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¿Sería alguien capaz de simular un crimen racista, homófobo o machista, con tal de sacar
beneficio personal, profesional o ideológico?
Veámoslo.
29 de enero del año 2019, bajo la presidencia de Donald Trump, a las 2 de la madrugada,
el actor de éxito de la serie Empire, Yasi Smollett, sale de su casa para comprar comida
y en ese preciso instante, dos supremacistas blancos lo envisten, lo atacan, lo insultan,
de manera racista y homófoba, Smollett es negro y además es homosexual, declarado,
le rocían lejía por encima y le atan una soga al cuello.
Además, los atacantes se declararon fieles seguidores de Donald Trump entre gritos de
Make America Great Again, MAGA.
Smollett tuvo que ser ingresado en el hospital visiblemente herido y desde allí recibió
el apoyo y el calor de muchas personalidades políticas del Partido Demócrata que trataron
de vincular esta agresión racista y homófoba con el clima de crispación social, con el
clima ultraderechista que estaba imprimiendo la presidencia de Donald Trump en el país.
Por ejemplo, Nancy Pelosi, por aquel entonces Presidenta de la Cámara de Representantes
en Estados Unidos, escribió en Twitter lo siguiente, y el ataque racista y homófobo
contra Jassi y Smollett es una afrenta contra la humanidad, nadie debería ser atacado
por lo que es o por a quiénes ama, rezo para una pronta recuperación de Jassi y para
que la justicia actúe.
Todos debemos comprometernos a poner fin a este odio de una vez por todas.
A su vez, el senador demócrata Bernie Sanders escribió el ataque racista y homófobo contra
Jassi y Smollett es un ejemplo horroroso de la creciente hostilidad en contra de las minorías
que se está desarrollando por todo el país.
Debemos unirnos para erradicar estas formas de homofobia y de violencia.
Asimismo, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez reaccionó a una noticia cuyo
titular era Jassi y Smollett ha sido hospitalizado en Chicago tras un posible ataque homófobo
y con tintes racistas y Ocasio-Cortez escribió, no corresponde a hablar de tintes racistas.
El ataque no fue posiblemente homófobo, fue un ataque racista y homófobo.
Si no te gusta lo que está pasando en el país, actúa para cambiarlo.
Nadie debería estar minimizando o endulzando la escalada que estamos sufriendo en los
crímenes de odio.
Igualmente, la actual vicepresidenta de Estados Unidos, por aquel entonces no era ni siquiera
candidata, Kamala Harris escribió lo siguiente en Twitter.
Jassi Smollett es una de las personas más agradables y amables que conozco, rezo por
su pronta recuperación.
Nadie debería temer por su vida debido a su orientación sexual o a su color de piel.
Debemos enfrentarnos a este odio.
Y por último, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden escribió.
Lo que le ha sucedido hoy a Jassi Smollett, nunca más debe ser tolerado en este país.
Debemos alzarnos para exigir que se deje de proteger el odio.
La homofobia y el racismo no pueden tener espacio ni en las calles ni en nuestros corazones.
Estamos contigo, Jassi.
A día de hoy, la mayoría de estos tweets y otros similares han sido borrados, han desaparecido
de Twitter.
Y no porque Sanders, Ocasio Cortez, Harris o Biden se hayan vuelto repentinamente racistas
y homófobos, sino porque toda la narración de hechos, que he relatado al principio
de este vídeo, era un guión.
Jassi Smollett nunca fue agredido por dos trampistas supremacistas blancos que le rociaran
lejía, le ataran una soga al cuello y le profirieran insultos homófobos y racistas.
Pero eso jamás sucedió.
Jassi Smollett contrató a dos extras de la serie Empire, dos extras nigerianos que además
eran hermanos, les pagó 3.500 dólares para que le golpearan durante esa noche y, acto
seguido, poder ir a la policía a denunciar un crimen de odio que jamás sucedió.
No en vano apenas un mes después, en febrero del año 2019, de que Jassi Smollett denunciara
a ese crimen de odio, la policía lo detuvo a él por la sospecha de que había simulado
ese crimen de odio contratando a estos dos actores de la serie en la que trabajaba.
Y este pasado 10 de diciembre, finalmente, un tribunal condenó a Jassi Smollett por
cinco cargos, primero haberles dicho a la policía que había sufrido un crimen de odio,
segundo haberles dicho a la policía que había sufrido unas agresiones, tercero haberle dicho
a un detective que había sido víctima de un crimen de odio, cuarto haberle dicho al
detective que había sido víctima de unas agresiones y quinto haberle reiterado al detective
que había sido víctima de un crimen de odio y de unas agresiones.
Es decir, el tribunal ha concluido que Jassi Smollett efectivamente fingió imposto haber
sido víctima de ataques racistas y homófobos, y que presumiblemente lo hizo para poder victimizarse
ante los productores de su serie y obtener una remuneración aún más alta de la que
ya estaba percibiendo como actor de éxito en la serie Empire, cobraba más de 125.000
dólares por episodio.
El caso de Jassi Smollett no debería llevarnos a concluir que es imposible que se den agresiones
motivadas por racismo o agresiones motivadas por homofobia, eso, desde luego, puede suceder
en cualquier sociedad y nunca estamos exentos de que la mecha de la intolerancia vuelva
a aprender.
Ahora bien, el caso sí debería llevarnos a reflexionar sobre principios jurídicos
tan sumamente discutibles como el «yo sí te creo».
Simeramente bastan las declaraciones de una supuesta víctima para que jurídicamente
pase a ser considerada una víctima, evidentemente aparecerán muchas personas sin escrúpulos
que tratarán de utilizar esa legislación en su propio provecho crematístico o ideológico.
Y el fraude perpetrado por Jassi Smollett aún es uno de los fraudes de las simulaciones
menos graves que pueden llegar a suceder dentro de un sistema jurídico.
Jassi Smollett se hizo daño a sí mismo y no pretendía que el tribunal condenara a
ninguna otra persona, lo que buscaba era escalar profesionalmente dentro de una industria donde
parece que es más importante ser una minoría victimizada, que ser un buen actor, y, a caso
pretendiera también dañar ideológicamente, electoralmente, a Donald Trump, pero no iba
mucho más allá.
Ahora pongámonos en el supuesto de que una persona no se agrede a sí misma, sino que
agrede a otra persona desamparada, por ejemplo, un menor, por ejemplo, su hijo, y que ejecuta
ese delito para culpar a otra persona, por ejemplo, su ex pareja, de tal manera que esa
otra persona pueda ser social y jurídicamente culpada por las agresiones que ella ha perpetrado
contra su hijo. Este otro caso, desde luego, revestiría muchísima más gravedad de la
que reviste el caso de Jassi Smollett.
Por ejemplo, después de todo lo que hemos sabido del caso de Jassi Smollett y de la
propia condena del tribunal, el movimiento Black Lives Matter sigue apoyando a Jassi
Smollett, sigue creyendo la versión de Jassi Smollett contra viento y marea. Y de la misma
manera, si en otro país una persona dañara a su hijo para culpabilizar, para responsabilizar
a su ex pareja, seguro que esa persona seguiría teniendo apoyos fanatizados dentro de ese
país.
Porque para esas personas sectarias y fanatizadas, lo que importa no es la justicia, sino la
batalla cultural e ideológica para conquistar el poder. Y justamente por eso necesitamos
de una justicia imparcial e independiente de esa turba totalitaria que no dudaría en
condenar injustamente a una a mil o a un millón de personas con tal de asegurarse así que
llegan al poder.