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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La economía española ha crecido un 16,7% en el tercer trimestre del año 2020,
el mayor crecimiento de su historia y, por tanto, para muchos algo totalmente inesperado.
Y si bien es verdad que la tasa de crecimiento ha sorprendido por su intensidad,
entra dentro de lo que cabía esperar que la economía española experimentara un muy fuerte crecimiento económico en este tercer trimestre del año.
Insisto, ha sido mayor de lo esperado, se esperaba entre un 10 y un 15% de crecimiento
y finalmente ha rozado el 17%, por tanto mejor de lo esperado pero en todo caso en la dirección esperada.
Pero ¿por qué se ha producido esto? ¿Cómo es posible que hayamos crecido tanto en el tercer trimestre del año
después de habernos hundido tanto en los trimestres anteriores?
Pues bien, crecemos tanto en gran medida porque nos hundimos mucho con anterioridad.
De entrada entendamos cómo se calculan estos porcentajes de variación del producto interior bruto.
El producto interior bruto, el PIB, lo que mide es el valor de todos los bienes y servicios finales
producidos en un determinado periodo de tiempo dentro de una economía.
Por ejemplo, imaginemos que en el primer trimestre del año una economía produce 100 ordenadores.
En el segundo trimestre del año, como consecuencia de la pandemia, se paraliza la mitad de la economía
y esa economía únicamente produce 50 ordenadores. Ha pasado de producir 100 a producir 50.
En este caso tendríamos que la caída del PIB inter trimestral del primero al segundo trimestre ha sido del 50%.
Sin embargo, si en el tercer trimestre la economía vuelve a operar por debajo de lo que operaba en el primer trimestre
pero apreciablemente por encima de lo que sucedía en el segundo, es decir, si se reabre en parte de la economía
y ya no volvemos a producir 50 ordenadores, sino que producimos 80,
fijémonos que si ya habiendo una caída acumulada del 20%, producíamos 100 a principios de año,
estamos produciendo 80 en el tercer trimestre, pero entre el segundo, 50 y el tercero, 80,
se ha producido un aumento del PIB, un crecimiento del PIB del 60%.
Por consiguiente, no nos dejemos confundir o engañar por las estadísticas.
Las estadísticas del PIB siguen reflejando una caída muy considerable
desde el comienzo de la pandemia hasta el momento de nuestra economía, de nuestra actividad económica.
La caída acumulada desde principios de año, desde el último trimestre del año pasado,
a la actualidad es de más del 9% del PIB, la mayor caída de toda nuestra historia.
En términos interanuales, si comparamos el tercer trimestre de 2020 con el tercer trimestre de 2019,
seguimos produciendo un 8,7% menos de lo que producíamos hace un año,
por tanto, estamos todavía ante una magnitud, ante una caída muy considerable.
Pero en el tercer trimestre, como se ha reabierto la economía
y como además, durante gran parte de este trimestre, la pandemia ha estado más o menos bajo control
y se ha permitido, salvo en la última etapa del año,
recuperar, retornar a la mayoría de actividades que desarrollábamos antes de la pandemia,
salvo, y ahora exploraré este crucial punto, salvo en actividades de, digamos así, consumo y producción social,
pues hemos regresado a cifras de producción similares a las previas de la pandemia en aquellos sectores
donde, insisto, se ha podido volver a la normalidad.
Y si regresamos a cifras de producción similares a las previas a la pandemia,
en aquellos sectores donde se ha podido regresar a la normalidad,
entonces es plenamente comprensible que el PIB aumente,
que en nuestro ejemplo anterior pasemos de producir 100 ordenadores, a producir 50, a producir 80,
y por tanto, registremos un incremento histórico de 50 a 80, un 60% de aumento del PIB,
durante este tercer trimestre, en el caso de España, como digo, ha sido del 16,7%.
Sin embargo, y esto es lo verdaderamente interesante y preocupante,
esta recuperación de la actividad en el tercer trimestre del año ha ido por barrios.
No es que toda la economía se haya hundido en el segundo trimestre del año
y a su vez se haya recuperado proporcionalmente en el tercer trimestre del año,
no, lo que observamos en el conjunto de la economía española es que hay sectores
donde la actividad ya se ha recuperado plenamente, incluso hay sectores que están mejor
de lo que estaban antes de empezar la pandemia, y en cambio hay otros sectores que continúan absolutamente hundidos.
En este gráfico observamos cuál ha sido la tasa de variación interanual,
comparando la actividad, la producción, el valor añadido,
generado por diversos sectores en el tercer trimestre de este año, de este de 2020,
con el mismo trimestre del año anterior, antes de la pandemia,
y lo que observamos es que hay tres sectores, tres grandes sectores económicos en España
que están mejor que antes de la pandemia, en concreto.
Las actividades financieras y los seguros crecen a lo largo de este año en un 6%
la agricultura que ha crecido un 5% y como no la administración pública,
los servicios educativos y sanitarios que crecen prácticamente un 2%.
Por tanto, esta parte de la economía española se expande,
luego hay otra parte de la economía española que se contrae pero menos que la media,
en concreto la industria, que se contrae aproximadamente un 3% o 3,5%,
por tanto no estamos ante un gran desplome de la actividad industrial,
comparando este trimestre con el mismo del año anterior,
el sector de información y comunicaciones que también cae algo por debajo de la media interanual,
que es del 8,7%, el conjunto de la economía ha caído del 8,7%.
Luego tenemos dos sectores que caen aproximadamente lo que la media o algo más,
un poco más que la media, que es el sector de la construcción,
donde probablemente haya todavía 100 margen para mejorar,
y el sector de actividades profesionales, los autónomos que en muchos casos
han quedado paralizados. Y luego nos encontramos,
y este es el gran drama de la economía española,
con un sector que claramente sigue desplomado, sigue hundido, sigue laminado,
que experimenta un desplome interanual de más del 22%,
es decir, mientras el conjunto de la economía ha caído un 8,7%,
incluso hay sectores que suben un 6, un 5, un 4,
este sector cae desde el 3º trimestre de 2019 al 3º trimestre de 2020,
más de un 22%. Es el sector de comercio, restauración y hostelería.
Y desde luego si extractáramos la parte del sector propiamente turístico,
hostelería y restauración, y quitaramos el comercio,
porque la actividad de muchos comercios también ha mejorado con respecto al año anterior,
nos encontraríamos, solo en el caso de hostelería y restauración,
con caídas claramente superiores a ese 22%.
Por lo tanto, ese es el panorama de la economía española,
es un panorama que algunos economistas han descrito como recuperación en forma de K.
¿Por qué recuperación en forma de K? Pues porque algunos sectores crecen,
el palo creciente de la K, y otros sectores se hunden o se mantienen hundidos,
el palo de creciente de la K.
¿Esto qué significa? Pues que tenemos una economía que en parte ha regresado,
si queremos simplificar mucho para entender la narrativa.
Una parte importante de la economía española ha regresado ya,
en el 3º trimestre del año, a sus niveles pre-pandemia,
o a unos niveles de actividad muy cercanos a sus niveles pre-pandemia,
pero hay otra parte de la economía española que sigue absolutamente hundida,
que sigue colapsada y cuyas perspectivas de recuperación no son nada positivas.
Es como si una parte, pongamos, el 15% de la economía española muere,
y si muere el 15% de la economía española, opera sistemáticamente,
por ejemplo, a un 50% de capacidad,
pues eso explicaría que, aunque todo el resto de la economía
mantenga más o menos su actividad con respecto al año anterior,
si el 15% de la economía cae a un 50%,
la economía te cae en su conjunto un 7,5%.
Insisto, aunque el otro 85% mantenga su actividad,
no caigan absoluto, mantenga el mismo PIB pre-pandemia,
si lo que constituye el 15% del PIB te cae a un 50% en el agregado,
la caída de la economía es del 7,5%.
Pues bien, más o menos eso es lo que ahora está sucediendo en España.
Una parte importante de la economía española,
aquella vinculada con el turismo,
y en general con las actividades de consumo social,
no solo el turismo, sino también las actividades
que podemos desarrollar los españoles internamente
y que implican interacciones sociales,
se ve, se sigue viendo muy perjudicada,
incluso tras la apertura de la economía,
porque las interacciones sociales se siguen minimizando
y, por tanto, el consumo de esos servicios sociales,
de esos servicios que constituyen actividades sociales,
todavía se ve lastrado
y no hay grandes perspectivas de recuperación.
Pero bueno, uno podría decir si el 85%, el 90% de la economía
ya está operando a sus niveles pre-pandemia
o a niveles muy cercanos a sus niveles pre-pandemia,
pues entonces tampoco la situación es tan mala,
tampoco la situación es tan crítica.
A este respecto, dos comentarios que nos deben alertar
sobre los riesgos a los que nos vamos a enfrentar en el futuro.
Primero, estos datos se corresponden a un nivel de actividad restablecida
después de que las restricciones del estado de alarma
para minimizar la transmisión de la pandemia fueran levantadas.
Es decir, en el tercer trimestre del año
prácticamente no había ningún tipo de restricción en ninguna parte de España
e incluso, como ya he dicho antes, la pandemia estaba bajo control,
por tanto, los españoles, muchos de ellos regresaron a la normalidad
y, claro, si regresas a la normalidad,
vuelves a producir lo que producías durante la normalidad.
En el cuarto trimestre de este año ya nos estamos enfrentando
a nuevas restricciones por motivos sanitarios
y también a reacciones por parte de la población
que están intentando minimizar las interacciones sociales
para reducir su riesgo de contagio.
Por tanto, la posibilidad de que haya segundas, terceras o cuartas olas
que paralicen de nuevo la actividad económica del país,
aunque no vuelvan a paralizarla,
que está por ver a ritmos similares a los del segundo trimestre del año,
suponen una amenaza directa a esta perspectiva de reactivación de la economía española.
Es perfectamente factible que en el cuarto trimestre del año
no crezcamos en absoluto de tal manera que la caída acumulada
a final de año rondaría el 10%, no el 8,7 como ahora,
sino podría rondar perfectamente el 10%,
o que incluso nos volvamos a contraer en el cuarto trimestre del año.
¿Y qué decir de 2021?
Si en 2021 la pandemia sigue descontrolada
y la actividad sigue parcialmente suspendida,
incluso más suspendida si el gobierno va reforzando las restricciones
para frenar el virus, pues nos podemos encontrar con que la recesión se acelera.
Entonces, existe un riesgo sanitario económico muy evidente
de que la reactivación que hemos experimentado en el tercer trimestre del año
sea un mero espejismo que termine despejándose
durante los próximos trimestres si no controlamos la pandemia.
Pero existe todavía otro riesgo del que creo que todavía no somos muchos
o no son muchos muy conscientes.
Del anterior riesgo más o menos todos somos conscientes.
Si volvemos a las restricciones, si volvemos al confinamiento,
si volvemos a las medidas de distanciamiento social
para contrarrestar la pandemia, evidentemente,
copiaremos parte de los resultados que vivimos en el segundo trimestre del año.
Pero como digo, hay otro riesgo del que no mucha gente es consciente.
Plantémonos lo siguiente.
¿Cómo es posible que si una parte significativa de la economía española,
el sector de la hostelería, el sector de la restauración,
está operando a un 30%, un 40% por debajo de lo que solía operar,
es decir, tiene mucha menos actividad de la que tenía?
¿Cómo es posible que si esa parte de la economía española
que da empleo a tanta gente está operando a un 30% o un 40%
por debajo de su capacidad habitual, los ingresos de las personas
que trabajan en esos sectores no se hayan contraído de una manera masiva,
de una manera importantísima, y esa contracción de los ingresos
de esa parte de la población española, que no es el conjunto de la población española,
pero si es un porcentaje significativo de la población española,
no haya afectado negativamente al resto de la economía?
Porque si, pongamos por caso, el 15% de la economía deja de recibir ingresos
y ese 15% de la economía deja de gastar en el resto de la economía,
el resto de la economía, aunque pueda operar a su nivel habitual de capacidad
porque no se ve afectado por la pandemia, aún así también ingresará mucho menos
porque recibirá menos gasto de aquellos sectores que han sido afectados
y que siguen afectados por la pandemia.
¿Cómo es posible que esto no se haya materializado?
¿Cómo es posible que la mayoría de sectores estén regresando a la normalidad
o no hayan caído muchísimo pese a que una parte,
un 10, 15, 20% de la economía española, sí está y sí sigue totalmente hundida?
Pues no olvidemos, porque el gobierno, a través de distintos programas de gasto,
como por ejemplo los Erte, pero no solo los Erte,
está sosteniendo de momento las rentas de muchas personas
que las habrían perdido por la pandemia,
pues todo el sector de la hostelería, de la restauración habría visto despidos masivos
que habrían llevado a pérdidas de ingresos también masivas
y por tanto a contracciones agregadas muy importantes del gasto
que habrían repercutido sobre el resto de la economía, pero como están los Erte,
más o menos los ingresos de esta parte de la población se han mantenido
pese al considerable aumento del paro efectivo,
es decir, del número de personas que no están generando actividad
porque no hay actividad en algunos sectores.
Ese sostenimiento de los ingresos de una parte de la población
que está desempleada a efectos prácticos
y que por tanto también es un sostenimiento del gasto de estos sectores de la población
es lo que ha permitido hasta el momento que el resto de la economía
que no está muy afectada directamente por la pandemia
porque no desarrolla actividades de producción o de consumo social
que sean impedidas por el riesgo de transmisión del virus
ha permitido que esa parte de la economía siga operando desde el lado de la oferta
y que desde el lado de la demanda no haya sufrido una contracción de su gasto.
Sin embargo, lo que debemos plantearnos es
durante cuánto tiempo el gobierno podrá mantener estos programas
de mantenimiento de ingresos.
Ya no digo durante cuánto tiempo va a ser conveniente que los mantenga
porque ese sería otro debate, si es conveniente que mantenga sectores
paralizados y subsidiados sin edie.
Incluso aunque el gobierno quiera mantener los subsidios de sectores que estén paralizados
durante cuánto tiempo podrá mantenerlos.
Durante cuánto tiempo el gobierno podrá mantener déficits públicos
tan gigantescos como los que tenemos este año
porque no olvidemos que este rebrote histórico sí de la actividad económica
se produce también con un déficit público histórico
que se dirige en gran medida a sostener la renta
para sostener los ingresos de sectores que se ven afectados directamente por la pandemia
para a su vez sostener el gasto que se dirige hacia sectores
que no se ven afectados directamente por la pandemia.
Durante cuánto tiempo se podrá mantener este déficit
porque el endeudamiento público no es eterno y menos en un país
que tiene una capacidad de endeudamiento limitada
de no ser por el apoyo que nos está dando directa e indirectamente la Unión Europea
como es España.
Si España ha de ir retirando los estímulos antes de que esta parte de la economía española
hostelería, restauración, etcétera, todo lo vinculado con el consumo social
se recupere entonces cuando se retiren los estímulos
y esa parte de la economía siga sin tener ingresos
esa merma de ingresos se trasladará en forma de merma de gasto
al resto de la economía y el resto de la economía también sufrirá
y también experimentará caídas de actividad por debajo de los niveles previos
a la pandemia, entonces ese es un riesgo que está ahí
y ese riesgo es creciente conforme más tiempo se vaya extendiendo la pandemia actual.
Si la pandemia dura descontroladamente un año, dos años, tres años
es muy probable que el gobierno no pueda mantener, no sea capaz de mantener
los elevados niveles de endeudamiento público del año 2020
y si empieza a retirarlos, aunque pongamos por caso el 80-85% de la economía
esté funcionando en condiciones de normalidad, el 15-20% que esté paralizado
y sin ingresos suplementados por el gobierno, vía gasto público
se trasladará vía efecto multiplicador, se trasladará negativamente al resto de la economía
que sufrirá mucho más de lo que ha sufrido hasta ahora.
Y en todo caso, aunque superáramos la pandemia, no olvidemos
que toda la deuda pública que se va acumulando hoy
se va a tener que repagar mañana y eso van a ser más impuestos futuros
y por tanto más lastre al crecimiento futuro de aquellos sectores
que no se han visto tan directamente afectados por la pandemia.
Pero me quiero centrar en el escenario de que no logremos contrarrestar
derrotar a corto medio plazo a la pandemia, sino que ésta se instale
como un mal relativamente endémico dentro de nuestras economías.
Cuidado porque ese escenario es verdaderamente aterrador,
por un lado tendríamos que la actividad económica se vuelve a paralizar
directamente en muchos sectores de la economía
para evitar los riesgos de contagios y volver a contener el virus
y por otro lado tendríamos que el alargamiento de esta crisis económica
va dejando cada vez más heridas abiertas por el camino
y va reduciendo la capacidad del Estado para mantener artificialmente el gasto
con cargo al endeudamiento público.
Si combinamos mayor parálisis de la actividad
con menor capacidad de estímulo por sobre endeudamiento del sector público
nos encontramos con que la crisis económica ni muchísimo menos ha terminado.
Puede volver y puede volver con más intensidad
durante los próximos trimestres si la pandemia sigue entre nosotros
y si algo ha acreditado hasta el momento España y muchos otros países europeos
es que la asignatura en la que obtienen peor nota
es justamente el control de la pandemia
ser capaces de erradicar el virus de dentro de nuestras economías
como lo han logrado otros países, Nueva Zelanda, Australia, Vietnam, Japón, Taiwán o incluso Uruguay
y si seguimos obteniendo un suspenso en el control epidemiológico de la pandemia
entonces la economía también suspenderá.