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Elon Musk anuncia que quiere comprar Twitter y la izquierda dice que progresista entra en pánico
no por miedo a que vaya a limitar la libertad de expresión en Twitter, sino por miedo a que vaya
a ampliarla. Sorprendente, no tanto. Veámoslo.
Hace apenas unos días publicó un vídeo en el que analizaba los planes previsibles de Elon
Musk para tomar el control completo de Twitter y darle un golpe de Timón ampliando la libertad
de expresión, ampliando los límites de la libertad de expresión dentro de esta red social. Pues bien,
apenas unos días después, Elon Musk ha comunicado públicamente que tiene la intención de comprar
el 100% de las acciones de Twitter para incrementar la libertad de expresión en esta red social.
En la carta que ha enviado Elon Musk al presidente de Twitter para justificar su oferta de adquisición
del 100% de las acciones de la compañía podemos leer. Invertí en Twitter porque creo en el potencial
de la plataforma para promover la libertad de expresión en todas las partes del mundo y creo
que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia funcional. Sin embargo,
desde que hice mi primera inversión me doy cuenta de que la compañía no prosperará ni
impulsará este imperativo social en su forma actual. Twitter necesita transformarse en una
empresa no cotizada. Como consecuencia de ello, estoy ofreciendo 54,2 dólares por acción en
cash en efectivo para comprar el 100% de las acciones de Twitter. Eso constituye una prima
del 54% con respecto al día anterior al momento en que invertí en Twitter y una prima del 38%
con respecto al día anterior a que esta oferta se haya hecho pública. Esta será mi mejor y última
oferta y si no es aceptada, reconsideraré mi posición como accionista. Twitter tiene un potencial
extraordinario y yo lo liberaré. Tal como lo ha expresado en diversas ocasiones Elon Musk cree
que los límites internos a la libertad de expresión en Twitter deberían únicamente venir marcados
por la ley. Es decir, que todo aquello que la ley a día de hoy no considere un delito debería
poder decirse dentro de Twitter. ¿Y cómo ha reaccionado la izquierda progresista a esta oferta
de Elon Musk de comprar Twitter para ampliar la libertad de expresión de sus usuarios? Normalmente
la izquierda ha sido reacia, ha sido contraria a que los multimillonarios inviertan en medios de
comunicación o en redes sociales por miedo a que esos multimillonarios estrangulen la libertad
de expresión. Si un rico se compra un periódico, los periodistas de ese periódico no tendrán autonomía
dentro del mismo para poder escribir lo que quieran. El periódico se convertirá en un órgano de
propaganda del rico, y si los ricos de una sociedad compran absolutamente todos los medios de comunicación,
entonces la libertad de expresión se verá maniatada. ¿O esto es al menos lo que nos decían? Esto es
al menos lo que proclamaban para oponerse a que algunos ricos comprarán medios de comunicación,
pero dejando de lado que estos escenarios apocalípticos que describe la izquierda sean escasamente
severosimiles en un mercado libre donde puedan seguir creándose nuevos medios de comunicación. Por
ejemplo, a través de cooperativas de periodistas o a través de plataformas de suscripción por parte
de los usuarios, dejando de lado ese debate, lo llamativo en el asunto que nos ocupa, en la oferta
que ha hecho Elon Musk para comprar Twitter, es que en este caso la izquierda progresista no ha
entrado en pánico por miedo a que Elon Musk, una vez se convierta en dueño de Twitter, comience a
restringir la libertad de expresión de los usuarios. No, no, todo lo contrario, la izquierda
progresista ha entrado en pánico por miedo a que Elon Musk amplíe la libertad de expresión en
Twitter. Vayamos de menos a más con los improperios de la izquierda dizque progresista contra Elon
Musk por querer comprar Twitter para ampliar las fronteras de la libertad de expresión. En primer
lugar, Mark Jacob, exeditor del Chicago Tribune, como podemos leer. Elon Musk son malas noticias,
debería crear su propia plataforma, por ejemplo, red social oligarca, y dejar Twitter en paz. Es
decir, quieres que todos los usuarios de Twitter tengan más voz, puedan decir más cosas, y lo que
vendes es que quiere una red social para oligarcas. No querrá una red social para todos, especialmente
para el pueblo, para que no haya restricciones del pueblo a lo que quiera decir el pueblo, salvo claro
que estos, que sí son los auténticos oligarcas, tengan miedo del pueblo y quieran poner coto a
lo que el pueblo puede o no puede decir a través de esta red social. El hombre más rico del mundo,
a quien se suele comparar con Iron Man de Marvel, se está comportando crecientemente como un
supervillano de película, manejando cantidades aparentemente ilimitadas de recursos con las
que financiar sus destrozos. Fijaos, ¿eh? Elon Musk es un villano por querer ampliar la libertad
de expresión en Twitter. Los héroes, por tanto, deben de ser aquellos que limitan la libertad de
expresión, que apuestan por censurar, ya sea a través de las reglas internas legítimas, en todo
caso de una empresa privada, o ya sea a través de la censura coactiva y legítima perpetrada a
través de la legislación estatal. Pero insisto, es muy llamativo que se esté equiparando la
villanía con la voluntad de ampliar la libertad de expresión dentro de una red social.
Siguamos Max Boot, columnista del Washington Post, propiedad del multimillonario Jeff Bezos,
con lo cual debería tener algo de prudencia a la hora de emitir determinadas opiniones sobre
el peligro de que los ricos compren o dejen de comprar medios de comunicación. Dice Max Boot,
tengo miedo por el impacto sobre la sociedad y la política que puede tener el hecho de que
Elon Musk compre Twitter. Y atención a lo que viene a continuación, Elon Musk parece creer
que en las redes sociales todo vale, pero para que la democracia sobreviva necesitamos más
moderación de los contenidos en redes sociales, no menos. Vamos, que este señor ya aboga directamente
por amordazar a los usuarios dentro de las redes sociales. Que cuidado, yo siempre he defendido
que una red social en tanto propiedad privada tiene pleno derecho a fijar, a establecer las
normas internas de uso y esas normas internas de uso podrían implicar una moderación bastante
estricta de los contenidos. Al mismo tiempo también he dicho que yo preferiría una red social donde
esas normas de uso internas no sean tan estrictas como las que establece Twitter, por ejemplo.
Y por consiguiente, si ahora Elon Musk quiere comprar Twitter, yo no solo celebraré que lo
compre para ampliar la libertad de expresión de los usuarios dentro de Twitter, sino también
seguir defendiendo que como propietario de Twitter tiene pleno derecho a marcar las normas internas.
Pero estos señores lo que están reclamando es un único modelo de red social. No toleran que haya o
pueda haber diversidad de redes sociales, algunas con normas muy estrictas. En cuanto a qué se puede
o no se puede decir dentro de la red social y otras con normas más laxas, no. Lo que quieren es que
todas las redes sociales tengan una moderación muy estricta de los comentarios para censurar
a aquellos a los que quieran cancelar públicamente, a aquellos a los que les quieran arrebatar
cualquier altavoz para llegar al gran público. Y si no, leamos el siguiente tweet.
Robert Reich, ex-ministro de trabajo con Bill Clinton. Esta mañana, Elon Musk ha ofrecido
54,2 dólares por acción para comprar el resto de Twitter y sacarla de cotización, alrededor de un
40% por encima del precio de la acción. Alrededor de un 40% más de lo que marcaba la acción de
Twitter en enero antes de que más empezará comprando esas acciones. Alguien más está
preocupado porque otro oligarca tome el control de un medio de comunicación. Bueno, leyendo hasta
aquí, parecería que Robert Reich está reproduciendo el argumento típico de la izquierda. Si un
multimillonario compra un medio de comunicación, podrá censurar con más saña al disidente y eso
limitará la libertad de expresión. Si fuera así, podríamos pensar que ese escenario no es muy
verosímil, pero en todo caso tendría cierta lógica interna. Pero atención a cuál es el siguiente
tweet de Robert Reich dentro de este mismo hilo, en el que está denunciando su preocupación,
su miedo a que otro oligarca compre un medio de comunicación. No hay que permitir que Trump
vuelva nunca a Twitter. Es decir, Robert Reich no está preocupado porque otro oligarca compre
un medio de comunicación y entonces empiece a censurar a discreción. Está preocupado porque
uno oligarca compra un medio de comunicación y no censure como a él le gustaría que se censurara.
Y terminemos con Jeff Gervis, profesor universitario en la Universidad Pública de Nueva York. Hoy
Twitter se asemeja a la última tarde en un pub de Berlín ante el Crepúsculo de la República de
Weimar. Es decir, este señor está comparando la compra de Twitter por parte de Elon Musk para
ampliar la libertad de expresión en Twitter con el ascenso del nazismo al poder. ¿Qué pasa que
los nazis llegaron al poder para ampliar la libertad de expresión de todos los alemanes? El
nazismo es un sistema político que se caracteriza por el irrestricto respeto a la libertad de expresión
de las personas. Es que es más bien este señor el que se está comportando como un tirano para
que el populacho, el vulgo, no pueda decir aquello que no debería ser dicho. ¿Y quién marca lo que
debería o no debería ser dicho? Pues una oligarquía intelectual oide de la que este señor cree
obviamente forman parte, porque este señor no defiende que a él le restringan la libertad de
expresión. Este señor defiende que para salvar la democracia del nazismo hace falta limitar la
libertad de expresión de los otros, de aquellos que no piensan como el de aquellos a los que él
tilda de nazis. Y los tilda de nazis simplemente en este caso por creer en la libertad de expresión.
En definitiva, ojalá Elon Musk tenga éxito en su intento de comprar el 100% de las acciones de
Twitter para cambiar el rumbo de la compañía y ampliar los límites internos a la libertad de
expresión. Pero mientras tanto y aún cuando Elon Musk termine fracasando en esta empresa, sumera
predisposición a adquirir Twitter ya nos ha permitido descubrir quiénes están a favor de la libertad
de expresión y quiénes se oponen a ella. Porque todos estos señores que están entrando en pánico
por el hecho de que Elon Musk pueda terminar ampliando las reglas de expresión dentro de Twitter
no tengan absolutamente ninguna duda de que empezarán a reclamar la regulación estatal,
es decir, la censura aplicada a través del Estado en las redes sociales si Elon Musk tiene éxito.
Para ellos la libertad de empresa y la libertad de expresión solo es válida en tanto en cuanto no
se salga de las fronteras ideológicas que ellos le están marcando. En tanto en cuanto esa libertad
de empresa y esa libertad de expresión sean instrumentalmente útiles para promover su
ideología de izquierdas y progresista. Dentro de su tiranía progresista toleran una cierta
disidencia controlada que les permita seguir hablando, seguir vendiendo que en su tiranía
progresista todavía rige la libertad de expresión. Pero no te salgas de esos límites. Si lo que dices
no me gusta, si lo que dices creo que realmente disminuye muy seriamente las probabilidades de
que los míos lleguen al poder, entonces mereces ser censurado. Y para todos ellos,
si no es Twitter quien censura, entonces tendrá que entrar a censurar el Estado.