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La verdad es que no tenía pensado decir mucho más acerca del debate sobre la armonización fiscal,
sobre el presunto dumping fiscal que está cometiendo la Comunidad de Madrid,
tal bonifica del impuesto sobre patrimonio y sobre sucesiones y donaciones,
pero como tanto la izquierda como los independentistas catalanes,
o la parte de los independentistas catalanes que está apoyando esta armonización,
están elaborando un relato para justificar lo que a todas luces es una incoherencia propia
gigantesca, pues no me queda otro remedio que explicar porque las argumentaciones que hemos
escuchado durante los últimos días tanto desde la izquierda española como desde la izquierda
catalana independentista no tienen absolutamente ningún sentido. Empecemos con las de la izquierda
española provoca del ministro de consumo Alberto Garzón. De acuerdo con Alberto Garzón,
la Constitución ampara el cupobasco, pero lo de Madrid es una anomalía que debe corregirse,
en opinión del ministro de consumo, la Constitución descentraliza y ampara fórmulas como la del
cupobasco. Ahora bien, la inexistencia del impuesto sobre patrimonio en la Comunidad de Madrid es
una anomalía que debe corregirse dado que solo favorece a millonarios a costa de detraer recursos
de los servicios públicos. Básicamente aquí Alberto Garzón está intentando justificar
por qué, básicamente aquí Garzón está intentando justificar por qué el gobierno de PSOE y Podemos
está impulsando la armonización fiscal de las autonomías de régimen común, por la cual se
va a penalizar a la Comunidad de Madrid y se la va a obligar a incrementar los impuestos por no
tener los armonizados con los del resto de España. Y sin embargo, ese mismo gobierno está respetando,
no está diciendo absolutamente nada, sobre el concierto económico Vasco y sobre el concierto
económico Navarro, un régimen jurídico que permite que el gobierno Vasco y el gobierno Navarro
recauden sus propios impuestos y establezcan liberimamente sus propios impuestos, pudiendo,
por tanto, hacer damping fiscal, o al menos lo que el gobierno de España llama damping fiscal con
el resto de autonomías, tal como lo estuvieron haciendo, por ejemplo, durante años con las
famosas vacaciones fiscales bascas. ¿Por qué el gobierno quiere armonizar los impuestos de toda
España, salvo los de país Vasco y los de Navarro? Siempre que digo esto, quiero aclarar que yo
soy tremendamente partidario de que el país Vasco, de que Navarra, puedan fijar sus propios
impuestos, al igual que lo soy, de que el resto de autonomías, o incluso el resto de provincias,
o el resto de municipios, puedan fijar sus propios impuestos. No se entienda esto como un ataque al
Concierto Económico Vasco, al Concierto Económico Navarro, sino como una muestra de la incoherencia
de quienes están utilizando unos argumentos que en realidad se les vuelven en contra. ¿Por qué el
gobierno de PSOE podemos quiere armonizar todos los impuestos de España, salvo en el país Vasco
y en Navarra? Pues según Garzón, porque lo del país Vasco y Navarra está en la Constitución,
pero desde cuando que haya algo en la Constitución ha sido un obstáculo para que este gobierno critique
ese algo y lo intente cambiar, al menos en el imaginario colectivo, en la opinión pública y
posteriormente si es posible en el texto constitucional. ¿Es que acaso Alberto Garzón, por ejemplo,
se ha vuelto monárquico? Porque la monarquía está en la Constitución, pero eso no significa
claro que uno deba defender que la monarquía siga en la Constitución. Y Alberto Garzón,
sabemos que es republicano, es decir, que quiere eliminar la monarquía de la Constitución y que,
si por él fuera, promovería un cambio constitucional para que España dejara de ser una monarquía
y pasara a ser una república. Porque Alberto Garzón no promueve el mismo cambio constitucional para
armonizar los impuestos en toda España eliminando el concierto económico Vasco y el concierto
económico Navarro. Insisto, no es algo que yo quiera que haga, es algo que le pregunto porque
él no hace atendiendo al principio que está exponiendo y es que los impuestos deben estar
armonizados en el conjunto de España para que ningún gobierno regional, para que ninguna
autonomía tenga la capacidad de ejercer dumping fiscal sobre las demás. Simplemente remitirse
a la Constitución no es un argumento para no promover la armonización plena de impuestos en
toda España, incluso cambiando la Constitución, como, por ejemplo, han pedido en otras ocasiones
ciudadanos o box, porque el gobierno nos da un paso adelante y se declara un centralizador total
en materia tributaria. ¿Por qué la centralización ha de ser asimétrica? ¿Por qué sí hay que
castigar a Madrid con armonización fiscal, pero no hay que castigar a País Vasco y Navarra
con armonización fiscal? No porque esté en la Constitución, sino porque este gobierno
necesita los votos que pueda obtener del País Vasco y Navarra para seguir en el poder.
Por tanto, no es una cuestión de que estamos desarrollando aquellas políticas dirigidas
a maximizar el bienestar general desde nuestra óptica de cómo se maximiza el bienestar
general. No, es mucho más sencillo. Como necesito el apoyo de los nacionalistas vascos
en el País Vasco y Navarra para seguir en el poder, para sacar adelante los presupuestos
para que la propia estabilidad parlamentaria de este gobierno no se derrumbe, pues entonces
les concedo lo que, según su argumentario, es un privilegio no armonizador. Les permito
que ellos no armonicen y, como no necesito los votos de esa parte de los madrileños
que votan a la derecha, pues a esa parte de los madrileños si los puedo machacar a impuestos
porque no se van a revelar contra mi poder, no se van a revelar contra el equilibrio parlamentario
que me permite mantenerme en el poder. Es simplemente así, cobrar impuestos, saquear
a impuestos a aquellos que crees que no te van a votar y luego conceder privilegios fiscales,
no insisto privilegios fiscales desde tu óptica, no desde la mía, conceder privilegios fiscales
a aquellos que necesitas que te sigan votando. No es maximizar el bienestar general, es maximizar
la probabilidad de mantenerte en el poder mientras maximizas eso sí, la extracción
tributaria sobre la economía española. Bien, ya hemos comentado los malos argumentos
de Alberto Garzón, que el concierto está en la construcción, no es ni un argumento
a favor ni en contra del concierto y querríamos escuchar qué argumentos a favor o en contra
del concierto tiene Alberto Garzón y sobre todo en qué se diferencian de los argumentos
que tiene en contra del autogobierno fiscal de la comunidad de Madrid.
Pero vayamos ahora al otro relato, al relato que tiene que construir el independentismo
catalán o la parte del independentismo catalán que apoya esta armonización, porque no todo
el independentismo catalán la está apoyando, para, ya digo, justificar que ellos estén
renunciando a parte de su soberanía para meterle el dedo en el ojo a Madrid, porque es exactamente
eso. Cuando se armoniza desde el estado español, se armoniza para todos, incluyendo para Cataluña,
de tal manera que Cataluña está renunciando a autogobierno fiscal. Si en el futuro un
gobierno catalán quisiera bajar impuestos, no podría porque el gobierno español con
la armonización le ata las manos para que pueda bajar impuestos. Por tanto, el independentismo
catalán se está subyugando al centralismo español. ¿Cómo encaja esta contradicción
el presidente de la Generalitat catalana, Pere Aragonés, el líder ahora mismo de Esquerra
Republicana de Cataluña? Bueno, en una reciente entrevista en la vanguardia le preguntaban
lo siguiente. ¿Su propuesta de armonización fiscal para evitar que alguna comunidad, como
la de Madrid pueda bajar sus impuestos, no supone también limitar la capacidad de autogobierno
de cada comunidad y responde a Aragonés? Cuando en la Unión Europea se reclama un acuerdo
para poner un mínimo al impuesto de sociedades para evitar las prácticas del gobierno de
Irlanda o de Luxemburgo, parecidas a paraísos fiscales, ¿los estados pierden soberanía?
No, los estados lo que hacen es proteger su soberanía. Me detengo momentáneamente aquí,
luego continuo con la respuesta de Pere Aragonés, pero creo que ya hay suficientes trampas
en estas líneas para ponerlas de manifiesto. Primero, hay dos formas de alcanzar una
armonización fiscal entre gobiernos que son soberanos, y las dos formas implican una cierta
renuncia de soberanía, una más o otra menos, pero las dos implican una renuncia de soberanía.
La primera forma de alcanzar una armonización tributaria, que es la que supone una pérdida
menos grabosa de soberanía, es que dos o más estados soberanos firman un tratado internacional,
alcanzan un acuerdo entre entidades soberanas, por el cual esos estados se obligan a sí
mismos, por tanto, si hay una cierta cesión de soberanía, se obligan a sí mismos a no
poder, por ejemplo, rebajar los impuestos por debajo de un determinado mínimo. Es verdad
que es una renuncia voluntaria de soberanía, y que no hay un traspaso de esa soberanía
a ningún ente superior, sino que más bien es un do udés, es decir, yo estado soberano
renuncio a parte de mi soberanía fiscal, a cambio de que tú estado soberano también
renuncies a parte de tu soberanía fiscal y tampoco puedas bajar impuestos. Desde luego,
el independentismo catalán que apoya la armonización fiscal nos intenta vender que esto es equipado
y parable a un tratado internacional entre dos entidades soberanas, la generalita catalana
y el estado español para fijar un tipo mínimo dentro de la mayor parte de la península
ibérica, dejando fuera País Bascuina Barra, dejando fuera Portugal, para que no haya
dumping fiscal, por ejemplo, de la comunidad autónoma de Madrid a la o contra la comunidad
autónoma de Cataluña. ¿Cuál es el problema de esta interpretación? Que el tratado internacional
sólo se puede modificar por concurso, por acuerdo de todas las partes que lo han suscrito
o al menos de las mayorías que estén contempladas en ese tratado para poder modificarlo. Y en
este caso no estamos ante nada parecido a esto. Quien va a fijar, si es que se termina
fijando, el mínimo de impuesto de patrimonio, el mínimo de impuesto de sucesiones y donaciones
para toda España, incluyendo a Cataluña, pero excluyendo al País Bascuina y Navarra,
es el gobierno central, es el gobierno de España. Y ese gobierno sigue teniendo plena
potestad para en el futuro eliminar ese tipo mínimo o subirlo sin necesidad de que Cataluña
le dé su consentimiento o no. El poder íntegro para elevar, para reducir, para suprimir
el tipo mínimo o para fijar un tipo máximo en estos tributos será un poder íntegro
en manos del gobierno de España, no del gobierno catalán. Y, por tanto, sí hay claramente
una cesión de autogobierno y de soberanía desde la generalitat al gobierno central.
Decía que hay otra forma por la cual se puede lograr la armonización fiscal cediendo
mucha más soberanía. Y esa otra forma es la que resulta equiparable a lo que está sucediendo
dentro de España, que es que los estados que quieran armonizar la fiscalidad le cedan
la competencia sobre ese tributo a una entidad superior. Por ejemplo, en el caso de Europa
se podría terminar decidiendo que el impuesto de sociedades no lo fijen los estados nacionales,
sino que lo fijen para toda Europa, para toda la Unión Europea, la Comisión Europea.
Bien, en este caso se lograría una armonización porque la Comisión Europea fijaría el mismo
impuesto sobre sociedades para toda Europa, pero claramente habría una cesión de soberanía.
Los estados nacionales ya no serían soberanos para fijar su impuesto sobre sociedades. De
la misma manera que cuando se constituyó el Banco Central Europeo eso supuso una cesión
de soberanía monetaria a un ente superior, el Banco Central Europeo, los estados nacionales
ya no tienen soberanía monetaria, con la armonización fiscal vía cesión de impuestos
a un ente superior, pasaría exactamente lo mismo. Y como digo, este es el caso equiparable
a lo que está proponiendo Esquerra Republicana de Cataluña, cederle soberanía fiscal catalana
y del resto de comunidades autónomas españolas al Gobierno central para que el Gobierno
central tenga la potestad íntegra de fijar si el tipo mínimo de sucesiones y donaciones
de patrimonio ha de ser uno, ha de ser otro, si tiene que haber tipo máximo, etcétera.
No es un tratado entre iguales, es una cesión de soberanía de la generalitat catalana al
Gobierno central, el resto de comunidades autónomas también, pero en lo que nos ocupa
de la generalitat catalana al Gobierno central para conseguir que el Gobierno central oblige
a la comunidad autónoma de Madrid a subir impuestos vulnerando su autogobierno.
Y continúa Aragonés, la mejor forma de proteger nuestra soberanía es hacer que no
haya nadie que utilice el hecho de ser capital de un estado para conseguir una ventaja desleal,
de nuevo otra falsedad, otra mentira, no es que Madrid pueda bajar el impuesto sobre
patrimonio o el impuesto sobre sucesiones y donaciones porque sea capital de España,
lo puede bajar porque las normas que regulan este impuesto para la comunidad de Madrid,
que son las mismas que las que regulan este impuesto para la generalitat catalana, habilitan
a que Madrid pueda bajar este impuesto, del mismo modo que habilitan a Cataluña a que
Madrid pueda bajar ese impuesto. Si Cataluña no lo quiere bajar y Madrid sí, es porque
los electores en Madrid y en Cataluña votan cosas distintas, pero que no se diga que Madrid
puede bajar impuestos por ser capital, no es así. Madrid puede bajar impuestos porque
las reglas de financiación autonómica, que son comunes a todas las autonomías menos
países más que una barra, habilitan a esa bajada de impuestos, nada más. Es probable
que haya fuerzas políticas que crean que Cataluña ha de ser un paraíso fiscal, yo
no lo quiero. Fijémonos como aquí Pérez Aragonés está confundiendo sus preferencias
políticas personales con las competencias que debería tener un estado catalán autónomo
o soberano, porque básicamente está diciendo como Esquerra Republicana de Cataluña, incluso
el mismo, porque a lo mejor en Esquerra hay gente que piensa de otra manera, pero bueno,
como él mismo no quiere bajar sucesiones y donaciones, entonces podemos ceder esa competencia
sin ningún tipo de remordimiento al gobierno central de España porque es una competencia
que no queremos ejercer. Bien, quizá tú no la quieras ejercer, pero a lo mejor otros
futuros gobiernos catalanes votados por los catalanes para que hagan justamente eso si
la quieren ejercer. Y en ese caso se encontrarán con que esa competencia ya no la tienen, se
encontrarán con que tú desde el gobierno catalán has entregado, has regalado competencias
que integraban tu autogobierno al gobierno central de España para que éste haga y deshaga
lo que el gobierno central de España y no lo que los electores catalanes quieren que
se haga y se deshaga. Por tanto, el hecho de que tú no quieras bajar impuestos no significa,
no debería significar que tú estés dispuesto a entregar, a ceder, a rendir esa parte del
autogobierno catalán al gobierno central. Si lo haces, estás recentralizando, estás
ante poniendo tu interés personal al interés del autogobierno de Cataluña y algunos se
llaman independentistas haciendo eso. No estamos pidiendo que se castiga la clase trabajadora
madrileña, sino que los ricos que están residiendo fiscalmente en Madrid paguen lo
que toca. ¿Y por qué quiere Aragonés que los ricos paguen lo que él quiere que paguen?
No lo que los votantes madrileños quieren que paguen, sino lo que él, catalán independentista,
que reivindica el autogobierno, pero sólo a ratos, el autogobierno para que pueda desarrollar
mi programa, pero no para que puedan desarrollar su programa a otros políticos catalanes que
puedan tener otras preferencias ideológicas o programáticas. ¿Por qué él quiere que
paguen más de lo que actualmente pagan? ¿Por qué él, a lo largo de esta respuesta,
está confundiendo continuamente respetar, proteger la soberanía de Cataluña con proteger
la capacidad recaudatoria del gobierno catalán? Pues porque al parecer para Aragonés la soberanía
existe para maximizar la recaudación tributaria, es decir, para maximizar el expolio por parte
del Estado contra los ciudadanos. Por eso dice que cuando cede soberanía de Cataluña
el gobierno central no está renunciando a soberanía, sino que está protegiendo soberanía,
que esa cesión de soberanía le permitirá a Cataluña, o eso cree él, recaudar más
de lo que recaudaba. Esto es equiparable a un esclavo que diga que no está cediendo
su libertad cuando se esclaviza, porque el dueño le va a alimentar mucho mejor que cuando
él gozaba de libertad, y que diga, no, no, yo no estoy renunciando a mi libertad cuando
he decidido esclavizarme, estoy protegiendo mi libertad porque ahora me van a dar más
comida de la que tenía antes. Disculpe, usted está intercambiando libertad por recursos.
Lo mismo que Aragonés está intercambiando soberanía catalana por recaudación tributaria,
y como para Aragonés un gobierno sólo existe con la finalidad de desablear a los ciudadanos,
o al menos eso deja entrever en su entrevista, le resulta inconcebible que el gobierno de
Madrid no quiera castigar con los mismos impuestos que el gobierno catalán a los ricos que residen
fiscalmente en Madrid. Y eso es algo que hay que evitar a toda costa, porque si no Madrid
se puede terminar convirtiendo en un refugio fiscal frente a las ansias confiscatorias
de otros gobiernos autonómicos como el catalán que pretenden subir los impuestos para maximizar
la recaudación. Y en Madrid no se aspira a esa maximización de la recaudación porque
a lo que se aspira, o eso dicen los gobernantes madrileños, que es su propósito, es a constituir
un marco institucional en el que las personas puedan florecer en libertad y puedan gestionar
su propio patrimonio y puedan legar su propio patrimonio a sus herederos sin que el Estado
lo confisque. Es verdad que para lograr una sociedad liberal en Madrid quedan muchísimas
cosas y que al final Madrid no es más que un mente institucional equiparable a una social
democracia europea más, pero, no obstante, en el margen, cuando hay que tomar la decisión
sobre si subir más los impuestos o no subirlos, al menos en este caso, se está por bajar
o por mantener bajos los impuestos, algo que en Cataluña desde luego no sucede porque
querrían mucha más recaudación tributaria para incrementar mucho más el poder del Estado.
Y en este caso, la independencia, el autogobierno, la soberanía plena parece que queda en un
segundo plano. Si el gobierno de España llena las arcas de la generalitat con dinero, pues
entonces quizá el autogobierno no sea tan importante, porque lo importante para la
clase política catalana que está pidiendo esta harmonización fiscal es maximizar los
recursos que maneja, es maximizar su capacidad para generar redes clientelares y para mantenerse
en el poder comprando votos. Y para eso necesitas dinero y ese dinero es el que están ahora
mismo reclamando. En definitiva, tanto la izquierda española como la izquierda catalana
independientista que están pidiendo esta harmonización fiscal están cayendo en contradicciones
flagrantes. Se están haciendo un araquiri ideológico al no ser coherentes en sus propuestas,
no son coherentes porque no quieren extender esta misma harmonización a otros regímenes
fiscales existentes en España, como el Concierto Económico Vasco o el Concierto Económico
Navarro. Y porque están pidiendo esta harmonización a costa de renunciar a su propio autogobierno
fiscal, están dejando muy claro que lo que buscan no es más independencia, no es más
autodeterminación, sino que lo que buscan es más dinero que pueda manejar el gobierno
catalán, venga este dinero de donde venga y se obtenga como se obtenga. Y si para obtenerlo
hay que renunciar al autogobierno, hay que renunciar a la soberanía fiscal, pues renunciamos
a ella porque nos importa más el dinero que la libertad del pueblo.
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