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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

En varios vídeos anteriores ya hemos tenido ocasión de comentar y de analizar con cierto
detenimiento las graves dificultades financieras en las que se encontrarán las pensiones públicas
españolas a lo largo de las próximas décadas como consecuencia de la mala evolución demográfica
que exhibirá en nuestro país.
Al respecto y siempre que hemos publicado este tipo de vídeos, varios espectadores
han hablado sobre la posibilidad de revertir este proceso a través de la promoción de
la natalidad en España.
Si es verdad que la seguridad social se va a enfrentar a graves dificultades debido
a que la población pensionista va a aumentar mucho con respecto a la población en edad
de trabajar, nada mejor que incrementar sustancialmente esa población en edad de trabajar.
Ya de entrada y antes de analizar con algo más de profundidad las cifras, esta opción
natalista tiene dos problemas nada desdeñables.
El primero es que nos queda muy poquito tiempo para aprovecharla.
Las dificultades financieras de la seguridad social se van a concentrar sobre todo entre
el año 2045 y el año 2055.
Será esa generación de pensionistas o seremos esa generación de pensionistas las que sufrirán
los mayores recortes en sus pensiones debido a que el desequilibrio entre la población
pensionista y la población trabajadora va a ser mayor.
Y obviamente para poder incrementar la población trabajadora en el año 2045 o en el año 2050
ya tendrían que estar naciendo los trabajadores del futuro.
Las personas que nazcan en el año 2040, en el año incluso 2035, no van a ser trabajadores
en el año 2045, en el año 2050 ni en el año 2055.
Por tanto, digamos que nos queda una ventana de unos 15 años para promover la natalidad
según el argumento de que la natalidad es la respuesta a los problemas del sistema público
de pensiones para reequilibrar la demografía de España.
Y de momento no parece que la natalidad voce de muy buena salud en nuestro país.
Acabamos de conocer el dato de que en el primer semestre de 2019 apenas nacieron 170.000 niños.
La cifra más baja desde el año 1941, pero además con dos agravantes.
El primero es que tomamos como referencia el año 1941 porque ahí comienzan nuestros
registros oficiales.
Si tuviéramos datos anteriores al año 41, muy probablemente esta cifra de 170.000 nacimientos
en el primer semestre de 2019 sería más baja incluso que el del año 40, que el del
año 35, que el del año 30, el del año 25, por lo cual estamos ante cifras muy, muy
bajas.
Y el segundo agravante es que en el año 41 la población en España era prácticamente
la mitad que la actual, por tanto dimensionando por población la cifra del primer semestre
de 2019 todavía es peor.
De manera que si estamos diciendo que para que las pensiones públicas aguanten sin recortes
vía promoción de la natalidad necesitamos un estallido de nacimientos en los próximos
quince años y de momento lo que estamos viendo es que los nacimientos están en mínimos
históricos o en mínimos desde que tenemos registros oficiales de esos nacimientos pues
digamos que la opción natalista no parece que vaya a triunfar o que vaya a salir adelante.
Y el otro grave problema que tiene la opción natalista es que sí, si conseguiéramos promover
mucho los nacimientos durante los próximos quince años a lo mejor solucionábamos el
problema para el año 2050 pero todos esos que han nacido para solucionar el problema
en el año 2050, años más tarde, en el año 2080, 2090, cuando se jubilaran constituirían
el nuevo problema demográfico para la seguridad social habría que pagar las pensiones a una
cantidad ingente de pensionistas y a menos que la población siguiera creciendo exponencialmente
se enfrentarían a recortes en sus pensiones. En todo caso y dejando de lado estos dos
problemas no menores, calculemos cuántos nacimientos necesitaríamos que ocurrieran
durante los próximos quince años para que a través de la natalidad el sistema público
de pensiones fuera rescatado de la necesidad de aplicar recortes a lo largo de los próximos
años. Bien, actualmente, a cierre del año 2018, en España hay 31,4 millones de personas
en edad de trabajar, estoy definiendo la edad de trabajar entre los 16 y los 66 años,
es decir, estoy considerando que los efectos de la reforma de pensiones del año 2011 que
eleva la edad de jubilación a los 67 ya están plenamente en vigor, 31,4 millones de personas
entre 16 y 66 años y al mismo tiempo había 8,1 millones de personas con más de 67 años,
es decir, en edad de estar jubilados. Por tanto, estamos hablando de una proporción aproximada
de 4,3,9 personas en edad de trabajar por persona en edad de estar jubilada. En el año
2050, la proyección demográfica del INE, considerando ya nacimientos, entradas de
inmigrantes, etcétera, es que habrá 28,2 millones de personas en edad de trabajar entre 16 y
66 años y 14,5 millones de personas en edad de estar jubilados, es decir, con más de
67 años. Por tanto, estamos hablando de una proporción aproximada de 2 personas en edad
de trabajar por persona en edad de estar jubilada. Fijémonos cómo esta ratio cae a la mitad
de 4 personas en edad de trabajar por persona en edad de estar jubilada, pasamos a 2 personas
en edad de trabajar por persona en edad de estar jubilada. O dicho de otra manera, para
mantener la actual proporción de 4,1, necesitaríamos en el año 2050 duplicar, atención, duplicar
la población en edad de trabajar. Actualmente se espera que va a haber, como he dicho, 28,2
millones de personas en edad de trabajar en el año 2050 y, por tanto, necesitaríamos
56,2 millones de personas en edad de trabajar en el año 2050. Si necesitamos 56,2 millones,
si necesitamos duplicar, aproximadamente duplicar, el número de personas en edad de trabajar
en el año 2050 para que siga habiendo una proporción de 4,1, 56,2 es aproximadamente
4 veces más que 14,5 millones de personas de más de 67 años, pues claro, esos 28 millones
de personas que nos faltan frente a la previsión demográfica del INE son 28 millones de personas
que tienen que nacer y que tienen que nacer, como he dicho, a lo largo de los próximos
15 años, porque si nacen dentro de 20 o 25 ya no llegamos al año 2050 o al año 2045
o al año 2055 para sostener el sistema público de pensiones. Repito, necesitamos 28 millones
de nuevos nacimientos, de nacimientos extra frente a los que ya se van a producir entre
el año 2020 y el año 2034. ¿Es esto realista? Bueno, el INE ya estima que entre el año
2020 y el año 2034 van a nacer 5,7 millones de personas, o dicho de otra manera, la cifra
de que en el año 2050 habrá 28,2 millones de personas en edad de trabajar presupone
que van a nacer a lo largo de los próximos 15 años 5,7 millones de personas. Para llegar,
por tanto, a 56,2 millones de personas en edad de trabajar en el año 2050, que son las
que necesitamos para mantener la proporción de 4,1, tendrían que nacer, por tanto, entre
el año 2020 y el año 2034, 33,7 millones de niños, los 5,7 que ya espera el INE que
nazcan, más los 28 extra que necesitamos para llegar a los 56,2 millones en el año
2050. 33,7 millones de nacimientos es una media anual entre el año 2020 y el año 2034
de 2,2 millones de nacimientos al año. ¿Cuán realista es alcanzar esto? Bueno, como ya
he comentado al principio, actualmente están naciendo en España algo menos de 350,000
niños al año. En el mejor momento del baby boom, de cada de los 60 y principios de los
70, nacían en España 700,000 niños al año. O dicho de otra manera, necesitamos que el
ritmo anual de nacimientos se sextuplique con respecto a sus niveles actuales o que se
triplique frente a los niveles que alcanzamos en el mejor momento natalista de nuestra historia
durante el baby boom de los 60 y de los 70. ¿Es de nuevo realista que esto suceda? En
absoluto, no va a pasar. Y, por tanto, todos aquellos que siguen colocando una vela al
altar de la natalidad para ver si así el sistema público de pensiones se salva de
los recortes que van a ser inexorables por la inversión de la pirámide demográfica
y por la dependencia de nuestro sistema público de pensiones de la demografía, de esa demografía
cuya pirámide se va a invertir, todos aquellos que ponen una vela en el altar de la natalidad
para evitar los recortes en este sistema van a fracasar, se van a ver frustrados y no
van a obtener lo que esperan. La natalidad no nos va a salvar los muebles. Es más probable
que la natalidad sea peor de lo que anticipamos y que, por tanto, los recortes futuros todavía
sean mayores de los que hoy anticipamos, que la natalidad se vaya a revertir mágicamente
y empecemos a tener en lugar de 350.000 niños al año 2,2 millones de niños al año. Más
vale, por tanto, que las personas que confían en este espejismo, en esta ilusión o las
personas que creen que si algún tipo de partido político que fomentara la familia y la natalidad
llegara al poder, este problema se solucionaría de inmediato. Más vale que todas esas personas
pierdan la esperanza en esta medida mágica. Más vale que esas personas se empiecen a
preparar bellas y todos los demás, incluyendo un servidor, se empiecen a preparar de cara
a los recortes futuros que van a venir. No confiemos en que el sistema público nos vaya
a pagar pensiones adecuadas, suficientes, para mantener nuestro nivel de vida en la misma
situación que lo teníamos cuando estábamos activos, cuando estábamos trabajando. Las
pensiones se van a deteriorar mucho con respecto al salario que cobran los trabajadores y,
por tanto, aquellas personas que, al pasar del empleo a la jubilación, quieran mantener
su calidad de vida, no les quedará otro remedio que haber ahorrado para echar mano de ese ahorro
como pensión complementaria a la exigua pensión pública que el sistema de seguridad social
estatal les va a poder pagar.
Más vale que se empiecen a preparar bellas y todos los demás, incluyendo un servidor,
¿no?
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