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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Julio de 2022 y la inflación está disparada en todos los países de la Eurozona, incluido,
por supuesto, España. La inflación en la Eurozona está en máximos históricos. Veámoslo.
La inflación en la Eurozona alcanzó el 8,9% en el mes de julio de este año 2022. Volvió,
por tanto, a incrementarse con respecto al 8,6% que ya había registrado en el mes de junio y que
ya entonces suponía su máximo histórico. Y como en meses anteriores, el principal factor que
dentro, que en el conjunto de la Eurozona explica esta muy alta inflación, son los altos precios
de la energía. La energía en la Eurozona se ha encarecido casi un 40% con respecto al mes de
julio del año 2022. Pero no pensemos que la energía es el único factor que está detrás de este alza
de precios. Es el principal, sin duda, pero otras rúbricas también se están encareciendo a un
ritmo preocupante. Por ejemplo, los alimentos se están encareciendo a un ritmo del 9,8% frente
al mes de julio del año 2021, mientras que en junio este encarecimiento interanual era del 8,9%.
Es decir, que este encarecimiento, esta inflación de los alimentos, se está acelerando. Pero,
de nuevo, no pensemos que únicamente el problema se restringe a la energía y los alimentos. Desde
luego, son las dos partidas que más están empujando al alza los precios. Pero es que,
incluso si excluimos a la energía y a los alimentos del cómputo de la inflación, lo que
observaremos es que la llamada inflación subyacente, aquella que excluye a la energía y a los alimentos
no elaborados, del índice, la inflación subyacente crece a un ritmo del 5%, que,
obviamente, comparado con el 40% de la energía o casi el 10% de los alimentos, parece un incremento
bastante modesto. Pero una inflación subyacente del 5% es una inflación muy alejada del objetivo
de inflación a medio plazo del Banco Central Europeo, que es el 2%. Es más del doble, de manera
nuclear, de manera subyacente, que la inflación que busca a medio largo plazo del Banco Central
Europeo. Por tanto, significa que estas presiones inflacionistas se están enquistando a lo largo
y ancho de toda la economía. Y que, además, lo están haciendo a un ritmo cada vez mayor,
porque la inflación subyacente en junio era del 4,6%, en julio del 5%. ¿Y cuáles son los
países de la eurozona donde hay más inflación? Pues vamos de menos a más. El país de la eurozona
con menos inflación es malta, que tiene una inflación interanual del 6,5%. El 6,5% es la
más baja inflación de todos los países de la eurozona, que se dice pronto. Le sigue Francia
con una inflación interanual del 6,8%. Posteriormente encontramos a Finlandia con una inflación del
7,9%. Ha rengló enseguido Italia con un 8,4% de inflación y muy cerca Alemania con un 8,5%
de inflación. Ahora bien, mientras que en Italia la inflación parece que se ha frenado un poquito,
ha bajado del 8,5 al 8,4% en Alemania, se está acelerando. Ha pasado del 8,2 al 8,5%. Después
de Alemania tenemos a Luxemburgo con una inflación del 9,3%. Le sigue nuestro vecino Portugal con una
inflación del 9,4%. En el caso de Portugal esta inflación también se está acelerando porque ha
pasado del 9%, al 9,4%. Y después de Portugal no encontramos a España, pese a ser vecinos,
sino a Irlanda con una inflación interanual del 9,6%. Le sigue Bélgica con una inflación
interanual del 10,4%. Es decir, ya entramos en la Liga de los dos dígitos y después de Bélgica
tenemos a Chipre, inflación del 10,6%. Y ya por fin, después de Chipre, nos encontramos a España,
con una inflación del 10,8% y una inflación subyacente del 6%. Tanto la inflación general como
sobre todo la subyacente no han dejado de aumentar en España a lo largo del último año. La general
tuvo un breve retroceso durante un mes como consecuencia de las medidas cosméticas que aprobó
el gobierno y desde entonces no ha dejado de subir. Tras España está a Grecia con una inflación
del 11,5%. Le sigue Holanda con una inflación del 11,6% y Eslovenia con una del 11,7%. Eslovakia
carga con una inflación del 12,8% y en la cabeza de la eurozona, en cuanto a inflación, están los
tres países bálticos, cuya inflación supera el 20%. En concreto, Lituania tiene una inflación
interanual del 20,8%. Letonia una inflación del 21% y Estonia, a la cabeza de toda la eurozona,
del 22,7%. Se trata de unas cifras de inflación extremadamente altas que, no obstante, deberían
empezar a desacelerarse durante la segunda mitad del año. Cuando digo desacelerarse, no me refiero a
que empiecen a bajar los precios. Esa posibilidad no se contempla en prácticamente ningún escenario.
Me refiero, obviamente, a que los precios empiecen a subir menos de lo que han subido hasta la fecha
aún cuando sigan subiendo a tasas muy altas y preocupantes, sobre todo si las comparamos con
el objetivo de inflación del 2%. La razón de esta previsible desaceleración es que, por un lado,
los precios de la energía comenzaron a aumentar en Europa, en la eurozona, durante la segunda mitad
del año pasado y, desde entonces, no han crecido mucho más. De hecho, algunas materias primas
energéticas como el petróleo llevan ya algunos meses de bajada con respecto a sus máximos
inmediatamente posteriores a la guerra. Y, si como hemos visto, el componente energético ha sido
aquel que más ha empujado al alza los precios dentro de la eurozona, lo lógico sería que,
durante esta segunda mitad del año, la inflación empiece a frenarse. La única salvedad que habría
que hacer a este comentario es lo que pueda suceder con el precio del gas dentro de Europa. Si
se produce un corte total del suministro de gas ruso y el precio del gas se dispara muy por encima
de los niveles actuales, que ya son niveles muy altos, entonces la desaceleración de la inflación
podría tardar todavía en llegar. Ahora bien, que la inflación se empiece a desacelerar no
significa que esta vaya a dejar de ser un problema. El objetivo de la inflación a medio
plazo dentro de la eurozona es el 2%. Aunque la inflación se desacelere al 7%, al 6,5% o al 6%,
queda todavía mucho recorrido para anclar la inflación en ese objetivo a medio plazo del
2%. Y para anclar la inflación a ese objetivo del 2%, previsiblemente serán necesarias más
políticas, fiscales y monetarias de carácter contractivo, es decir, nuevas subidas de tipos
de interés, nuevas subidas desgraciadamente de impuestos, y ojalá, aunque por desgracia no parece
que vaya a ser la principal palanca, nuevos recortes del gasto público. Y en ese caso claro nos
encontraremos que la desaceleración de la inflación irá de la mano de una desaceleración del
crecimiento económico o incluso de una recesión. No se trata por tanto solo de que la inflación,
la históricamente alta inflación que estamos padeciendo, haya empobrecido por sí misma a los
ciudadanos de la Eurozona, es que para meter en vereda, para controlar esa históricamente alta
inflación habrá que empobrecer todavía más a los ciudadanos de la Eurozona porque los estados de
la Eurozona no se quieren empobrecer así mismos.