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Pánico bancario en Europa con epicentro en Suiza, en Credit Suisse. ¿Qué está pasando
y qué puede ocurrir a partir de ahora? Veámoslo.
El pánico financiero se extiende desde Estados Unidos a Europa. Después de la suspensión
de pagos del Silicon Valley Bank y también del Signature Bank en Estados Unidos, ahora
los temores se concentran en la banca europea y más particularmente en Credit Suisse.
La posición de este banco en los mercados financieros durante este miércoles 15 de marzo
ha sido absolutamente calamitosa. Su cotización bursátil se ha desplomado casi un 25% y ya acumula
una caída del 75% en los últimos 12 meses. El tipo de interés que está pagando su deuda
subordinada se ha disparado al 60%. Los credit default swaps a un año sobre su deuda, es decir,
los seguros contra el riesgo de impago de esta deuda durante el próximo año, se han disparado
por encima de los 800 puntos, lo que equivale a una probabilidad de default de más del 50%.
Es un nivel de miedo, de desconfianza hacia Credit Suisse que supera el que se fraguó
alrededor de Lehman Brothers antes de su caída. Y todo este pánico alrededor de Credit Suisse,
como no, se está extendiendo a otros bancos europeos. Societe General, BNP Paribas o el
Banco Sabadell han perdido solo, en la jornada de hoy, más de un 10% de su valor. La pérdida
de valor bursátil de la banca europea solo en el día de hoy asciende a más de 60.000 millones
de dólares. Esa es la situación en la que nos encontramos ahora mismo. Un pánico financiero
cuyo epicentro se halla en Credit Suisse. Pero ¿por qué está sucediendo exactamente esto ahora?
¿Y por qué el principal perjudicado está siendo Credit Suisse? De entrada, como consideración
general, cuando los tipos de interés suben en una economía, las estructuras financieras de esa
economía se van volviendo más frágiles. El valor presente de las inversiones de esas
estructuras financieras se tiende a depreciar, especialmente si estamos hablando de activos a
largo plazo, y el coste de refinanciación de esas estructuras financieras se eleva por el
alza de los tipos de interés, especialmente relevante en el caso de que estemos hablando
de pasivos a corto plazo que necesiten ser renovados, refinanciados continuamente. Por
tanto, las subidas de tipos de interés someten a estrés al sistema financiero. Tanto más estrés,
cuanto más suban los tipos de interés, cuanto más a largo plazo sean los activos de ese sistema
financiero y más a corto plazo los pasivos de ese sistema financiero. Durante el último año,
los bancos centrales a ambos lados del Atlántico han ejecutado una de las subidas de tipos de
interés más aceleradas de toda la historia. Hemos pasado de tipos de interés del 0% en Estados
Unidos y en la eurozona a tipos de interés del 4,75% en Estados Unidos y del 3% en la eurozona.
Por tanto, fuertes subidas de tipos de interés en un lapso de tiempo muy reducido, porque la
inflación se había disparado a sus niveles más altos en los últimos 40 años, van tensionando
todas las distintas partes del sistema financiero. Y claro, cuanta más tensión vas añadiendo a
algunas partes del sistema financiero, más sencillo es que algunas de esas partes se terminen
rompiendo. Esto es lo que sucedió la semana pasada con Silicon Valley Bank y eso es lo que,
aparentemente, está empezando a suceder ahora con Credit Suisse. Y eso que, en principio,
los problemas de Credit Suisse y los del Silicon Valley Bank no tienen demasiado que ver. Los
problemas de Silicon Valley Bank se debían, sobre todo, a que había invertido mucho en activos a
largo plazo, sin cubrir el riesgo de que subieran los tipos de interés y de que esos activos a
largo plazo se depreciaran. Subieron los tipos de interés, se depreciaron esos activos a largo plazo,
se acumularon pérdidas latentes muy importantes en el balance del Silicon Valley Bank, la entidad
empezó a experimentar fugas de depósitos, tuvo que liquidar esos activos a largo plazo con pérdidas
y las pérdidas descapitalizaron a la entidad. Credit Suisse no tiene exactamente esos problemas.
Credit Suisse se ha cubierto la mayor parte del riesgo de interés vinculado a sus activos a
largo plazo, es decir, que aunque suban los tipos de interés, sus activos a largo plazo no se
deprecian en términos efectivos porque ha comprado otros instrumentos, swaps de cobertura,
que se revalorizan con las subidas de tipos de interés. Por tanto, el efecto neto que tienen
las subidas de tipos de interés sobre su activo no es, ni mucho menos, tan dañino como en el
caso del Silicon Valley Bank. Y a su vez, Credit Suisse tiene unas abundantísimas reservas de
liquidez para hacer frente al desembolso de depósitos, cosa que no tenía el Silicon Valley
Bank. De modo que, en apariencia, los problemas no tienen nada o casi nada que ver, pero que la
estructura de los problemas de ambas entidades financieras no sea la misma, y no lo es, no
significa que ambas entidades financieras no estén temblando por el mismo terremoto. Y ese
terremoto es la subida de tipos de interés. Los problemas de Credit Suisse vienen de muy atrás.
Durante la última década, Credit Suisse ha ido acumulando pufo tras escándalo y escándalo tras
pufo. Y eso condujo al banco a experimentar unas pérdidas históricas en el año 2022. Para que nos
hagamos una idea, las pérdidas del año 2022 fueron mayores que las ganancias acumuladas en
los 11 años anteriores. Es decir, que en el lapso de los últimos 12 años, Credit Suisse ha obtenido
pérdidas. Credit Suisse no ha ganado nada de dinero en los últimos 12 años debido a los pésimos
resultados que registró en el año 2022. Debido a la acumulación de esos pufos y de esos escándalos,
Credit Suisse ha ido perdiendo reputación y ha ido perdiendo clientela. Solo en el cuarto trimestre
del año 2022, Credit Suisse sufrió una fuga de más de 100.000 millones de euros en depósitos.
El banco ha podido atender esa fuga masiva de depósitos sin ningún tipo de dificultad,
sin experimentar pérdidas por liquidación de activos en condiciones desventajosas,
porque, como decía antes, Credit Suisse tenía y en gran medida sigue teniendo abundantes reservas
de liquidez. Pero hay un problema. Esas reservas de liquidez no son infinitas. Y esa fuga de
depósitos se está realimentando a sí misma. Ya no se trata solo de que Credit Suisse esté perdiendo
clientela por su mala reputación y también por la progresiva descapitalización de su equipo
profesional que se está marchando a otras entidades. Se trata además de que el riesgo
de Credit Suisse se está incrementando y que los tipos de interés de otros activos financieros,
más seguros y con mejor reputación que los pasivos de Credit Suisse, se han disparado.
Por tanto, la fuga de depositantes de Credit Suisse, aún sin dañar gravemente de momento
su posición de liquidez, continúa. Y precisamente porque continúa, precisamente porque no se está
frenando, precisamente porque el riesgo de estar en Credit Suisse va en aumento y las ventajas cada
vez son menores, Credit Suisse ha tenido que empezar a ofrecer depósitos a tres meses a un
tipo de interés del 6,5% y depósitos a un año a un tipo de interés al 7%. Claramente, estos costes
de financiación de Credit Suisse para tratar de evitar la fuga de sus clientes, la fuga de sus
depositantes, es un coste que no puede asumir en el medio-largo plazo. Es un coste que supera en
mucho la remuneración que consigue por su activo. Justamente hemos dicho que Credit Suisse tiene
bastante liquidez en el activo y la liquidez en el activo no es rentable. Te proporciona seguridad,
pero no rentabilidad. Con lo cual, si para evitar la fuga masiva de depósitos tienes que pagar unos
tipos de interés muy altos sin que tu activo te proporcione mucha rentabilidad, lo que vas a tener
son pérdidas importantes. De ahí que para la supervivencia de Credit Suisse, más allá incluso
de mejorar su posición de liquidez, sea recapitalizarse. La entidad ya se recapitalizó
el año pasado, pero con las pérdidas nuevas que se van acumulando no va a ser suficiente. No va
a ser suficiente, sobre todo y al menos, para mantener los límites regulatorios de capital.
No olvidemos que la regulación le impone a Credit Suisse unas determinadas ratios de
capitalización y esas pérdidas muy probablemente lleven a Credit Suisse por debajo de esas ratios
de capital. Y en el peor de los casos, claro, a la descapitalización absoluta. Pues bien,
necesitando tanto como necesita Credit Suisse una recapitalización, ¿qué ha sucedido hoy?
Que el principal accionista de Credit Suisse ha dicho públicamente que no piensa meter un
dólar más de capital en Credit Suisse, que en absoluto se plantea acudir a ninguna ampliación
de capital, que no quiere invertir absolutamente nada en este banco. Por tanto, si el principal
potencial suministrador de capital niega rotundamente que vaya a aportar nuevo capital,
¿puede Credit Suisse captar el capital que necesita en los mercados financieros para sobrevivir a la
tormenta financiera a la que se está enfrentando debido al terremoto que ha sido provocado por la
subida rapidísima de tipos de interés? Eso es lo que el mercado hoy se está cuestionando y es ese
el miedo cuyo epicentro se encuentra en Credit Suisse, pero que evidentemente se extiende por
el resto de la banca europea. Porque si Credit Suisse llegara a caer, estaríamos ante un evento
sistémico que sacudiría muy dolorosamente al resto de la banca europea. ¿Qué va a suceder
finalmente? Pues obviamente no lo sabemos. En el momento de grabar este vídeo, el Banco Nacional
de Suiza estaba en reuniones con Credit Suisse para tratar de buscar una solución. ¿Cuál puede
ser esa solución? Vender aquellos negocios del banco que sean más rentables para tratar de
recapitalizarlo, fusionar a Credit Suisse con V.S., una recapitalización pública del banco o extender
líneas de liquidez para extender líneas de liquidez para alargar el periodo de tiempo
durante el cual Credit Suisse puede sufrir fugas y fugas de depósitos. Dado que Credit Suisse es
una entidad sistémica, cuesta creer que de alguna manera no la vayan a terminar rescatando. Quizá el
gobierno suizo no tenga mucha intención de hacerlo, pero es que los gobiernos extranjeros ya están
presionando duramente al gobierno suizo para que haga algo. Pero sería ingenuo pensar que los
problemas terminan con Credit Suisse. Si se encuentra algún tipo de solución para evitar
la suspensión de pagos de Credit Suisse, eso no significa que las tensiones en el resto del
sistema financiero vayan a cesar. Como ya hemos expuesto, los casos de Silicon Valley Bank o de
Credit Suisse, sin estar directamente conectados porque no tienen demasiado que ver el uno con
el otro, sí son los síntomas de un problema común. Y es la tensión financiera que se va
acumulando en todas partes del sistema financiero con las subidas de tipos de interés. La semana
pasada estalló Silicon Valley Bank, esta semana Credit Suisse y la semana que viene o el mes que
viene, si los tipos de interés siguen subiendo o se mantienen a niveles muy altos, estallarán otras
cosas. Y eso es precisamente lo que a partir de mañana se van a empezar a cuestionar los
bancos centrales. Si pueden seguir subiendo tipos de interés para luchar, para combatir contra la
inflación, si empiezan a priorizar la estabilidad financiera a una costa de dar por perdida o
parcialmente por perdida la batalla contra la inflación, o si para no perder credibilidad
perseveran en sus subidas de tipos de interés para luchar contra una inflación que sigue a
niveles muy elevados a una costa de las reverberaciones financieras, del tensionamiento
financiero que todo ello vaya generando. La acumulación de tantos estímulos monetarios
y fiscales durante tanto tiempo, pero sobre todo durante la pandemia, ha provocado una acumulación
de endeudamiento público y privado dentro de nuestras economías que ha terminado estallando
en inflación. Y la forma de contrarrestar esa inflación, subidas de tipos de interés, lo que
hace es dañar la posición financiera, la sostenibilidad financiera de esa deuda pública
y privada que se ha acumulado durante tanto tiempo y que ha generado la inflación. De ahí que,
como ya venimos repitiendo durante los últimos días, ahora mismo los bancos centrales se estén
debatiendo entre inflación o destrucción financiera.