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Suécia y Singapur son dos de las economías más ricas del mundo.
En términos de dólares internacionales, es decir, en paridad de poder adquisitivo,
la renta per cápita de Suiza en 2015 ascendía a 58.600 dólares y la de Singapur a 86.100.
Estos datos contrastan de manera muy notable con la renta per cápita de países como España,
por ejemplo, 34.750 dólares internacionales en 2015, de Finlandia, 41.150 dólares internacionales,
de Dinamarca, 47.220, de Alemania, 47.250, o de Suecia, 48.300.
Suiza y Singapur, por tanto, son mucho más ricos, no sólo que España, lo cual es bastante evidente,
sino también más ricos que las socialdemocracias nórdicas y también que la locomotora de Europa, como es Alemania.
En ocasiones se dice que dos economías tan pequeñas como Suiza y como Singapur,
Singapur tiene 5.6 millones de habitantes, Suiza tiene 8.4 millones,
no pueden compararse con gigantes demográficos como España o Alemania.
Y el razonamiento podría tener su base, en realidad este razonamiento lo que en todo caso demuestra
o a lo que nos conduce es a defender estados más pequeños porque en términos más pequeños
sí podríamos comparar países y veríamos que países más pequeños como Suiza o Singapur
tienden a ser más ricos que países más grandes como Francia o Alemania.
Como digo, el razonamiento podría tener su sentido. Ahora bien, desde luego lo que sí es posible
es comparar países como Suiza o Singapur con las socialdemocracias nórdicas de Dinamarca, Finlandia o Suecia.
Dinamarca tiene 5.7 millones de habitantes, Finlandia tiene 5.5 millones y Suecia 10.1 millones.
Por tanto, ¿cómo es posible que Suiza y Singapur sin ser socialdemocracias ejemplares como Suecia, Finlandia o Dinamarca
tengan una renta per cápita muy superior?
Bueno, pues en este sentido se suele decir que Suiza y Singapur en realidad no son economías verdaderamente productivas.
Se suele alegar que su riqueza depende casi en exclusiva de tener un sistema financiero, un sector financiero,
una industria financiera hipertrofiada.
Suiza y Singapur son ricas porque son algo así como paraísos fiscales,
opacos paraísos fiscales que atraen capitales de todo el mundo y eso sobre desarrolla su sistema financiero.
Pero que si quitáramos el sistema financiero serían economías verdaderamente minúsculas, marginales y relevantes
al lado de, por ejemplo, las de Suecia, Finlandia o Dinamarca.
Pues bien, la realidad es que sí.
Suiza y Singapur tienen un sector financiero más grande, más desarrollado que el de otros países
como España, Alemania, Suecia, Dinamarca o Finlandia, pero no sustancialmente mayor.
El sector financiero suizo ni siquiera representa el 10% del PIB y el de Singapur alcanza el 13,7% del PIB.
En comparación, Suecia o Dinamarca tiene un sistema financiero en torno al 5% del PIB,
España y Alemania en torno al 4% y Finlandia algo inferior al 3%.
Por tanto, como digo, sí es verdad que Suiza y Singapur tienen un sector financiero más grande
que estos otros países, pero la diferencia desde luego no explica los diferenciales de renta per cápita.
De hecho, podemos hacer un ejercicio muy sencillo.
Imaginémonos que el tamaño de todos los sectores económicos de Finlandia, España, Alemania, Suecia o Dinamarca,
a excepción del sector financiero se mantienen constantes y que incrementamos el sector financiero de estos países
hasta que represente el tamaño del sector financiero de Singapur, es decir, el 13,7% del PIB.
Bueno, si hiciéramos esto, si incrementáramos el sector financiero de Finlandia, España, Alemania, Suecia o Dinamarca
hasta representar el sector financiero de Singapur, lo que tendríamos es que, evidentemente,
la renta per cápita de todos estos países aumentaría, pero no de manera dramática.
La renta per cápita de España aumentaría hasta los 38.800 dólares internacionales,
la de Finlandia hasta los 46.300, la de Dinamarca hasta los 51.800, la de Alemania hasta los 52.500
y la de Suecia hasta los 53.250. Recordemos que a día de hoy, Suiza tiene una renta per cápita
de 58.600 dólares internacionales y Singapur una de 86.000, una superior a 86.000.
Por tanto, ni siquiera beneficiándose del tamaño del sector financiero de Singapur, los anteriores países,
Suecia, Alemania, Dinamarca, Finlandia o España alcanzarían la renta per cápita ya no de Singapur,
sino de Suiza. En otras palabras, es evidente que hay otros sectores que están tirando
de la economía suiza o Singapur ense distintos del sector financiero, sin negar la importancia
que digo que tiene el sector financiero. ¿Cuáles son esos otros sectores? Bueno, pues si desagregamos
el PIB por industrias, comprobaremos que, por ejemplo, en el caso de Singapur, el comercio minorista
y mayorista representa el 20% del PIB, recordemos sector financiero 13,7, el sector de manufacturas
el 18,5% del PIB y el sector de servicios a empresas el 14,15% del PIB. Por tanto, ya tenemos
otros tres sectores, entre ellos el de manufacturas, es decir, la economía real más propiamente dicha
que superan la importancia del sector financiero. En Suiza la panorámica es similar, el sector
de manufacturas pesa más del 18% del PIB y el sector comercial más del 14%, de nuevo otros dos
sectores con mayor peso que el financiero, incluso el sector de administración pública y defensa
con algo más del 11% del PIB es superior al peso, a la aportación del sector financiero
a la economía suiza. De hecho, otra forma de analizar esta especialización, esta productividad,
esta competitividad real de las economías suiza y singapurense es observando el notable
peso que tiene el sector exterior, es decir, la apertura comercial y la producción para los marcados
internacionales de las economías suiza y singapurense. Mientras que países como España,
Finlandia, Suecia, tienen un peso de las exportaciones en el PIB, entre el 20% y el 25%,
26% del PIB, en el caso de Suiza, supera el 32%, solo superada por Alemania, pero es que
singapur, la economía singapurense, las exportaciones representan el 110% de su PIB. Algunos podrían
pensar que esta hipertrofia de las exportaciones no se debe a ninguna ventaja competitiva propia
de Suiza o de Singapur, es decir, que básicamente lo que hacen o lo que harían estas economías
es importar bienes y exportarlos, pero si eso fuera así, su superávit por cuenta corriente
no sería muy grande, dado que si importo y exporto lo mismo, pues compro por 100, vengo por 100.
Pues bien, el superávit corriente de Suiza o de Singapur es, con diferencia, el más elevado
de todas las economías que hemos mencionado anteriormente, incluso superior al de Alemania.
En concreto, el superávit corriente de España apenas alcanza el 2% del PIB, el de Finlandia
es negativo, es decir, tiene deficit por cuenta corriente, Suiza no llega al 5% y Dinamarca
y Alemania se ubican en torno al 8% de superávit por cuenta corriente sobre el PIB.
En cambio, Suiza disfruta de un superávit por cuenta corriente del 12% del PIB y Singapur
de uno de casi el 20% del PIB, es decir, Suiza y Singapur son economías muy productivas
y muy competitivas en términos reales, ya no en términos finalizados, sino en términos reales.
Por consiguiente, existen lecciones que si podemos extraer de cómo estas economías han prosperado
y son lecciones que no tienen que ver con la atracción de capitales extranjeros, opacos
para hipertrofiar al sector financiero nacional. Básicamente, las causas que explican el desarrollo
de Suiza y de Singapur, y recordemos que Singapur en 1980 tenía la misma renta per cápita
que España, es decir, España hoy podría ser como Singapur si hubiéramos adoptado políticas
económicas correctas y adecuadas. Las causas que explican la prosperidad de Suiza y de Singapur
son las mismas, en definitiva, que explican la prosperidad de cualquier otro país,
de cualquier otra economía. Seguridad jurídica, impuestos bajos, estabilidad monetaria
y regulaciones moderadas, regulaciones laxas que permitan libertad y autoregulación económica.
Son estas las recetas que han estado aplicando durante décadas y por las cuales han sido capaces,
claro, de atraer capitales extranjeros, pero también de retener y reinvertir capitales internos propios
que han llevado a que sean economías muy capitalizadas y, por tanto, economías hiperproductivas
e hipercompetitivas. De hecho, estas causas, la seguridad jurídica, los impuestos bajos,
la estabilidad monetaria o las regulaciones moderadas, son las que explican por qué estos países
se han convertido también en centros financieros globales. Los ahorradores lo que buscan es seguridad,
lo que buscan es que no les roben, que no les atraquen. Entonces, si un país tiene un marco institucional
que respeta a la propia privada, evidentemente se da un país con una gran capacidad de atracción de capital,
pero no es que su desarrollo derive de haber atraído capital internacional.
En parte, evidentemente, eso ayuda, pero su desarrollo deriva fundamentalmente de ese marco institucional
que permite el desarrollo empresarial y la reinversión interna del capital.
Y ese es el mismo marco institucional que favorece el crecimiento y la prosperidad
el que además permite, incentiva, recompensa la atracción de capital internacional.
Por tanto, si queremos prosperar, debemos adoptar instituciones inclusivas,
instituciones que respeten la propia privada y la libertad contractual de las partes.
Es decir, instituciones no arbitrarias, instituciones que implementen un estado de derecho funcional
basado en el respeto, ya digo, a la propia privada y a los contratos,
con menos impuestos y con menos regulaciones sobre las familias y sobre las empresas.
Con esta libre experimentación y libre competencia de planes empresariales,
con esta reinversión continua de capital en aquellos planes empresariales que sean exitosos
y sin parasitismo estatal que destruya, que expropie, que rapigne el éxito empresarial,
evidentemente disfrutaremos de un desarrollo económico amplio, diverso y competitivo
en todos los sectores de la economía. Esto es lo que han hecho Suize y Singapur
y esto es lo que deberíamos hacer también los españoles si queremos disfrutar
de una prosperidad cada vez más acelerada.