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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Sánchez 1 feijó 0. Y vendrán más goles. Veámoslo.
Hoy los nuevos diputados españoles han votado la composición de la mesa del Congreso. Y en
esta votación había una probabilidad no nula de que el Partido Popular consiguiera la presidencia
de la Cámara. Como ya explicamos en vídeos anteriores, si el bloque de la derecha votaba
unificado a favor de la candidata del Partido Popular, esa candidata habría obtenido 172 votos,
frente a los 171 que podía obtener la candidata gubernamental. En esas condiciones, y siempre
que Junts per Catalunya no apoyara a ninguno de estos dos bloques, la presidencia del Congreso
habría caído en manos del PP. Y esto habría torpedeado el normal funcionamiento de la
legislatura para un futurible gobierno PSOE-Sumar. Al final, sin embargo, la candidata elegida como
presidenta del Congreso de los Diputados de España ha sido la candidata del Partido Socialista
Obrero Español, Francina Armengol. ¿Y por qué no le han salido las cuentas a feijó? Pues fundamentalmente
por dos motivos. El primero y principal, porque Junts per Catalunya finalmente ha apoyado a la
candidata del Partido Socialista. Y por tanto, una vez Junts per Catalunya se sumaba al bloque
gubernamental, el bloque de la derecha ya no tenía ninguna opción para colocar a su candidata
como presidenta del Congreso. Pero es que además se ha dado una segunda circunstancia negativa para
Alberto Núñez Fijo y el Partido Popular. Y es que a última hora el bloque de la derecha se ha roto,
porque Vox no ha apoyado a la candidata del Partido Popular, sino que ha votado a su propio
candidato. Y ello ha llevado a que la candidata del Partido Popular se haya quedado muy lejos
de obtener la presidencia del Congreso. Se esperaba que contara al menos con 172 votos y
finalmente sólo ha obtenido 139. ¿Pero por qué se han dado estas dos circunstancias? ¿Por qué
Junts per Catalunya finalmente ha apoyado a la candidata del Partido Socialista? ¿Y por qué a
última hora Vox se ha desmarcado del bloque del Partido Popular? ¿Por qué no ha apoyado a la
candidata del Partido Popular? Empecemos por lo de Junts per Catalunya. En un vídeo anterior ya vimos
que Carles Puigdemont, el líder de Junts per Catalunya, había advertido al Partido Socialista
Obrero Español que no haría a Sánchez presidente y previsiblemente tampoco apoyaría al Partido
Socialista en la elección de la mesa del Congreso si el Partido Socialista Obrero Español no cedía
ante dos de sus reclamaciones. Por un lado, una amnistía general a todas las personas implicadas
en el llamado Proces Catalán y, por otro lado, un referéndum vinculante de autodeterminación.
Pues bien, en esta negociación, la negociación sobre la mesa del Congreso, Junts per Catalunya
ha obtenido un preacuerdo, un compromiso, una palabra dada por Sánchez respecto a una de
estas dos exigencias y, más en concreto, la exigencia de una amnistía. Y es que Sánchez
ha accedido a tres peticiones del independentismo, pero solo una de ellas es la que verdaderamente
interesa y motiva a Junts per Catalunya. La primera exigencia es que se pueda utilizar
el catalán en el Congreso de los Diputados de España.
Y a su vez que España solicite que también se pueda utilizar el catalán en las instituciones
europeas, algo que ya ha hecho este mismo día el ministro de Asuntos Exteriores frente
a las instancias comunitarias. En segundo lugar, el independentismo también ha conseguido
dos comisiones de investigación en el Congreso respecto al espionaje del caso Pegasus, que
afectó a líderes independentistas catalanes, y respecto a los atentados del 17 de agosto
de 2017 en Cambrils y en Barcelona. Pero, como digo, lo importante es el tercer punto,
el preacuerdo de una ley de amnistía. Textualmente, el PSOE ha aceptado lo siguiente.
El Estado se compromete con el fin de la represión relacionada con el 1 de octubre
contra el independentismo por las vías legales necesarias. De hecho, de otra manera, se trata
de desjudicializar el procés catalán y la única forma de conseguir esto es con una
ley de amnistía, las vías legales necesarias. Por tanto, aquí, como digo, hay un preacuerdo
de ley de amnistía, que era uno de los dos objetivos de Junts per Catalunya, de Carles
Puigdemont.
No falta alcanzar todavía el segundo objetivo, que es el referéndum vinculante de autodeterminación.
Pero es que, claro, esto es una votación a la mesa del Congreso, no es una votación
de investidura. Y precisamente por eso, el líder de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont,
se ha dado mucha prisa en tratar de desvincular este apoyo a la candidata socialista a la
presidencia del Congreso con que Junts per Catalunya ya haya dado su placer para que
Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno, ha escrito Carles Puigdemont en Twitter.
A algunos les parecerá demasiado, a otros demasiado poco. Se refiere a lo que han conseguido
a cambio de votar a Francina Armengol, presidenta del Congreso.
Era una negociación para la mesa del Congreso. La investidura sigue estando exactamente allí
donde estaba al día siguiente de las elecciones. Es decir, que Puigdemont intenta aparentar
una posición negociadora muy dura respecto a la posibilidad de que voten sí a Pedro
Sánchez en la investidura. O dicho de otra manera, o nos das el referéndum vinculante
de autodeterminación, o por el hecho de que hayamos votado sí a tu candidata a la presidencia
del Congreso, no te vamos a votar a ti que sí como candidato a la presidencia del Gobierno.
Y bueno, en teoría esto podría ser cierto, pero desde mi punto de vista la posición negociadora
de Junts per Catalunya se ha debilitado enormemente después de haberse sumado al carro del Partido
Socialista a las primeras de cambio. Ahora el PSOE sabe que hay una cierta predisposición
al entendimiento con Junts per Catalunya y que muy probablemente en última instancia
terminen cediendo. Porque si no hay un Gobierno socialista y si no se consolida este Congreso
de los Diputados, ¿qué es lo que sucedería si Junts rechazara a Pedro Sánchez como presidente
del Gobierno y, por tanto, corriera el reloj de la convocatoria de unas nuevas elecciones,
nuevas elecciones que disolverían este Congreso? Junts sabe que si todo eso ocurre no se podrá
conseguir el objetivo de tramitar una ley de amnistía. Por tanto, en gran medida Junts
ya está atado al compromiso que ha aceptado, que ha suscrito con el Partido Socialista
para constituir la mesa del Congreso. ¿Puede que haya teatralización durante los siguientes
meses? Puede incluso que el PSOE termine ofreciendo una consulta no vinculante de
independencia para Cataluña, pero es bastante dudoso que el PSOE tenga que ceder a los máximos
negociadores de Junts per Catalunya porque ellos mismos ya han vinculado su destino durante esta
legislatura al del Partido Socialista. Bien, ya analicemos ahora la negativa de Vox a apoyar
a la candidata del Partido Popular, a Cucagamarra, para la presidencia del Congreso. Esto es algo
que ha sucedido repentinamente a última hora. Hasta el día de ayer Vox estaba dispuesto a votar
a Cucagamarra. ¿Por qué ha cambiado repentinamente de opinión? Bueno, la versión oficial es que esta
mañana el Partido Popular les ha comunicado a Vox que no les apoyarían para ocupar una de las
cuatro vicepresidencias de la mesa del Congreso. Al bloque de la izquierda por número de votos le
correspondían dos vicepresidencias y dos secretarías en la mesa del Congreso y al bloque de la derecha,
también por votos, les correspondían dos vicepresidencias y dos secretarías. Lo que
habían pactado, al parecer, el Partido Popular y Vox, es que a Vox se le cedería una de las
dos vicepresidencias que le correspondían al bloque de la derecha. Y es que Vox, en la pasada
legislatura, ya tuvo una vicepresidencia en la mesa del Congreso y los de Abascal querían repetir
con la misma posición. Pero a última hora el Partido Popular les ha comunicado a los de Vox
que no les apoyarían para ocupar una de las dos vicepresidencias en la mesa del Congreso que le
correspondía al bloque de la derecha. Vox quería una de esas dos que por números les correspondía
al bloque de la derecha y el Pépez les ha dicho que no. Y como reprimenda, Vox ha decidido en no
apoyar a Cuca Gamarra como presidenta del Congreso de los Diputados, sino votar a su propio candidato,
a Ignacio Gil Lázaro. Los fanáticos del Partido Popular han interpretado que aquí Vox ha traicionado
al Partido Popular y los fanáticos de Vox han interpretado que el PP ni siquiera había atado
el apoyo de Vox a su candidata a la presidencia del Congreso y que, por tanto, las negociaciones
del PP habían sido una absoluta chapuza porque no había unificado al bloque de la derecha.
Si el PP hubiese logrado la presidencia del Congreso, el bloque de la derecha habría tenido
cinco puestos en la mesa del Congreso. Presidencia, dos vicepresidencias y dos secretarías.
En ese contexto en el que el bloque de la derecha tiene cinco puestos, es muy probable que el PP
sí le hubiese cedido una vicepresidencia a Vox. De hecho, aparentemente, es lo que habían pactado
ambas formaciones políticas. Si sale Cuca Gamarra presidenta, a vosotros os vamos a dar una
vicepresidencia. Si nos fijamos, además, PP y Vox suman 170 diputados. Si repartimos cinco puestos
entre 170 diputados, sale a un puesto cada 34 diputados. Vox tiene 33, por tanto, le correspondía
un puesto de los cinco, y al PP cuatro. Ahora bien, cuando a primera hora de la mañana nos
enteramos de que Cuca Gamarra no será presidenta del Congreso porque Junts per Catalunya votará
a la candidata socialista, todas estas cuentas se vienen abajo. El bloque de la derecha ya no
tendrá cinco puestos en la mesa, sino solo cuatro, dos vicepresidencias y dos secretarías. Y 170
diputados entre cuatro puestos ya no son 34 diputados por puesto, sino 42 diputados y medio
por puesto en la mesa, y Vox solo tiene 33. Con lo cual, lo que entiendo, lo que especulo que ha
sucedido, que tampoco lo sé al 100%, es que el PP les habrá dicho a los de Vox, si queréis,
os cedemos una secretaría, pero la vicepresidencia no. Ya que no vamos a tener la presidencia,
queremos las dos vicepresidencias, porque además, cuantitativamente, por número de escaños,
nos corresponderían. Vosotros ni siquiera llegáis a tener los escaños mínimos para tener un puesto
en la mesa, no exijáis una vicepresidencia. E imagino que desde Vox les habrán dicho,
o nos dais la vicepresidencia o no hay acuerdo, y el PP ha dicho, pues no hay acuerdo, y Vox,
pues entonces no hay acuerdo, y yo voy a votar a mi candidato, no al tuyo. Porque si tú no quieres
mis votos, si tú dices que ya no necesitas mis votos, porque no vas a llegar a la presidencia
del Congreso, pues entonces mis votos me los quedo yo. Hasta cierto punto ambas posturas
pueden ser comprensibles. Lo que les ha pasado a PP y Vox es que pactaron qué hacer si ganaban
la votación, pero no pactaron qué hacer si la perdían. Es decir, no negociaron esa contingencia.
Y como no había un acuerdo previo sobre qué hacer en caso de que Kuka Gamarra no saliera
elegida presidenta del Congreso, cada parte ha intentado imponer unilateralmente sus intereses
en ese momento de desmoronamiento del bloque de la derecha. Y como digo, ambas posturas,
cada una mirando por su partido, pueden ser comprensibles. El problema es que este tipo
de actitudes del PP no facilitan una convivencia, una cooperación sostenida y de buena fe a largo
plazo con el que es su socio parlamentario natural, es decir, Vox. Básicamente el PP le está diciendo
a Vox que solo lo cuidará, solo lo mimará, en tanto en cuanto sus votos sean absolutamente
imprescindibles. En caso contrario, desprecio. Y claro, si Vox sabe que solo va a ser relevante
con el PP en la medida en que sus votos sean absolutamente necesarios y que en todos los
demás casos va a ser despreciado, Vox no tiene por qué aceptar ningún tipo de sacrificio
que termine beneficiando al PP. Esta relación de desconfianza mutua, de solo nos juntamos
cuando haya un objetivo común que podamos alcanzar, pero en todos los demás casos nos
estamos peleando y nos distanciamos, contrasta, y en parte es lógico que contraste, porque
en la victoria todos somos muy amigos, pero contrasta con la relación que tiene el PSOE
y su mar. El bloque de la izquierda ha conseguido cinco puestos en la mesa del Congreso y por
número de diputados le habrían correspondido cuatro al PSOE y uno a su mar. Sin embargo,
el PSOE, mostrándose generoso, tratando de engrasar una relación que va a ser crucial
a lo largo de toda la legislatura, le ha cedido dos puestos a su mar, el que le correspondía
por número de diputados y otro que le habría correspondido al PSOE. Concretamente le ha
cedido una vicepresidencia y una secretaría. Es decir, que el PP, al romper todo acuerdo
con Vox, se ha quedado con los cuatro puestos que le correspondían al bloque de la derecha,
y el PSOE y su mar, al llegar unidos y compenetrados, se han repartido los cinco puestos que le
correspondían al bloque de la izquierda. Tres PSOE, incluyendo la presidencia, y dos
su mar, una vicepresidencia y una secretaría. En definitiva, Pedro Sánchez es el claro
vencedor del día de hoy. Por un lado, ha amarrado más o menos un bloque de investidura
que incrementa su probabilidad de repetir como presidente del Gobierno, y por otro,
ha fracturado la unidad del bloque de la derecha y ha vuelto a meter cizaña entre sus miembros.
Te unificas con los tuyos y divides a tus rivales, fortaleces tu poder y debilitas a
tus adversarios. Por eso me temo que después de este gol por la escuadra de Pedro Sánchez
al bloque de la derecha, vendrán durante los próximos días, semanas y meses muchos
más goles.