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Una de las noticias económicas más importantes de esta semana ha sido el caso
GameStop. En este vídeo y en uno posterior, que también vamos a dedicar a este
asunto, vamos a intentar desentrañar qué ha sucedido con las acciones de esta
empresa. En particular, en este primer vídeo, en el que estáis viendo en estos
momentos, vamos a explicar cómo es posible que la acción de esta empresa
con perspectivas complicadas pudiera pasar de un precio de 14, 15, 16, 17 dólares
por acción, a más de 400 el miércoles de esta semana pasada. Y en el segundo
vídeo exploraremos lo que sucedió a partir del jueves, es decir, cuando
Robin Hood y otras aplicaciones de compraventa de acciones suspendieron
temporalmente la opción de comprar acciones de GameStop. Como digo en este
primer vídeo, vamos a explicar cómo es posible que los precios se dispararan
tanto, y para entender esto hay que comprender inicialmente desde un
principio que son las posiciones cortas. Una posición corta es
esencialmente vender una acción de la que tú no eres propietario, y cómo
vendes una acción de la que tú no eres propietario, pues pidiéndose la prestada
a otro. Si yo no poseo acciones de una empresa y las quiero vender, se las pido
prestadas a alguien que sí las posee y las vendo, y al venderlas me embolso el
dinero que he cobrado por la venta de esas acciones. Pero claro, si yo vendo unas
acciones que no son mías, queda pendiente una deuda en esa operación, que es
devolverle las acciones a aquel que me las prestó. ¿Y cómo le puedo devolver
unas acciones que no poseo, si además las he vendido en el mercado? Pues muy
sencillo, cuando llegue el momento de devolverle las acciones, las tendré que
comprar en el mercado. Compraré acciones de la misma empresa en el mercado y se
las devolveré. Y cuando llegará el momento en el que tenga que saldar esa
deuda en el que tenga que devolverle las acciones, bueno, a este respecto existen
tres opciones. La primera opción es que se las devuelva cuando yo quiera. Si creo
que ya es el momento de devolverle las acciones, pues se las devuelvo y se acaba
la operación. La segunda posibilidad es que se las devuelva cuando él me las pida.
¿Qué quiere disponer en este momento de las acciones? Pues entonces tendré que
acudir ahora al mercado y reintegrarle las acciones. Y la tercera opción es que
tenga la obligación de devolvérselas cuando mi situación económica se
deteriore tanto como para que empecemos a sospechar que, quizá, si esa situación
económica se sigue deteriorando en el futuro, no voy a ser capaz de devolverle
las acciones. Esas son, por tanto, las tres opciones que existen sobre el momento
de devolución de una acción que he pedido prestada para venderla en el
mercado. ¿Y qué sentido, desde una óptica individual, tiene este tipo de
operaciones cortas? ¿Por qué una persona querría realizar una operación corta?
Pues, esencialmente, si pensamos que el precio de una acción va a caer en el
futuro, desde luego es tremendamente rentable o puede ser tremendamente
rentable, vender hoy la acción, pidiendo la prestada, a un precio alto, a un precio
que todavía no ha caído, con la expectativa de que, en el futuro, cuando
tengas que devolverle la acción a su propietario, podrás comprarla en el
mercado a un precio más reducido. Imaginemos que una determinada acción
está cotizando hoy a 10 dólares, y creo que su perspectiva a medio plazo es
bajista. Pues, bueno, lo que puede hacer es tomar una posición corta, es decir,
pedirle prestado a un señor sus acciones, vender esas acciones a 10 dólares, la
acción, y si dentro de, por ejemplo, un año el precio de la acción ha caído de
10 a 2, en ese momento le devuelvo las acciones, comprándolas en el mercado no
a 10 sino a 2, porque 2 es el nuevo precio del mercado, con lo cual, algo que he
vendido yo a 10, lo puedo recomprar más tarde a 2, embolsándome, lógicamente, la
diferencia, en este caso, de 8 dólares por acción. Desde luego la operación parece
muy lucrativa, pero también hay que tener presente que es una operación
tremendísimamente arriesgada. ¿Por qué es tremendísimamente arriesgada? Bueno, en el
caso de las posiciones largas, es decir, comprar una acción para mantenerla en tu
balance, se suele decir que el riesgo está limitado. Si yo compro una acción a 10 y
la empresa quiebra y la acción pasaba al 0, he perdido 10, he perdido el 100% de
mi inversión, pero ya está, el riesgo estaba acotado, puedo perder como mucho
lo que he invertido, no más. En el caso de una operación corta, sin embargo, se
suele decir que el riesgo es potencialmente infinito. ¿Y por qué es
potencialmente infinito? Imaginemos que yo vendo una acción que no poseo, que he
pedido prestada, a 10, con la explicativa de que el precio va a bajar en el futuro y
por tanto la poderé recomper más barata y por tanto me embolsaré la
diferencia, pero resulta que el precio de esa acción no baja ni siquiera se
mantiene estable, sino que empieza a subir, a subir y a subir. ¿Cómo
potencialmente puede llegar a subir hasta el infinito? Evidentemente no, pero para
entendernos cómo podría llegar a subir hasta el infinito, el que toma una
posición corta se expone al riesgo de tener que recomprar esa acción a un
precio de 100, de 1000, de 1 millón, de 10 millones de infinito y por eso se dice
que el riesgo de los cortos es infinito, por eso es un tipo de operación tan
altamente arriesgado, porque el riesgo, a diferencia de las posiciones largas, no
está acotado. En todo caso, más allá de satisfacer la avaricia individual de
aquellos que quieren lucrarse tomando posiciones cortas, qué sentido tiene que
socialmente permitamos que inversores, grandes y pequeños inversores, tomen
posiciones cortas. Bueno, las posiciones cortas desempeñan una función fundamental
en el mercado financiero. Las funciones clave de un mercado financiero son dos o
a lo sumo tres. Una función clave es proporcionar financiación a quien la
necesita. Hay agentes con capacidad de financiación, los que por ejemplo
compran acciones en el mercado primario y hay compañías con necesidad de
financiación, las que emiten acciones en el mercado primario y el mercado
financiero conecta a los que tienen capacidad de financiar con los que
tienen necesidad de financiar y gracias a eso el mercado financiero sirve para
transformar ahorro en inversión y a través de las inversiones es como se
incrementa la productividad de una economía y nos enriquecemos todos. Una
segunda función importante, pero para lo que voy a ahora a explicar de carácter
más secundario, es que los mercados financieros proporcionan negociabilidad
a los activos financieros. Imaginemos que yo invierto capital en una empresa y no
pudiese salirme de esa operación, es decir, no pudiese vender o revender mis
acciones con facilidad. Una casa, una vivienda es muy complicado de vender, tiene
unos costes de transacción enormes, es de que ponemos un anuncio hasta que la
casa se termina vendiendo por un precio cercano al que hemos puesto en el
anuncio pueden pasar meses y meses y meses incluso años y años. Los
mercados financieros, sin embargo, permiten que una persona que ha comprado
acciones de una empresa y que ha financiado en el mercado primario a
esa empresa luego tenga relativo a facilidad los costes de transacción,
sean muy bajos para revender ese título financiero en el mercado y eso también
facilita que haya más ahorradores dispuestos a invertir una mayor parte
de su patrimonio en capitalizar empresas que quieren realizar inversiones
finales que aumentan la productividad de la economía y nos enriquecen en última
instancia a todos, pero como digo esta función no es tan relevante para lo que
quiero explicar a continuación. Y la tercera función que muchas veces se
olvida pero que es auténticamente clave es que los mercados financieros sirven
para formar un precio de los activos financieros. ¿Cuál es el precio
razonable de una acción? Pues esa es una pregunta que no es fácil responder, yo
puedo tener una opinión, el otro puede tener otra opinión, el demás allá otra
distinta, pero realmente resolver esa cuestión cuál es el valor, el precio
razonable de una acción es una cuestión realmente capital a resolver. ¿Por qué
razón? Pues porque si el precio de una acción está artificialmente alto, está
burbujísticamente alto, lo que tenemos como indicado en el término es una
burbuja financiera. ¿Y cuál es el problema de una burbuja financiera? Pues
que estaríamos invirtiendo demasiado capital en una empresa que no lo merece,
en una empresa que no va a ser capaz de rentabilizar, de generar suficiente
valor con esa inversión, es algo así como lo que pasó con la burbuja
inmobiliaria española, inmovilizamos demasiado a horro nacional y
extranjero en el ladrillo en un activo absolutamente productivo y eso ha
alastrado el futuro de la economía española durante como poco una década
desde el 2008 hasta el 2016, 2017, 2018, que se dice pronto. Y al revés, si el
precio de una acción está muy bajo, está artificialmente bajo, entonces una
empresa emitiendo esas acciones tan baratas apenas tendrá capacidad para
captar a horro y por tanto apenas tendrá capacidad para invertir, con lo cual si
hay una empresa que sí es capaz de rentabilizar, de generar mucho valor con
el ahorro que capten los mercados financieros, pero esos mercados financieros
le atribuyen un precio demasiado bajo a sus títulos, esa empresa no será capaz
de captar suficiente capital para generar de verdad valor dentro de la economía
productiva. Por tanto, insisto, la función de formar, de descubrir cuál es el precio
más razonable de una empresa, de una acción en los mercados financieros es una
función importantísima, un precio mal formado al alza o a la baja genera
distorsiones en la economía o genera malas inversiones, exceso de malas
inversiones o genera déficit de buenas inversiones. Y los mercados
financieros contribuyen a formar precios, ¿por qué? Pues porque toda la
información dispersa que está en sociedad termina confluyendo en los
mercados financieros, si yo creo que una acción está muy barata, es decir que está
demasiado baja de precio, tendría a invertir en esa acción. Si yo tengo
información pública o privada, es decir, información a la que tenga acceso
a todo el mundo, o información que a lo mejor haya elaborado yo, haya creado yo
transformando, interpretando la información pública y por tanto sea
información privada mía, que me lleve a pensar que el precio de esa acción está
demasiado bajo, tenderé a invertir en esa acción. Y al invertir en esa acción, el
precio tenderá a aumentar. Y al revés, si yo creo que el precio de una acción está
demasiado alto, tenderé a vender esa acción y por tanto a deprimir su precio,
los inversores, al participar en los mercados financieros, buscando el lucro,
están revelando, están manifestando en sus acciones la información privativa de
la que disponen y la están haciendo en cierta medida, no en su totalidad, pero
sí a través de sus acciones, la están haciendo pública, la están reflejando en
los precios. Como digo, al comprar contribuimos a que el precio aumente y al
vender contribuimos a que el precio baje. Evidentemente yo puedo estar equivocado,
a lo mejor creo que está muy barata la acción, compro y resulta que la acción
estaba demasiado cara y al comprar he pagado todavía un precio más alto, pero
en ese caso el error lo terminó pagando yo. Y lo mismo, si vende una acción que
creo que está muy cara y en realidad está muy barata, pues la rentabilidad la
dejo de obtener yo. Por eso los incentivos en los mercados financieros están
bien alineados. Si tú manifiestas información buena, ganas. Si tú
manifiestas información mala, pierdes o al menos tiendes a perder. Como digo,
comprando se revaloriza la acción, vendiendo se deprime la acción. El
problema es que, claro, mucha gente puede tener información que indique que el
precio de una acción está sobrevalorado y no haber invertido en esa acción.
Entonces, ¿de qué manera pueden introducir en los mercados financieros
información de la que disponen sobre que el precio de una acción está
sobrevalorado si no son propietarios de esas acciones? Pues para eso justamente
existen las posiciones cortas. Pides prestada la acción y la vendes. ¿Por qué
la vendes? Porque crees, a partir de la información de la que tú dispones, que
el precio de esa acción hoy está demasiado alto y tiene que caer. Y al
vender, contribuyes efectivamente a que el precio de esa acción se reduzca.
Prohibiendo las posiciones cortas, que en ocasiones se ha hecho, obligamos a que
todo el ajuste del precio de una acción se efectúe a través de cambios en
posiciones largas. Es decir, a través de ventas de aquellos que poseen la acción.
Pero eso es un proceso de ajuste mucho más lento. ¿Por qué? Porque una persona que
ha invertido en una acción puede ser reticente a venderla, a realizar pérdidas.
No quiere reconocer ante sí mismo y ante su entorno que se ha equivocado, que
ha fallado, que ha perdido dinero. Y claro, si hay inversores que se niegan a
vender, aún sabiendo en última instancia que han mal invertido, el ajuste como
digo resulta mucho más lento. Y de hecho hay mucha evidencia que muestra que la
prohibición de las posiciones cortas no impide que el precio de una acción caiga
a medio largo plazo, pero sí ralentiza el proceso de caída y, por tanto, hace
que toda la información que esté disponible en el mercado sobre la
situación real de esa empresa no se llegue a introducir en los precios. Lo
que genera la prohibición de las posiciones cortas para entendernos es
un sesgo burbujístico, es decir, que los precios de las acciones de aquellas
empresas que tienen que bajar a medio plazo se mantengan artificialmente
altos durante más tiempo. Y eso puede provocar que, si esas empresas
realizaran una ampliación de capital, se introdujera capital en el mercado a
precios artificialmente altos. Es decir, que se mal invirtiera el ahorro de
aquellos ahorradores que invirtieran a precios demasiado altos en las acciones
de esa compañía. Por tanto, como digo, las posiciones cortas no han de ser
demonizadas, juegan un papel fundamental en los mercados. Ahora bien, tampoco hay
que perder de vista que en los mercados, en ocasiones, puede existir lo que en
economía se llama poder de mercado. Es decir, un agente económico puede tener
una capacidad especial, por ejemplo, si maneja mucho capital, para, al menos a
corto plazo, mover al alza o a la baja el precio de una acción. En principio, esto
no es demasiado problemático, porque tienden a ser movimientos que no se
pueden perpetuar a muy largo plazo en el tiempo. Sin embargo, puede haber excepciones
a estos casos que tampoco conviene obviar. Por ejemplo, imaginemos una empresa que
tiene un muy buen plan de negocio, pero es un plan de negocio que o ganas mucho o
pierdes mucho, y para ganar mucho tienes que invertir muchísimo capital. Pues bueno,
en ese caso, a menos que se forme una especie de burbuja en el precio de las
acciones, esa empresa no llegará a captar todo el capital que necesita para
realizar sus inversiones. Por ejemplo, imaginemos que si el precio de la acción
llega a mil, la empresa puede ampliar capital y puede realizar inversiones que
son tremendamente rentables, y esas inversiones justifican, a posteriori, el
valor de la acción a mil. En cambio, si el precio de la acción pasa de 100 a 500,
la empresa no consigue captar suficiente capital para realizar las
inversiones, y por tanto el precio de la acción a 500 no está en absoluto
justificado, y el precio de la acción termina cayendo de nuevo y arruinando a
quienes invirtieron en ella. Esta posibilidad, que se llama en economía
equilibrios múltiples, es decir, que el equilibrio en economía no es tan solo
uno, sino que en cualquier momento puede haber varios equilibrios posibles,
también se puede dar con poder de mercado con las posiciones bajistas. Imaginemos
una empresa que está atravesando dificultades ingentes, que está al
borde de la bancarrota. Sin embargo, tiene un buen plan para reinventarse y para
resurgir de sus cenizas. Pues bien, si hay muchos bajistas que están
machacando el precio de la acción de esa compañía, el precio de la acción de
esa compañía puede no volver a levantar el vuelo, y si no levanta el vuelo, la
empresa no podrá captar el capital que necesita para recapitalizarse y para
reinventarse. Con lo cual, digamoslo así, el ataque bajista, la confluencia, en el
ejemplo que estamos viendo de operaciones cortas, puede terminar convirtiéndose en
una profecía autocumplida. Yo ato a la baja el precio de tu acción, tú no puedes
reconvertir tu modelo de negocio y como no puedes reconvertirlo y es malo, está
desfasado, terminas quebrando y al quebrar, evidentemente, me das la razón a mí,
porque yo me había posicionado corto en tu acción esperando a recomprar esa acción
más barata y si quiebras la acción vale cero y por tanto recompro a nada. No he de
devolver de hecho la acción porque la acción no vale absolutamente nada.
Con lo cual, desde luego, puede ser un problema que exista poder de mercado tanto
en posiciones largas como en posiciones cortas. El poder de mercado, al menos en
teoría, podría terminar generando profecías autocumplidas que, en el caso
de las cortas, arruinaran a empresas que, a lo mejor, en otro contexto, serían
viables. Pues bien, este creo que sería el contexto en el que hay que inscribir el
caso de GameStop. GameStop es, sin duda, una empresa cuyo modelo de negocio estaba
abocado al fracaso. Venta de videojuegos en tienda física que es algo que está
absolutamente desapareciendo y que, además, con la pandemia ha sufrido
enormemente porque la gente está dejando de ir a los locales a comprar. Si ya la
gente estaba dejando de ir antes de la pandemia, con la pandemia todavía más.
Ahora bien, ¿significa esto que GameStop no tuviese planes para
reconvertirse en otro modelo de negocio? No, no significa nada de esto.
GameStop, si tenía planes y tiene planes de dar el salto a una tienda
virtual de videojuegos que pueda rentabilizar por esa vía. No voy a
entrar a valorar si ese plan es bueno o es malo porque lo desconozco, no lo he
valorado y ni siquiera sé si tendría la capacidad y los conocimientos para
valorarlo adecuadamente. Pero desde luego existe la posibilidad de que
GameStop resurja de sus cenizas si consigue captar capital suficiente para
reconvertirse y esa reconversión es provechosa y genera valor para los
consumidores. ¿Cuál era el problema? Pues que GameStop y otras empresas que están
en una situación similar están absolutamente o han estado absolutamente
machacadas por posiciones cortas. Insisto, posiciones cortas legítimas porque
desde luego la perspectiva de GameStop no era precisamente positiva. Que no
estuviese totalmente condenada a quebrar no significa que la probabilidad de
quebrar no fuera alta. Por tanto, sí era lógico apostar a la baja contra
GameStop, pero también hay que tener en cuenta que esa acumulación de apuestas
negativas, en cierto modo, estaba terminando de condenar, estaba terminando de
darle la puntilla a GameStop. Si cuatro grandes operadores en los mercados
financieros tuvieran capacidad para hundir permanentemente el precio de una
acción que está intentando reconvertirse, es decir, si tuvieran poder de mercado
suficiente para mantener bajo suficiente tiempo el precio de la acción de
determinadas empresas para que éstas no tengan opción de recapitalizarse, pues
sería una situación problemática como cualquier situación de poder de mercado
lo es en términos generales en cualquier otro mercado. Pero vete aquí que los
mercados libres y competitivos suelen ofrecer alternativas, suelen ofrecer
contrapesos a esos poderes de mercado, que en este caso podríamos simbolizar con
algunos grandes fondos de inversión con un enorme capital para concentrar
posiciones cortas en determinados valores como el de GameStop. ¿Cuál es ese
contrapoder que puede emerger? Bueno, pues esencialmente la libre asociación,
aunque no haya ningún gran fondo con muchísimo capital que quiera posicionarse
largo en las acciones de GameStop, si hay muchísima gente con pequeño capital
que quiere estar dispuesta a posicionarse larga, es decir, a comprar acciones de
GameStop y se coordinan para hacerlo, pues puede suceder lo contrario que con
la acumulación de posiciones bajistas de cuatro grandes fondos. Los cuatro grandes
fondos han conseguido, concentrando, mancomunando su gran capital, hundir el
precio de la acción con posiciones cortas y muchos pequeños inversores con
unos pocos cientos o miles de euros consiguen elevar el precio de la acción
de una determinada empresa coordinando descentralizadamente su capital e
invirtiendo de nuevo mancomunadamente en el capital de esa empresa. Y eso es
esencialmente lo que ha sucedido con GameStop. Los usuarios del foro de Wall
Street Bets, que es un foro de Reddit, se coordinaron para empezar a comprar
acciones de GameStop. Lo hicieron además a través de aplicaciones como
Robin Hood, que no cobran comisiones por esas transacciones, de tal manera que el
coste de invertir, aunque fueran pequeñas cantidades de dinero en esta
compañía, era anulo. El coste de transacción era anulo más allá, evidentemente,
del precio de la acción. Al empezar a comprar de manera generalizada, aunque fuera
por pequeños importes, acciones de GameStop que sucedió con el precio de
esas acciones que comenzaron a subir. Al comenzar a subir el precio de esas
acciones, los que tenían posiciones cortas en las mismas empezaron a ponerse
nerviosos, porque evidentemente si el precio de la acción sube, a ti te va
saliendo cada vez más caro recomprarla. Si se trata de una subida
transitoria, pues en principio no debería pasar gran cosa, ya volverá a caer y
ya la podrás recomprar cuando esté mucho más baja. Sin embargo, si esa subida no
es transitoria, porque lo que hace es reflejar la posibilidad de que la
empresa se termine recapitalizando y se termine reconvirtiendo, pues a lo mejor
tu posición corta especulativa te puede terminar saliendo muy cara, porque si se
consolida un precio sustancialmente más alto que el actual que no vuelve a
bajar, tendrás que palmar mucho dinero cuando recompres la acción de esa
empresa. O en todo caso, si de la misma manera que la coordinación de las
posiciones cortas había logrado hundir estructuralmente el precio de la acción,
la coordinación de las posiciones largas consigue incrementar en un importe
suficiente y durante suficiente tiempo el precio de la acción a las posiciones
cortas también las puede terminar machacando. ¿Por qué razón? Recordemos
que hemos dicho que había tres razones por las cuales se tenía que devolver la
acción que se pedía prestada en una posición corta, o bien porque la pedía
prestada quisiera devolverla, o bien porque quien la había prestado la quiera
recuperar, o bien porque hubiese un pacto en función del cual si tu situación
económica se determinaba significativamente, tuvieses en ese momento
antes de quebrar, antes de que ya no tengas capital alguno,
recomprar la acción para devolvérsela a quien te la había prestado. Pues bien,
estos dos últimos mecanismos son los que se empezaron a activar conforme el
precio de la acción de GameStop fue subiendo. Había gente que tenía acciones
de GameStop y que las había prestado, no conscientemente a través del broker, pero
en todo caso las había prestado, que quería vender las acciones y para eso
le tenían que devolver las acciones que previamente había prestado, con lo cual
a los cortos, a los que tenían posiciones cortas, se les empezó a decir
devolverme las acciones que hay que dárselas a su auténtico propietario,
pero sobre todo a lo que se enfrentaron los cortos fue a los llamados más
dincolds, es decir, a ese deterioro de la situación económica que activa la
obligación de devolver el préstamo, en este caso de devolver la acción.
Evidentemente, si el precio de la acción va subiendo, el valor monetario de tu
deuda, de tu deuda en acciones, pero el valor monetario de esa deuda, se va
incrementando, con lo cual el intermediario financiero te dice, ¿sigues pudiendo devolver
esta deuda cada vez más agultada? Si puedes, hazme una prueba de ello.
Apórtame activos tuyos, por ejemplo dinero, pero no tendría por qué ser dinero,
que demuestren que sigue siendo suficientemente solvente como para tener
la capacidad de recomprar la acción a estos precios tan altos. Y claro, si los
que tienen posiciones cortas se les van agotando los activos de los que
disponen para atender el margin call, pues puede llegar un momento en el que
estén obligados, aunque ellos no quieran, a recomprar la acción. Con lo cual, a lo
que hemos asistido durante estos días no solo ha sido a que los usuarios de este
foro, de Reddit, se hayan coordinado para comprar acciones de GameStop, sino
también a que los cortos se han visto forzados a cerrar sus posiciones y cómo
cierran su posición, comprando acciones al precio al que se estén vendiendo en
el mercado. Si hay acumulación de posiciones largas, aunque esto fue sobre
todo hasta el lunes, no a partir del lunes, y entre lunes y el miércoles hay
acumulación de cortos, recomprando acciones para devolver las deudas que
tenían al asumir la posición corta, pues evidentemente hay una aboragina
compradora que dispara el precio de la acción de GameStop. Esto es lo que sucedió
hasta el miércoles. En el próximo vídeo, como digo, explicaremos lo que sucedió a
partir del jueves, cuando la aplicación que los usuarios utilizaban para
comprar coordinadamente acciones de GameStop, Robinhood, especialmente Robinhood,
decidió suspender las compras de esta acción, de este título financiero. Pero
en todo caso, ¿qué valoración merece esta lucha entre largos y cortos? Pues bueno,
creo que es una lucha perfectamente legítima en un mercado financiero que
trata de descubrir el valor razonable de un activo sobre el que existe mucha
incertidumbre. ¿Va a quebrar esta empresa? ¿Va a conseguir
reconvertirse esta empresa en otro negocio viable? Pues no lo sabemos, y en cierta
medida solo cabe apostar. Apostar no como en el casino, es decir, en un evento
puramente aleatorio, sino apostar en función del conocimiento que tú tengas
sobre la situación de la empresa. El problema puede estar cuando esas
apuestas no se produzcan en función del conocimiento, sino que de alguna forma
estén manipuladas porque tú tengas mucho capital y tengas la posibilidad de
sesgar el resultado de la apuesta y el equilibrio final. Es decir, si yo tengo
mucho capital y me posiciono corto, la acción no vuelve a subir, la condeno a
un precio bajo que impida que se recapitalice la empresa y provoco
indirectamente la quiebra. Pero afortunadamente, como vemos, ni unos
ni otros tienen todo el poder en el mercado. Los cortos consiguieron durante
mucho tiempo mantener el precio muy bajo, pero también hemos visto como el
ejército de panchovilla de pequeños inversores coordinados puede terminar
elevando el precio de la acción, machacando a los cortos que habían apostado
excesivamente por la quiebra de GameStop. Es decir, creo que lo que ha sucedido es
una muy buena cura de humildad para los cortos, especialmente para los grandes
fondos de inversión que podían pensar que eran capaces de manejar, incluso de
manipular el mercado a su conveniencia, y han visto que en la medida en que se
permita la libertad de entrada coordinada en el mercado de otros que tienen una
opinión distinta a la tuya, o que simplemente creen que has adoptado una
posición muy arriesgada, porque si ya hay una sobreconcentración de cortos en una
empresa y tú sigues apostando como posición bajista, pues estás entrando en
una operación tremendísimamente arriesgada. Si alguien desde fuera ve que
hay muchos inversores con una apuesta muy arriesgada y muy frágil, evidentemente
pueden intentar romperte la mano porque tú no has sido suficientemente
diligente como para evaluar todos los riesgos que representaba tomar esa
posición corta. Con lo cual, estando absolutamente en contra de que se prohíban
las posiciones cortas, también creo que es muy positivo que el propio mercado les
dé a los cortos una cura de humildad y les recuerde que esa operativa es
arriesgada y que no han de abusar de ella, sino que han de recurrir a ella
cuando estén muy convencidos de la valoración financiera que han
efectuado, pero que por el hecho de ser un gran fondo con mucho capital no
necesariamente vas a conseguir destrozar a una empresa que quizá, sin tu
apuesta a la baja, podría conseguir reinventarse captando capital en los
mercados a precios no deprimidos por tu posición corta. En suma, muchos han
querido ver en esta batalla entre cortos y largos un fracaso estrepitoso del
funcionamiento del sistema capitalista y de los mercados financieros. Yo creo que
es todo lo contrario, creo que en este caso se plasma perfectamente como los
mercados financieros tienen una función básica de descubrir el valor
razonable de los activos financieros y se plasma también que no hay nadie que
esté controlando los mercados financieros, que aún cuando haya grandes
fondos con mucho capital que en principio podría parecernos que tienen la
capacidad de manipular el mercado también hay muchos pequeños inversores que
se pueden terminar coordinando a través de aplicaciones con bajas comisiones para
intentar tumbar tu apuesta. No es en absoluto una mala noticia ni para el
capitalismo ni para el libre mercado, todo lo contrario es libre mercado en
acción y por eso creo que ni habría que limitar las operaciones cortas ni tampoco
habría que limitar las operaciones largas. Y justamente esta complicada
cuestión a la suspensión de compra de las acciones de GameStop por parte de
muchas de las aplicaciones que se estaban utilizando de manera descentralizada
para comprar los títulos de esta compañía, supuestamente con el propósito
de manipular el mercado en favor de los fondos que estaban siendo machacados por
sus excesivas posiciones cortas en estos títulos, a esta cuestión que no es tan
sencilla ni tan clara como en principio podría parecer dedicaremos nuestro
próximo vídeo.