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Bueno, pues en este vídeo vamos a continuar hablando sobre la armonización fiscal, sobre el dumping fiscal de Madrid, sobre la descentralización fiscal,
porque hay un nuevo argumento que se está empezando a deslizar dentro de los medios de comunicación,
y es que la armonización fiscal, la armonización del impuesto de patrimonio y de sucesiones y donaciones en el conjunto de España,
salvo el País Vasco y Navarra, para incrementar estos tributos en Madrid, en realidad beneficiaría a los madrileños
porque los que están exentos de pagar este tributo, y a los que se les obligaría a tributar en caso de que se armonizaran los impuestos,
serían los más ricos, y por tanto la recaudación fiscal de la Comunidad de Madrid se incrementaría muy sustancialmente
y eso permitiría beneficiar al conjunto de la población madrileña, a excepción de esos ricos, que serían saqueados con mucha mayor intensidad.
Entonces vamos a analizar este argumento específicamente, si es verdad que la subida del impuesto de patrimonio y del impuesto de sucesiones y donaciones
beneficiaría a los madrileños. Veamos de entrada, la competencia fiscal tiende a ejercer una presión competitiva para que las distintas administraciones públicas
reduzcan los tipos impositivos, esto es un hecho. Ahora bien, resulta beneficiosa o no resulta beneficiosa la competencia fiscal
que conduce a que las administraciones públicas rebajen los tipos impositivos. Bueno, pues ahí depende de donde coloquemos el foco de las políticas públicas.
Si creemos que el foco de las políticas públicas tiene que estar colocado a maximizar la recaudación tributaria, a maximizar el poder y los recursos que maneja el estado,
entonces desde luego la competencia fiscal será negativa. ¿Por qué? Pues porque es muy probable que la competencia fiscal llevará a que las administraciones públicas al competir
coloquen tipos impositivos más bajos que aquellos que les permitirían maximizar la recaudación. Esto no es una novedad, con las empresas sucede lo mismo.
La competencia entre empresas conduce a que las empresas terminen colocando precios más bajos que aquellos que podrían colocar si las empresas fueran un monopolio
o si se aliaran a través de un cártel empresarial por el cual pactaran un precio que les permitiera a cada una de las empresas del cártel maximizar beneficios.
La armonización fiscal no es otra cosa que un acuerdo entre estados para elevar los tipos impositivos, es una cartelización de los estados para incrementar los tipos impositivos.
Por ejemplo, un estudio reciente del Instituto de Economía alemán CESIFO estimaba que la Comunidad de Madrid pierde recaudación, pierde ciertamente recaudación,
por colocar unos tipos impositivos en patrimonios, sucesiones e IRPF más bajos que los del resto de España. ¿Por qué razón?
Pues porque la recaudación que pierde por los menores tipos impositivos no queda compensada por la mayor inmigración con motivos fiscales del resto de España
que se produce hacia la Comunidad de Madrid, es decir, que no se compensa el que vengan contribuyentes más ricos a Madrid a tributar más con lo que se pierde por el hecho de rebajar los tipos impositivos.
Por tanto, los tipos impositivos que fijaría la Comunidad de Madrid en este contexto de competencia fiscal y también probablemente los que fijen otras autonomías bajo la presión,
no una presión fortísima por lo que vemos, porque la inmigración hacia la Comunidad de Madrid por motivos fiscales tampoco es tan intensa, pero aún así,
la presión que ejerce la Comunidad de Madrid llevará probablemente a otras autonomías a que no coloquen impuestos tan elevados como los que alternativamente podrían colocar si todas las autonomías se coordinarán para elevar los tipos impositivos.
Por tanto, si uno cree que el objetivo de las políticas públicas es maximizar la recaudación de los estados, desde luego la competencia fiscal es algo negativo.
Como ya digo, lo es la competencia entre empresas, si uno cree que el objetivo de un mercado es que las empresas maximicen beneficios a una costa de ejercer poder monopolístico sobre los consumidores.
Ahora bien, si uno piensa que el objetivo de las políticas públicas es otro distinto, por ejemplo, maximizar el bienestar de los ciudadanos, entonces la respuesta puede ser distinta.
Entonces, quizá la competencia fiscal ya no sea negativa porque si, por ejemplo, el tipo impositivo que maximiza el bienestar de los ciudadanos es un tipo impositivo más bajo que los que actualmente existen,
la competencia fiscal en la medida en que contribuya a bajar impuestos también contribuirá a acercar el tipo impositivo a aquel que maximizaría el bienestar de los ciudadanos.
Y en este sentido, la teoría económica nos indica que los impuestos siempre desincentivan la oferta de factores productivos, desincentivan la oferta de trabajo, la oferta de capital, desincentivan la innovación,
y por tanto uno podría concluir que el tipo impositivo óptimo es del 0%, porque al 0% la oferta de factores productivos se maximiza y al maximizar la oferta de factores productivos se maximiza la producción,
es decir, se maximiza el crecimiento económico y la renta per cápita de los ciudadanos.
Sin embargo, esta también sería una conclusión precipitada. ¿Y por qué sería una conclusión precipitada?
Porque en la medida en que el mercado pueda tener fallos a la hora de coordinar a los agentes económicos, y no estoy entrando en si los tiene o no los tiene,
pero en la medida en que los tenga, puede ser necesario que el Estado se encargue de proveer ciertos bienes públicos, bienes públicos en un sentido económico, no bienes estatales, sino bienes públicos en un sentido económico,
es decir, bienes en los que no es posible la exclusión y donde no existe rivalidad en el consumo, podría suceder, digo, que el Estado se tenga que encargar de suministrar esos bienes públicos,
o podría suceder que el Estado se tenga que encargar de internalizar las externalidades positivas o negativas que existen en el mercado y que el propio mercado no esté internalizando.
Si eso fuera así, en la medida en que sean necesarios impuestos para sufragar la provisión de un bien público o para internalizar las externalidades negativas y positivas,
una cierta presión fiscal podría incrementar el crecimiento económico, ya digo, suministrando bienes públicos, tan necesarios como puede ser la defensa, la seguridad, la justicia,
insisto, si todos esos son bienes públicos, o internalizando externalidades negativas y positivas, promoviendo aquellas actividades que generen un mayor valor social,
que el valor monetario que son capaces de atraer y desincentivando aquellas actividades que generan un valor social negativo que no queda reflejado en los costes de la actividad.
Por tanto, si eso fuera así, repito, una cierta fiscalidad dirigida a financiar bienes públicos y a internalizar externalidades podría ser positiva para contribuir a la eficiencia económica global.
Ahora bien, tengamos presente que los niveles de presión fiscal que podrían justificarse con el propósito de solventar algunos de estos fallos de mercado,
que he mencionado, la provisión de ciertos bienes públicos, como la seguridad, la defensa o la justicia, o la internalización de externalidades positivas y negativas,
sería una presión fiscal bastante reducida, muy inferior desde luego a la presión fiscal que tenemos hoy.
Por tanto, si el único propósito del Estado fuera a mejorar el funcionamiento del mercado solventando los fallos que este mercado pueda tener,
necesariamente tendríamos que decir que la competencia fiscal es positiva, ¿por qué?
Porque contribuye a bajar los tipos impositivos y los tipos impositivos presentes, estarían muy por encima de aquellos que optimizarían la distribución de recursos,
en definitiva, la generación de riqueza dentro del mercado.
Solo habría una excepción en la que, en función de los fallos de mercado, cabría apelar a una presión fiscal muy superior al actual.
Y ese caso es, si consideramos, repito, si consideramos, que una redistribución más igualitaria de la renta constituye un bien público que debe ser a su vez suministrado por el Estado.
Si consideramos que la desigualdad en la distribución de la renta es un fallo de mercado que debe ser remediado por la intervención del sector público,
entonces sí, cabría justificar que necesitamos una presión impositiva más alta que la que actualmente existe, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid.
Y, por tanto, que la competencia fiscal, en la medida en que contribuye a bajar impuestos y no a subirlos,
nos estaría alejando de una fiscalidad óptima, de una fiscalidad que nos permita maximizar el bienestar de los ciudadanos,
incluyendo, dentro de ese bienestar de los ciudadanos, la lucha contra la desigual distribución de la riqueza y de la renta.
Sin embargo, démonos cuenta de que, para realmente considerar que el Estado tiene que ocuparse activamente de redistribuir de manera muy intensa la renta o la riqueza de los ciudadanos,
hay que presuponer que, entre las preferencias, si lo queremos, entre las preferencias morales de los ciudadanos,
se encuentra esa preferencia por una distribución más igualitaria de la renta, y esto no es algo autoevidente,
no es algo autoevidente que los ciudadanos, en cualquier sociedad o en la sociedad madrileña, tengan que preferir siempre una distribución más igualitaria de la renta.
Podrían preferirlas, y, por ejemplo, sufren una aversión muy intensa contra la desigualdad,
si los ciudadanos madrileños detestan fortísimamente la desigualdad, si no soportan vivir en una sociedad desigualitaria,
entonces podría ser cierto que los ciudadanos madrileños quieren más igualdad en la distribución de la renta,
y que, por tanto, si necesitamos más impuestos, entre ellos patrimonios, sucesiones y RPF más elevado, para redistribuir de manera más intensa la renta.
También podría ser el caso de que, si los ciudadanos madrileños quisieran maximizar indiscriminadamente el bienestar de los ciudadanos,
en la medida en que es verosímil que el bienestar de los ciudadanos con menos renta se incremente más, si les entregamos renta,
que, lo que cae el bienestar de los ciudadanos con más renta, si les quitamos renta para dársela a los anteriores,
probablemente podríamos también maximizar indiscriminadamente el bienestar de los ciudadanos con una redistribución más intensa de la renta de lo que ya se está redistribuyendo a día de hoy.
Por ejemplo, un reciente paper del economista Darío Serrano Puente demuestra o intenta demostrar que España se beneficiaría de una imposición más progresiva
en la medida en que, con eso, lograríamos maximizar el bienestar de los ciudadanos, redistribuyendo más renta hacia los que menos tienen,
y experimentando estos ganancias netas de utilidad, a pesar de que, el mismo reconoce claro, que una fiscalidad más progresiva redundaría negativamente sobre el crecimiento económico,
pero lo que perderíamos por el lado de menor crecimiento económico lo ganaríamos por el lado de la utilidad global incrementada, redistribuyendo recursos hacia los que menos tienen.
Pues bien, en cualquiera de estos dos escenarios morales, si los madrileños fueran fuertemente igualitaristas o si los madrileños fueran fuertemente utilitaristas,
y trataran simplemente de maximizar la utilidad global sin mirar la utilidad de quien podría justificarse una mayor redistribución de la renta con más impuestos dentro de Madrid,
y ello a pesar, insisto, de que esos mayores impuestos pudiesen impactar negativamente como impactarían sobre el crecimiento económico,
pero el bienestar que obtendríamos por reducir la desigualdad o por maximizar indiscriminadamente la utilidad de los ciudadanos compensaría la desutilidad que experimentaríamos,
la pérdida de bienestar que experimentaríamos por el menor crecimiento económico.
Ahora bien, el único escenario moral posible dentro de la Comunidad de Madrid no es el igualitarismo o el utilitarismo,
también cabe la posibilidad de que los ciudadanos de Madrid tengan una preferencia moral bastante fuerte por respetar, por ejemplo, la libertad del prójimo o por respetar la propiedad pacíficamente adquirida,
es decir, los madeleños podrían sentir una aversión bastante grande contra los impuestos muy altos, contra los impuestos confiscatorios,
y no porque a los madeleños no les preocupe la desigualdad o porque no quieran maximizar el bienestar de los demás,
puede suceder simplemente que los madeleños consideren que el fin no justifica los medios,
es decir, que aunque con mayor redistribución de la renta, mediante impuestos altísimos, pudiésemos conseguir reducir las desigualdades dentro de la sociedad,
esa reducción de las desigualdades no justifica quitarle a otra persona la propiedad que ha adquirido pacíficamente sin perjudicar a nadie,
el fin, repito, no justifica los medios, o también puede suceder que los madeleños reconozcan que el bienestar que tiene que incrementarse preferentemente
es el de aquellas personas que han contribuido a producir los recursos, es decir, que en los recursos no hay que redistribuirlos de manera ciega, de manera indiscriminada,
sino que hay una cierta afección mayor de un recurso hacia aquella persona que ha contribuido a generar ese recurso,
si yo he producido un recurso prima facie cabe suponer que ese recurso se dirigirá a satisfacer mis necesidades,
no las necesidades de cualquier otra persona que no ha contribuido a producir ese recurso,
pues bien, podría ser que los madeleños se insertaran más bien en ese clima moral inclinado hacia el liberalismo,
es decir, hacia el respeto y restricto, hacia los proyectos de vida de otras personas, podría suceder que a los madeleños les moleste de manera más acusada
que en el resto de España el que la administración pública cobre impuestos muy altos y les quite a otras personas lo que pacíficamente han generado y han adquirido,
así pues, repito lo que he intentado argumentar hasta el momento, para justificar un incremento de la presión impositiva en la Comunidad de Madrid
habría que justificar que los madeleños quieren que los madeleños demandan mucha más redistribución de la renta a través del Estado, a través de los impuestos,
de la que ya se está produciendo a día de hoy, ya sea porque los madeleños tienen preferencias morales mucho más igualitaristas
o porque tienen preferencias morales mucho más utilitaristas, pero que en todo caso no tienen preferencias morales de corte más liberal
¿Y qué preferencias morales tienen los madeleños? Pues, evidentemente, es muy difícil de decir, vivimos en una sociedad donde el postureo moral
o donde la presión social de nuestros compatriotas para que exhibamos determinada inclinación moral son muy fuertes
La gente le gusta señalizar que tiene unos valores morales que quizá no los tiene, o la gente se ve forzada, ya digo, por la presión social,
a manifestar que piensa de una determinada manera, aunque no piensa realmente de esa manera
Por tanto, lo que diga la gente que son sus valores morales no tienen por qué ser sus auténticos valores morales, pueden estar fingiendo
que se ascribe en una determinada moralidad, ya sea para agradar a otros o para no desagradar a otros
Para conocer las auténticas preferencias de la gente tenemos que atender a su preferencia revelada, es decir, a lo que revelan cuando actúan, cuando toman decisiones
Y en este sentido sí hay un mecanismo de revelación de preferencias que es secreto y que por tanto no se ve afectado por el postureo moral o por la presión del grupo
y ese mecanismo es, o son, esencialmente, las elecciones
Las elecciones son un método de revelación de preferencias morales bastante imperfecto
porque es un mecanismo de revelación de preferencias bastante imperfecto
porque cuando la gente vota, vota en bloque, vota un pack, un conjunto de ideas
y por tanto no está muy claro cuáles son las ideas que está apoyando y cuáles son las ideas que está rechazando
Por ejemplo, una persona puede votar a un partido que se opone frontalmente a subir impuestos
pero a lo mejor esa persona sí quiere que se suban los impuestos
pero vota a ese partido por otras cuestiones que no tienen que ver con su política fiscal
Ahora bien, en la Comunidad de Madrid uno de los principales ejes de debate en todas las últimas elecciones
pero muy especialmente en estas últimas elecciones autonómicas fue sin duda la política fiscal
Los partidos de izquierdas, el PSOE, Unidas Podemos, más Madrid
defendieron con uñas y dientes la necesidad de subir impuestos dentro de la Comunidad de Madrid
de subírselos a los más ricos, pero de subir impuestos
de subir el impuesto de patrimonio, de subir el impuesto de sucesiones y donaciones
de subir el IRPF, ¿para qué? Para recaudar muchos miles de millones de euros, 4.000, 5.000 millones de euros
con los que fomentar la sanidad pública, la educación pública, la aimas de autonómica
y frente a estas propuestas los partidos que podríamos llamar de derechas, Vox, PP, incluso ciudadanos
se opusieron frontalmente a la subida de impuestos
su programa era muy claro, no vamos a subir los impuestos, en todo caso los vamos a bajar
Como digo, ese fue un eje de debate clarísimo, probablemente el principal eje de debate
en estas últimas elecciones autonómicas y en muchas de las previas elecciones autonómicas
y lo que sucedió fue lo mismo que lleva sucediendo en la Comunidad Autónoma de Madrid desde hace más de 20 años
y es que los partidos que proponen subidas de impuestos, aunque sea solo a los más ricos
salieron perdiendo, es decir, la gente se opuso a las propuestas, a los programas electorales
donde la política fiscal ocupaba un lugar preponderante de aquellos partidos que propugnaban subir los impuestos
y por tanto prima facie de nuevo podemos considerar que la gente en la Comunidad de Madrid se está oponiendo
a las subidas impositivas, fijémonos cuál puede llegar a ser la versión que siente una mayoría de madrileños
a que se suban más los impuestos en la Comunidad de Madrid que incluso un partido como el Partido Popular
que ha estado lleno de corrupción hasta las trancas y que por tanto era un partido aparentemente invotable
por su corrupción estructural, que dos segundos en las elecciones autonómicas, entre otras cosas
porque propuso no subir los impuestos, por tanto no parece que la no subida de impuestos sea una cuestión menor
dentro del ideario, dentro de las preferencias morales de una mayoría de madrileños que, repito, elección tras elección
durante los últimos 20, durante los últimos 30 años han votado por fuerzas políticas que no quieren subir los impuestos
y por tanto, a menos que tengamos una evidencia mucho más sólida, mucho más clara de que los madrileños
si quieren subir los impuestos para redistribuir de manera mucho más acusada a la renta
a menos que tengamos esa evidencia, lo que sabemos por la revelación de preferencias de las elecciones
es que los madrileños no quieren impuestos más elevados, aunque ellos supongan que el estado autonómico, el gobierno autonómico
tendrá muchos más recursos para gastar más en sanidad pública, en educación pública, en IMSSD
puede ser que los madrileños se opongan a esto porque valoren más la libertad y el respeto a la propiedad de los ciudadanos
que un estado más hipertrofiado, muchos de los que consideran que los madrileños saldrían ganando
por el hecho de que el gobierno madrileño pasara a tener más recursos subiendo impuestos
que pudieran ser reinvertidos en los ciudadanos, están presuponiendo que los madrileños son unos seres inmorales
que básicamente apoyan cualquier tipo de política pública siempre y cuando ellos salgan ganando como resultado de esa política pública
pero la gente se puede oponer a políticas públicas por considerar que son inmorales, que son injustas
Por ejemplo, en España si se expropiará Inditex y se repartirá Inditex entre todos los españoles
dejando de lado el efecto muy negativo que yo tendría para la inversión a largo plazo en nuestro país
como consecuencia directa de esa política los españoles saldrían ganando porque recibirían acciones de Inditex que ahora no tienen
Ahora bien, la mayoría de españoles apoyaría esta política de expropiarle a Mancio Ortega su empresa
¿Por ningún otro motivo que robarle la empresa entre todos los ciudadanos españoles? Pues probablemente no
¿Por qué? Pues porque los españoles creo no son seres tan inmorales como para decir como robándote salgo ganando te voy a robar
Pues bien, a otra escala puede estar sucediendo lo mismo con los votantes madrileños
Quizá haya, quizá no lo sé, pero eso es lo que parece que revelan los resultados electorales
Puede que haya una mayoría de votantes madrileños que diga no considero que impuestos más altos
aunque estén concentrados en los ricos, porque los ricos, las personas que han acumulado
pacíficamente, legítimamente, un patrimonio también tienen derechos
no hay por qué maltratarlos fiscalmente por todas partes
no quiero más impuestos porque considero que subir los impuestos respecto a los niveles actuales
se dio una subida de impuestos injusta aunque yo me pueda lucrar, aunque yo me pueda beneficiar indirectamente de esa subida de impuestos
y por tanto la rechazo porque la considero inmoral
Pues bien, si eso fuera así, y repito, no sé si es así, pero los resultados electorales parece que avalan
al menos la hipótesis de que puede ser así, entonces no es verdad que los madrileños vayan a salir ganando
de una armonización impositiva porque la armonización impositiva que supondría impuestos más altos para Madrid
también supondría menor crecimiento económico futuro para Madrid
y además supondría conculcar las valoraciones, las preferencias morales de los madrileños
que pueden estar oponiéndose a subidas de impuestos que ellos juzgan, que ellos consideran injustas
En definitiva, mientras las fuerzas políticas que con absoluta claridad, porque este no ha sido un mensaje que hayan ocultado en campaña electoral
mientras las fuerzas políticas que con absoluta claridad se oponen a subir impuestos en Madrid
sigan siendo mayoría dentro del arco parlamentario y a falta de otra evidencia más clara y más incontrovertible
que el resultado electoral habría que abstenerse de afirmaciones muy tajantes como que los madrileños saldrían ganando
de la armonización fiscal y por tanto de la subida de impuestos en patrimonio, en sucesiones o en IRPF
quienes compran o divulgan este tipo de afirmaciones simplistas y que no casan en absoluto con la realidad que conocemos
únicamente están amplificando un discurso propagandístico, el discurso propagandístico de los perdedores
de las anteriores elecciones autonómicas, PSOE, más Madrid, Unidas Podemos
que llevaron en su programa electoral estas propuestas de subidas fiscales que fueron rechazadas mayoritariamente por los madrileños
y les están comprando ese relato propagandístico para justificar subvertir el resultado de las anteriores elecciones autonómicas
quieren que el estado central imponga en Madrid lo que los madrileños rechazaron en las urnas
no solo lo que rechazaron en las últimas urnas sino en todas y cada una de las urnas que se han colocado en las elecciones autonómicas
durante las últimas dos décadas, por consiguiente dejemos de decir que los madrileños saldrían beneficiados
de la armonización fiscal de la subida de impuestos porque en principio por lo que sabemos no es en absoluto cierto
y todo apunta a que es un relato propagandístico para justificar un golpe contra las preferencias que expresaron los madrileños
en las últimas elecciones autonómicas