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Debería el Estado, es decir, los contribuyentes, rescatar a aquellas personas que contrataron
una hipoteca tipo de interés variable y que hoy, con la subida de los tipos de interés,
tienen dificultades para hacer frente a su cuota hipotecaria, libertad y responsabilidad
o libertad sin responsabilidad.
Veámoslo.
Una de las polémicas sociales del momento, que ya se está traduciendo en una polémica
política, es que hace de ahora mismo con todas aquellas personas que durante los últimos
años han suscrito una hipoteca a tipo variable y, por tanto, en estos momentos se están
enfrentando a subidas en sus cuotas hipotecarias notables al calor de la subida de los tipos
de interés orquestada por los bancos centrales para luchar contra la inflación.
Algunas de las personas afectadas por esta subida de los tipos de interés y, por tanto,
por la subida en sus cuotas hipotecarias, están reclamando algo así como un rescate
blando por parte del gobierno, es decir, que se limiten las subidas de los tipos de interés
o si no se limitan las subidas de los tipos de interés que se les compense parte de la
subida de la cuota hipotecaria para que tengan algo así como unas hipotecas asequibles.
¿Sería esto justo? ¿Qué efectos económicos acarrearía?
Bueno, antes de empezar a analizar esta cuestión, tengamos presente que buena parte de la desdicha
que están ahora mismo experimentando estas personas es una desdicha ocasionada por los
propios políticos.
¿Y por qué es una desdicha ocasionada por los propios políticos?
Al menos por dos razones.
La primera es que los políticos son responsables de restringir la oferta de suelo y restringiendo
artificialmente la oferta de suelo edificable, encarecen las viviendas y, por tanto, conducen
a que el importe de las hipotecas también sea mucho mayor y que la letra hipotecaria
que tiene que abonar cada hipotecado cada mes también sea mayor.
Pero es que, además, y por otro lado, si los tipos de interés están subiendo tanto
ahora mismo y, por tanto, también los tipos de interés variables de las hipotecas es
porque durante la pandemia y durante 2021 los políticos gastaron excesivamente a través
del endeudamiento y eso ha provocado una alta inflación que se está tratando de contrarrestar
con subidas de tipos de interés.
El enriquecimiento del Estado, el sobregasto del Estado, la hipertrofia del Estado está
siendo el empobrecimiento, como algunos ya dijimos, por cierto, de muchas personas dentro
del sector privado, en este caso concreto que estamos analizando, aquellas personas
con una hipoteca a tipo de interés variable.
Ahora bien, sentado lo anterior, sería justo que ahora cambiáramos las reglas hipotecarias
a mitad de partida o que el resto de la población tuviese que rescatar a quienes concertaron
una hipoteca a tipo de interés variable que efectos económicos tendría en función del
precedente sentado.
Bueno, de entrada, si una persona escoge una hipoteca a tipo de interés variable frente
a una hipoteca a tipo de interés fijo o frente a un alquiler, esa persona debe hacerse
responsable de las consecuencias de su decisión.
Libertad y responsabilidad van necesariamente de la mano.
Si disociamos libertad y responsabilidad, entonces perderemos la responsabilidad, pero
también perderemos la libertad.
No es posible un mundo de personas libres e irresponsables, y no lo es por una sencilla
razón.
Una persona libre es una persona autónoma, soberana, para actuar conforme ella escoge
actuar, pero para que los demás respeten esa autonomía, esa soberanía, esa persona
que actúa libremente, ha de hacerse cargo de las consecuencias de su acción, que son
dañinas para la propia persona, pero también de las consecuencias de su acción, que son
dañinas para terceros.
Si yo tomo una decisión y le genero un daño físico a un tercero, o si le genero un daño
a su propiedad, tendré que hacerme cargo de ese daño, tendré que reparar el daño causado.
De la misma manera, si yo tomo una decisión y me hago daño a mí mismo, tendré que apechugar
con el daño que yo me he causado a mí mismo.
Si en cualquiera de estos dos casos pretendiera eximirme de mi responsabilidad, si pretendiera
que, por ejemplo, si le hago daño a un tercero, ese tercero, el que tiene que apechugar con
las consecuencias, porque yo me desentiendo completamente, o si pretendiera que si yo me
hago daño a mí mismo, los demás me tienen que costear la reparación del daño que yo
me he causado a mí mismo.
Es decir, si yo me convirtiera en una persona irresponsable, irresponsable en el sentido
de que no me hago cargo de las consecuencias de mi acción, entonces, lógicamente, los
demás querrán restringir las decisiones que puedo tomar, los demás querrán restringir
mi libertad, mi autonomía, mi soberanía, porque si ellos son corresponsables de las
decisiones que yo tomo, ellos querrán ser también cogestores, coadministradores de
mi vida.
Lógicamente, me querrán decir que puedo o no puedo hacer porque lo que haga o lo
que deje de hacer los va a terminar salpicando.
Y si yo pretendo que les termine salpicando, porque yo pretendo eximirme de mi responsabilidad,
difícilmente podría argumentar que me dejen en paz.
Uno puede argumentar moralmente que le dejen en paz si él deja en paz a los terceros, si
él se entromete en la vida de terceros, traspasándoles las consecuencias de su acción irresponsable,
entonces cómo no los terceros se querrán entrometer en su vida, aunque solo sea para
limitar aquel número de acciones irresponsables que puede terminar llevando a cabo y que puede
terminar por tanto salpicándolos.
En el caso de la firma de una hipoteca, por ejemplo, si una persona pretende que se la
terminemos pagando, entonces también el resto de la población deberíamos terminar quedándonos
con parte de la propiedad que le estamos pagando.
No tiene mucho sentido que una persona diga esta casa es mía porque la he pagado yo,
pero que al final se la hayan pagado otros, si se la han pagado otros, entonces esos otros
querrán tener parte de la propiedad que le están pagando.
Y si esto no es posible, si lo que se pretende es que si se contrata una hipoteca tipo de
interés variable bajo determinadas circunstancias, por ejemplo, circunstancias de estrés económico
familiar, el resto de la población se haga cargo del exceso de la cuota hipotecaria,
pues entonces el resto de la población terminará pidiendo que se limite el tipo de personas
que pueden contratar una hipoteca a tipo de interés variable, o las condiciones en las
que una persona puede contratar una hipoteca a tipo de interés variable.
Por ejemplo, si subieran los tipos de interés al 5%, podrías seguir pagando olgadamente
la letra de la hipoteca o no.
Y si la respuesta es que no, pues entonces no contrata a hipoteca, ¿por qué?
Porque si no puedes seguir pagando la olgadamente y pretendes que el resto de la población
se haga cargo de lo que tú no puedes pagar, pues entonces no la contrates.
No tomes una decisión libre sobre el presupuesto de que los demás se harán cargo de las consecuencias
de tu acción.
En caso contrario, si a una persona se le eximiera de la responsabilidad de sus acciones y pudiese
seguir tomando liberrimamente las decisiones que quiere tomar, entonces esa persona se
enfrentaría a unos incentivos muy perversos que en economía llamamos riesgo moral.
Si yo me coloco en una posición muy arriesgada y la apuesta me sale bien, las ganancias son
para mí.
Pero sí, como es previsible, esa apuesta me sale mal, las consecuencias son para los
demás, privatizo ganancias socializo pérdidas, de modo que esa persona tenderá a tomar muchas
más decisiones muy arriesgadas de las que tomaría si ella se hiciera cargo de las consecuencias
de sus propias acciones.
Si eximimos en general a la sociedad, a cada individuo que compone la sociedad de hacerse
cargo de las consecuencias de sus acciones, por ejemplo en el caso de las hipotecas, entonces
todos tendremos a adoptar decisiones tremendamente arriesgadas, el riesgo agregado se multiplicará
y al final todos pagaremos los platos rotos que hemos roto cada uno de nosotros individualmente
confiando en que los demás se harían cargo de nuestros platos rotos.
Pero si cada uno de nosotros le traspasa a los demás sus platos rotos, al final yo no
me hago cargo de mis platos rotos, pero sí de los platos rotos ajenos y los demás se
hacen cargo de los míos.
Por eso no es posible desligar de manera generalizada libertad de responsabilidad,
si se hiciera sería un absoluto desastre y por eso si alguien no quiere hacerse cargo
de las consecuencias de su acción, su acción deja de ser libre.
Y por eso quienes escogieron hace unos años hipotecas a tipo de interés variable porque
en ese momento los tipos de interés estaban en negativo y por tanto en ese momento, en
ese corto plazo resultaba mucho más interesante una hipoteca a tipo de interés variable que
una hipoteca a tipo de interés fijo, una apuesta que hicieron perfectamente legítima
siempre que asuman las consecuencias de esa apuesta y es que si suben los tipos de interés
vas a perder más que si hubieses contratado una hipoteca a tipo de interés fijo por eso
esas personas que tomaron en ese momento una decisión que parecía correcta y que hoy
parece incorrecta pero que quizá en el futuro vuelva a ser correcta habrá que ver que
rumbo siguen los tipos de interés pero por eso esas personas deben hacerse cargo de la
responsabilidad de sus decisiones porque en caso contrario si ahora que han subido los
tipos de interés reclaman algún tipo de compensación también los demás deberíamos
reclamarles una compensación en los momentos en que por ejemplo los tipos de interés variables
estaban históricamente bajos y por tanto esas personas estaban pagando cuotas hipotecarias
bastante inferiores a aquellas que abonaban los que contrataron tipos de interés fijos
precisamente para no verse sometidos a estas volatilidades y si en el futuro los tipos
de interés volvieran a bajar también deberíamos reclamarles algún tipo de compensación por
el hecho de que los tipos de interés vuelvan a estar bajos y en última instancia lo que
habría que reclamarles es que si no son capaces de hacerse cargo de la letra de su hipoteca
bajo las condiciones en las que están suscribiendo un contrato hipotecario que no suscriban ese
contrato hipotecario realmente las personas que contrataron una hipoteca tipo de interés
variable y que hoy de alguna manera reclaman un rescate del estado no me estoy refiriendo
claro a las personas que muy legitimamente contrataron una hipoteca tipo de interés
variable y hoy se hacen cargo de las consecuencias de sus acciones no me estoy refiriendo a las
personas que contrataron una hipoteca tipo de interés variable y hoy reclaman algún
tipo de rescate por parte del estado realmente esas personas querrían colocarse esa camisa
de fuerza la camisa de fuerza de que el estado les dé o les deniegue el permiso para contratar
una hipoteca la camisa de fuerza de que si contratan una hipoteca tipo de interés variable
y los tipos de interés están muy bajos tengan que pagar una especie de impuesto extraordinario
al estado para ir gestando un fondo del que extraer recursos para cuando los tipos de
interés suban poderlo rescatar realmente quieren jugar con esas condiciones o las condiciones
con las que quieren jugar es todo aquello que me beneficia me lo quedo y todo aquello
que me perjudica se lo traspaso a los demás porque si esas son las condiciones en las
que ellos quieren jugar muy probablemente el resto de la sociedad no quiera jugar en
esas condiciones.