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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El Estado argentino acaba de ser condenado a pagar 16.000 millones de dólares por su expropiación de
YPF. Una absoluta ruina adicional a la que ya están padeciendo para los ciudadanos argentinos. Veámoslo.
El peronismo, y más concretamente su rama kirchnerista, ha arruinado a los argentinos,
y los ha arruinado porque el kirchnerismo se basa en la depredación, y todo gobierno que
fundamente su acción en la depredación termina empobreciendo a sus ciudadanos.
El ejemplo más claro de esa acción depredadora del kirchnerismo es precisamente la inflación,
la inflación con la que el kirchnerismo ha devorado toda la riqueza de los ciudadanos
argentinos para transferírsela al gobierno y a aquellos grupos de presión y redes clientelares
que pastorean alrededor de ese gobierno. Pero es verdad que la inflación es una acción
depredadora del gobierno poco transparente. Los propios políticos suelen culpar a terceros
de la inflación. Los precios suben por la pandemia, los precios suben por la avaricia
empresarial, los precios suben por algún tipo de complote internacional que intenta derrocar
el gobierno de progreso, etcétera. Es decir, no siempre está claro cómo el gobierno roba a
los ciudadanos a través de la inflación. Sin embargo, existen otras actuaciones de un
gobierno, en este caso de un gobierno kirchnerista, que claramente tienen una impronta depredadora.
Existen decisiones gubernamentales que a plena luz del día, con luces y taquígrafos,
consisten indubitadamente en robar. Y el propósito de esos robos indubitados es
exactamente el mismo que el del robo inflacionario. Alimentar con recursos al
gobierno kirchnerista depredador para que pueda seguir gastando en alimentar a los
grupos de presión y a las redes clientelares que pastorean alrededor de ese gobierno y que
lo sustentan. Así, y de manera muy evidente, en el año 2012 el gobierno argentino, presidido
en aquel entonces por Cristina Fernández de Kirchner, decidió expropiar YPF a la compañía
española Repsol. YPF había sido privatizada a comienzos de los 90 por el gobierno argentino
de Carlos Menem. Pero en ese momento YPF no se vendió a Repsol. YPF se privatizó poniendo sus
acciones a la venta en la bolsa de Nueva York y sometiéndose, por tanto, a la ley estadounidense
en materia de mercado de capitales. Y con tal de volver las acciones de YPF más atractivas para
el pequeño inversor, el estatuto de la compañía, los estatutos de YPF, establecían la obligación de
que si cualquier inversor compraba más del 15% de las acciones de la empresa, estaba obligado a
lanzar una OPA por el mismo precio a todas las restantes acciones de la compañía. O dicho de
otra manera, si alguien compraba más del 15% de YPF, debía hacerles una oferta a todos los
accionistas para comprar el 100%. Y eso es justamente lo que sucedió en el año 1999.
En el año 1999, Repsol, la compañía española Repsol, compra el 15% de las acciones de YPF en
la bolsa de Nueva York y, por tanto, según los estatutos de la compañía, que son los que regulan
las relaciones con los inversores dentro de la jurisdicción estadounidense, Repsol se vio obligada
a lanzar una oferta de compra por el 100% de la empresa que terminó adquiriendo. Es decir,
que en el año 1999, Repsol se hace con el 100% de las acciones de YPF. Pero durante los años
posteriores, Repsol va desinvirtiendo en YPF, va vendiendo parte del capital social en YPF,
hasta el punto de que, en el año 2012, Repsol controlaba el 57% de las acciones de YPF. No el
100%, sino el 57%. ¿A quién le vendió el resto de las acciones? Pues en gran medida a inversores
argentinos, de tal manera que YPF siguiera tuviendo de puertas para adentro una cierta
impronta nacional argentina. Por tanto, año 2012, Repsol controla el 57% de las acciones de YPF.
En ese momento, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner decide expropiarle a Repsol acciones
equivalentes al 51% de todo el capital social de YPF. ¿Por qué le expropia a Repsol sólo el 51%
de todo el capital social de YPF si Repsol posee el 57%? Pues para ahorrarse dinero. Si con el
51% del capital social de YPF el Estado argentino ya controla plenamente la compañía, ¿para qué
va a expropiar el 57% pagando por tanto de más por esa expropiación? Lo que quería el gobierno
argentino es controlar YPF y la controla con el 51% del capital social. El otro 6% de más que
tenía Repsol en YPF no lo necesitaba para nada. Pero aquí el gobierno argentino de Kirchner,
de la mano del nefasto viceministro de Economía Axel Kicillof, actual candidato a gobernador para
la provincia de Buenos Aires, cometió un error básico. Recordemos que según el estatuto de YPF,
si alguien compra más del 15% del capital social de la empresa, está obligado a lanzar una oferta
en las mismas condiciones sobre el 100% de ese capital social, para que el resto de accionistas,
si no quieren ser comparsa de ese comprador, tengan la opción de vender su paquete accionarial. Pues
bien, el gobierno de Kirchner no hizo esto. No lanzó una oferta de compra por el 100% del
capital social de YPF y, de nuevo, no lo hizo para ahorrarse dinero. Lo que quería era controlar la
empresa —y para eso expropias— el mínimo imprescindible para ello, es decir, el 51% del
capital social. Pero al no lanzar una oferta sobre el 100% cuando el estatuto te exigía hacerlo,
estabas vulnerando los estatutos de YPF que, dentro del mercado de capitales estadounidense,
son los que regulan las relaciones jurídicas entre la empresa y los inversores en YPF. Es decir,
el gobierno argentino se estaba saltando los estatutos de YPF registrados en Estados Unidos
y, por tanto, la propia ley estadounidense. El propio viceministro de Economía Argentino,
en aquel entonces Axel Kicillof, llamaba a quienes sugerían que el gobierno argentino
tenía que respetar el estatuto de YPF —que había redactado, no lo olvidemos, el propio
gobierno argentino de Carlos Menem— porque consideraba que la soberanía argentina estaba
por encima de ese pacto privado que regulaba las relaciones entre inversores y la empresa,
olvidándose claro que ese pacto privado estaba respaldado por la jurisdicción estadounidense
en la que se había firmado ese pacto privado. Estatuto interno que dijeron que si alguien
no osaba poner un pie como el propio Estado —porque créanme que si uno quería comprar acciones para
entrar a la compañía y pasaba el 15%, pisaba la trampa del oso y tenía que comprar el 100%
a un valor equivalente a 19.000 millones de dólares, porque los tarados son los que piensan
que el Estado tiene que ser estúpido y comprar todo según la ley de la propia YPF, respetando
donde está la seguridad jurídica. En este vídeo, el propio Kishilov está
reconociendo que el gobierno argentino se exalta los estatutos de YPF y por tanto se
exalta la ley estadounidense que avalaba esos estatutos y que vela porque las relaciones
entre los inversores y la compañía que tengan lugar respecto a las acciones de YPF cotizadas
en Estados Unidos se sigan regulando por ese pacto privado entre las partes. Y el gobierno
argentino en Estados Unidos no deja de ser una parte privada más. Y por tanto, si se
exalta los estatutos, se está saltando la ley entre partes. Y eso es algo que el kirchnerismo
no quería aceptar, porque como el kirchnerismo se basa en el robo, en el atraco, en la depredación
institucionalizada, siempre cree que ellos, los ladrones, han de estar por encima de las víctimas.
Y por cierto, ya os podéis imaginar quién en el año 2012 apoyaba desde España al ladrón
kirchnerista. Me estoy refiriendo, claro, a Pablo Iglesias. YPF, los patriotas nacionalizan,
Kirchner, los vendepatrias, privatizan y recortan. Rajoy, me gustan los patriotas,
le gustan, claro, los patriotas que roban. Le gustan los patriotas ladrones. Pero sucede
que cuando el ladrón va a juicio, si el tribunal es justo, termina condenándolo. Y esto es exactamente
lo que acaba de suceder ahora. Los tribunales estadounidenses han condenado al gobierno
argentino a indemnizar con 16.000 millones de dólares al otro 49% de accionistas a los
que no les ofertaron comprar YPF al mismo precio al que habían expropiado el otro 51%. No solo eso,
también hay que compensar a ese 49% de inversores por todo el interés que han perdido desde el año
2012 por no haber recibido el dinero que deberían haber recibido del gobierno argentino después
de la expropiación de YPF. ¿Son 16.000 millones de dólares mucho dinero dentro del contexto
argentino? Pues solamente dos datos. Primer dato, actualmente YPF tiene un valor estimado
de 10.000 millones de dólares. Es decir, que toda la empresa ahora mismo vale sustancialmente menos
que lo que ha de pagar el gobierno argentino para indemnizar por el 49% de la empresa que se negó
a comprar en el año 2012 después de expropiar el 51% que le otorgaba el control dentro de la
compañía. O expresado de otra manera, aunque ahora el Estado argentino decidiera volver a
privatizar YPF para así cubrir parte del coste de esta indemnización, seguiría habiendo un
agujero financiero de más de 5.000 millones de dólares. Segunda forma de dimensionar el coste
de esta indemnización. 16.000 millones de dólares es aproximadamente la mitad de lo
que necesita Argentina para dolarizarse. Se nos está diciendo que la dolarización es
absolutamente impensable, imposible en Argentina porque el país, su Estado, no tiene los dólares
suficientes ni los puede conseguir para liquidar el Banco Central de la República Argentina,
reemplazando pesos por dólares. Y sin necesidad de entrar en el fondo de este debate,
basta indicar que la mitad de lo que habría necesitado el Estado argentino para dolarizar,
lo acaba de perder con la indemnización que ha de abonar 16.000 millones de dólares a aquellos
inversores que no recibieron su parte cuando YPF fue expropiada por el gobierno argentino en el
año 2012. Por tanto, después de este fallo de la justicia estadounidense, si el Estado argentino
quiere dolarizar su economía, tendrá que hacerlo a un tipo de cambio aún más desfavorable del peso
con respecto al dólar. Es decir, que todos los acreedores en pesos sufrirán pérdidas mucho
mayores de las que ya iban a sufrir, de las que ya, de hecho, están sufriendo. En España suele
decirse que el zitcampeador ganaba batallas después de muerto. En Argentina, bien cabría
decir que el peronismo, y más concretamente el kirchnerismo, sigue arruinando a los argentinos
después de muerto políticamente.