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Este 15 de noviembre muchos cubanos se van a manifestar en contra de la tiranía socialista del castrismo.
Sí, tiranía y socialista, por mucho que algunos todavía lo nieguen.
¿Y por qué Cuba es una tiranía socialista?
Veámoslo.
Este 15 de noviembre muchos cubanos valerosos saldrán a la calle a defender sus libertades
frente a la tiranía cubana, y desde luego muchos hemos escogido posicionarnos del lado
de estos valientes cubanos que defienden aquello que la tiranía les ha arrebatado, su libertad.
En cambio otros desde España, por ejemplo Juan Carlos Monedero, han decidido ubicarse
al lado, prestar su apoyo al régimen tiránico socialista y en contra, por tanto, de aquellos
cubanos que reivindican su libertad frente a esta tiranía socialista. Y conviene que
remarquemos, conviene que repitamos, conviene que insistamos en que Cuba es una tiranía
socialista. En medio de tanto blanqueamiento propagandístico del régimen tiránico cubano,
es fundamental que recordemos cuál es el motivo de fondo por el cual muchos cubanos
saldrán a la calle a protestar y a exigir su libertad. Van a salir a la calle no porque
Cuba sea una democracia liberal e inclusiva, sino porque Cuba es una tiranía socialista.
Y para demostrar que Cuba es una tiranía socialista, basta con que escuchemos las declaraciones
públicas de su presidente dictador Miguel Díaz-Canel y basta con que nos leamos la
propia Constitución cubana.
Primero, ¿por qué Cuba es una tiranía? Pues escuchemos cómo lo explica Miguel Díaz-Canel
en una reciente reunión que tuvo con los presidentes de las Asambleas Municipales del
Poder Popular.
Recuénese que en el mundo se habla mucho de la división de poderes. El Poder Legislativo
estaba generalmente en las instituciones que aprueban ley, el Poder Ejecutivo en el
gobierno, lo que hace la parte de Ejecutivo Administrativo y el Poder Judicial en los
tribunales. Pero en Cuba no se trabaja con la división de poderes, se trabaja con la
unidad de poderes a través de órganos que tienen funciones diferentes, porque el concepto
de poder que se usa en Cuba, en la Revolución Cubana, es el concepto de poder popular que
está subordinado o se construye con qué en el concepto de soberanía popular. Y cuando
hay soberanía popular cuando, como dice uno de los artículos en nuestra Constitución,
todo está en función de quién del soberano y quién es el soberano, el pueblo.
Decía uno de los padres fundadores de Estados Unidos, James Madison, en los papeles federalistas
número 47, que la acumulación de todos los poderes del Estado, legislativo, ejecutivo
y judicial en las mismas manos, sean esas manos las de uno solo, las de unos pocos o
las de muchos, proceda esa acumulación de poderes de la herencia, de la imposición
o de la elección, pero esa concentración de poderes en unas solas manos constituiría
para Madison la definición misma de tiranía. Pues bien, Miguel Díaz Canel nos está diciendo
que en Cuba no existe separación de poderes y, por tanto, siguiendo la definición de
Madison, Cuba sería una tiranía. Y fijémonos que esta definición de Madison no es una
definición arbitraria, si una misma institución posee el poder de dictar leyes, de forzar
la ejecución de esas leyes y de juzgar, si se han ejecutado las leyes correctamente
o no, esa institución posee un poder absoluto y arbitrario, por tanto, es una institución
tiránica. Miguel Díaz Canel intenta justificar la tiranía cubana diciendo que en última
instancia la tiranía cubana depende del poder popular, de la soberanía popular, del
pueblo, que esta concentración de poderes es en realidad un instrumento del pueblo
para que el pueblo cubano realice su voluntad. El problema de esto ya no es solo que la
voluntad del pueblo suele ser interpretada por órganos intermedios que luego la pueden
manipular en su propia conveniencia.
El problema es que, aún cuando la voluntad del pueblo se pudiese expresar y transferir
de manera transparente, si el pueblo no tiene limitaciones en su arbitrio, si el pueblo
en su conjunto puede dictar leyes, ejecutar leyes y juzgar la aplicación de esas leyes
sin ningún tipo de restricción, entonces ese poder popular se convierte en una tiranía.
La mayoría del pueblo tendría la potestad de hacer lo que quisiera con las minorías
porque la mayoría del pueblo escogería arbitrariamente qué leyes se aprueban, cómo se aplican esas
leyes y si la aplicación ha sido conforme a las propias leyes que ellos han emitido.
Por consiguiente, aún cuando Miguel Díaz Canel estuviera diciendo la verdad, acerca
de que la absoluta concentración de los poderes del Estado está en última instancia subordinada
a la voluntad del pueblo, aún cuando eso fuera cierto, eso no cambiaría que Cuba fuera
una tiranía mayoritaria, un Estado tiránico donde la mayoría del pueblo hace y deshace
acerca de los derechos de las minorías, acerca de los derechos de los individuos, como esa
mayoría del pueblo, arbitraria y caprichosamente, decida hacer o deshacer, sería en consecuencia
un poder ilimitado, arbitrario y, por tanto, tiránico.
Pero es que además Miguel Díaz Canel no está diciendo la verdad, el Estado cubano
no está en realidad subordinado al pueblo, el Estado cubano está subordinado al Partido
Comunista de Cuba y este es el segundo motivo que nos explica porque Cuba no solo es una
tiranía, sino una tiranía socialista, tal como podemos leer en el artículo quinto de
la Constitución Cubana de 2019, recientemente reformada, aunque este artículo aparecía
tal cual en la Constitución Cubana de 1976, tal como podemos leer en este artículo quinto,
el Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia
organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente
vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado.
Es decir, que el Partido Comunista de Cuba se instituye de facto y de yure como una
organización para estatal bajo la cual se subordina tanto el Estado como la sociedad.
El Partido Comunista de Cuba tiene la misión histórica de completar la revolución socialista
y contra esa revolución socialista no puede ir ni siquiera al poder popular, el artículo
quinto sigue, el Partido Comunista de Cuba organiza y orienta los esfuerzos comunes
en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista, trabaja por preservar
y fortalecer la unidad patriótica de los cubanos y por desarrollar valores éticos,
morales y cívicos.
Es decir, que el Partido Comunista de Cuba se ubica por encima del Estado cubano y
de la sociedad cubana, el poder popular del que habla Miguel Díaz Canel es un poder subordinado
al poder del Partido Comunista de Cuba.
De hecho, es que a este respecto el artículo cuarto de esta misma Constitución es muy
claro, la defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo
de cada cubano, la traición a la patria es el más grave de los crímenes, quien la
comete está sujeto a las más severas sanciones, el sistema socialista que refrenda esta Constitución
es irrevocable, irrevocable también para el poder popular, los ciudadanos tienen el derecho
de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible
otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico
establecido por esta Constitución.
Y el Partido Comunista de Cuba es el que tiene el derecho supremo de velar porque este mandato
se materialice, se cumpla, aunque haya muchos cubanos que quieran alterar el sistema político
económico de Cuba, el Partido Comunista tendría derecho a impedírselo porque él es el ente
supremo bajo el cual se subordina el Estado y la sociedad cubana y porque él tiene la
misión histórica de preservar la irrevocabilidad del sistema político y económico socialista
hasta llegar hasta la etapa comunista.
En definitiva, el Estado cubano es una tiranía, los poderes del Estado están absolutamente
concentrados, pero no están ni siquiera concentrados en el poder popular, no es que sea una tiranía
popular, están concentrados en el Partido Comunista de Cuba y, por tanto, Cuba es una
tiranía socialista y aquellos que se opongan a la tiranía socialista reivindicando sus
libertades son enemigos del pueblo, del socialismo y, por tanto, son delincuentes.
No hace falta ni siquiera forzar las interpretaciones del marco normativo cubano, basta con que
escuchemos las recientes declaraciones de Miguel Díaz Canel ante la Asamblea Nacional
del Poder Popular.
Los derechos no son ilimitados, sus rímetes están previstos también en la Constitución,
son los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto
al orden público, a la Constitución y a las leyes.
Una manifestación deja de ser pasígica en el momento en que los participantes acudan
a ella con la intención de alterar la normalidad de la vida comunitaria, la paz social, con
la pretensión de subvertir el orden constitucional y posicionarse como discrepancia al socialismo.
Es decir, que la discrepancia al socialismo hace que una manifestación no sea pacífica,
sea violenta, violencia contra quién.
Pues para Miguel Díaz Canel, claro, violencia contra el Partido Comunista de Cuba, porque
si las ideas liberales permean en la sociedad cubana, la posición de control absoluto que
ejerce el Partido Comunista de Cuba sobre la sociedad y sobre el estado cubano se desvanecería.
Y por tanto, los manifestantes que están reivindicando su libertad individual frente
al estado cubano y frente al Partido Comunista de Cuba, son una amenaza para la preservación
del poder absoluto de esa oligarquía socialista que tiraniza a los cubanos.
Es contra esa tiranía socialista, contra la que este 15 de noviembre se van a manifestar
muchísimos cubanos, y es esa tiranía socialista la que desde España muchos ideólogos del
régimen defienden y blanquean.