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La gran propuesta de unidas podemos para potenciar la recuperación de la economía española
después de la actual crisis sanitaria y económica es crear un impuesto sobre las grandes fortunas
que reemplazaría al actual impuesto sobre el patrimonio.
En particular, las fortunas superiores a un millón de euros de patrimonio neto, activos
menos deudas, tributarían a un tipo impositivo del 2%.
A partir de 10 millones de euros, el tipo impositivo sería del 2,5%, a partir de 50 millones de
euros del 3% y a partir de 100 millones de euros del 3,5%.
Aunque los porcentajes puedan parecer muy bajos, que es el 2%, el 2,5%, el 3,5% para
una persona muy rica, en realidad recordemos que estamos hablando de impuestos sobre el
patrimonio, impuestos que graban aquello que tenemos, no impuestos sobre la renta, evidentemente
un impuesto sobre la renta del 2 o del 2,5% es un impuesto bajísimo, pero un impuesto
sobre la propiedad, sobre la riqueza del 2 o del 2,5% es un impuesto gigantesco que bien
puede llegar a ser superior a un tipo impositivo del 100% sobre la renta.
Pongamos un ejemplo bastante claro, en la actualidad el tipo de interés de la deuda
pública española a 10 años es inferior al 1%.
Es decir, que si una persona invierte 100 millones de euros en bonos españoles, lo que está
ganando anualmente es un millón de euros, menos en realidad de un millón de euros en
intereses.
Pues bien, esa persona de acuerdo con el impuesto que está programando Podemos por haber invertido
en deuda pública española y por tanto por tener un patrimonio de 100 millones de euros
en deuda pública española, tendría que pagar entre el 2,5 y el 3% de esos 100 millones
cada año, es decir, tendría que pagar entre 2,5 millones y 3 millones de euros sobre su
propiedad de deuda pública española, sobre su patrimonio en deuda pública española.
Recordemos las cifras, ese señor en intereses está ingresando un millón de euros, menos
en realidad de un millón de euros, y el impuesto le va a obligar a pagar entre 2,5 y 3 millones
de euros.
Por tanto, estamos hablando de un tipo impositivo, ya no del 30% o del 40% sobre la renta, sino
en este caso concreto, un tipo impositivo del 250 al 300% sobre la renta de intereses
que me está generando mi patrimonio, evidentemente si mi patrimonio me genera una rentabilidad
algo superior, el impuesto sobre el fruto de mi patrimonio será algo más bajo, pero actualmente
que una inversión que un patrimonio proporciona rentabilidades superiores al 2 al 3 o al 4%
es un patrimonio bastante excepcional.
En el actual clima de muy bajos tipos de interés, lo normal es que los patrimonios estén proporcionando
tipos de interés muy bajos, 1, 2, 3% por tanto, tipos impositivos del 2 o del 3% sobre
el patrimonio en el mejor de los casos equivalen a un tipo impositivo medio del 100% sobre la
renta.
Si lo que se siente se trata de un impuesto altamente confiscatorio, sí, para las grandes
fortunas, pero altamente confiscatorio para las grandes fortunas.
En todo caso, con esta propuesta para hacer tributar de manera mucho más agresiva los
patrimonios de las grandes fortunas españolas, podemos esperar recaudar anualmente alrededor
de 11.000 millones de euros, es decir, en torno al 1% del PIB.
Por tanto, parece una idea con la que conseguir que los ricos contribuyan mucho más las arcas
públicas españolas y que, por tanto, permitiría financiar importantes clanes de estímulo
público, 11.000 millones canalizados a través del presupuesto estatal, en teoría permitirían,
facilitarían, impulsar el crecimiento económico.
Sin embargo, esta idea, esta propuesta de Podemos, tiene tres grandes problemas que conviene
destacar.
El primer problema está relacionado con la estimación de la recaudación derivada
de este impuesto, de acuerdo con Unidas Podemos, y tal y como ya hemos señalado, el impuesto
recaudaría 11.000 millones de euros.
Bien, aunque esta cifra fuera cierta, que como ahora veremos es bastante dudoso que
lo sea, aunque esta cifra fuera cierta, 11.000 millones de euros apenas llega para cubrir
el 10% del déficit público estructural que tendremos a partir del año 2021.
Por tanto, si bien no es una cuantía pequeña, 11.000 millones de euros, no pensemos que
es ninguna panacea que vaya a evitar enormes recortes en el gasto público o subidas de
impuestos mucho más masivas, mucho más agresivas para el resto de la ciudadanía, porque
vamos a tener un desequilibrio presupuestario superior a 100.000 millones de euros.
Por tanto, recaudando 11.000, cubres una pequeña parte, alrededor del 10% de ese agujero presupuestario.
Pues que además es bastante dudoso que el impuesto sobre las grandes fortunas que plantea
Unidas Podemos vaya a recaudar una cifra remotamente similar a los 11.000 millones
de euros.
El impuesto sobre el patrimonio, al que este otro tributo pretende sustituir, jamás recaudo
más de 2.000 millones de euros anuales.
Pasar de 2.000 a 11.000 millones se hace un poco complicado, pero es verdad que si se
limpia el impuesto sobre el patrimonio de muchas deducciones y bonificaciones y exenciones
y directamente se hace tributar al patrimonio neto, es verdad que tendría un potencial
recaudatorio superior.
Pero ¿cuán superior?
Si acudimos a las tablas que proporciona la agencia tributaria de distribución de grandes
patrimonios en España y les aplicamos, incluso sin las deducciones que plantea Podemos, por
ejemplo 400.000 euros a la vivienda habitual, incluso olvidándonos de eso, les aplicamos
los tipos impositivos que plantea Unidas Podemos, lo que comprobaremos es que en el mejor de
los casos estaríamos cerca de los 7.500 millones de euros de recaudación, pero nada cerca
de los 11.000 millones.
Y además, tengamos presente que esta estimación de recaudación de 7.500 millones de euros
aplicando los tipos impositivos que plantea Podemos sobre la distribución patrimonial
actualmente existente en España es una estimación de recaudación que se basa en una hipótesis
que a mi juicio es bastante discutible, y la hipótesis, el presupuesto, es que los grandes
patrimonios, cuando les metas ese brutal rejonazo fiscal, se van a quedar de brazos cruzados y
van a decir, bueno, señores del fisco, desangrenme todo lo que ustedes quieran, sacanme todo
el dinero que estime un oportuno porque yo no voy a reaccionar de ninguna manera, les
voy a coger con los brazos abiertos mientras ustedes me están sableando, me están expoliando
por todas partes.
Evidentemente, ya digo, esta hipótesis no es muy verosímil y si Podemos implanta este
impuesto lo que cabe prever es que las grandes fortunas van a reaccionar de alguna manera,
y si reaccionan ni siquiera se van a recaudar 7.500 millones de euros, sino una cantidad
bastante menor, por consiguiente, incluso en el mejor de los supuestos para Podemos,
que en las grandes fortunas no reaccionan cuando ellos aprueban el rejonazo fiscal,
la recaudación ya no es que no se acerque a 11.000 millones, es que tampoco se acerca
a los 7.500 millones que aparentemente se podrían lograr si aplicáramos la escala de
tipos impositivos directamente sobre la distribución de grandes patrimonios actualmente existentes
en España.
Pero, justamente, esa reacción que cabe esperar de los grandes patrimonios nos lleva a los
otros dos problemas que tiene la propuesta de Podemos.
El segundo problema es que, evidentemente, esta medida va a provocar una fuga de capitales,
una fuga de grandes capitales desde la economía española al resto del mundo.
Si en el resto del mundo no existe este impuesto y no existe nada parecido a él, no tiene
ningún sentido que un gran ahorrador, un gran inversor resida en España, donde solo
por residir le van a estar quitando cada año el 2, el 3 o el 3,5% de aquello que tiene,
trasladará su sede, su residencia a otro país y, por tanto, dejará de pagar este
grabosísimo impuesto.
Insisto, para una gran fortuna de 500 millones de euros en España, hay muy pocas, pero alguna
hay, este impuesto le supondrá pagar cada año, solo por existir, solo por residir
en España, entre 15 y 17 millones de euros.
Anda que una persona, por muy rica que sea, no puede vivir estupendamente en el extranjero
ahorrándose en España entre 15 y 17 millones de euros, que puede gastar en comprar mansiones,
en hacer nuevas inversiones, en pulirse el dinero, aunque sea, ese dineral cada año
en el extranjero, pues, como digo, parece obvio que buena parte de las grandes fortunas,
de los grandes capitales, se marcharán de este país y, por tanto, no solo sucederá
que la recaudación será inferior a 7.500 millones de euros, sino que, además, ese
capital que podría haber estado invertido dentro de España y que será crucial después
de esta crisis económica que esté invertido dentro de España, porque la economía española
va a quedar muy descapitalizada y, por tanto, vamos a necesitar toda inyección de capital
que podamos conseguir, pues ese capital que podría haber estado invertido dentro de España
muy probablemente dejará de estarlo.
Y el tercer problema, bastante relacionado con el anterior, es el que se deriva de aquellas
personas, de aquellas grandes fortunas, que por el motivo que sea, por patriotismo, malentendido,
o porque no le sea fácil marcharse, permanezcan dentro de España.
Que permanezcan dentro de España no significa que se conviertan en una gallina de los huevos
de oro, cuyos huevos de oro se estén quedando continuamente desde el fisco.
No va a pasar eso.
Si tú a las grandes fortunas que se quedan dentro y que, en un contexto, por crisis
económica, de bajísima rentabilidad, de muchísima incertidumbre, de incapacidad para
generar grandes retornos sobre el capital invertido, le colocas un tributo del 2, 2,5
o 3,5, lo que vas a hacer, en muchos casos, es descapitalizarlas.
Un señor que tenga una empresa que esté ganando a duras penas el 1% anual en beneficios,
si es una empresa muy grande y le impones un impuesto del 2% o del 2,5%, a ese señor
que es el dueño de la empresa, pues a ese señor le estarás diciendo que para ganar
el 1% de su inversión, va a tener que pagar en España el 2% o el 2,5% de su inversión.
Es decir, le vas a provocar pérdidas estructurales sobre la inversión empresarial.
¿Qué hará ese señor?
Como he dicho, lo más probable es marcharse, pero es que si no se marcha, cada año ingresa
uno y pierde 2, 2,5, 3 o 3,5, a medio largo plazo ese señor va a desaparecer, va a ser
totalmente descapitalizado, más descapitalizado todavía de lo que ya ha sido por la crisis
económica y sanitaria que hemos experimentado o que estamos experimentando ahora.
Por consiguiente, el tercer problema que también frustra cualquier previsión de recaudación
sostenida de Podemos es que al tejido empresarial que se quede dentro de España, que permanezca
dentro de España, lo vas a ir devorando.
No es que te estés comiendo únicamente los huevos que pone la gallina de los huevos de
oro, es que estás devorando la propia gallina y, por tanto, una vez hayas dejado de famocitarla,
la gallina también dejada de poner huevos.
En definitiva, la propuesta de impuestos sobre las grandes fortunas de Podemos es una propuesta
que, por un lado, está totalmente inflada en cuanto a términos de recaudación y que,
por otro lado, lo que va a provocar es una fuga de capitales y una descapitalización
de aquellos inversores que se queden dentro de nuestro país.
En condiciones normales, en condiciones habituales, esta idea ya sería una idea descabellada,
porque no tiene ningún sentido grabar con tanta agresividad la acumulación de capital
la inversión dentro de un país, la acumulación de capital, de eso que permite incrementar
la productividad de los trabajadores y lo que, en definitiva, permite incrementar sostenidamente
los estándares de vida de una sociedad a largo plazo.
Como digo, en términos generales, esta propuesta nunca tuvo ningún sentido, pero en un momento
como la actual, en una coyuntura como la actual, en la que lo que va a hacer muchísima falta
para que la economía española sea capaz de levantar cabeza, sea capaz de salir adelante,
de descapital, es decir, es financiación, financiación que recapitalice empresas que
se han quedado descapitalizadas o financiación, inversión que cree nuevas empresas que reemplacen
a las que hayan desaparecido durante los últimos años, en un contexto como el actual, donde
lo que va a hacer muchísima falta es el capital, es la financiación, que se esté persiguiendo
con tantísima saña tributaria al gran ahorrador, al gran inversor que tenga la osadía de
residir en nuestro país, es un disparate tremendamente pauperizado.