This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Hasta el momento ningún dirigente de Podemos estaba autorizado a percibir una remuneración
que superara en tres veces el salario mínimo interprofesional.
Si personalmente recibía ingresos que excedirían este límite, la diferencia se donaba al partido
para financiar sus gastos internos de funcionamiento.
Sin embargo, a partir del próximo Congreso, Pablo Iglesias y su equipo pretenden eliminar
esta limitación a las remuneraciones personales máximas y sustituir la financiación del partido
por contribuciones proporcionales de hasta un 30% de su salario o de sus ingresos por cada
miembro del partido, es decir, que en lugar de tener una remuneración máxima, tendrán
una remuneración libre, sin máximo alguno, y de esa remuneración libre, el 30% como
mucho lo destinarán a financiar los gastos de la formación de Podemos.
Todos los exdirigentes de Podemos, por ejemplo Ramón Espinar, han criticado la medida recordando
que la limitación salarial, el hecho de que nadie pudiese percibir una remuneración
tres veces superior al salario mínimo, tenía una función no solo simbólica, no era solo
un gesto de cara a los votantes, sino que también tenía una función, un cometido
práctico, a saber atar a los dirigentes de Podemos a la realidad, es decir, que los dirigentes
de Podemos vivieran como sus representados, ellos como representantes, que vivieran como
sus representados, para que no se les olvidaran, para que no desconocieran las preocupaciones
del día a día de aquellos que les estaban votando.
Si quieres representar a los trabajadores, si quieres representar a las clases medias,
a las clases bajas, no te debería quedar otro remedio, según este razonamiento, que ya
digo, suscriben Espinar y suscribí a Podemos en sus orígenes, no te debería quedar otro
remedio que vivir como aquellos a los que representas, para ser consciente en primera
persona de cuáles son sus carencias, de cuáles son sus limitaciones, de cuáles pueden ser
sus aspiraciones.
Por tanto, eliminar esta limitación, lo que favorecería, según esta explicación,
es que los dirigentes de Podemos se irían apartando progresivamente de la gente, de
aquellos que son, de acuerdo con ellos mismos, sus votantes, se irían convirtiendo poco
a poco en una casta, con sus salarios, con sus condiciones de vida muy diferenciadas,
y no conectarían con sus electores, no conectarían con sus representados.
Y por consiguiente, ya digo, de acuerdo con esta explicación, la eliminación de la limitación
salarial que se estableció desde un comienzo en Podemos, sería un error que los terminaría
convirtiendo, en última instancia, en una casta.
Mi propósito en este vídeo no es tanto reflexionar si este último argumento es correcto o incorrecto,
aunque desde luego ha sido un argumento que Podemos ha utilizado durante mucho tiempo,
de manera que si era correcto entonces ahora sigue siendo correcto, y por tanto los dirigentes
de Podemos al cargarse la limitación salarial estarían haciendo algo incorrecto, se estarían
convirtiendo en casta, y si no es correcto durante mucho tiempo Podemos ha venido empleando
este argumento, ha venido utilizándolo como arma arrojadiza frente a otras formaciones
políticas a las que se criticaba por no limitar sus salarios, sus remuneraciones, y por tanto
no vivir como vivían sus representados, ya digo, si es incorrecto entonces durante muchos
años estuvo empleando un argumento incorrecto en la refriega política, estaba utilizando
la demagogia contra sus adversarios políticos.
Pero mi objetivo no es ese, sino reflexionar sobre qué nos indica la supresión de la limitación
salarial acerca de otra de las propuestas que originalmente conformaban el ADN de Podemos
y también de izquierda unida, es decir, de unidas Podemos, y que desde luego tras cargarse
esta limitación salarial pierden ya todo sentido, pierden ya toda lógica, pierden ya
toda razón de ser. Me refiero al concepto de salarios máximos.
En un comienzo, en el programa electoral de las elecciones europeas de 2014, Podemos
reivindicaba la limitación salarial máxima, es decir, que ninguna persona pudiese ganar
más de x veces el salario mínimo de la empresa o el salario mínimo del país en el que ese
trabajador se encontraba.
Por ejemplo, podemos escuchar a Pablo Iglesias como reivindicaba el establecimiento de un
salario máximo de un tope salarial de una remuneración que nadie en el país pudiera
superar como forma de combatir la desigualdad.
Yo creo que por encima de cualquier legítima aspiración personal a cobrar un salario alto
tiene que estar el país, tiene que estar el interés nacional.
Uno de los principales problemas económicos de España es la desigualdad. Tenemos unos
niveles escandalosos en el índice de Gini que nos sitúan al nivel de repubblicas sexoviéticas
y una de las claves para que la economía nacional vaya mejor es reducir esa desigualdad.
Es que no haya tantas diferencias entre una minoría de privilegiados que disfruta de
todo aquello que se le niega a la mayor parte de la población.
A mí me parece que más allá de la discusión técnica de dónde habría que establecer
el salario máximo, creo que la propuesta de los suizos de establecer que ningún salario
puede ser doce veces superior. Al salario mínimo sería una medida que contribuiría
algo que es fundamental cuando uno tiene un mínimo sentido de lo que significa el amor
a su país, que es el interés general que tiene que estar por encima de intereses individuales,
que son legítimos, pero que nunca pueden ir en contra del interés nacional.
Asimismo también podemos escuchar al hoy ministro Garzón como en 2014 reivindicaba esta fórmula
novedosa de un salario máximo que impidiera que hubiese personas que cobraran demasiado
dentro de nuestras sociedades. Y en ese sentido establecemos, como sabéis,
en nuestra propuesta un salario máximo, un salario máximo que es un salario relativo,
es decir que, pasa nada, se trata de un salario relativo que sería que en el seno de cualquier
empresa ninguna persona puede cobrar más de diez veces lo que cobre el trabajador
peor pagado de esa empresa. Dicho de otra forma, si nos estuvieramos dirigiendo a la
ciudadanía de forma directa le tendríamos que decir que nadie en tu empresa va a pagar
más de diez veces, va a cobrar, perdón, me estoy despizando, no pasa nada, nadie en
una empresa va a cobrar más de diez veces que lo que cobre el trabajador peor pagado.
Es una medida que, como sabéis, está siendo debatida internacionalmente, ha sido propuesta
en alguna ocasión, incluso en un referéndum como en Suiza, ha sido propuesta por líderes
de la izquierda, incluidos el reciente elegido Corbin en el Partido Laborista, son debates
que están a la altura de un momento histórico en el que la desigualdad es extraordinaria.
Desde luego, cuando podemos autoimpus una limitación salarial equivalente a tres veces, el máximo
lo que hizo fue experimentar en sus propias carnes el jarabe, la propuesta, la receta
de los salarios máximos para el conjunto de la economía. Y parece haber sido una receta
que no les ha gustado demasiado, motivo por el cual la quieren eliminar. ¿Y por qué no
les ha gustado demasiado? Porque entra dentro de lo lógico, entra dentro de lo razonable,
entra dentro de lo elícito, el que una persona intente prosperar en la vida, el que una persona
intente mejorar sus condiciones remunerativas a lo largo de su carrera profesional. Y si
esa persona está generando un valor suficientemente grande para el resto de la sociedad, un valor
que se monetiza en el mercado a través de transacciones voluntarias, evidentemente esa
persona no tiene por qué verse sometida a una constricción en su capacidad para percibir
rentas más elevadas. Y es que si estableciéramos un salario máximo, un límite a la remuneración
que pueden llegar a percibir los trabajadores dentro de una economía, 3.000, 4.000, 5.000,
6.000 euros al mes, el argumento competitivo de esos trabajadores frente a las empresas
cambiaría. Hoy las empresas compiten por contratar a los trabajadores, especialmente
por contratar a los trabajadores más altamente cualificados, aquellos que más valor son
capaces de generar dentro de la estructura productiva de esas empresas, de manera paradigmática
a los directivos, a la alta dirección, aquellos que tienen que tomar las decisiones estratégicas
y que, por tanto, determinan si una empresa quiebra o si una empresa es capaz de conseguir
un crecimiento espectacular enorme y convertirla en una gran empresa, en una gran compañía.
Hoy las empresas, como digo, compiten por contratar al personal altamente cualificado
y cómo compiten por contratarlo, ofreciéndoles un mayor salario. No quiero que estés con
esa empresa, que es de la competencia, quiero que trabajes para mí, por tanto te voy a
duplicar el salario que te paga la otra empresa. Es así, es ofreciéndoles un mayor salario
como las empresas se arrebatan al personal altamente cualificado entre sí. Ahora, si
hay un salario máximo, ese argumento competitivo no vale, una empresa no puede ofrecerle a un
trabajador altamente cualificado un salario mayor para arrebatárselo a otra empresa.
Por tanto, si ese argumento competitivo no vale, ¿cuál sería el argumento competitivo
que utilizarían? Pues, vente a mi empresa cobrando lo mismo, el salario máximo que
en la otra empresa, pero te voy a dar más comodidades en especie, te voy a dar más
lujos materiales, te voy a dar despachos más grandes, te voy a dar personal en mayor
cantidad a tu servicio, te voy a dar servicios de transporte más lujosos, es decir, las
empresas ofrecerían remuneraciones mayores en especie a sus directivos, remuneraciones
que no contarían como remuneraciones y que, por tanto, no se verían afectadas por esa
limitación máxima, pero que, en última instancia, significaría que les están pagando más,
que esto es algo que, por cierto, también ha sucedido en Podemos. No te pago más, pero
te pago la escolta, te pago el transporte, te pago los servicios jurídicos, etcétera,
es decir, se trata de monetizar otros servicios sin que el valor de esos servicios cuente
como una remuneración en especie para sus dirigentes. Pero imaginemos que incluso la
limitación salarial máxima termina de alguna manera constriendo que las empresas puedan
aumentar las remuneraciones en especie de los directivos, es decir, no se les puede pagar
más ni en términos monetarios ni en especie. ¿De qué manera competirían entonces las
empresas por contratar a los trabajadores? Pues esencialmente competirían, ofreciéndoles
una menor carga de trabajo. Vale, te voy a pagar lo mismo que la competencia, pero la
competencia te hace trabajar ocho horas al día y yo te voy a hacer trabajar seis horas
al día, cuatro horas al día. Con lo cual, fijémonos que entraríamos en una carrera
hacia la reducción de la producción. Te pago, pero cada vez produces menos. Cada
vez tienes que desarrollar menos horas dentro de la empresa porque es la única manera en
la que puedo contar con tus servicios. Lejos, por tanto, de que el personal más
altamente cualificado trabaje más horas generando más valor para el resto de la
sociedad, cuantas más horas trabaje un trabajador altamente cualificado, más valor termina
creando en forma de bienes y servicios para el conjunto de la sociedad, lo que haríamos
es incentivar a que cada vez el personal más cualificado trabajara menos horas y, por
tanto, a que produjera menos valor para el resto de la sociedad. Claramente, por tanto,
los salarios máximos no funcionan y no funcionan por algo que los dirigentes de Podemos nos
han dejado notar muy a las claras. La gente responde a incentivos, también los dirigentes
de Podemos. La gente aspira a vivir mejor y una forma de vivir mejor es cobrar más.
Si no está permitido cobrar más, intentarás cobrar más de formas menos eficientes y de
formas menos convenientes o cobrando más en especie, en forma de bienes y servicios
que valoras, pero valoras menos que el dinero que te permite elegir exactamente lo que quieres
comprar o cobrar más trabajando menos. Mismo salario agregado, pero como trabajo menos
horas, mi salario por hora aumenta. En todo caso, forma supóptimas de ser remunerado
que además no son tan poco óptimas para la sociedad, porque si trabajas menos horas
generas menos valor para los demás, salvo en el caso de los políticos que si trabajan
mucho menos nos vendría mucho mejor a todos. Pero, en general, para el resto de la economía
trabajar menos horas es generar menos valor para el resto de la sociedad. Podemos, por
tanto, al suprimir la limitación salarial, el mensaje que nos está enviando es que las
limitaciones salariales son incompatibles con las aspiraciones naturales de las personas
y, por tanto, son limitaciones que no habría que introducir en una economía que pretende
coordinar a las personas canalizando en una buena dirección los incentivos naturales
de esas personas, incentivos naturales y legítimos como es vivir mejor siempre y cuando
generes valor para los demás. Olvidémonos ya definitivamente de los salarios máximos
porque fijémonos que ni siquiera los dirigentes de una formación que dicen que no son casta,
que dicen que son parte de la gente, que dicen que solo piensan en las preocupaciones de
esa gente, incluso esos dirigentes políticos nos están diciendo que ellos aspiran a cobrar
mucho más, que ellos no piensan seguir sacrificándose, cobrando mucho menos por el trabajo que
realizan y que, por tanto, está muy bien eso de trabajar apnegadamente para los demás,
pero si queréis que siga trabajando apnegadamente por los demás, tenéis que pagarme mucho
más ese mismo razonamiento, se puede emplear a cualquier otro ser humano y, por tanto,
no conviene suprimir, eliminar, bloquear los incentivos naturales que permiten una mejor
cooperación entre los seres humanos. Olvidémonos, enterremos ya definitivamente la pésima idea
de establecer salarios máximos dentro de nuestra sociedad.