This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
El euro cumple veinte años, y con las actuales tasas de inflación disparadas por toda la eurozona
podría parecer que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Pero realmente la peseta fue menos inflacionista de lo que ha sido el euro, veámoslo.
El euro comenzó a circular el 1 de enero del año 2002.
La moneda única, por tanto, ya tiene dos décadas de vida.
Y este aniversario llega en uno de los peores momentos para la estabilidad de valor del euro.
Actualmente las tasas de inflación están disparadas en la mayor parte de los países europeos,
no solo en España, donde la tasa de inflación alcanza el 6,7%,
el nivel más alto en los últimos 30 años, sino también en Alemania,
donde en el mes de noviembre alcanzaba el 5,2%, de nuevo la tasa más alta en las últimas tres décadas.
Significa todo esto, que el euro es una divisa más inflacionista
de lo que lo eran las divisas nacionales de la eurozona.
Y en particular, en el caso que nos ocupa, que el euro es una divisa más inflacionista de lo que lo fue la peseta.
Bueno, pues evidentemente el tiempo dirá así.
Durante las próximas décadas el euro experimentará inflaciones galopantes en retrospectiva.
Podríamos decir que el euro habrá sido más inflacionista de lo que lo fue la peseta.
Pero con los datos que tenemos hasta el momento, con la experiencia, con las vivencias que hemos acumulado hasta el momento,
no cabe concluir en absoluto que el euro sea una moneda más inflacionista que la peseta.
Cuidado, no estoy diciendo que el euro no sea inflacionista, claramente lo es, claramente lo está siendo.
Lo que digo es que no ha sido, no está siendo más inflacionista de lo que lo fue la peseta.
En el siguiente gráfico podemos observar la evolución de la tasa de inflación interanual en España
desde el año 1962 hasta el año 2021.
Y como podemos contemplar con bastante facilidad, antes del año 2002 las tasas de inflación estaban en general
bastante por encima de las tasas de inflación con posterioridad al año 2002, que en el gráfico están reflejadas por la franja coloreada.
Más en concreto la tasa de inflación interanual promedio entre el año 1962 y el año 2002 durante esos 40 años fue del 8,5%.
En cambio, la tasa de inflación interanual promedio entre los 20 años que transcurren desde el año 2002 hasta el año 2021 fue del 2%.
Para que entendamos bien qué supone todo esto, sufrir durante 20 años una tasa de inflación promedio del 8,5%
implica que al cabo de esos 20 años la moneda habrá perdido el 80% de su valor.
En cambio, sufrir durante 20 años una tasa de inflación promedio del 2% anual implica que al cabo de esos 20 años
la moneda habrá perdido un 33% de su valor. Por tanto, una tasa de inflación anual promedio del 8,5% supone una parasitación que más que duplica
una tasa de inflación promedio del 2% anual. De hecho, en este otro gráfico podemos observar cuál ha sido la evolución
del valor de la unidad monetaria española, es decir, primero de la peseta y posteriormente del euro, desde el año 1961.
Desde el año 1961, en estos últimos 60 años, la divisa española ha perdido el 98,5% de su valor, lo que eran 100 pesetas
en el año 1961 apenas equivaldrían en el día de hoy a 1,5 pesetas.
Y de nuevo, en el gráfico es relativamente sencillo observar que la caída más acusada del valor de la unidad monetaria española
se produce durante los años de la peseta. Es más, si representamos este mismo gráfico en escala logarítmica para que las variaciones del valor
de la unidad monetaria española ocupen el mismo espacio en el gráfico, comprobaremos que aún así se sigue produciendo la mayor caída,
el mayor porcentaje de caída del valor de la moneda durante los años de la peseta.
Y todo esto, ¿por qué sucede? ¿Por qué la inflación bajo la peseta era sustancialmente mayor que la inflación bajo el euro?
Pues esencialmente por el marco institucional dentro del que se enmarca la peseta y dentro del que se enmarca el euro.
No es que el marco institucional dentro del que se enmarca el euro no sea problemático y problemático desde muchos puntos de vista,
desde un punto de vista liberal por el monopolio que se establece sobre la emisión de dinero de curso legal.
Desde un punto de vista no liberal, pero sí de una mayor ortodoxia monetaria,
porque el Banco Centro Europeo lleva inmerso desde el año 2015 en procesos de monetización masiva de deuda pública
que en realidad son una forma de ocultar la socialización de pérdidas dentro de toda la eurozona.
Por consiguiente, no es que el euro esté ni muchísimo menos exento de pecados,
pero esos pecados monetarios son sustancialmente menores que los que padecía la peseta.
Toda moneda fiat, tanto el euro como la peseta, son monedas políticas y, por tanto, monedas politizadas,
monedas que caen bajo el control de la élite de la oligarquía política que las emite.
Si esa oligarquía política es mínimamente sofisticada, si esa oligarquía política entiende que para que esas monedas aspiren a tener un cierto valor estable en el mercado,
es necesario que el departamento estatal encargado de emitir esa moneda no coincida con el departamento estatal encargado de gastar esa moneda,
si por tanto se confiere una independencia no solo formal, sino también material al Banco Central emisor de la moneda
y se coloca al frente de ese Banco Central a personas que entienden que su trabajo es cuidar el valor de la moneda,
entonces esa moneda política y esa moneda politizada tenderá a exhibir un valor relativamente estable en el mercado,
porque el Banco Central, aún siendo parte del estabilismo estatal, será un Banco Central que se preocupará porque no se dispare la inflación,
es decir, se preocupará por no convertirse en el súbdito moral del político que quiere imprimir moneda para poder maximizar su nivel de gasto.
En cambio, si las oligarquías nacionales son tan sumamente incompetentes, son tan sumamente corruptas,
que no son capaces de entender o no quieren entender o no les interesa entender o su horizonte temporal es tan cortoplacista que les da igual entender,
que para que la moneda exiba un valor estable en el mercado es necesario que no sean ellos los que gastan,
los que determinen al mismo tiempo la emisión monetaria en función de sus necesidades de gasto,
si, por tanto, el monopolio de la emisión de moneda legal se convierte en un instrumento recurrente de financiación de los gobiernos,
que es lo que sucedía con la peseta en España, entonces, evidentemente, el valor de esa moneda tenderá a desplomarse en los mercados.
Y, por tanto, la inflación estructural será mucho más elevada.
Ahí, pues, tenemos la clave de por qué la peseta era más inflacionista de lo que está siendo el euro,
porque en términos de gestión monetaria y de gestión presupuestaria las élites,
las oligarquías políticas españolas, son mucho más incompetentes, irresponsables y corruptas,
que las élites, que las oligarquías políticas, alemanas, holandesas, austriacas o finezas.