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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Ha dicho Javier Milei que el Estado no tiene que hacer absolutamente nada ante
una situación en la que la gente muera de hambre? Veámoslo.
De acuerdo con la mayoría de la prensa y de las redes sociales de izquierdas en
español, Javier Milei acaba de decir en una reciente conferencia en los Estados
Unidos que no es necesario en absoluto que el Estado intervenga cuando la gente
se muere de hambre. Por ejemplo, el diario El País en España titula de la siguiente
manera. Milei defiende en California que el Estado no debe hacer nada ante una
muerte por hambre. Alguien lo va a resolver. Asimismo, C5N titula. En Stanford, Milei
minimizó la crisis económica. La gente se va a morir de hambre y algo va a hacer.
Asimismo, en redes sociales, el periodista Christian Ciminelli escribe
Milei dice que la gente no es idiota y que cuando se empiece a morir de hambre algo va
a hacer para evitarlo. Que él no lo va a resolver. Yo propongo evitar la muerte de
compatriotas y sacar por las vías constitucionales a este tarado criminal. O también el periodista
Antonio Maestre en España. Javier Milei dice que él no tiene que hacer nada si la gente se muere de
hambre. Porque antes de morirse de hambre harán algo para solucionarlo y se lo resolverán. Es un
sociópata pero tiene razón. Si no hace nada, el pueblo inventa soluciones. En 1789 inventó la
guillotina para resolverlo. Pero exactamente en qué declaraciones específicas de Javier Milei se
basan estos periódicos y estos periodistas para afirmar que Javier Milei ha dicho lo que dicen que ha
dicho. Pues todos ellos nos proporcionan el siguiente corte de su discurso en la Universidad
de Stanford. Escuchemos el corte, e insisto en la palabra corte, que suelen adjuntar estos
periodistas y estos periódicos para respaldar sus conclusiones sobre lo que ha dicho o querido
decir Javier Milei. Pero ustedes se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir. Va a
llegar un momento que se va a morir de hambre. Con lo cual, digamos, se va a decidir de alguna
manera para no morirse. Entonces no necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad
de consumo porque a la postre alguien lo va a resolver. De entrada debería llamarnos la atención el
que en este extracto Javier Milei esté hablando por un lado de gente que se va a morir de hambre y por
otro de la ausencia de necesidad de que el Estado intervenga no para evitar que la gente muera de
hambre, que eso no lo dice, sino de la ausencia de necesidad de que el Estado intervenga para resolver
una externalidad de consumo. Volvamos a escucharlo. Es decir, entonces no necesito que alguien intervenga
para resolverme la externalidad de consumo porque a la postre alguien lo va a resolver. Una externalidad
de consumo existe cuando el consumo de una determinada persona afecta positiva o negativamente al bienestar
de otras personas. Por ejemplo, si yo utilizo colonia, si yo consumo colonia cuyo olor resulta
agradable para otras personas, eso es una externalidad positiva de consumo. Y en cambio, si yo fumo,
si yo consumo tabaco y eso genera un humo que molesta, que reduce el bienestar, que perjudica
a terceras personas, eso sería una externalidad negativa de consumo. Y desde la óptica de la teoría
estándar de los fallos de mercado, se suele considerar que el Estado tiene que subsidiar las
externalidades positivas de consumo porque benefician a terceros y esos terceros no son
capaces de coordinarse para promover aquellos comportamientos que generan la externalidad
positiva de consumo que los beneficia. Y a su vez, que el Estado tiene que penalizar de alguna manera,
ya sea con impuestos o regulaciones, las externalidades negativas de consumo porque,
de nuevo, los perjudicados no son capaces de coordinarse para desincentivar aquellas acciones
de terceros que les provocan una externalidad negativa, que les perjudican. Pues bien, dentro
de este marco teórico básico no queda muy claro cómo encaja lo de morirse de hambre con solucionar
por parte del Estado una externalidad de consumo. ¿Qué se presupone exactamente que está diciendo
Javier Milei que el hecho de que la gente consuma alimentos genera una externalidad positiva para
terceros porque esos terceros se alegran de que esa persona que consume alimentos no se muera de hambre
y de que, por tanto, según la teoría estándar, el Estado debería intervenir para subsidiar que las
personas consuman alimentos, es decir, que generen más de esas acciones que constituyen, que engendran una
externalidad positiva de consumo para terceros y que, por tanto, Javier Milei estaría en contra de
que el Estado subsidie o facilite o impulse que los individuos consuman alimentos porque no es
necesario que el Estado intervenga para que los ciudadanos consuman alimentos que generen
externalidades positivas sobre terceros? Se me antoja una interpretación bastante enrevesada
de lo que está diciendo Javier Milei. Así que, para despejar las dudas, ¿qué tal si, en lugar de
recortar un extracto descontextualizado de su conferencia, vemos lo que estaba diciendo,
vemos en qué contexto estaba colocado ese corte, ese extracto, unos segundos antes?
Obviamente que hay otro tipo de supuesto fallo de mercado y que lo podríamos analizar, digo,
externalidades. Ustedes, digo, toman el caso de las externalidades, las externalidades en consumo,
en realidad las externalidades en consumo es para evitar ese punto, es para que no haya un problema
de circularidad en la resolución del problema de equilibrio general. Pero ustedes se creen que la
gente es tan idiota que no va a poder decidir, va a llegar un momento que se va a morir de hambre,
con lo cual, digamos, se va a decidir de alguna manera para no morirse. Es decir, entonces no necesito
que alguien intervenga para resolverme la externalidad de consumo, porque a la postre alguien lo va a resolver.
O, digamos, los casos de, digamos, de externalidad en producción, ¿cuántas veces vieron en los libros de texto,
digamos, la empresa que contamina el mar, el agua? En realidad es un problema de definición de propiedad.
De hecho, una de las cosas brillantes que también resolvió COUS era el tema de resolver estos problemas
asignando derechos de propiedad.
De entrada, lo que está claro es que Javier Milei, en esa parte de la conferencia donde se pronuncia
a la frase de Marras, está hablando, en términos generales, de un supuesto fallo de mercado llamado
externalidades. De las externalidades en el consumo y de las externalidades en la producción.
Es decir, que en esa parte de la conferencia no está reflexionando, por ejemplo, sobre el estado
de bienestar o sobre las funciones redistributivas o asistenciales del Estado ante situaciones de extrema
pobreza o de extrema necesidad. Y a raíz de esas reflexiones sobre si el Estado ha de intervenir
o no ha de intervenir para atajar situaciones de extrema pobreza o de extrema necesidad, Javier
Milei diga que no es necesario que el Estado intervenga porque esa situación de extrema necesidad
se resolverá sola. No, repito, está hablando del fallo de mercado externalidades. Externalidades
en el consumo y en la producción. ¿Y qué dice sobre las externalidades en el consumo
antes de pronunciar la famosa frase de Marras? Volvamos a escucharlo porque es importante.
Externalidades en consumo. En realidad las externalidades en consumo es para evitar ese punto, es para
que no haya un problema de circularidad en la resolución del problema de equilibrio general.
Aunque es verdad que en esta parte del discurso Javier Milei omite algunas palabras, probablemente
porque esté pensando más rápidamente de lo que está hablando, lo que viene a decir es que la
justificación a la intervención estatal para solucionar el problema, el fallo de mercado de
las externalidades en el consumo, es una justificación que apela a la resolución del problema de la
circularidad. Es necesario que el Estado intervenga para resolver una externalidad en el consumo porque,
en caso contrario, existiría un problema de circularidad a la hora de determinar el equilibrio
económico. Los problemas de circularidad se dan cuando existen interdependencias. Si yo le digo a mi
pareja, si tú te lees este libro, yo me lo leo. Y mi pareja me dice, si tú te lees este libro, yo me lo
leo, mi decisión depende de la decisión de mi pareja y la decisión de mi pareja depende de mi
decisión. De tal manera que aparentemente caemos en la inacción, en la parálisis. Hasta que tú no te
leas el libro, yo no me lo leo. Y hasta que yo no me lea el libro, tú no te lo lees. Por tanto, al final,
nadie se lee el libro. ¿Y cómo conecta este problema de circularidad con las externalidades en el consumo?
Bueno, lo que acabo de describir, en el fondo, es una externalidad positiva en el consumo. La lectura
del libro sólo me resulta suficientemente útil o apetecible si mi pareja se lee ese mismo libro. Y
a mi pareja la lectura de ese libro sólo le resulta suficientemente útil o suficientemente
apetecible si yo me leo el libro. Esto es algo, además, tremendamente común en los llamados efectos
de red. Cada persona sólo se abre un perfil en una red social si otras personas se han abierto
un perfil en esa red social. Porque abrirte un perfil en una red social en la que estás tú solo
no tiene mucho sentido. Pero, a su vez, esas otras personas, cada una de ellas sólo se abrirá un perfil
en la red social si los demás se lo han abierto. O yo sólo contrato una línea telefónica si otras
personas se han contratado una línea telefónica. Porque tener un teléfono en casa para no llamar a
nadie no tiene mucho sentido. Y lo mismo en el caso de otras personas. Pero, claro, si cada una de esas
otras personas sólo la contratan si los demás la contratan, en principio caemos, de nuevo, en una
situación de parálisis. Yo sólo hago esto si tú lo haces y tú sólo lo haces si yo lo hago. De manera
que al final no existirían ni redes sociales, ni telefonía, ni ningún consumo conjunto donde
existan fuertes interdependencias en las funciones de utilidad respecto a ese consumo conjunto. Y eso es
lo que está criticando Javier Milei en ese extracto de la conferencia. Que no es verosímil, que no cabe
esperar que, en términos generales, los seres humanos caigamos en una situación de pasividad,
de inacción, de parálisis, por el hecho de que en un determinado contexto económico existan fuertes
externalidades en el consumo que tengan un carácter interdependiente. Volviendo al ejemplo original.
Si yo le he dicho a mi pareja, si tú te lees este libro, yo me lo leo. Y mi pareja me ha dicho a mí,
si tú te lees este libro, yo también me lo leo. Por supuesto que existe un equilibrio en el que
ninguno de ambos nos leemos el libro. Pero también existe, desde luego, un equilibrio en el que los
dos nos lo leemos. Porque basta con que arranque yo a leerlo para que, si mi pareja se ha comprometido
a leérselo en caso de que yo me lo lea, después de que yo haya empezado a leerlo, mi pareja también
empiece a leerlo. Lo que está diciendo Javier Milei es que la gente, en esos contextos económicos,
con fuertes externalidades en el consumo, que sean interdependientes, no se va a quedar de brazos
cruzados. No se va a morir de hambre dejando de consumir lo que cada uno de ellos quiere consumir
siempre y cuando los demás lo consuman. Porque de alguna manera todos ellos acabarán coordinándose
para consumirlo. Porque ese consumo multilateral los beneficia a todos ellos. Y la falta de consumo
los perjudica a todos ellos. Por tanto, tratarán de coordinarse para alcanzar un equilibrio que sea
preferible, que incremente su bienestar, que resulte preferible para todos ellos. Que, cuidado,
tampoco estoy diciendo que el equilibrio en el que nadie consume ese bien que todos desean consumir a
condición de que el resto lo consuman, sea un escenario inimaginable. Desde mi punto de vista es
un problema de coordinación que en algunos casos se puede dar. Pero lo que está diciendo Javier Milei en
esta conferencia, estemos a favor o en contra del contenido de lo que está diciendo, es que desde
su punto de vista ese escenario no es verosímil, ese escenario no será común, ese escenario no es
muy probable. Porque lo que ese escenario de parálisis multilateral está obviando son todos los
mecanismos del mercado y de la sociedad civil para conseguir coordinar de manera multilateralmente
beneficiosa a todas las partes implicadas. Y eso, y no otra cosa, es lo que está diciendo en este
extracto de esta conferencia Javier Milei. Nos podrá gustar más o menos, nos podrá convencer más o menos
lo que está diciendo Javier Milei, pero desde luego no habría que mentir sobre lo que realmente está
diciendo o quiere decir. Por desgracia, es harto habitual que los medios de comunicación y las redes
sociales traten de tergiversar el auténtico significado de las palabras de Javier Milei.
No estoy diciendo que Javier Milei siempre tenga la razón, ni muchísimo menos, sino que muchísimas
veces, en lugar de criticar lo que está diciendo, lo que sí está diciendo, se opta por construir un hombre
de paja para poder criticar de manera mucho más sencilla lo que no ha dicho. Y en este caso tenemos un
clarísimo ejemplo de construcción de un hombre de paja por parte de periódicos y periodistas de
izquierda. La única duda que queda es si han construido ese hombre de paja consciente o
inconscientemente, es decir, por mala fe o por pura ignorancia económica.