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Banquea y Keisha Bank han anunciado que planean fusionarse y el mercado ha recibido desde luego la noticia con Alborozzo.
El pasado viernes las acciones de Banquea se revalorizaron un 32% y las de Keisha Bank subieron un 12%.
Sin embargo, que la Bolsa reciba una noticia con alegría no significa necesariamente que esa noticia vaya a impactar positivamente
sobre el bienestar del conjunto de los ciudadanos o sobre el funcionamiento de la economía.
¿Por qué razón?
Bueno, pues porque la Bolsa únicamente refleja la expectativa de que los beneficios futuros de la entidad fusionada resultante van a aumentar.
Por tanto, lo que sí está diciendo la Bolsa es que cree que la fusión de Keisha Bank y de Banquea va a ganar más dinero
que Keisha Bank y Banquea por separado hasta el momento.
Ahora bien, que vaya a ganar más dinero no significa que se vaya a incrementar el bienestar de los ciudadanos.
En un mercado libre y competitivo es cierto que si una empresa gana mucho más dinero normalmente es un síntoma
de que está generando mucho más valor para los consumidores.
Ahora bien, en un mercado oligopolizado, como es el de la Banca, esto no es necesariamente cierto.
Que una empresa en un mercado oligopolizado vaya a ganar más dinero puede significar tanto que va a generar más valor para los consumidores,
como en el caso anterior, o que va a rapiñar mayor valor a costa de los consumidores.
Por tanto, el hecho de que suban las acciones en sí mismo no es un argumento a favor ni un argumento en contra de la fusión.
En este vídeo vamos a presentar tres argumentos a favor y tres argumentos en contra de esta fusión.
Vamos a exponer cuáles son las potencialidades de esta unión entre Banquea y Keisha Bank
y también cuáles son los riesgos económicos y políticos que esta fusión implica.
Empecemos por el primer argumento a favor.
El sector bancario en general tiene que afrontar una profundísima transformación.
El modelo de banca tradicional era un modelo de banca presencial,
donde lo que contaba era tener muchísimas oficinas y muchísimos trabajadores en esas oficinas
para poder captar capital de la clientela y para poder otorgar créditos a esa clientela.
Por tanto, era fundamental el contacto físico entre los empleados y los clientes en la banca.
Ahora mismo, sin embargo, este modelo es un modelo anquilosado y carísimo,
dado que la banca está transitando y va a tener que seguir transitando hacia una versión más digital,
donde la relación personal va a contar menos, al menos en una primera instancia,
muchas operaciones bancarias ya no tienen sentido hacerlas presencialmente y se hacen y se seguirán haciendo digitalmente,
y por tanto, hay una clarísima sobrecapacidad dentro del sector.
Hay demasiadas oficinas, hay demasiados trabajadores de oficina que no aportan valor,
porque están prestando un servicio que ahora se puede proporcionar de manera mucho más asequible
e incluso con mayor comodidad y facilidad para el consumidor a través de una aplicación,
ya sea en un ordenador o en un teléfono móvil.
Por tanto, el sector, como digo, necesita una reestructuración,
y si hay dos entidades que necesitan reestructuración, esas dos entidades son especialmente Keisha Bank y Bankia.
Si las dos entidades se fusionan, se convertirán en el Banco Español con mayor número de empleados en nuestro país.
En concreto, tendrían prácticamente 52.000 trabajadores, frente a, por ejemplo, los 30.000 que tiene el BBVA o los 27.000 que tiene el Banco Santander.
Pero es que además no sólo sería en el Banco, con un mayor número de trabajadores, sino también con un mayor número de oficinas.
El número de oficinas superaría las 6.700, frente a las 3.200 del Santander o a las 2.700 del BBVA.
Por tanto, es obvio que la entidad resultante necesitará de un fuerte ajuste, tanto de plantilla como de número de oficinas,
para abaratar sus costes, para abaratar sus gastos y, por esa vía, incrementar la rentabilidad.
Este sería, por consiguiente, un argumento a favor de la fusión.
La fusión, quizás, sirva como aficate, como incentivo, para acelerar la transformación de estos dos bancos,
desde bancos mucho más presenciales a bancos mucho más digitales.
Y, por esa vía, se puede incrementar la rentabilidad de estas entidades de estos bancos de una forma positiva,
es decir, ahorrando costes, liberando recursos, oficinas o trabajadores,
que pueden emplearse en otras partes de la economía para generar valor.
Si una empresa genera el mismo valor que antes, consumiendo menos recursos, su eficiencia ha aumentado,
porque permite que esos recursos que ya no utiliza pasen a otras zonas de la economía a generar otros bienos y servicios
que antes no se podían generar porque estaban esos factores productivos atascados en esta más ineficiente empresa.
Por tanto, repito, este es un argumento a favor.
Sin embargo, este argumento a favor también tiene un reverso tenebroso, también tiene un argumento en contra,
o también da pie a un argumento en contra.
La unión de estas dos entidades dará lugar al mayor banco por activos en España.
Y esto lo que significa es que la concentración bancaria en nuestro país va a aumentar de manera apreciable.
En economía, una de las formas de medir la concentración bancaria es a través del llamado índice de Herfindl.
Cuanto mayor es el valor que toma el índice de Herfindl, mayor es la concentración empresarial que se produce en una determinada industria,
y por tanto Ceteris Paribus menor es la intensidad de la competencia dentro de esa industria.
Pues bien, si calculamos el índice de Herfindl de las 10 mayores entidades financieras de nuestro país,
en función del volumen de activos que manejan, que tienen, que poseen en nuestro país,
el índice de Herfindl de la Banca Española de las 10 mayores entidades es de 1.470 a día de hoy.
En realidad, si incluyéramos todo el universo de entidades que operan en nuestro país,
las que son más pequeñas, el índice de Herfindl todavía bajaría algo más.
Pero bueno, este valor de 1.470 es un buen punto de partida.
¿Por qué? Pues porque se suele considerar que un índice de Herfindl por debajo de 1.500
muestra, indica, una concentración baja dentro de una industria.
En cambio, cuando se perpetre la fusión entre Banquia y Keisha Bank,
el índice de Herfindl superará los 1.900, el índice de Herfindl de las 10 mayores entidades en nuestro país.
Y un índice de Herfindl de 1.900 ya indica una concentración moderada alta.
Estamos ya cerca del límite que nos mostraría una concentración excesiva dentro de un mercado.
En general, personalmente no suelo dar demasiada importancia al índice de Herfindl,
porque creo que lo que determina la competencia en un mercado es la facilidad
con la que las empresas pueden entrar para disputar la posición a otras empresas.
Aunque en una determinada industria solo haya una compañía,
si esa compañía sabe que si abusa de su poder de mercado e entrarán en su sector otras empresas,
se crearán nuevas empresas que le hagan la competencia, esa compañía tratará de protegerse frente a los nuevos entrantes
como no abusando de su poder de mercado, porque si se abusa, insisto,
aparecerán competidores que la desplazarán del mercado.
Lo crucial, por consiguiente, son las barreras de entrada.
A menos barreras de entrada, con independencia de cuántas empresas hay en un sector,
mayor competencia dentro de ese sector.
¿Qué sucede? En la banca las barreras de entrada son altísimas.
No existe, de hecho, libertad de entrada en el sector bancario.
Para crear un banco, te lo tiene que autorizar el poder político,
y el poder político es renuente a autorizar la creación de nuevos bancos.
Por tanto, el sector bancario es, en toda su extensión, un oligopolio,
un oligopolio legal, porque, como digo, no pueden crearse nuevas entidades,
o es muy complicado al menos crear nuevas entidades.
Y en ese contexto, en un contexto en el que no es posible crear nuevos bancos,
en el que nuevos bancos no pueden entrar al mercado para competir
con aquellos que están abusando de su poder, de su posición,
dentro de ese mercado no competitivo, evidentemente la concentración
sí es un factor importante.
A mayor concentración, Ceteris Paribus,
mayor capacidad para extorsionar al consumidor,
es decir, para establecer precios monopolísticos,
tanto en los intereses pagados o en las comisiones cobradas
a los acreedores del banco, como en los intereses cobrados,
en los intereses exigidos a los deudores del banco.
Como vemos, pues, el mercado puede estar descontando,
o que Banquia y Caixabang reducirán muy sustancialmente sus gastos
a través de esta fusión, cerrando oficinas, vendiendo oficinas,
y ajustando su plantilla, lo cual sería una forma de ganar dinero
que redundaría en mayor eficiencia dentro de la economía,
o también puede estar descontando que Caixabang y Banquia
ganarán más dinero porque extorsionarán, abusarán más de su poder de mercado,
y por tanto lejos de aumentar la eficiencia la reducirán,
porque el poder de mercado se ejerce reduciendo los servicios que ofreces
para así poder cobrar los más caros,
ese es el típico comportamiento del monopolista o del oligopolista.
Bien, vamos con el segundo argumento a favor.
En principio, la fusión de Caixabang y de Banquia puede terminar arrojando
una entidad más solvente de lo que ambas entidades lo eran por separado.
Sobre todo, si alguna de estas dos entidades tiene algún tipo de problema,
algún tipo de pufo, internamente y la otra está sobradamente capitalizada,
puede suceder que el agujero de una de estas entidades
sea absorbido por el exceso de capital que tenga la otra entidad.
Por tanto, si esto es así, si hay alguna entidad que va a tener problemas
de cara al futuro debido, por ejemplo, a los impagos que se van a producir
a raíz de la actual crisis económica, el que ambas entidades se fusionen
y el capital de la entidad sobrecapitalizada sirva para cubrir las pérdidas
de la entidad infracapitalizada, redundará ya digo en una mayor solvencia,
en una mayor solidez de Esteban con el mercado,
y también en un ahorro de costes para el contribuyente,
¿por qué razón? Pues porque ya sabemos que cuando un banco está en problemas,
se lo tiende a rescatar con dinero público.
Si nos ahorramos un rescate, porque las pérdidas del banco que sería rescatado
van a ser cubiertas por el banco que tenga exceso de capital,
pues fabuloso para los contribuyentes. Ese sería el argumento a favor.
Ahora bien, de nuevo este argumento también tiene un reverso tenebroso
en forma de argumento en contra.
El hecho de que estos dos bancos tan grandes, tan importantes,
que van a arrojar, repito, la primera entidad en España
por volumen de activos en el suelo nacional dentro de nuestra economía,
el hecho de que estos dos bancos se fusionen,
va a generar una entidad enorme dentro de nuestro país.
Y las entidades enormes ya sabemos que tienden a ser consideradas
por los reguladores, por los políticos,
como entidades demasiado grandes para quebrar.
Dicho de otra manera, el hecho de que estas dos entidades se fusionen,
lo que hace es incrementar todavía más la probabilidad
de que si tienen algún problema vayan a ser rescatados
y también la cantidad de fondos que nuestros políticos o los políticos europeos
van a estar dispuestos a inyectarles para evitar que quiebren
y que generen problemas sistémicos dentro de nuestro sistema financiero.
Evidentemente que una entidad sea demasiado grande para quebrar
y que como es demasiado grande para quebrar,
tenga que recibir apoyo forzoso del contribuyente,
no deja de ser un chantaje contra el contribuyente.
Lo que están diciendo es,
yo soy una bomba de relojería o me desactivas o te llevo por delante
cuando a mí me vengan maldadas.
Como suelo decir, si una entidad es demasiado grande para quebrar,
también debería ser demasiado grande para existir.
Esta puede parecer que no es una posición muy liberal,
pero creo que es todo lo contrario.
Una entidad que sea demasiado grande para quebrar
y que medre bajo la expectativa de que si lo hace mal
será rescatada por la rapiña sobre los contribuyentes,
evidentemente lo que está haciendo es aprovecharse de sus privilegios,
de sus conexiones y de su capacidad de chantaje sobre el conjunto de la población.
Y desde luego yo no soy partidario del límite del tamaño de las empresas per se,
pero si una empresa, insisto,
fundamenta su modelo de negocio en la certeza de que, si vienen maldadas,
tendrá que ser forzosamente rescatada por los contribuyentes,
evidentemente esa entidad que está amedrando,
está creciendo a costa de su capacidad indirecta de parasitismo
sobre los contribuyentes.
En todo caso también hay que decir que tanto Bankia como Kachabank
por separado ya eran consideradas entidades demasiado grandes para quebrar.
Lo vimos en el último rescate de Bankia.
Por tanto, quizá por este lado no suponga demasiada diferencia,
porque en cualquier caso, si hubiese quebrado Kachabank,
o si hubiese quebrado Bankia, el estado las hubiese rescatado,
o muy probablemente las hubiese rescatado.
Pero en todo caso, lo que sí es posible es que la fusión incremente todavía más
la predisposición al rescate y sobre todo, como digo,
la suma de fondos que deban ser inyectados por el FISCO
para reflotar estas entidades.
Cuanto más grande sea el banco, mayor predisposición a sobrecapitalizar
a la entidad resultante.
Por tanto, aquí de nuevo nos encontramos con una duda.
¿Por qué se ha revalorizado el precio de las acciones de estos dos bancos?
Porque el mercado estima que la entidad resultante
va a ser, por su cuenta, más solvente
y que, por tanto, va a resistir mejor
cualquier momento de crisis o de incertidumbre
que aparezca en el mercado, cualquier tensión financiera
que aparezca en los mercados, o porque la bolsa
está descontando que esta entidad tendrá una mayor capacidad
para presionar, para parasitar al conjunto de la ciudadanía
a través de apoyo público, ya sea vía Tesoro o vía Banco Central.
Si es lo primero, pues bienvenida a la fusión.
Si es lo segundo, desde luego, no bienvenida a la fusión.
Y, en tercer lugar, argumento favor y argumento en contra de esta fusión.
Este tercer bloque, digamos, es un bloque más de tipo político.
¿Cuál es el argumento político a favor de la fusión?
Bueno, como he sabido, Banquia fue rescatada en el año 2012
y, desde entonces, el Estado, como Inyecto Fondos,
tiene una participación dentro de la entidad,
una participación que ronda el 60% del conjunto de acciones de Banquia.
Por tanto, el Estado tiene claramente una posición de control sobre Banquia.
El Estado puede manejar Banquia como lo desea, la puede manejar a su antojo
porque es el propietario mayoritario, tiene, insisto, más de un 60% del control total.
Por fortuna, parece que el grado de injerencia política en la gestión diaria de Banquia
es bastante escaso.
El Estado mantiene la participación, pero no está tutelando el comportamiento de Banquia.
Sabemos que Podemos aspira a convertir a Banquia en un Banco Público
y, por tanto, en un Banco Politizado que reparta el crédito en función de las directrices políticas
del Gobierno de turno y que, además, si tiene pérdidas,
esas pérdidas vayan continuamente contra el Fisco,
es decir, que sus pérdidas estén permanentemente socializadas a través del presupuesto público.
Obviamente, esto sería un completo error, sería un error,
como ha explicado el gobernador del Banco de España, Pablo Bernández de Cos,
si los políticos tienen algún interés concreto en potenciar, en subsidiar,
en subvencionar algún tipo de industria por el motivo que sea,
lo que tendrían que hacer es subsidiarla, subvencionarla a través del presupuesto,
pero no crear un Banco Público para que le dé crédito barato a una determinada industria
y que después, si tiene pérdidas, esos créditos no se devuelvan
y esas pérdidas del Banco, por haber dado créditos que no se devuelven,
sean cubiertas por el presupuesto.
Todo esto lo que hace es contaminar la gestión de lo que es un Banco.
Si el gobierno, insisto, quiere potenciar alguna industria a través de las políticas públicas,
para eso tiene, repito, el presupuesto.
No habría que convertir un Banco en aquello que no debe ser
para perseguir objetivos, ambiciones políticas que tienen un canal más sencillo
como es el de los presupuestos.
En todo caso, hasta la fecha, como he dicho, no parece que la gestión de Banque esté politizada,
lo cual es una alegría y es un acierto.
Ahora bien, si tanto PP como PSOE han tenido hasta el momento el acierto
de no politizar de no entrometerse en la gestión de Banquia,
¿para qué mantenemos una participación estatal de más del 60%?
¿Por qué no liquidamos esa participación?
Europa nos está requiriendo desde hace años que privaticemos Banquia,
que no mantengamos al Estado como titular de Banquia.
No hay ningún motivo para que el Estado esté invertido en Banquia.
Si los ciudadanos quieren invertir en Banquia, que inviertan con su dinero,
pero que el Estado no nos quita impuestos para invertir en Banquia,
yo no quiero ser accionista de Banquia.
Por tanto, que liquide su participación en Banquia
y si alguien, algún español, quiere serlo,
pues con los impuestos que no le cobren que adquiera acciones de Banquia.
Además, el hecho de seguir teniendo una participación del 60%
nos sigue exponiendo al riesgo continuado
de que en algún momento cambien las tornas políticas
y entonces sí se politice Banquia
y se lo convierta en un instrumento de las ambiciones
y de los caprichos y de los sesgos y de los intereses políticos particulares.
Sin embargo, políticamente liquidar la participación que el Estado tiene en Banquia
es una operación muy complicada por dos motivos.
El primero porque supondría realizar pérdidas mil millonarias
tras el rescate de Banquia.
Nuestros gobernantes nos engañaron,
diciendo que cuando rescataramos a las cajas de ahorros
que no íbamos a perder ni un solo euro.
Esto es evidentemente falso.
Vamos a perder más de 40.000 millones de euros
que no se van a recuperar,
pero mientras no se liquide la participación
en el mayor rescate que orquestó el Estado
parece que subsiste la ilusión, el espejismo, la esperanza
de que quizá en el futuro este dinero lo recuperaremos
y no lo habremos perdido.
Pero no, lo vamos a perder sí o sí.
Por tanto, cuanto antes nos salgamos, mejor de hecho
si hubiésemos liquidado nuestra participación en Banquia.
Varios años atrás habríamos recuperado más de lo que lo haremos ahora.
Este es un primer obstáculo político para privatizar Banquia.
El segundo más específico del Gobierno actual es que,
aunque imaginemos sectores del PSOE como Nadia Calviño
si estén a favor de privatizar Banquia,
el PSOE está gobernando hoy en día con unidas Podemos
y unidas Podemos es totalmente enemigo de privatizar Banquia.
Al contrario, quiere todavía someter a Banquia a un mayor control,
a una mayor tutela, a una mayor intervención política.
Por tanto, si el Gobierno es el que decide unilateralmente
privatizar Banquia, corre el riesgo de romperse, de fracturarse
y por eso el actual Gobierno de coalición PSOE Podemos
es muy dudoso que por iniciativa propia vaya a privatizar Banquia.
Sin embargo, con esta fusión se consigue la excusa perfecta
que necesitaba el sector, digamos, bruselense, eurocrático,
tecnocrático del Gobierno socialista Podemos
para privatizar Banquia. Básicamente ahora lo que se nos dirá
es que bueno, el Gobierno no se va a oponer a una operación de mercado
y por tanto, si la Caixa y Banquia quieren fusionarse,
el Gobierno lo va a autorizar.
Y si el Gobierno lo autoriza a la participación del Estado
del 9 entidad resultante se reducirá del 60 al 14%.
Es decir, ya será una participación bastante menos relevante
que si es factible o es más factible liquidar
porque para qué va a tener el Estado una participación del 14%
en una entidad que ya no puede controlar.
Por tanto, el argumento político a favor de permitir
de ver con buenos ojos esta fusión es que se permite completar
el proceso de privatización de Banquia, que es algo
que PSOE y Podemos por distintas razones han ido retrasando durante años
sin ningún tipo de justificación.
Sin embargo, este argumento también tiene un contrapunto,
también tiene un punto negativo que conviene resaltar.
Hasta el momento Podemos como que había aparcado
su reivindicación de la Banca Pública
porque era un avispero que prefería no remover.
Sabía que el PSOE se iba a oponer a convertir a Banquia
en un Banco Público y, por tanto, para quedar una batalla
ante la Opinión Pública que sabían que iban a perder
y que sólo iba a desgastar a ambas formaciones políticas.
Sin embargo, si Banquia se privatiza a través de la fusión
con Caixa Bank, eso supondrá de entrada una clara derrota para Podemos.
Supondrá, ante la Opinión Pública, una humillación
frente a sus planteamientos programáticos.
Por tanto, es muy probable que Podemos, para no tensionar,
para no verse empujado a tensionar la coalición de gobierno
después de este claro desplante, exija algún tipo de contrapartida.
¿Y cuál puede ser esta contrapartida?
Pues, según empiezan a sugerir algunos medios de comunicación,
la contrapartida podría ser un mayor control sobre el ICO,
es decir, tratar de canalizar la famosa Banca Pública
que Podemos lleva en su programa a través del Instituto de Crédito Oficial.
Se trataría de politizar todavía más el ICO,
de darle mayor participación a Podemos en el ICO,
y, por tanto, de que, a través del ICO, Podemos pueda repartir
caprichosa arbitraria sesgadamente el crédito en función de sus intereses.
Por tanto, este es un punto en contra.
Si, por el hecho de haber removido el avispero de la fusión
y de la privatización de Banquia, Podemos tiene ahora,
para no quedar más desacreditado frente a la Opinión Pública,
tiene ahora que librar una batalla con el PSOE
para conseguir algún trofeo y el PSOE
para que no se vea tensionada su coalición de gobierno,
está dispuesta a darle algún premio, por ejemplo,
en forma de un mayor control del ICO,
entonces mejor habría sido quedarnos como estábamos,
es decir, con una participación del Estado en Banquia
donde el Estado no metía el cazo
y, por tanto, donde no había una politización del crédito.
Ahora esa politización del crédito quizá comience a darse de manera
mucho más exagerada a través del ICO.
En definitiva, hay argumentos a favor y argumentos en contra
de la fusión entre Banquia y de la fusión entre Caixa Bank.
En general, prefiero no dar opiniones ni muy a favor
ni muy en contra de las fusiones entre empresas
porque forma parte de su estrategia empresarial
y nadie mejor que los propios empresarios
para saber si la fusión o la adquisición
tiene potencialidad de generador de valor o no.
Sin embargo, en un caso como el actual,
nos encontramos en un mercado oligopolizado
y, además, uno de los agentes que participa en esta fusión
es un agente que ha sido rescatado por el sector público,
es decir, por los contribuyentes y donde el Estado
todavía tiene una porción de control sobre la misma.
Creo que sí es pertinente analizar la fusión
desde la perspectiva de puntos a favor y puntos en contra
porque no es ni mucho menos evidente
que un liberal tenga, per se, que apoyar esta fusión,
que va a incrementar la concentración bancaria,
que va a suponer un mayor chantaje sobre el conjunto
de la ciudadanía en forma de un banco todavía más grande
como para quebrar y que, además, puede desatar
una serie de dinámicas políticas muy poco convenientes.
Por supuesto, también hay argumentos a favor,
como la mayor posible eficiencia interna de estas entidades,
como la posibilidad de que refuercen su solvencia
y como, en última instancia,
aficate a que los políticos españoles hagan algo
que tendrían que haber hecho hace mucho,
pero que no se habían atrevivido a hacer,
que es privatizar banquia.
Pero, como poco, creo que los argumentos a favor
y los argumentos en contra se hallan más o menos
en equilibrio en la balanza.
El saldo positivo de esta fusión para el conjunto
de los ciudadanos es, cuando menos, incierto.
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