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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Nueva noche de protestas multitudinarias contra la política del Gobierno de España en su
inmensa mayoría pacífica, pero con episodios localizados de violencia inaceptable que deben
ser condenados.
Veámoslo.
Nueva noche de protestas ante la sede nacional del PSOE en Ferraz por la previsible aprobación
de una ley de amnistía que supone la interferencia del Legislativo o del Ejecutivo a través
del Legislativo en el poder judicial supuestamente independiente.
Recordemos que las protestas de este pasado lunes fueron esencialmente pacíficas y,
a pesar de ello, la Policía Nacional reaccionó con violencia absolutamente desproporcionada
e injustificable.
Pues bien, en las protestas de este martes por la noche, mucho más multitudinarias que
las del lunes por la noche, si bien el grueso de los manifestantes también fueron pacíficos
y cívicos, estamos hablando de miles de personas que en su mayoría se congregaron espontáneamente
para criticar, para rechazar, para protestar en contra de una determinada ley que pretende
impulsar el PSOE y que atenta contra los fundamentos del Estado de Derecho, a pesar
de que, como digo, la inmensa mayoría de manifestantes sí fueron pacíficos y cívicos,
en esta ocasión sí hubo notables importantes, graves episodios de violencia por parte de
algunos manifestantes.
En este vídeo, por ejemplo, podemos observar cómo la primera línea de los manifestantes
no solo rompe el cordón policial, sino que coge una de las vallas de ese cordón policial
y la arroja contra la Policía Nacional.
En este otro vídeo podemos ver a otro conjunto de manifestantes que le está lanzando objetos
y acorralando a un grupo de Policías Nacionales que no habían utilizado a este entonces la
violencia desproporcionada contra ellos.
Y aquí podemos ver contenedores, es decir, mobiliario público, ardiendo.
En esto no debería haber demasiadas dudas sobre cómo posicionarse, la violencia es
inaceptable, es inaceptable cuando la inician algunos de los manifestantes y, por supuesto,
es inaceptable cuando la inician los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, que supuestamente
tienen autoridad para ejercer el monopolio de la violencia y que, por tanto, deberían
ejercer esa violencia con muchísima más diligencia.
La policía no está o no debería estar para reprimir manifestaciones políticas pacíficas,
pero la policía desde luego sí puede estar para evitar desórdenes sociales que conculquen
los derechos, aunque sean los derechos de propiedad, de terceros.
Y por tanto, la policía, siempre que no utilice una violencia desproporcionada, sí puede
reaccionar frente a aquellos que están iniciando la violencia y que amagan con hacer un uso
incremental de la misma.
Y creo que este es un mensaje que deberían resaltar especialmente todas aquellas personas
que han participado o que han apoyado estas manifestaciones y estas protestas, que hasta
ayer por la noche eran esencialmente pacíficas, a partir de ayer por la noche mayoritaria
amplísimamente pacíficas, pero con focos localizados de violencia inaceptable.
Precisamente para que no haya dudas de que la actitud con la que acuden la inmensa mayoría
de manifestantes a estas protestas pacíficas es una actitud no violenta, los que acuden
y los que apoyan estas manifestaciones han de condenar inequívocamente la violencia
allá donde emerja, para que no les termine manchando algo que no les tiene que manchar.
De hecho, algunos de los manifestantes pacíficos, sin demasiada evidencia que yo conozca hasta
el momento, se han aventurado a especular que estos manifestantes violentos en realidad
eran infiltrados del gobierno para reventar desde dentro la manifestación y para generar
actos de violencia que tratará de deslegitimar el conjunto de la protesta.
Como digo, no dispongo de ninguna evidencia que avale semejante sospecha, tampoco es que
sea una conjetura inverosímil, pero no pasa de conjetura.
Pero bueno, si esto último fuera cierto, sí es verdad que estos comportamientos violentos
que hemos observado en los vídeos anteriores son comportamientos perpetrados por personas
infiltradas por el gobierno para reventar estas protestas, más motivo para condenar
esos actos, más razón para desmarcarte de ellos, más razón para aislarlos social e
ideológicamente. Ellos son unos violentos que no tienen nada que ver con el grueso de
este movimiento de protestas pacíficas. Porque desde luego, el mensaje que a partir de ahora
van a intentar instalar en la opinión pública, PSOE o SUMAR, no es que estas protestas en
contra de su política son legítimas en tanto sean pacíficas, sino que estas protestas son en su
raíz violentas y por tanto ilegítimas. Es más, van a intentar hacerse pasar por los
partidos de la ley y del orden, por los partidos que respetan el estado de derecho frente a la
violencia callejera que emana de todos aquellos que cuestionen sus políticas de reconciliación
nacional. Y cuidado, propagandísticamente tiene todo el sentido del mundo que intenten hacerlo,
pero por eso esa propaganda que desde luego van a intentar utilizar en su provecho ha de ser
contrastada con una crítica clara y sin ambajes a estos episodios de violencia dentro de las
protestas legítimas en contra de la política del gobierno. En definitiva, ¿protestas pacíficas en
contra de la política del gobierno? Sí, siempre. El poder político ha de ser fiscalizado para poder
ser controlado. Ahora bien, violencia desde ninguno de ambos lados.