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La congresista estadounidense, Alexandre Ocasio-Cortez, defiende dentro de una gala carísima y lujosísima
que los ricos tienen que pagar muchos más impuestos.
¿Algún problema de coherencia en este ejercicio de marketing político?
Veámoslo.
La semana pasada, unas imágenes de la congresista, Alexandre Ocasio-Cortez,
desataron la polémica.
Concretamente, éstas.
Alexandre Ocasio-Cortez apareció en la carísima y lujosísima gala del Met
con un vestido que contenía ese mensaje, tax de rich.
¡Súbele los impuestos a los ricos!
Son muchos los que consideran que la presencia de Ocasio-Cortez en esta carísima gala
portando un vestido con ese mensaje resulta un ejercicio de hipocresía,
y más en particular un ejercicio de hipocresía en tres frentes.
En primer lugar, el ticket para asistir a esta gala a la gala del Met cuesta $35.000 dólares,
un precio que no está al alcance de la inmensa mayoría de bolsillos estadounidenses.
Por tanto, si Ocasio-Cortez hizo frente a ese gasto para asistir a esta gala,
desde luego podríamos encuadrar a Ocasio-Cortez entre los ricos de Estados Unidos
a los que está diciendo que hay que cobrarles más impuestos,
sin incluirse aparentemente a ella misma entre ese grupo de ricos
a los que hay que cobrarles más impuestos.
Sin embargo, es verdad que esta crítica no es una crítica demasiado ajustada a la realidad,
porque como la propia Ocasio-Cortez tuvo ocasión de matizar a continuación,
a los cargos públicos de Nueva York se nos invita regularmente a asistir al Met
debido a nuestras responsabilidades de supervisar y de apoyar
a las instituciones culturales de la ciudad.
Yo fui una de las muchas que asistió esa tarde.
Es decir, que Ocasio-Cortez no pagó su ticket de $35.000 dólares para asistir a esta gala en el Met,
fue invitada por el propio museo de manera gratuita.
Por consiguiente, no es que ella tuviera suficiente dinero como para desfilfarrarlo
en un ticket de estas características, sino que asistió gratis.
Lo cual, de todas formas, no deja de ser problemático.
Si Alexandria Ocasio-Cortez considera que los ricos son unos privilegiados
porque se pueden permitir un tren de vida que, entre otras cosas, les da acceso a este tipo de galas,
¿acaso los políticos que también acceden a este tipo de galas por ser políticos
no son también unos privilegiados?
Imaginemos una sociedad donde un selecto grupo de individuos
disfrutara del mismo tren de vida del que hoy disfrutan muchos ricos,
aún cuando ese selecto grupo de individuos no tuviera ningún patrimonio.
Estaría disfrutando de ese alto tren de vida porque, entre todos, se lo estamos costeando.
¿Y por qué se lo costeamos entre todos?
Pues en el caso de Ocasio-Cortez, porque es una representante del pueblo
y siendo representante del pueblo, parece que se ubica por encima del pueblo llano,
por ejemplo, adquiriendo el derecho a acceder gratuitamente a este tipo de eventos de lujo.
Si el alto tren de vida de aquellos ricos que han generado mucho valor para el resto de la sociedad,
es decir, que han satisfecho muchas necesidades del resto de la sociedad,
hasta el punto de que el resto de la sociedad voluntariamente
les ha pagado por los bienes o servicios que les proporcionaban,
si el alto tren de vida de estas personas que son ricas comerciando nos parece escandaloso,
que nos debería parecer el alto tren de vida de políticos
que lo mantienen gracias a que están rapiñando al conjunto de la población.
Si el alto tren de vida de esas personas que son ricas comerciando nos parece escandaloso,
que nos debería parecer el alto tren de vida de unas personas
que disfrutan de ese alto tren de vida o bien por privilegio legal
o bien rapiñando al conjunto de la sociedad.
Pero parece que esos privilegios de los que disfruta Ocasio-Cortez,
esos privilegios políticos de vivir de manera distinta al pueblo llano
al que supuestamente está representando, esos privilegios a Ocasio-Cortez
no le preocupan porque son privilegios de corte político,
son privilegios que están asociados con el estatus estatal
y Ocasio-Cortez quiere una sociedad mucho más estatalizada,
una sociedad donde, claro, hay jerarquías,
pero que en lo más alto de la jerarquía no estén aquellos que generan mayor valor para terceros,
sino los políticos como ella.
La segunda crítica que se ha dirigido contra Ocasio-Cortez
en parte está relacionada con la anterior.
Básicamente consiste en reprocharle, oye, pero tú no eres tan bien rica
porque el salario de un congresista estadounidense y por tanto tu salario
es de 174.000 dólares anuales
y luego tienes compañeros de partido que también apoyan esa reivindicación
de tax de rich, como Bernice Anders, que tienen un patrimonio neto superior a 3 millones de dólares.
Es que vosotros no sois esos ricos a los que hay que subirles los impuestos
o los ricos siempre son otros.
Pues justamente a esto también ha respondido Ocasio-Cortez
diciendo que, efectivamente, los ricos son otros.
Aquí tiene algo de razón Ocasio-Cortez.
Es verdad que en Estados Unidos, con su salario de 174.000 dólares anuales
no se la podría incluir entre el top 1% de mayores perceptores de renta de ingresos en Estados Unidos.
Para pertenecer al top 1%, los ingresos por hogar
es verdad que aquí estamos considerando solo los ingresos de un individuo, pero aún así
los ingresos por hogar han de superar los 450.000 dólares anuales.
El 1% de familias estadounidenses con más ingresos ingresan más de 450.000 dólares anuales
y, asimismo, para integrar el top 1% de riqueza en Estados Unidos,
has de tener un patrimonio superior a 4,5 millones de dólares.
Es decir, que ni siquiera Bernie Sanders estaría entre el 1% más rico de ciudadanos estadounidenses,
aunque se quedaría cerca.
No obstante, y pese a que la réplica de Ocasio-Cortez en este caso podría tener algo de sentido,
no deja de ser llamativa la estrategia que emplean muchos de quienes defienden
subidas de impuestos a los ricos cuando lo que hacen es definir rico como aquel que tiene
un poquito más que yo.
Es decir, colocan la frontera para empezar a subir masivamente los impuestos un poco más
allá de la situación en la que ellos se encuentran, porque para una familia estadounidense que
tenga unos ingresos de 30.000 o 40.000 dólares anuales o Ocasio-Cortez, claro que es una privilegiada
económica, también privilegiada legal, porque obtiene ese salario no comerciando, no cooperando
voluntariamente con otros sino a través del privilegio de la ley, del mandato de la ley,
pero en cualquier caso.
Claro que para esa familia Ocasio-Cortez, no digamos ya Bernie Sanders, será un privilegiado
económico, pero no se está planteando subir impuestos también a Ocasio-Cortez o también
a Bernie Sanders que tienen sustancialmente más ingresos o más patrimonio que los más
pobres de Estados Unidos para facilitarles la vida a los más pobres de Estados Unidos.
No, se está colocando el foco en aquellos cuyo patrimonio, cuyos ingresos quedan muy
alejados de mí para que a mí no me afecte el estigma y la carga fiscal de ricos que
deben ser masacrados tributariamente.
En todo caso, y como ya hemos dicho, puede haber ingresos en especie, privilegios en
especie de carácter no monetario que sean más difíciles de valorar.
Por ejemplo, la asistencia gratuita de Ocasio-Cortez a esta gala tiene un valor de 35.000 dólares
y, sin embargo, eso no se reputa un ingreso adicional recibido por Ocasio-Cortez que
deba ser grabado fiscalmente.
Por tanto, una sociedad politizada donde los políticos disfruten de un tren de vida mucho
más alto que el resto de la sociedad por privilegio legal, aun cuando no tengan patrimonio
o ingresos propios verdaderamente cuantiosos, también puede ser una sociedad tremendamente
desigualitaria, aunque esa desigualdad no figure en las estadísticas, sino en el estatus jurídico
y en el nivel de vida de nuestro día a día, y ese es un tipo de desigualdad o de privilegio
contra el que Ocasio-Cortez jamás ha alzado una sola palabra.
Y por último, para entender la tercera crítica que se ha dirigido contra Ocasio-Cortez por
su hipocresía, volvamos a ver el vídeo inicial y fijémonos en quién acompaña a Ocasio-Cortez.
Quien aparece en estas imágenes junto a Ocasio-Cortez es la diseñadora del vestido que lleva Ocasio-Cortez,
Aurora James.
Su presencia en la gala junto a Ocasio-Cortez no fue casual en absoluto, de hecho, la propia
Ocasio-Cortez resaltó en Twitter que estaba siendo acompañada por Aurora James, orgullosa
de trabajar junto a Aurora James, una mujer inmigrante negra focalizada en la sostenibilidad
y que se ha convertido en diseñadora empezando desde un mercadillo de Brooklyn hasta llegar
a ganar el premio de la CFA contra todas las probabilidades, y ahora trabajando juntas
para abrirnos las puertas del Met.
¿Y cuál es el problema con Aurora James?
Es que Aurora James es una evasora fiscal.
Aurora James, a deuda 15.000 dólares al Estado de Nueva York por retenciones de impuestos
no practicadas a sus trabajadores y, por tanto, no ingresadas al Fisco de Nueva York,
a deuda más de 100.000 dólares al Gobierno Federal por ese mismo motivo por no ingresar
las retenciones fiscales practicadas a sus trabajadores, y a deuda más de 2.000 dólares
en impuestos sobre su lujosa mansión de casi 2 millones de dólares en el condado de Los
Ángeles, que no voy a ser yo quien considere una virtud cívica el pago de impuestos, pero
si acudes a una gala diseñando un vestido que dice que todo el mundo tiene que contribuir
pagando su porción justa de los gastos comunes del Estado y que, por tanto, los ricos, como
tienen mucho, tienen que pagar mucho más, digamos que hay un pequeño problema de hipocresía
si tú no estás cumpliendo con el mensaje que estás lanzando, si tú no estás pagando
impuestos. Que sí, ahí la hipocresía sería más bien de Aurora James sino de Ocasio Cortez,
pero cuando eres Ocasio Cortez y aceptas que tu vestido sea diseñado por Aurora James,
que es una evasora fiscal, y quieres que ese vestido contenga un mensaje favorable a que
los ricos paguen más impuestos, pues eso tampoco es demasiado coherente, juntarte
con una evasora fiscal para defender entre las dos que los ricos paguen más impuestos
de nuevo algún tipo de hipocresía sí conlleva. Y al final volvemos a lo de siempre, el rico,
el privilegiado, aquel que tiene que tener menos beneficios, aquel que tiene que pagar
más impuestos, siempre es el otro. Yo no, yo puedo tener un salario muy alto, puedo
tener un patrimonio muy elevado, puedo haber dejado de pagar impuestos, pero yo nunca soy
el culpable, el culpable siempre es otro. El que tiene que tener menos ingresos, el
que tiene que tener menos patrimonio y el que tiene que pagar más impuestos, es el
otro. De esa manera yo no renuncio a lo mío, pero sí puedo señalizar virtud ante los
demás, porque claro, decir que quiero que los ricos paguen más impuestos para que
los pobres vivan mejor, me convierte automáticamente en muy buena persona, aunque no sea yo la
que esté donando toda esa cantidad de dinero para que los pobres vivan mejor. Yo sólo
estoy pidiendo que los ricos paguen más, pero pedir que los ricos paguen más impuestos
para que los pobres vivan mejor y tejer todos mis privilegios monetarios y no monetarios
sobre la base de ese mensaje, de ese mensaje que señaliza virtud, pues me convierte en
alguien con mucha empatía y sensibilidad social. Pero al final son nuestros actos los que nos
definen, acudir a galas de lujo gratuitamente por el mero hecho de ser un cargo electo o
juntarte con una evasora fiscal para defender que sean otros los que tengan que pagar más
impuestos. Pero como ya dijimos el profesor Rodríguez Brown y un servidor en nuestro
libro El liberalismo no es pecado, los impuestos no los pagan ni los ricos ni los pobres, los
impuestos los pagan todos aquellos que no pueden evitarlo.