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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Este pasado joven, la Asamblea de Madrid votó el proyecto de ley de deducciones en el IRPF,
que el gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid había traído
a la Asamblea y por el cual se pretendían bajar impuestos a unos 30.000 madrileños por
importe estimado en 16,4 millones de euros.
Esto se trata, como vemos, de una enorme reducción impositiva y, de hecho, como hemos mencionado,
únicamente habría beneficiado a 30.000 madrileños, porque, en esencia, la rebaja fiscal se instrumentaba
a través de tres deducciones que afectaban a grupos de población bastante limitados.
En concreto, este proyecto de ley contenía una deducción de 500 euros para el cuidado
de ascendientes mayores de 65 años, una deducción equivalente al total de los intereses pagados
por los préstamos pedidos para cursar estudios universitarios o superiores y, a su vez, para
los menores de 30 años, una deducción equivalente al 25% de los intereses que pagan por la compra,
por el préstamo hipotecario, para comprar una vivienda habitual.
Por consiguiente, como digo, era una rebaja de impuestos bastante pequeñita, bastante
poco ambiciosa, el importe de 16,4 millones no es muy grande, el número de beneficiarios
30.000 madrileños tampoco.
Sin embargo, era una rebaja impositiva que podía ser un primer paso simbólico hacia
bajadas impositivas mayores.
Y resulta que, cuando el proyecto de ley llegó a la Asamblea, hubo cuatro partidos políticos
que votaron en contra, Unidas Podemos, Mas Madrid, el PSOE y Vox.
Justamente porque Vox fue decisivo para tumbar el proyecto de ley que introducía estas deducciones
en el IRPF madrileño, hoy hemos podido leer y escuchar a varios dirigentes tanto del PP
como de ciudadanos quejándose de que Vox está en contra de bajar impuestos.
Por ejemplo, Javier Marotto en un tweet que ya ha borrado, esto de borrar los tweets y
luego no disculparse por lo que se ha escrito, no deja de tener su aquel.
Pero bueno, Javier Marotto en un tweet que ya ha borrado decía, todos los partidos cometemos
errores, sin duda, pero ayer Vox cometió un error mayúsculo, tumbar la bajada de impuestos
preparados por Díaz Ayuso para los madrileños, y para lograrlo tuvo que unir sus votos a
Podemos.
Ahora ya sabemos que Vox no está por bajar impuestos, también en esta misma dirección
el vicepresidente del gobierno de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, ha escrito, ayer
Vox volvió a aliarse con la izquierda, pero esta vez lo más preocupante es que lo hizo
para bloquear una bajada de impuestos que beneficiaba a miles de familias madrileñas,
ahora ya sabemos que no están por las bajadas de impuestos, nosotros sí.
Pero es bien sabido que yo tengo profundísimas discrepancias con Vox, sobre todo con su parte,
con su programa no económico, últimamente también con muchas ocurrencias que están
teniendo en la parte económica, pero mucho más enemigo que de Vox, soy enemigo de las
mentiras y soy enemigo del sectarismo político.
Y lo que estamos viendo tanto en el caso de Marotto como en el caso de Aguado es propaganda
y sectarismo político, y es conveniente que la historia, lo que ha sucedido en la Asamblea
de Madrid, que ha tumbado la primera rebaja simbólica de la era Ayuso, se explique bien
y se explique quiénes han sido de verdad, los culpables de que esta bajada de impuestos
no pueda haber salido adelante.
La Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid originalmente preparó este proyecto
de ley y deducciones en el IRPF donde se contenía la bajada de impuestos simbólica que hemos
mencionado con anterioridad, una bajada de impuestos que afectaba a poca gente, 30.000
madrileños y que tenía un impacto recaudatorio modesto, de 16,4 millones de euros, Ciudadanos
dio el visto bueno y, por tanto, pretendieron aprobar en la Asamblea de Madrid ese proyecto
de ley.
Ahora bien, Vox, que evidentemente es un partido político que está en la Asamblea y que por
tanto tiene pleno derecho a tratar de condicionar el contenido de los proyectos de ley, aceptó
la rebaja de impuestos, pero le puso una condición que decir que es de bastante sentido común,
tanto en el fondo como en la forma, tanto porque es importante que se haga, como porque
es importante que se diga que se va a hacer.
¿Qué condición le puso Vox?
Estamos de acuerdo en que bajes impuestos y en que la recaudación impositiva se reduzca
en 16,4 millones, pero siempre y cuando, al mismo tiempo, recortes gastos, rebajes el
gasto autonómico en 16,4 millones de euros.
¿Por qué es importante que esto se haga?
¿Por qué hay que cuadrar las cuentas?
Un gobierno no debe bajar impuestos endeudando a sus ciudadanos, la deuda de hoy son los
impuestos de mañana, por tanto decir que bajas impuestos aumentando deuda es una trampa,
si te bajo los impuestos hoy, a los votantes de hoy, los tengo contentos, pero se los subo
a los ciudadanos de mañana, a los votantes de mañana que previsiblemente ya no me van
a tener que votar a mí porque yo ya me habré retirado de la política o, en todo caso,
puede que no esté ahí.
Por tanto, Vox puso una restricción que es lógica, menos impuestos bien, pero también
menos gasto, y además que tiene también su importancia simbólica, es verdad que una
rebaja de impuestos de 16,4 millones de euros no va a generar un agujero presupuestario
especialmente grave, especialmente doloroso, especialmente oneroso para las generaciones
futuras.
Pero, de nuevo, hemos de acabar con la irresponsabilidad financiera de nuestros políticos que o bien
suben gastos sin aumentar impuestos, o bien bajan impuestos sin recortar el gasto.
Por tanto, hizo muy bien Vox en plantear esta objeción.
Compramos la rebaja de impuestos, pero, al mismo tiempo, tiene que recortar gastos.
Es verdad que, en un comienzo, y esta quizás sea la parte más discutible, Vox quería
escoger qué partidas de gasto recortar, y ahí, pues bueno, nos podemos encontrar con
una discrepancia razonable porque, en muchas ocasiones, Vox apunta a partidas que ellos
llaman de gasto ideológico y, por tanto, ahí se entremezcla la ortodoxia financiera, hay
que cuadrar ingresos y gastos con el sesgo ideológico, mezcudo en que hay que cuadrar
ingresos y gastos para recortar determinadas partidas de gasto que, a mí, personalmente,
no me gustan, determinadas partidas de gasto que, a mí, personalmente, me generan cierta
fobia.
En este sentido, uno podría comprender determinadas objeciones de ciudadanos del estilo de no
nos vamos a sumar a la propuesta de Vox porque, en realidad, su objetivo último no es mantener
la estabilidad presupuestaria, sino que, con la excusa de la estabilidad presupuestaria,
lo que pretende es vaciar sesgadamente de financiación a determinadas asociaciones,
que no le gustan ideológicamente, pero no a otras asociaciones o no a otras partidas
del presupuesto que, si le gustan ideológicamente y, por tanto, no carga contra ellas.
Si está fuera la crítica, pues bueno, uno podría discrepar de ella, pero tendría suposo
de razonabilidad.
No estamos hablando de un tema técnico, no estamos hablando, siquiera, de principios
liberales sobre la gestión de la hacienda pública, sino que, en última instancia,
estamos utilizando el debate presupuestario o el debate impositivo para manejar los hilos
ideológicos del Estado.
A estas asociaciones les quito el pan y la sal, a las otras les mantengo el pan y la
sal.
Pero es que Vox, después de las negociaciones que mantuvo con el Partido Popular, terminó
cediendo en este apartado y permitió que fuera el gobierno de coalición entre PP y
Ciudadanos, quien determinara qué recortes se van a aprobar.
Es decir, al final, la única restricción que puso Vox a tramitar este proyecto de ley
en la Asamblea fue, ustedes van a perder 16,4 millones de euros en recaudación por
bajar impuestos, me parece estupendo, pero búsquense dentro del presupuesto partidas,
también simbólicas, porque estamos hablando de cantidades muy pequeñas, búsquense dentro
del presupuesto partidas de 16,4 millones de euros que recortar, las que ustedes quieran,
pero presenten este proyecto de ley con las cuentas cuadradas.
¿Qué ha sucedido al final?
Pues que el PP aceptó la propuesta de Vox, porque en la Consejería de Hacienda de la
Comunidad de Madrid hay personas que desde luego entienden y suscriben, otra cosa es
que vayan a terminar haciéndolo o no, pero que desde luego suscriben los principios del
equilibrio presupuestario y que, por tanto, si se bajan impuestos hay que recortar el
gasto y que tan importante para avanzar hacia una sociedad liberal es que paguemos menos
impuestos como que el Estado maneje menos recursos y, por tanto, ya digo, la Consejería
de Hacienda aceptó, el Partido Popular de la Comunidad de Madrid aceptó la condición
de Vox, pero ciudadanos no, ciudadanos no se bajó del burro, ciudadanos dijo que no
quería recortar el gasto, que solo quería bajar impuestos y, por tanto, han presentado
un proyecto de ley en la Asamblea sin compromiso asociado de recortar el gasto por un importe
analogo a la pérdida de recaudación que se experimentará por la rebaja de impuestos.
Consecuencia de todo ello, Vox vota en contra porque el pacto al que llegó Vox con el PP,
que era, insisto, un pacto muy sensato y, en este caso particular, un pacto perfectamente
compatible con la esencia de los principios liberales en materia de Hacienda Pública,
ese pacto ha sido incumplido porque uno de los socios del Gobierno de coalición, ciudadanos,
no quiere bajo ninguna circunstancia recortar el gasto, ni siquiera por la minúscula cantidad
de 16,4 millones de euros.
En definitiva, cuando ciudadanos nos está diciendo que ellos sí están a favor de bajar
impuestos, cuando no están a favor de recortar el gasto, es simplemente engañar a los españoles
y, en este caso, a los madrileños.
A largo plazo no se puede reducir sustancialmente la carga fiscal que pesa sobre la ciudadanía
sin, a su vez, recortar de manera igualmente enérgica y sustancial la carga de gasto que
pesa sobre la ciudadanía, de ahí que sea muy importante que toda rebaja impositiva
siempre vaya acompañada de una rebaja del gasto público.
Y, ciudadanos, parece que le tiene más alergia a recortar el gasto público que a no bajar
impuestos.
Ciudadanos, en última instancia, ha preferido preservar el nivel de gasto estatal, aunque
ellos supongan que los madrileños no se van a haber beneficiados de una rebaja impositiva.
No le echemos, en este caso, la culpa a Vox.
Si queremos culpar a Vox, hay muchísimos asuntos de los que criticarles.
Pero, en este caso, Vox se ha comportado ejemplarmente.
El Partido Popular llegó a un acuerdo razonable con Vox que, digamos, limaba, eliminaba aquellos
aspectos más ideologizados de la propuesta de Vox, por tanto, presentaron una propuesta
técnica impecable, tanto en las formas como en el fondo de los valores liberales que la
inspiraban.
Como Ciudadanos, ese partido que se reivindica como liberal, pero que está absolutamente
en contra de recortar cualquier tipo de gasto, el que, en última instancia, le ha hecho
el juego sucio a la izquierda por impuestos madrileña, bloqueando el pacto sensato, razonable,
con Vox, que permitía a haber bajado los impuestos en Madrid al tiempo que se cuadraban
las cuentas, al tiempo que se mantenía el equilibrio presupuestario.
Si no se bajan impuestos en Madrid, no es por culpa de las propuestas sensatas de Vox,
sino de las exigencias insensatas de Ciudadanos.