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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿Entiende Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo del Gobierno de España, cómo funcionan las
empresas? ¿Y cuál es el papel que los accionistas desempeñan dentro de las empresas? Veámoslo.
Escuchemos a la nueva lideresa de Unidas Podemos y, a su vez, Ministra de Trabajo del Gobierno
de España, Yolanda Díaz, describir cómo funcionan las empresas modernas y cuál es
la influencia que tienen los accionistas sobre ellas.
Lo siento, pero no puedo resistirme a detener aquí el vídeo para remarcar que hablar de
las decisiones que se toman en los accionistas de la empresa es una expresión totalmente
incorrecta. Serán las decisiones que toman los accionistas de la empresa, las decisiones
que son tomadas por los accionistas de la empresa, las decisiones que se toman entre
los accionistas de la empresa o las decisiones que se toman en la junta general de accionistas,
pero no las decisiones que se toman en los accionistas de la empresa, que es algo que
no tiene ningún significado, ningún contenido. En todo caso, pongamos de nuevo el vídeo
desde el comienzo.
En una economía profundamente financiarizada, las decisiones que se toman en los accionistas
de una empresa no tienen nada que ver con la producción ni con la economía real, tiene
que ver con la obtención de dividendos, tiene que ver con la obtención de beneficios y,
por tanto, causando desastres en el mundo del trabajo, en el mundo de la empresa y en
el mundo, por supuesto, de los derechos de los trabajadores.
Este fragmento tiene dos posibles interpretaciones. Lo que realmente ha dicho la Ministra, que
es un completo disparate, como ahora vamos a ver, y lo que se supone que quiso decir
la Ministra, que sigue siendo un disparate, pero al menos tendría algo más de sentido.
En primer lugar, ¿qué es exactamente lo que ha dicho la Ministra? Pues vuelvo a colocar
el fragmento exacto donde creo que se contiene el más claro disparate.
Las decisiones que se toman en los accionistas de una empresa no tienen nada que ver con
la producción ni con la economía real.
Como que las decisiones que toman los accionistas en una empresa no tienen nada que ver ni
con la producción ni con la economía real. Si los accionistas son los que deciden cuántos
se invierte, es decir, cuántos medios de producción se adquieren, los accionistas
son los que deciden cómo se organizan esos medios de producción, ya sea decidiéndolo
directamente o al menos nombrando a un gestor que es el que lo decide, pero los accionistas
nombran al gestor y, por tanto, al nombrar al gestor, claro que esa decisión, elegir
a un gestor o a otro, tiene que ver con las decisiones organizativas que se toman dentro
de la empresa.
Los accionistas son los que deciden hacia dónde se orienta la empresa, hacia qué sector,
hacia qué otro sector, tienen que validar decisiones estratégicas como si su empresa
compra a otra compañía o como si su empresa es comprada por otra compañía o sobre si
dos empresas se fusionan y, por tanto, mezclan sus medios de producción y los reorganizan
en una determinada dirección, etcétera.
Decir que los accionistas y las decisiones que toman los accionistas no tienen nada que
ver con la organización de los medios de producción y, por tanto, con la producción
y, por tanto, con la economía real, pues, como digo, es un absoluto disparate.
Bien, pero apliquemos el principio de caridad interpretativa y supongamos que Yolanda Díaz
no ha dicho o no ha querido decir lo que realmente ha dicho.
Supongamos que lo que quería decir Yolanda Díaz, y sinceramente creo que quería decir
lo siguiente, al margen de que no lo haya dicho, es que los accionistas se despreocupan
del bienestar del resto de la sociedad, que a los accionistas lo único que les preocupa
es maximizar sus ganancias.
Cómo se maximicen esas ganancias les da absolutamente igual y, por tanto, no se puede dejar el control
material de las empresas en las manos de unas personas que solo miran por maximizar sus
ganancias caiga quien caiga.
¿Es esto correcto?
Pues tampoco.
Los accionistas, en primer lugar, se tienen que preocupar por generar valor para el consumidor.
Los accionistas solo van a ganar dinero, solo van a maximizar sus ganancias si consiguen
vender al mayor precio posible las mercancías que producen.
Y para conseguir vender al mayor precio posible las mercancías que producen han de generar
el mayor valor posible para los consumidores, porque solo en ese caso los consumidores estarán
dispuestos a comprarles a un alto precio las mercancías que venden.
Es verdad que puede haber otras estrategias menos legítimas para intentar maximizar sus
ganancias, como por ejemplo convertirse en vendedores monopolistas de una mercancía
de tal manera que el consumidor no tenga otra alternativa que pasar por las orcas caudinas
de ese empresario, de ese productor de mercancías.
Pero mientras prevalezca el principio de libertad de entrada en el mercado, es decir, mientras
el Estado no otorgue monopolios legales a ninguna empresa, congraciándose con ese empresario
para que haya un intercambio de favores, tú me das un privilegio político y yo te transfiero
determinado apoyo mediático o económico, mientras subsista la libertad de entrada, mientras
se respete el mercado libre, habrá opción de que otros empresarios aparezcan para competir
con el anterior, si es que el anterior no está prestando, no está ofreciendo un servicio
suficientemente valioso para el consumidor, y hay otras personas que consideran que son
capaces de hacer lo mejor que el empresario que la accionista, más en general, incumvente.
Es decir, que en un mercado competitivo los beneficios empresariales, los beneficios de
los que se apropian los accionistas, esa variable que, según Yolanda Díaz, están
tan obsesionados con maximizar, los beneficios empresariales en un mercado competitivo son
un proxy del valor generado para otras personas, más en concreto para los consumidores, maximizando
el valor de los consumidores se maximizan beneficios que es en parte lo que queremos.
Esto es el tema de qué sucede con los trabajadores de esa empresa, ahí Yolanda Díaz sí podría
tener un cierto punto de razón, al empresario lo que le interesa es maximizar beneficios
y para eso tiene que maximizar el valor que genera para el consumidor, no necesariamente
el valor que obtiene que consigue que captura el trabajador dentro de esa organización
empresarial, o dicho de otra manera, una empresa podría tratar muy bien a los consumidores
al tiempo que trata muy mal a sus trabajadores y podría tratar muy mal a los trabajadores
para maximizar sus ganancias, eso sí, sin desatender la generación de valor para el
consumidor.
Pero cuantos más accionistas, es decir, cuantos más ahorradores e inversores en proyectos
empresariales haya, cuantas más empresas que buscan generar el máximo valor posible
para el consumidor, contratando, auxiliándose de la contratación de trabajadores para la
generación de ese valor, cuantas más empresas, cuantos más proyectos empresariales haya,
queriendo contratar trabajadores, mayor será la competencia entre esas empresas para asociarse
con los trabajadores, muchas empresas compitiendo por pocos trabajadores significa que las condiciones
que deberán ofrecerles a esos trabajadores deberán ser progresivamente mayores, porque
si no lo hacen, si hay muchas empresas en relación a los trabajadores que pueden y
quieren ser contratados, entonces la que ofrezca mejores condiciones se da la que termine contratando
a esos trabajadores que son instrumentales para producir mercancías y que por tanto son
instrumentales para maximizar beneficios.
Dicho otra manera, la figura del accionista no es enemiga de la figura de un trabajador
bien remunerado, podría ser la figura del accionista monopolista, es decir, si en un
mercado solo hay un accionista o solo hay una empresa que se convierte en un monopsonio
frente a la demanda de trabajadores, ahí claro que esa empresa monopsonista y ese accionista
único puede terminar ofreciendo condiciones laborales muy malas o muy precarias a los
trabajadores porque tienen la sartén por el mango, es la única empresa que contrata
y hay trabajadores muchos que quieren ser contratados, pero cuantos más accionistas
y cuantas más empresas en competencia haya, mejores tenderán a ser las condiciones que
se ofrezcan a los trabajadores, no hay que enemistarse con la figura del accionista.
Si uno quiere que haya un buen mercado laboral, un mercado laboral donde los trabajadores
disfruten sostenidamente de muy buenas condiciones laborales, lo que tiene que hacer, al contrario,
es promover que haya muchos accionistas, o mejor dicho, que haya muchas empresas financiadas
por esos muchos accionistas.
El error de Yolanda Díaz podría ser poco relevante si Yolanda Díaz fuera una persona
poco relevante, es decir, una persona que no tuviera poder, desde luego hay muchas personas
dentro de nuestra sociedad que adoptan perspectivas ideológicas similares a las de Yolanda Díaz
en este fragmento.
El problema es que Yolanda Díaz es ministra de trabajo y, por tanto, impulsa normativas
que afectan directa o indirectamente a los accionistas, y si una persona como ella tiene
una perspectiva ideológica donde el accionista es el enemigo a batir, es el que no pinta
nada dentro de la economía, más allá de querer maximizar ciegamente beneficios maltratando
a los trabajadores, pues entonces terminará probando legislaciones que desalienten, que
desincentiven, que expulsen a los accionistas.
Y cuantos menos accionistas haya, es decir, cuantas menos empresas nuevas se creen compitiendo
dentro de la economía, peores serán las condiciones en el mercado laboral.
En cambio, si otra persona tiene una visión positiva de los accionistas y entiende que
lo que hay que hacer no es expulsarlos, sino atraerlos, que lo que hay que hacer no es
crear un marco institucional que sea un infierno para las empresas, sino un marco institucional
donde las empresas puedan florecer y cada vez sean más empresas las que florezcan y
compitan entre ellas por generar tanto un mayor valor para los consumidores, cuánto
se peleen entre ellas, compitan entre ellas por contratar a los trabajadores ofreciéndoles
mejores condiciones laborales, si una persona entiende eso tratará de impulsar normativas
que sean amigables, no con las empresas establecidas, sino con la generación, con la aparición,
con la importación de nuevas empresas que compitan todas ellas entre sí.
Por desgracia ya acabamos de comprobar que sufrimos una ministra de trabajo que tiene
una muy mala y escasa comprensión de las dinámicas económicas, empresariales y laborales.
Las ideas y las malas ideas tienen consecuencias, sobre todo cuando esas ideas y malas ideas
están en la cabeza de unos políticos que nos terminan haciendo a nosotros y al empresariado
la vida imposible con sus ocurrencias anti-económicas.