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La actriz Marisa Paredes estuvo recientemente en el programa de la sexta, Liar la Pardo,
y aparte de no mostrar una gran simpatía hacia Ayuso, textualmente dijo sobre Ayuso.
Ayuso a mí me parece que Ayuso es impresentable directamente. O sea, ¡impresentable!
Solamente el desquicio de una sociedad en un momento determinado hace que, y ella, y ella que es absolutamente estupefacta.
Aparte digo de no mostrar una gran simpatía hacia Ayuso, efectuó las siguientes declaraciones que se han viralizado por la red.
Vamos a hacer que la gente pague impuestos de verdad. Los que más tienen, que paguen más.
Es que eso es la lógica de la vida. La única manera de que un país funcione es que se paguen impuestos.
En todos los países se pagan impuestos.
Evidentemente en todos los países se pagan impuestos porque, en caso contrario, no habría estado.
El estado se fundamenta sobre la capacidad de extracción de recursos, y si nos trajerá recursos no existiría estado.
Pero la cuestión no es tanto si en todos los países se pagan impuestos, también por cierto en España,
sino si hay que pagar más o menos impuestos.
Y Marisa Paredes está claramente apostando porque hay que pagar más impuestos porque, según nos dice,
la clave de la civilización y del progreso y del desarrollo es que se paguen muchos más impuestos.
Pero esta es una conclusión que, desde luego, ya se saca absolutamente de la manga.
Es verdad que tenemos estados donde se pagan muchos impuestos y que tienen un nivel de desarrollo relativamente elevado,
de manera paradigmática, a los países nórdicos.
Pero también tenemos otros ejemplos de países donde se pagan menos impuestos que en España
y que tienen un nivel de desarrollo más elevado, por supuesto, que el de España
y también, en algunos casos, más elevado que en los países nórdicos.
Por ejemplo, en el año 2019, y de acuerdo con la OCDE, los ingresos de origen fiscal, los ingresos impositivos de España
representaban el 34,6% del PIB.
Y sin embargo, teníamos otros países que eran tan ricos o más ricos que España
que dentro de la OCDE, no digamos fuera de la OCDE, pero que dentro de la OCDE
tenían una presión fiscal más reducida que la de España.
Por ejemplo, Canadá, 33,5%, Estonia, 33%, Reino Unido, 33%, Nueva Zelanda, 32,3%, Israel, 30,5%,
Australia, 29%, Suiza, 28,5%, o Corea del Sur, 27,4%.
De hecho, es que la media de la OCDE, la OCDE es algo así como el Club de los países ricos
con algunas excepciones, Singapur no está, Hong Kong no está, Taiwán no está.
Pero bueno, el Club de los países ricos, la media de la OCDE, la media de presión fiscal de la OCDE
era del 33,8%. España, 34,6%. Es decir, que España tiene un nivel de presión fiscal
de ingresos públicos de origen impositivo superior a la media de la OCDE.
Pero bueno, Marisa Paredes establece que para prosperar necesitamos más impuestos
y, por tanto, que si no tenemos más impuestos no habrá manera de que prosperemos,
que todos los países que prosperan es porque suben y suben y suben los impuestos.
¿Y quién tendría que hacerse cargo de esos mayores impuestos?
Pues los más ricos, ¿cómo no? Se le olvida mencionar claro a Marisa Paredes
que una vez el estado ya alcanza a un tamaño absolutamente desbocado,
no es posible que los impuestos sigan subiendo solo a costa de los más ricos.
Cuando el estado, y a pesar el 40, el 50, el 60% del PIB,
necesariamente el crecimiento adicional del estado no procede a costa de los más ricos,
sino del conjunto de la sociedad. Los estados que tienen una presión fiscal más elevada,
como los países nórdicos o como Francia, no son países que extraigan esos recursos
única o mayoritariamente de los más ricos, sino que lo extraen del conjunto de la población.
Por tanto, no es verdad que la aboracidad fiscal se concentre solo sobre los más ricos.
Los más ricos son la excusa para que los no tan ricos acepten mansamente
agachen la cabeza frente a la rapiña fiscal generalizada.
En todo caso, el discurso de Marisa Paredes es bastante mainstream, está bastante extendido.
Necesitamos un estado más grande, necesitamos para ello más ingresos públicos
y, evidentemente, como no queremos decir que hay que subirle los impuestos a todo el mundo,
vamos a decir que esos ingresos públicos tienen que proceder de los más ricos,
que los más ricos, porque ganan más, tienen que pagar más,
como si no los estuviesen haciendo ya en España. España ya tiene impuestos progresivos,
como el IRPF, el tipo más general máximo en el IRPF,
llega hasta el 54% en algunas autonomías como Valencia,
en el conjunto de España 47% sin contar los ajustes autonómicos, y por tanto, eso ya se da.
Pero, bueno, sigamos diciendo que los más ricos no pagan lo suficiente
y que tienen que pagar todavía más para que el sistema sea verdaderamente progresivo.
Lo llamativo, sin embargo, llegó en este segundo tramo de la entrevista,
después de que Marisa Paredes nos ha dicho que los más ricos tienen que pagar más,
porque ningún país funciona sin impuestos, funciona sin una amplia recaudación,
fijémonos en la coletilla que añade. La única manera de que un país funcione es que se paguen impuestos,
en todos los países se pagan impuestos. La cultura tiene que pagar menos impuestos,
que estamos pagando un 21%, y eso es un disparate. En todos los países se
paga un 6, un 8, un 10, y aquí un 21%. Anda, que todos tienen que pagar más impuestos,
especialmente los más ricos, pero casualmente el mundo de la cultura tiene que pagar menos impuestos.
Hay que bajar el IVA a la cultura, porque evidentemente los consumidores
compran en función del precio después de impuestos de los productos culturales,
y si subimos el IVA a la cultura quizá es que los productores, los generadores de cultura,
terminen vendiendo menos. Y claro, eso de que los generadores de cultura ingresen menos,
porque hay que pagar más impuestos para que el país funcione, parece que a esos
generadores de cultura no les gusta tanto. De hecho, el discurso de Marisa Paredes se ha
convertido ya en una matracal o vista sin más. ¿Por qué razón? Porque el IVA, de lo que podríamos
llamar la cultura en España, si bien no existe un IVA destinado a la cultura, existe un IVA
destinado a productos que podemos udgar culturales como el cine, el teatro o los libros, el IVA de
la cultura ya no está en el 21%. Está en el 10%. El último producto cultural cuyo IVA
quedaba por rebajar era el del cine y ya se hizo hace un par de años y, por cierto, los cineastas
absorbieron el 60, más del 60% de la reducción del IVA que no repercutió sobre el consumidor. Es
decir, que la mayor parte de la rebaja del IVA al cine fue en realidad una rebaja de los impuestos
que pagaba la industria del cine. Digo, el último producto cultural cuyo IVA se rebajó fue el del
cine y, por tanto, ya no hay IVA a la cultura del 21%. Marisa Paredes repite una consigna propia de
un lobby. Hay que bajar impuestos a la cultura sin ser consciente de que sus impuestos ya se han
rebajado, pero como lo que importa es machacar desde los medios de comunicación un determinado
mensaje para que ese mensaje cale en favor de la industria, pues Marisa Paredes coloca el piloto
automático y dice mejor tratamiento fiscal a la cultura. Le ha faltado decir, obviamente, más
ayudas públicas a la cultura porque no puede ser que haya tan pocas ayudas públicas. Mensajes que se
repiten al margen de cuáles sean los tipos impositivos que graban los productos culturales o
mensajes que se repiten al margen de cuál sea el monto efectivo de ayudas que se les otorgan. Siempre
queremos más, más, más y más a costa del resto de la ciudadanía y lo llamativo no es tanto que
Marisa Paredes haga lobby desde la televisión para extraer recursos del resto de la población a
través del sector público, es que lo hace un segundo después de acabar de decir que hay que
pagar más impuestos y que los que tienen más, por ejemplo ella, tienen que pagar muchos más
impuestos. Sí, todos tienen que pagar más impuestos menos yo, a mí bájamelos, que sean
otros los que terminen pagando el tipo de estado que yo creo que sería bueno para esos que lo
terminan pagando, aunque yo no lo pague. De hecho, aunque yo esté extrayendo rentas de esos otros
que están pagando religiosamente los impuestos que yo defiendo que tienen que incrementarles para
mantener, como digo, el modelo de estado que quiero yo y que quizá ellos no quieran. Desde
luego la presunta superioridad moral de algunos en realidad es inferioridad moral.