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En España hay tres millones de empleados públicos, y pese a ellos, muy habitual escuchar
que ese número es muy reducido en comparación con el que existen otros países europeos.
Se dice, se argumenta, que si nos equiparáramos con otros países vecinos de Europa, las contrataciones
públicas tendrían que incrementar muy sustancialmente. Algunos economistas de Podemos incluso han
llegado a afirmar que si tuviéramos el mismo número de empleados públicos que Suecia
sobre términos relativos sobre nuestra población, el paro desaparecería en España porque tendríamos
que contratar a tres millones de nuevas personas para el sector público.
¿Hay algo de verdad en estas afirmaciones? Bueno, pues en apariencia sí, si acudimos
al porcentaje de empleados públicos sobre la población, estos datos son del año 2010,
los últimos datos disponibles y equiparables por la Organización Internacional del Trabajo,
lo que observamos es que, en efecto, el porcentaje de empleados públicos de España sobre la
población es muy reducido, o es bastante más reducido que el de otros países europeos,
apenas alcanza el 6,5 o 6,6%. Se trata de un porcentaje que, pese a ser de 2010, es
muy parecido al que sigue habiendo hoy en día. En cambio, otros países europeos tienen
un peso mucho mayor del empleo público sobre su población. Por ejemplo, el caso de Suecia,
al que ya nos hemos referido, es justamente el doble. Suecia tiene algo así como el 13%
13,2, 13,3% de su población empleada en el sector público. Por tanto, en efecto, si
tuviésemos el mismo porcentaje de empleados públicos sobre la población que Suecia,
tendríamos que duplicar el número de empleados públicos y eso implicaría tres millones
de nuevos empleos públicos. Es decir, crearíamos tres millones de puestos de trabajo y el paro
se reduciría en España. ¿Dónde está la trampa de estas afirmaciones? ¿Dónde está
el engaño que se oculta detrás de estas afirmaciones? Bueno, ya de entrada, pensemos que si el porcentaje
de empleo público sobre la población es tan elevado en algunos países, ejemplo, en los
países nórdicos, lo normal es que las plantillas públicas de estos países sean bastante
más flexibles que en países como España, donde el porcentaje de empleo público sobre
la población es menor. No parece muy sensato que un país tenga un 15% de su población
empleada en el sector público y que ese 15% de la población esté absolutamente blindado
dentro del sector público. Y en efecto, si miramos cuál es el régimen jurídico del
empleado público en países como Suecia, Dinamarca o Finlandia, nos encontraremos con
que, en primer lugar, el porcentaje de funcionarios de carrera es muy inferior en estos países.
En España, la mitad de todos los empleados públicos son funcionarios de carrera. En
Dinamarca, solo el 36% lo son y en Suecia, solo el 1% de todos los empleados públicos
son funcionarios de carrera. Por tanto, el régimen de protección del empleo público
ya de entrada es bastante inferior en estos países, pero es que, además, si miramos
el régimen por el que se regula el empleo público, veremos que incluso los funcionarios
de carrera están menos protegidos en estos países que en España. Por ejemplo, en España
es prácticamente imposible despedir a un funcionario de carrera, tiene la plaza garantizada
y asegurada, salvo supuestos verdaderamente extremos. En Dinamarca o en Suecia, sin embargo,
se admite que si existen duplicidades en el sector público, que si existen puestos redundantes,
que si es necesario adelgazar la administración, que si es necesario que algunas partes de
la administración desaparezcan, se pueda despedir a esos empleados públicos, a esos
funcionarios, sin necesidad de recolocarlos en otra parte. Por tanto, obviamente, hay
un mayor volumen de empleo público, sí, pero es un régimen de contratación muchísimo
más flexible. Lo mismo cabe decir, además, con respecto
a los salarios. En España los salarios de los empleados públicos se fijan de manera
centralizada a través de los presupuestos generales del Estado y prácticamente tienen
un régimen de revalorización automático. En cambio, en los países nórdicos, la negociación
salarial con los empleados públicos es muchísimo más descentralizada. Cada uno de estos países
de Dinamarca, Suecia o Finlandia tiene un régimen, pero básicamente a lo que se tiende
es a que cada departamento del sector público, ya sea cada ayuntamiento, cada ministerio,
cada empresa pública, negocie descentralizadamente los salarios de sus empleados públicos con
esos empleados públicos, de manera que haya una competencia entre ellos y que no haya
una centralización del régimen salarial. ¿Con qué propósito? Con el propósito de
que esa mayor competencia por las contrataciones y por la oferta salarial tienda a mantener
los salarios del sector público muy en línea con los salarios del sector privado. De hecho,
en Dinamarca, por ejemplo, incluso existe un mecanismo de revisión salarial por el
cual si los salarios del sector público, los salarios medios del sector público, se
elevan sustancialmente frente a los salarios medios del sector privado, que haya una congelación
salarial automática para que las diferencias se estrechen. Y justamente esta es la clave
del asunto. En España el empleo público está mucho mejor pagado que el empleo privado.
Si nos vamos a los datos de Line, veremos que el salario medio en el sector público es
un 50% superior al salario medio en el sector privado y que además lo ha sido a lo largo
de la crisis y desde hace muchos años. Es verdad que parte de estas diferencias salariales
se explican porque en el sector público tienden a preponderar más las contrataciones a tiempo
completo o a que el nivel medio de formación de los empleados públicos tiende a ser mayor
que el nivel medio de formación del sector privado. Pero aún cuando elimináramos estas
diferencias, que hacen que la comparación no sea del todo homogénea, aún cuando elimináramos
estas diferencias, el salario del sector público todavía sería entre un 10 y un 20% superior
al del sector privado. Y esta es como digo la clave del asunto. ¿Por qué? Porque si
España tiene menos trabajadores en el sector público que otros países europeos, pero
en cambio remunera mejor a esos trabajadores en el sector público que en otros países
europeos y por remunerar mejor, me refiero en relación a la remuneración que se percibe
en el sector privado, es obvio que lo que verdaderamente nos importa que es cuánto
cuesta el conjunto de la plantilla del sector público español en los presupuestos públicos,
pues si tenemos un empleado público relativamente mejor pagado que en el resto de Europa, el
coste también se compensará, es decir, aunque haya menos empleo público, si cobra más
el coste será alto. Y efectivamente eso es lo que observamos, aunque como hemos visto,
España tiene menos empleados públicos en términos relativos que otros países europeos,
sin embargo, el coste de ese sector público no es muy inferior al de otros países europeos,
de hecho están la media de los países europeos, nos cuesta el empleo público en España más
del 11% del PIB, por cierto, una cifra muy parecida a la de Suecia, y ahí justamente
reside la trampa del argumento de algunos economistas de Podemos que afirman que si
duplicáramos las contrataciones en el sector público se acabaría con el desempleo, tendríamos
que duplicar las contrataciones y prácticamente reducir a la mitad el sueldo del empleo público,
porque si no, si simplemente duplicamos contrataciones al mismo sueldo, es evidente que el coste
del empleo público para las arcas públicas no será el 12,1% como es en Suecia, sino
que será el 22%. ¿Por qué? Pues porque en Suecia efectivamente hay mucha más gente
ocupada en el sector público, pero el sueldo medio del trabajador en el sector público
en relación con el sueldo medio del trabajador en el sector privado es muy inferior, de hecho
hay otro país que es muy ilustrativo de esto, uno de los países que hemos visto que tenía
un mayor porcentaje de la población ocupada en el sector público era la República Checa,
que es un país antiguamente socialista, pero fijémonos cuál es el coste de la plantilla
del sector público en la República Checa, es la más baja de Europa. ¿Por qué? Porque
es un modelo de relaciones laborales en el sector público basado en contratar a muchísima
gente a un sueldo paupérrimo. En cambio, fijémonos que hay un país que gasta prácticamente
lo mismo que España en el sector público y unos niveles bastante similares a Suecia,
que es Austria, el coste de la plantilla pública sobre el PIB no se aleja demasiado de lo
que gasta Suecia o de lo que gasta España, y sin embargo, es el país con menor peso
del empleo público sobre la población, esto en definitiva que pone de manifiesto, que hay
dos grandes modelos extremos de contratación en el sector público, o muchos trabajadores
muy mal pagados o pagados, en todo caso como la media del país, o muy pocos trabajadores
de élite o presuntamente de élite muy bien pagados. España es un país donde hay relativamente
menos trabajadores en el sector público que en otros países europeos, pero donde los
pagar relativamente mejor, y por tanto, si queremos transitar hacia un modelo donde haya
más personal en el sector público, tendrá que ser a costa de bajar salarios en el sector
público, lo que no podemos hacer es coger lo peor de los dos mundos, muchísima gente
trabajando en el sector público con salarios muy elevados en relación a los del sector
privado, porque eso dispararía absolutamente el gasto público en las plantillas públicas,
y por tanto dispararía también los impuestos en el sector privado, y evidentemente una
plantilla pública desproporcionada que cueste impuestos desproporcionados, lo que tendría
que hacer es amachacar todavía más una economía privada y muy machacada.