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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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En un reciente informe, la OCDE ha recomendado a los gobiernos incrementar el impuesto sobre
sucesiones y donaciones y, rápidamente, los medios de comunicación españoles, especialmente
aquellos partidarios de que esta figura tributaria se incremente, han dado mucho eco a este titular
y a este informe. Por supuesto, en otras ocasiones, cuando la OCDE ha recomendado abaratar el
coste del despido o ha defendido la reforma laboral del año 2012, esos mismos medios
de comunicación que ahora utilizan a la OCDE como argumento de autoridad para apoyar un
incremento del impuesto sobre sucesiones y donaciones no dijeron lo mismo, no dijeron
bueno si la OCDE lo recomienda, entonces habrá que aplicarlo en España. Básicamente,
nos creemos la autoridad de los organismos internacionales en función de que confirme
o no confirme nuestros sesgos ideológicos. En cualquier caso, es verdad que la OCDE ha
publicado este informe, pero lo importante del informe no es tanto la recomendación final
que casi a modo de conclusión efectúa la OCDE, sino todo el análisis previo que recoge
este informe. Los economistas solemos distinguir entre economía positiva y economía normativa.
La economía positiva es una descripción, lo más objetiva posible, de los hechos económicos.
¿Cuáles son las repercusiones de que se incremente o se reduzca este impuesto? ¿Cuáles
son las repercusiones de que suceda esto o de que suceda lo otro? Mientras que la economía
normativa son prescripciones, no descripciones, sino prescripciones, recomendaciones que
supuestamente derivan de la economía positiva, pero no solo de la economía positiva. Cuando
se efectúan recomendaciones, los economistas no solo se están apoyando en los hechos económicos
objetivos tal cual son descritos en la economía positiva, sino también se apoyan en otras
ciencias auxiliares como la filosofía moral para recomendar que los gobiernos hagan esto
o hagan lo otro. Por ejemplo, pueden decir la desigualdad es mala, este no es un juicio
necesariamente económico, es un juicio moral y como la desigualdad es mala tenemos que
combatirla como con el impuesto sobre sucesiones y donaciones, porque el impuesto sobre sucesiones
y donaciones economía positiva, descripción objetiva de los hechos económicos, contribuye
o no, ahora lo comentaremos, pero contribuye a reducir la desigualdad económica.
Por consiguiente, del informe lo menos interesante son las recomendaciones basadas en economía
normativa que efectúa la OCDE y mucho más interesante son los juicios de economía positiva
que también efectúa la OCDE en la mayor parte de este informe. La OCDE resume en este informe
el estado del arte, el estado de la ciencia, el estado de la evidencia empírica actualmente
disponible en relación con el impuesto sobre sucesiones y donaciones, es decir, cuáles
son las repercusiones que este impuesto tiene sobre la economía, luego a partir de estas
repercusiones podremos recomendar subirlo o bajarlo, pero lo importante es que conozcamos
los hechos, cuál es el estado actual de la evidencia empírica al respecto.
Y eso es lo que vamos a resumir en este vídeo, cuáles son las repercusiones que de acuerdo
con este informe resumen de la OCDE tiene el impuesto sobre sucesiones y donaciones dentro
de una sociedad, dentro de una economía. Empecemos por el impacto que este impuesto
tiene sobre la eficiencia económica, es decir, sobre la capacidad que tienen los agentes
económicos para coordinarse y para generar riqueza. De acuerdo con la OCDE, el impuesto
sobre sucesiones y donaciones, por un lado, desincentiva en parte, según la OCDE de manera
moderada, pero desincentiva, que las personas ahorren. ¿Por qué? Porque si uno de los
motivos para ahorrar es dejarle a tus herederos algo en herencia y el impuesto se come, devora
esa herencia, los motivos para ahorrar se reducen. Es más, lo que puede hacer es incrementar
las donaciones filantrópicas de las personas, porque si yo sé que mis herederos no van
a heredar o no van a heredar tanto como heredarían en ausencia del impuesto, lo que hago es donar
ese dinero a asociaciones benéficas porque normalmente esa donación está exenta de
impuestos. También es cierto que, según cómo se articulen las donaciones, pueden
ser mecanismos de ilusión fiscal para reducir el pago de impuestos en IRPF, que esas mismas
personas en vida tendrían que hacer. Por tanto, primera consecuencia sobre la eficiencia
económica, reducción de la ahorro y reducción de la acumulación de capital.
Segunda consecuencia, que los donatarios, es decir, aquellas personas que recibirían
la herencia, como reciben menos herencia cuando está el impuesto, tienen mayor propensión
a trabajar. Es decir, su oferta de horas de trabajo se incrementa si el impuesto está
en vigor y se reduce si el impuesto no está en vigor, porque razón, evidentemente, si
yo recibo una herencia muy cuantiosa, mi necesidad para trabajar en el mercado se reduce de manera
importante. Por consiguiente, si las personas que recibirían herencia no reciben tanta herencia
tendrán que trabajar durante más horas a lo largo de su vida. Y esto desde un punto
de vista de eficiencia económica, de crecimiento económico, es positivo. ¿Por qué? Porque
habrá más oferta de horas de trabajo, de personas dispuestas a generar riqueza.
Ahora bien, la OCDE también matiza que cuidado con esto, porque en la medida en que esas
personas pudieran querer crear una empresa con cargo a la financiación que habrían
obtenido de una herencia, la herencia puede ser algo así como capital semilla para futuros
empresarios que heredan ese capital, ese patrimonio, pues si hay un impuesto, la empresarialidad
entre los más jóvenes herederos se podría haber reducida si no cuentan con otros mecanismos
de captación de financiación. A su vez, el impuesto podría interrumpir la transmisión
de negocios familiares, lo cual también reduciría la empresarialidad de los hijos en la medida
en que a lo mejor no reciben ninguna empresa. Por consiguiente, los efectos sobre la eficiencia
económica por resumirlo son, por un lado menor ahorro y por tanto menor acumulación
de capital, lo cual es negativo, por otro mayor oferta de horas de trabajo, mayor trabajo
entre los herederos, lo cual es positivo, pero ese mayor trabajo ofrecido puede ser trabajo
de menor calidad. ¿Por qué? Porque no es trabajo empresarial, no son más horas de
trabajo enfocadas a la creación de empresas en la medida en que la reducción de la transmisión
de la herencia puede dar como resultado una menor financiación para que los herederos
desplieguen sus proyectos empresariales. Menor acumulación de capital, mayor oferta
de trabajo por cuenta ajena, menor empresarialidad. ¿Cuál es el saldo neto de todo esto? Pues
es incierto, es discutible, como vemos hay argumentos a favor, mayor oferta de horas
de trabajo por cuenta ajena y argumentos en contra, menor acumulación de capital y
menor empresarialidad. El efecto sobre el crecimiento económico, por tanto, dependerá
de cuál sea la intensidad de estos distintos efectos y aquí la OCD no lo cuantifica.
Sigamos ahora con las consideraciones sobre la equidad, es decir, sobre la distribución
de la riqueza, la distribución de la renta, la igualdad de oportunidades, en general la
distribución intra e intertemporal de los recursos dentro de una sociedad. En este sentido,
el impuesto puede tener efectos sobre tres variables que influyen en la equidad. Por
un lado, la igualdad intergeneracional de oportunidades, por otro lado, la distribución
estática de la riqueza y por último, la equidad tributaria. Vamos a comentar brevemente
cada uno de estos puntos. En primer lugar, según la OCD, las serencias son uno de los
factores que generan una mayor persistencia intergeneracional de la riqueza. Básicamente
y apelando a la experiencia sueca, la mitad de la correlación entre el patrimonio de los
padres y el patrimonio de los hijos se explica por las serencias. Si los padres son ricos,
los hijos tienden a ser ricos o al menos a tener una riqueza por encima de lo normal
y la mitad de esta correlación se debe a las serencias. Por tanto, un impuesto sobre
sucesiones y donaciones podría, desde esta óptica, incrementar la igualdad intertemporal
de oportunidades, en el sentido de que la riqueza de los hijos esté descorrelacionada
o más descorrelacionada con la riqueza de los padres, que una persona se abre su propio
destino con independencia de cual sea el patrimonio de los padres.
Ahora bien, también hay que tener en cuenta, y esto lo aclara la OCD, que la correlación
entre más de dos generaciones, es decir, de abuelos a nietos, ya se encuentra muy descorrelacionada
y las serencias no tienen mucha influencia. Por consiguiente, como mucho, el impuesto
contribuiría a incrementar la igualdad intertemporal de oportunidades entre dos generaciones, pero
no más allá, porque más allá, que haya impuesto o que no haya impuesto ya no tiene
tanta relevancia. Las serencias no persisten durante tanto tiempo entre generaciones. El
miedo que tiene mucha gente de que se genere una especie de desigualdad dinástica, donde
algunas dinastías sean siempre ricas y otras dinastías sean siempre pobres, no se verifica
a lo largo de la historia. Ya lo explicamos con el caso de la economía de Florencia. Podréis
consultar el vídeo arriba a la derecha en la sección de Pestañas.
A largo plazo, la correlación de riqueza entre generaciones pasadas y generaciones
presentes es muy pequeña cuando estamos dentro de economías de libre mercado, porque
en las economías de libre mercado el patrimonio es muy complicado de conservar a lo largo
del tiempo y, por tanto, intergeneracionalmente se tiende a consumir y la riqueza de los abuelos
o de los bisabuelos no explica, esencialmente, la riqueza de los nietos o de los bisnietos.
Siguemos ahora con la desigualdad estática de la riqueza. Es decir, ¿cómo afectan las
serencias a las desigualdades en el reparto de la tarta de la riqueza a día de hoy? Pues
aquí la OCDE y de manera, quizá, paradójica y sorprendente para muchas personas que tienden
a pensar que las serencias son uno de los principales factores que incrementa la desigualdad
de riqueza hoy en día entre individuos presentes, la OCDE constata que en prácticamente todos
los países del mundo donde se ha medido, las serencias tienden a reducir la desigualdad
de riqueza. Porque aunque los ricos heredan en términos absolutos más que los pobres,
la herencia que reciben los pobres es más relativamente importante con respecto al patrimonio
que tenían antes de la herencia. Por tanto, después de las herencias, las diferencias
entre pobres y ricos se estrechan, no se agrandan. Por ejemplo, supongamos que una persona pobre
tiene un patrimonio de 10 y una persona rica tiene un patrimonio de 100. La diferencia
es de uno a diez. La persona rica tiene un patrimonio diez veces superior al de la persona
pobre. Ahora imaginemos que reciben una herencia. La persona pobre recibe una herencia de uno,
de una unidad y la persona rica una herencia de cinco unidades. Por tanto, la persona rica
ha recibido una herencia cinco veces superior a la persona pobre y el patrimonio final pasa
a ser 11 en el caso de la persona pobre y 105 en el caso de la persona rica. Pero fijémonos
que en este caso la desigualdad de la riqueza se ha reducido, porque si antes la diferencia
era de uno a diez, diez versus 100, ahora es de uno a 9,5. 11 versus 105. La desigualdad
estática en la distribución de la riqueza es menor gracias a las herencias, gracias
al reparto de herencias. En este caso, por tanto, el impuesto sobre sucesiones y donaciones
podría terminar incrementando la desigualdad estática de la riqueza si impide que las
personas con menor capital reciban estas herencias. La OCD exceptúa el caso en que el dinero
recaudado por este impuesto se invierta especialmente en beneficio de las personas más pobres de
la sociedad, pero esto en un contexto de política real es altamente improbable, porque
los políticos saben que les da muchos más votos, invertir, destinar, gastar el dinero
a colectivos que se pueden más o menos movilizar y votarles a su favor. Por ejemplo, subir
el sueldo a los empleados públicos o subir las pensiones a los pensionistas, aunque ninguno
de estos colectivos, en general, integre la categoría de las personas más pobres dentro
de una sociedad.
Y, en tercer lugar, ¿qué decir de la equidad horizontal de los impuestos? La equidad horizontal
de los impuestos es que dos personas que obtengan los mismos ingresos a lo largo de
su vida paguen aproximadamente los mismos impuestos a lo largo de su vida. Si, en cambio,
dos personas cobran a lo largo de su vida las mismas cantidades de dinero, pero una
de ellas paga muchos más impuestos que la otra, entonces no hay equidad horizontal dentro
del sistema tributario.
Y, en este sentido, la OCDE dice que el impuesto sobre sucesiones y donaciones podría ser
una forma de introducir equidad horizontal dentro del sistema tributario. ¿Por qué?
Pues porque si una persona recibe todos sus ingresos a través de las rentas del trabajo,
paga IRPF. Si, en cambio, una persona recibe la misma cantidad de dinero, pero en forma
de herencia no ve a rentas del trabajo y no hay impuesto sobre sucesiones y donaciones,
entonces esa persona no paga impuestos, aunque haya recibido a lo largo de su vida la misma
cantidad de dinero que la otra, que lo ha recibido trabajando y pagando mensualmente
el IRPF.
Sin embargo, también hay que considerar que la persona que transmite la herencia si estuvo
pagando IRPF conforme la estuvo acumulando y también hay que considerar que el receptor
de la herencia, si quiere vivir de las rentas de la herencia y no consumir meramente el
patrimonio que le ha legado aquel que ya pagó impuesto sobre la renta sobre él, si el heredero
quiere vivir de las rentas de la herencia, esas rentas normalmente se estarán sometidas
a impuestos dentro de la categoría de rentas del capital del IRPF.
En definitiva, como vemos, el caso a favor de subir el impuesto sobre sucesiones y donaciones
a raíz del análisis que hace la OCDE no es ni mucho menos muy fuerte.
En materia de eficiencia hay pros y contras, incentivamos el trabajo, pero desincentivamos
la acumulación de capital y la empresarialidad, y en materia de equidad, pues en algunos
aspectos como la equidad intergeneracional, puede que mejore durante un par de generaciones
de padres a hijos, pero puede empeorar la distribución estática de la riqueza y no
queda muy claro que sea necesario introducir el impuesto sobre sucesiones y donaciones
por cuestiones de equidad horizontal.
La OCDE, después de efectuar todo este análisis, que es un análisis de economía positiva,
un análisis descriptivo muy correcto, da el salto prescriptivo, economía normativa,
de recomendar que los gobiernos suban este impuesto, siempre y cuando, teniendo en cuenta
esto también lo matiza la OCDE, que la situación de cada país puede ser distinta
y que por tanto la recomendación genérica no tiene por qué servir para todos y cada
uno de los países.
Si hay países que ya graban mucho el patrimonio, pues entonces tiene menos sentido que introduzcan
este impuesto.
Pero aún así, la OCDE realiza, efectúa un salto de la economía positiva a la economía
normativa sin justificarlo demasiado bien, pasa de la descripción a la prescripción
sin decirnos muy bien por qué, no nos dice cómo poner a los distintos pros y los distintos
contras para que los pros le pesen más que los contras y, sobre todo, presupone sin demostrarlo,
tampoco es su función, pero desde luego para hacer esa recomendación sí que hay que partir
de una base de filosofía moral.
Y la OCDE presupone que la redistribución coactiva de la riqueza es algo que es moralmente
legítimo, cuando no tiene por qué ser moralmente legítimo.
Imaginemos que, encarcelando a determinados grupos sociales, consiguieramos mejorar la
eficiencia y la equidad dentro de una economía.
¿Sería eso suficiente para justificar que se encarcele a esos inocentes dentro de esos
grupos sociales?
Evidentemente no.
¿Por qué?
No por consideraciones económicas, sino por consideraciones de filosofía moral, de
ética.
La ética es lo que marca las restricciones de a dónde puede llegar o no puede llegar
una determinada recomendación de política económica.
Y la OCDE eso no lo toca, no intenta demostrar que quitarle la riqueza a una persona que la
ha acumulado pacíficamente y que decide de manera voluntaria transmitírsela a otra
persona sin generar por tanto ningún tipo de daño a terceros, que quitarle la riqueza
al patrimonio a esa persona sea algo legítimo, presupone que lo es pero no lo demuestra.
Y por tanto uno puede comprar todos los argumentos de economía positiva que resume la OCDE en
este informe, y que hemos también resumido en este vídeo, sin aceptar en absoluto las
conclusiones a las que de manera un tanto Chapucera llega a la OCDE cuando dice, en función
de estas consideraciones previas, aunque sin explicar muy bien cómo pondero cada una de
ellas y en función de unos análisis éticos que no explico y que no profundizo en ellos,
llegó a la conclusión de que hay que subir los impuestos y en concreto el impuesto sobre
sucesiones y donaciones en la mayoría de países occidentales.
Una conclusión precipitada, un non-sequitur en realidad con respecto a las premisas previas
que sin embargo es la conclusión que ha sido amplificada por los medios de comunicación.
No nos quedemos con esa conclusión, simplemente porque lo diga la OCDE sin ningún tipo de
justificación sólida para la misma que démonos con el análisis previo, objetivo, descriptivo
sobre los efectos del impuesto sobre sucesiones y donaciones y, a partir de ahí, y de nuestras
propias argumentaciones en materia de filosofía moral, lleguemos a una conclusión a favor o
en mi caso en contra de subir los impuestos sobre sucesiones y donaciones.
En todo caso, eso sí, si uno defiende subir el impuesto de sucesiones y donaciones a partir
de los argumentos que utiliza la OCDE, debería al mismo tiempo defender una rebaja del IRPF
especialmente para las rentas más altas, porque si lo que nos preocupa, si lo que nos interesa
tanto es aumentar la oferta de horas de trabajo, porque ese es el gran argumento que se puede
dar a favor del impuesto sobre sucesiones y donaciones, pues lo que no tiene mucho sentido
es subir el impuesto para incentivar el aumento de las horas de trabajo que la gente quiera
trabajar más y al mismo tiempo establecer un IRPF muy alto que tiene el efecto contrario,
que es el de desincentivar que la gente quiera trabajar más.
Si subimos el impuesto sobre sucesiones y donaciones, la recaudación debería ir a
parar a bajar el IRPF, pero eso, mucho me temo que ningún gobierno lo está planteando
hacer, los gobiernos se apoyan en este tipo de informes como el de la OCDE para justificar
una mayor rapiña fiscal sobre sus sociedades, pero no pensemos que esa rapiña fiscal se
asienta sobre consideraciones técnicas, puede tener alguna ligazón con esas consideraciones
técnicas, pero al final es una rapiña meramente ideológica.
Una rapiña que los gobiernos querrían imponernos con argumentos técnicos o igualmente sin
ellos.
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