida, le da impulso,
es la teoría de la llamada austeridad expansiva, una teoría que, sobre todo, no únicamente, pero sobre todo, ha sido defendida en ámbitos académicos por Alberto Alesina.
Desde un punto de vista estrictamente keynesiano, que hasta cierto punto es el paradigma dominante hoy en día en la academia y, desde luego, en la política,
si un Estado practica un ajuste fiscal muy duro en condiciones ajenas o condiciones de no pleno empleo de los recursos,
entonces ese ajuste fiscal fuerte va a tener como consecuencia una contracción neta de la actividad económica.
¿Por qué? A través del efecto multiplicador y del efecto acelerador, lo que provocará es que un recorte dado del gasto se amplificará en una caída de la actividad económica
sobreproporcional a ese recorte del gasto.
Esta es una enseñanza que, incluso en Europa, parece que hemos interiorizado mucho, porque la crisis fiscal europea,
que empezó aproximadamente en 2010-2011 y que concluyó 2013-2014, aparentemente nos enseñó eso,
nos enseñó que los ajustes presupuestarios por parte de los Estados nacionales agravaban la crisis, no nos ayudaban a salir de la crisis.
Esta lectura de la crisis de deuda europea del año 2010-2013-2014 siempre fue, a mi juicio, muy precipitada,
porque sí había experiencias de austeridad expansiva dentro de la Unión Europea,
sobre todo los países bálticos que ajustaron el presupuesto de una manera contundente,
redujeron sus primas de riesgo y volvieron a crecer de manera sostenible.
Pero, bueno, es verdad que los grandes estados, como España, como Italia,
pues estaban atrapados en ajusto el déficit y cae más mi actividad económica,
e incluso el déficit se me incrementa como consecuencia de la caída de la actividad económica.
Y esta idea de austeridad expansiva de Alberto Alesina, pues cayó hasta cierto punto,
no sé si en el descrédito o en el olvido, dentro de las élites políticas europeas.
Ahora mismo el caso argentino nos está mostrando que esa austeridad expansiva sí puede existir,
y sí puede existir además por las razones que enunciaba Alberto Alesina.
¿Cuáles eran esas razones?
Pues es verdad que la austeridad, entendida como aumento de impuestos para cuadrar el déficit
o como reducción del gasto para cuadrar el déficit,
Alberto Alesina, por lo que ahora explicaré, defendía especialmente las reducciones del gasto,
es verdad que la austeridad tiene efectos, o algunos de sus efectos son contractivos.
Si subes impuestos, pues está reduciendo la renta disponible de los contribuyentes
y, por tanto, van a poder gastar menos.
Si recortas el gasto, hay sectores cuya actividad se mantenía por ese gasto
que ahora dejan de poder seguir funcionando y, por tanto, su actividad cae.
Pero también esa austeridad puede conllevar efectos expansivos en otras partes de la economía.
¿A través de qué vía?
Pues si esa austeridad lo que hace es afectar a las expectativas de los agentes,
de tal manera que, hasta el momento previo a aplicar las políticas de austeridad,
los agentes económicos temían que el Estado iba encaminado a una suspensión de pagos
o a una inflación galopante, que al fin y al cabo es lo mismo,
y tras esas políticas de austeridad, esa incertidumbre régimen sobre la solvencia del Estado,
sobre la estabilización del valor de su divisa,
esa incertidumbre se reduce y se reduce de manera extraordinaria,
como está sucediendo con la fortísima caída de la prima de riesgo del riesgo país de Argentina,
pues entonces esa reducción de la incertidumbre puede incentivar a los agentes económicos
a aumentar su gasto en consumo, sobre todo en consumo duradero,
y especialmente el gasto en inversión.
Y ese aumento del gasto en consumo duradero y en inversión,
derivado de una reducción de la incertidumbre que se materializa en menores tipos de interés,
es justamente el proceso que estamos viendo y que puede llegar a compensar,
como digo, el otro efecto contractivo de la austeridad,
es justamente el efecto que ya estamos viendo con el rebote de la actividad económica en Argentina,
en sectores como la construcción o sobre todo el industrial,
que son sectores muy dependientes o muy influidos por la evolución del crédito,
de la demanda de las compras a crédito,
y no es casualidad tampoco que el crédito privado en Argentina esté despegando a unas tasas pocas veces vistas.
Por tanto, en Argentina también encontramos, en la Argentina de mi ley,
también encontramos un ejemplo muy claro de que la austeridad expansiva puede funcionar.
No digo en cualquier contexto, pero en determinados contextos, claramente, el argentino sí funciona.
Y, como digo, Alberto Alesina, además, enfatizaba que para que la austeridad expansiva funcionara,
el ajuste debía ser a través del gasto público, no a través de subidas de impuestos.
Y eso es justamente lo que, en esencia, ha hecho Javier Milei.
¿Y por qué Alesina decía esto?
No por una especie de moralismo liberal sobre que es mejor recortar el gasto que subir impuestos,
sino porque si tú tienes un presupuesto fiscal o cuasi fiscal que tiene inserto en sí mismo un crecimiento acelerado de los gastos,
si el gasto público cada año tiene una dinámica de crecer el 10, el 15, el 20%,
entonces, si tú cuadras las cuentas subiendo impuestos, bueno, pues a lo mejor ese año las cuadras.
Que has subido impuestos, el gasto se equilibra con los ingresos y tienes equilibrio presupuestario ese de año.
Pero, claro, si la dinámica de crecimiento del gasto público no la frenas, no la paras,
el año siguiente o vuelves a subir los impuestos o el gasto público expansivo se habrá convertido nuevamente en déficit.
Y por eso es fundamental atajar las fuentes de aumento insostenible del gasto público.
Y eso es algo que muy claramente en el caso de Argentina se observa con el saneamiento del Banco Central
y con el cierre de esas fuentes de emisión monetaria, que eran déficit cuasi fiscal,
como eran los pases y las lélix a unos tipos de interés absolutamente alocados y desproporcionados
que generaban esa dinámica, justamente, de aumento descontrolado del gasto cuasi fiscal
y, por tanto, del déficit, en este caso, cuasi fiscal.
Por tanto, el caso de la Argentina, ya digo, da alas a la teoría de la austeridad expansiva,
que es algo que en Europa necesitábamos mucho, porque en Europa se ha convertido en casi credo oficial
la idea de que el Estado ha de ser gigantesco y ha de recurrir a déficits públicos enormes,
también en Estados Unidos, pero en Europa, que es lo que más me afecta, pues así está,
como consecuencia de la experiencia previa mal entendida de lo que sucedió en la crisis de deuda de la década pasada.
Y esto me lleva muy rápidamente al tercer punto y es la tercera repercusión que puede terminar teniendo,
que en parte ya está teniendo, pero que espero que siga teniendo, la política económica de Javier Milei.
Y es un rearme del liberalismo desde un punto de vista político o incluso moral.
El hecho de que la política de reducción del tamaño del Estado se esté aplicando en Argentina con éxito,
no digo que con absoluta perfección, por supuesto nada es perfecto que sea obra del hombre,
pero netamente los efectos diría que son muy positivos y están siendo muy positivos.
El hecho de que, reduciendo el tamaño del Estado, la sociedad argentina no esté empeorando,
como nos dicen los psicofantes del estatismo más exacerbado, sino que, al contrario,
la situación está mejorando, la inflación está cayendo, el crecimiento económico está regresando,
las perspectivas de crecimiento económico sostenible son cada vez más robustas,
de alguna manera muestra que la tesis liberal de que es positivo por múltiples razones,
pero es positivo reducir el tamaño del Estado, pues no es sólo una idea que aparentemente tenga sentido
dentro de un laboratorio disociado de la realidad, sino que al aplicar, bien aplicadas, claro,
esas ideas a la realidad tienen resultados muy positivos.
Y eso contribuye, desde mi punto de vista, a mover hacia el otro lado el péndulo político
que durante como poco dos décadas en Europa y en Estados Unidos se ha ido desplazando
en la dirección de un estatismo creciente, porque muestra que hay como poco,
como poco, muestra que hay otro camino, y que ese otro camino, al menos en determinadas circunstancias,
puede ser muy preferible al camino que se estaba siguiendo.
Y eso es algo que espero los argentinos sigáis descubriendo, después de haber transitado
durante varias décadas por un ominoso camino político por el que, mucho me temo,
Europa también quiere seguir transitando. Muchas gracias.
Gracias, Juan Ramón.
Si tienes un minuto más, me gustaría, acá con Douglas Eléspez, que es presidente
del comité organizador, hacerte un par de preguntas.
La primera sería, estamos en Argentina, seguimos siendo un país vulnerable,
si bien la tendencia es positiva.
¿Cuáles serían para ti esos aspectos a tener en cuenta que podrían implicar riesgos
para la evolución de este proceso en el que estamos transitando?
Bueno, yo creo que hay ahora mismo dos grandes retos que tiene por delante la economía argentina.
Uno es refinanciar los vencimientos de deuda privada, también de deuda pública,
aunque eso, bueno, al final es un proceso de renegociación política,
pero los de deuda privada afectan a la capacidad de persuasión del inversor.
Refinanciar los vencimientos, los enormes vencimientos de deuda del año 2025.
Al final tú puedes tener las cuentas saneadas, pero si tienes vencimientos de deuda
que obviamente no puedes atender con tu superávit, es como si yo ingreso más de lo que gasto,
pero el año que viene tengo que pagar el 100% de la hipoteca,
pues no podré hacerlo con mi ahorro de un año.
Pues ahí es fundamental conseguir, lógicamente, refinanciar esos vencimientos de deuda,
porque si no todo el esfuerzo que se está haciendo no serviría de nada.
Argentina entraría en suspensión de pagos y, por tanto,
todo este saneamiento fiscal se vería brutamente interrumpido.
Es verdad que los mercados tienden a valorar positivamente los procesos de saneamiento presupuestario
y, por tanto, parece que sean más proclives a refinanciar si ese saneamiento se está consolidando
y, además, si otros actores políticos acompañan, pues el sector privado también normalmente lo hará.
Pero, en cualquier caso, existe esa incertidumbre.
Veremos cómo se da la capacidad de refinanciación.
Yo creo que está avanzando o está mejorando la probabilidad de que eso llegue a buen puerto
y eso se refleja en el riesgo país.
Pero, bueno, no está cerrado todavía y ahí hay una fuente de incertidumbre.
Y la otra, desde luego, es la salida del cepo.
La salida del cepo en unas condiciones que no generen, al menos a corto plazo, nuevos saltos de inflación.
Para eso, pues será importante, primero, que el tipo de cambio que rige ahora mismo
y al que se orienta también el tipo de cambio oficial a través del Crowling Peck
sea un tipo de cambio que el propio Banco Central pueda más o menos defender sin deteriorar su balance,
es decir, a través de la gestión de sus reservas,
pues recomprando pesos para más o menos estabilizar el tipo de cambio
o emitiendo pesos, ¿no?
Si la demanda de pesos aumentara de manera importante para evitar una excesiva apreciación,
porque al final lo que cuenta es la estabilidad del tipo de cambio.
Y luego que ese tipo de cambio sea un tipo de cambio que le permita a la economía argentina ser competitiva,
es decir, acumular, si es necesario, superadís exteriores.
Todo eso es lo que, de alguna manera, o todo eso son las dificultades que están implicadas
en el proceso del levantamiento del cepo y, bueno, no digo que sea algo sencillo, no lo es,
pero creo que la mayor dificultad de la economía argentina
o los mayores retos o los mayores obstáculos para que Argentina levante cabeza ya han sido superados.
Creo que lo que se ha hecho este primer año era lo más complicado
y ahora, pues, queda todavía por delante mucho camino,
digamos ya si además se quiere reformar la arquitectura institucional a largo plazo
para que de verdad Argentina se convierta, como decía mi ley,
en una potencia económica mundial en términos de renta per cápita, ¿no?
Al nivel de Alemania o a largo plazo, incluso por encima, pues,
faltan muchísimas reformas en calidad institucional y en apertura de mercados,
que eso va más allá de la estabilización macroeconómica de estos primeros años
y, por tanto, del fin de la inflación y del retorno de Argentina
a los mercados financieros internacionales.
Aprovecho y traigo una última pregunta,
desde ya agradeciéndote el tiempo que nos has dedicado.
Acá están todos los agentes del mercado de capitales de Argentina.
Escuchándote atentamente.
Y me gustaría recibir una reflexión tuya respecto a cómo puede impactar
en Argentina los resultados electorales en Estados Unidos.
Aquí tenemos distintas opiniones, ¿no?
Están los que piensan que la relación establecida por el presidente Milley con Trump
no va a generar beneficios a corto plazo.
Están los que piensan que el enfoque económico de Trump puede generar algún tipo de turbulencia,
sobre todo con apreciación del dólar, quizá alguna eventual baja de precio en commodities,
alguna probable devaluación de monedas regionales.
Y están los que piensan que, bueno, que de alguna manera todo va a seguir más o menos igual.
¿Tienes algún punto de vista respecto a eso?
Es complicado de decir porque no sabemos muy bien qué terminará haciendo Trump.
O sea, sí tenemos ciertas ideas de qué hará, pero incluso en lo que sabemos qué hará,
subir aranceles, ¿no?
¿Hasta qué punto Trump está abierto a, al mismo tiempo que sube aranceles,
firmar acuerdos de libre comercio con determinados estados
con los que mantenga especial buena relación
y se establezcan esos libres intercambios en términos de reciprocidad?
Porque si es así, pues incluso habría cierta desviación de comercio
que podría beneficiar a esos países que firmaran esos acuerdos específicos, ¿no?
Bilaterales de libre comercio con Estados Unidos.
Pero, como digo, no está claro qué va a hacer Trump.
Sí que parece que va a tener una política fiscal bastante deficitaria,
aunque incluso eso tampoco está del todo claro,
pero en principio es lo que parece porque desea bajar impuestos,
con cierta contundencia, sin recortar demasiado el gasto.
Es verdad que señala que, a colocar a Elon Musk al frente de un ministerio,
de comisión, de eficiencia gubernamental,
pero si no quiere recortar pensiones, no quiere recortar Medicare,
no quiere recortar Medicaid, no quiere recortar defensa,
no quiere dejar de pagar la deuda y, por tanto, recortar gasto en intereses,
claro, tampoco hay tanto margen para recortar en el presupuesto federal.
Entonces, sí, claro, una política fiscal expansiva y con aranceles
te conduce a tipos de interés altos y a una...
Bueno, ahí hay efectos encontrados, pero en principio a una apreciación del dólar.
Y, claro, eso, de alguna manera, pues, tipos de interés más altos
y dólar apreciado no le beneficia a Argentina,
porque añadirá más presión a la dificultad de mantener el tipo de cambio
entre el peso y el dólar estabilizado.
Y, además, bueno, pues, si sube el tipo de interés de Estados Unidos,
aunque se reduzca la prima de riesgo,
el tipo de interés total que paga Argentina,
pues, en parte subirá, ¿no?
O no bajará tanto como bajaría si el tipo de interés en Estados Unidos no subiera.
Y eso dificulta la refinanciación privada.
Pero, al mismo tiempo, a ver, yo creo que la buena relación de Milley y Trump
va a facilitar, muy probablemente, la refinanciación en condiciones favorables,
incluso una ampliación de la línea de crédito del FMI a Argentina.
No tengo ninguna información al respecto,
pero, digo, creo que sería más o menos de sentido común
que si es verdad que esa relación es tan buena y tan estrecha,
pues, eso se produzca,
o al menos Trump facilite que eso se produzca.
Y, claro, si se refinancia los vencimientos públicos en buenas condiciones,
incluso si se amplía la línea de crédito para poder salir del cepo
defendiendo el tipo de cambio y evitando fuertes depreciaciones
que alimenten de nuevo una oleada inflacionista,
pues, eso yo creo que es un escenario muy positivo
para que Argentina pueda crecer y, a través del crecimiento,
consolide el superávit o el equilibrio presupuestario,
mejore todavía más la percepción de su deuda en los mercados,
porque el superávit ya tendrá una base,
no solo de ajuste presupuestario, sino de economía que está expandiéndose
y que los ingresos públicos aumentan aún bajando impuestos
y, por tanto, creo que en términos netos tendrá a ser positivo
o, al menos, desde luego, será menos negativo para la Argentina
que para cualquier otro país de la región.
Bueno, Juan Ramón, ¿tá que las tenés alguna pregunta?
No, simplemente agradecer tu participación, muy interesante,
una combinación muy buena de historia económica y teoría política económica
explicada en forma muy sencilla, típico de los profesores.
Así que, el tiempo es tirano, nos gustaría poder expandirnos
con otras preguntas adicionales, sobre todo en el contexto internacional,
pero prefiero agradecer tu presencia y dejar esto como una deuda
hacia el próximo año, para nuestro próximo simposio.
Muy bien.
Muchas gracias y te despedimos con un aplauso muy fuerte, Juan Ramón.
Muchísimas gracias a todos.
Hasta otra.