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¿Putin anuncia sus planes para que el comercio entre Rusia y Asia y África y América se
efectúe en yuanes y no en dólares? ¿Peligra la hegemonía del dólar como moneda internacional
de reserva? Veámoslo.
Una de las noticias que ha causado un mayor revuelo esta semana ha sido el anuncio por
parte del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, de que promoverá el uso internacional
del yuan de la divisa de China como moneda internacional de pagos. Escuchemos exactamente
lo que dijo Vladimir Putin en su reunión con el presidente chino Xi Jinping.
Si una parte creciente del comercio internacional comienza a denominarse en la moneda china, entonces
el dólar será progresivamente desplazado y el yuan se convertirá en la nueva moneda
internacional de reserva. Sin embargo, se están dando demasiados saltos lógicos en
este argumento. En primer lugar, que una moneda se utilice como medio internacional de pago
no equivale necesariamente a que se utilice como medio internacional de reserva. La moneda
de pago simplemente es aquella divisa en la que el vendedor de un bien o servicio acepta
cobrar la venta de ese bien o servicio, pero que cobre esa venta en una determinada moneda
no equivale necesariamente a que vaya a mantener esa específica divisa dentro de su saldo
de tesorería. Por ejemplo, imaginad que yo tengo una tienda que vende ordenadores en
España y me viene un cliente que quiere comprarme un ordenador en libras esterlinas. Yo no quiero
libras esterlinas para nada, no quiero mantenerme invertido en libras esterlinas, lo que quiero
son euros o a lo mejor incluso dólares, pero no libras esterlinas. Ahora bien, que yo no quiera
mantener una reserva de libras esterlinas no significa necesariamente que si esa persona
quiere comprarme un ordenador en libras esterlinas se lo vaya a rechazar. Si tengo una adecuada
infraestructura de cobros, lo que haré será cobrarle un precio en libras esterlinas que
sea igual al precio en euros por el tipo de cambio en este momento en libras esterlinas. De
tal manera que nada más cobre las libras esterlinas emita una orden de venta a mercado para que esas
libras esterlinas se intercambien al tipo de cambio vigente por euros, que es la moneda en
la que quiero mantener mis saldos de tesorería. Por tanto, que el yuan se pueda convertir en la
moneda de pago en Asia, en África o incluso en Hispanoamérica no significa necesariamente nada,
siempre y cuando los ciudadanos o los gobiernos de esos países no quieran mantener su liquidez
en forma de yuanes, no quieran mantener saldos de tesorería en yuanes, sino en otra moneda
internacional como pueda ser el dólar, lo único que ocurrirá es que nada más cobran en yuanes,
revenderán contra dólares y atesorarán dólares. Pero imaginemos que el objetivo de Putin y de
Xi Jinping no es solo que el yuan se convierta en una moneda internacional de pagos, sino también
en una moneda internacional de reserva, porque la hegemonía global del dólar es la hegemonía como
moneda de reserva, insisto, no como moneda de pagos, que también tiene hegemonía como moneda de pagos,
pero eso no es lo crucial, eso no es lo sustancial, eso no es lo que facilita la financiación
extremadamente barata de la economía estadounidense. Pero realmente China tiene intención en el corto
o incluso en el medio plazo de que su moneda se convierta en una divisa internacional de reserva
que pueda terminar desplazando al dólar. Tengo serias dudas de que esto sea así, porque para
que esto sea así, China tendría que afrontar una serie de reformas que probablemente las élites
políticas chinas no deseen en estos momentos. En primer lugar, China debería levantar sus
controles de capitales, es decir, debería permitir la libre entrada y salida de yuanes de su economía.
Si los chinos quieren convertir yuanes en moneda extranjera, deberían poder hacerlo de manera
ilimitada. Y si los extranjeros quieren utilizar los yuanes para adquirir activos en China,
también podrían hacerlo de manera ilimitada. En caso contrario, un extranjero que decida mantener
el yuan como moneda de reserva se podría encontrar con que si quiere gastar ese yuan en China no
pueda hacerlo como consecuencia de los controles de capitales. Y claro, si tienes una moneda de
reserva para poderla utilizar como quieras, cuando quieras, y te encuentras que en un determinado
momento no la puedes utilizar como deseas, mala moneda de reserva es esa. De ahí que para incentivar
el apetito inversor en yuanes como moneda de reserva, haya que levantar los controles de
capitales que hoy en día existen en China. En caso contrario, otras monedas internacionales
cuyos estados no las someten a controles de capitales, por ejemplo, el dólar, los estadounidenses
pueden utilizar sus dólares para comprar cualquier moneda internacional y los extranjeros pueden
utilizar sus dólares para comprar cualquier tipo de activo en Estados Unidos, esas monedas
internacionales que no se sometan a controles de capitales serán más competitivas como moneda
de reserva que el yuan. ¿Está dispuesta China a dar barra libre a sus ciudadanos para que puedan
vender yuanes de manera ilimitada y a los extranjeros para que puedan comprar activos chinos en China
de manera ilimitada? Probablemente no, porque eso atentaría contra la planificación indicativa que
ha caracterizado a la economía china durante las últimas décadas. Es decir, no una planificación
absoluta de su economía, ni muchísimo menos, pero sí la planificación de ciertas directrices
generales hacia las que orientar la economía. Y si se liberalizaran totalmente las relaciones
económicas exteriores de China con el resto del mundo, eso significaría que pierdes autonomía
para planificar, aunque sea indicativamente, tu economía, porque las relaciones exteriores que
no controlas supondrían una restricción a lo que puedes hacer o no hacer dentro del país. No
solo eso, imaginemos que efectivamente China levanta sus controles de capitales y paga,
por tanto, desde el punto de vista del Partido Comunista, el peaje de no tener un control
potencial pleno sobre la planificación indicativa de la economía. Aún así, China se tendría que
enfrentar a otro problema que probablemente de momento no quiera afrontar, y es que aquellos
países que suministren una moneda internacional de reserva van a exhibir una tendencia muy fuerte
a incurrir en un déficit exterior. Me explico, imaginemos que la demanda mundial de yuanes como
moneda de reserva se incrementa, es decir, que muchos ciudadanos en muchas partes del mundo quieren
tener más yuanes de los que actualmente tienen. ¿Y cómo puede el resto del mundo conseguir en
términos netos más yuanes? Solo hay una forma, y es que China se los suministre. ¿Y China cómo les
va a suministrar yuanes al resto del mundo? ¿Se los va a regalar generosamente? Obviamente no,
porque si regalas yuanes y no hay controles de capitales, esos yuanes se pueden utilizar
para comprar partes de tu economía, es decir, estarías regalando tu economía. La única forma
que tiene China o cualquier otro país, también Estados Unidos, de suministrar yuanes o dólares,
la moneda internacional de reserva que toque al resto del mundo, es incurrir en déficits
exteriores o reducir su superávit si estos son muy abultados, claro está. Si China compra al resto
del mundo más de lo que el resto del mundo le compra a China, es decir, si China tiene que pagar
más de lo que cobra, la diferencia entre sus pagos al exterior y sus cobros al exterior se
saldará ¿cómo? En yuanes. Los yuanes, por tanto, tenderán a salir de China para incrementar las
tenencias de yuanes del resto del mundo, porque eso es lo que quería el resto del mundo,
tener más yuanes. Esto tenderá a suceder con independencia de si las autoridades chinas crean
o no crean más yuanes. Aunque las autoridades chinas optaran por congelar la oferta monetaria
de yuanes, si la demanda de yuanes en el resto del mundo se incrementa, lo que sucederá es que el
tipo de cambio del yuan frente al resto de divisas se apreciará y esa apreciación del yuan llevará a
que los ciudadanos chinos, sobre todo si no hay controles de capitales, utilicen sus yuanes para
comprar mercancías en el resto del mundo, y a su vez que el resto del mundo reduzca sus importaciones
desde China, con lo cual habría mayores pagos de China al resto del mundo y menores cobros de China
frente al resto del mundo. Y si, en cambio, las autoridades chinas deciden incrementar la oferta
interna de yuanes para evitar la apreciación del tipo de cambio, dado que los ciudadanos chinos
tendrán más yuanes de los que desean poseer internamente, ese exceso lo gastarán fuera,
lo gastarán en comprar bienes, servicios activos del exterior que lleven a que ese exceso de yuanes
salga del país. En cualquier caso, si el yuan se convirtiera en una moneda internacional de reserva,
China tendría fuertes incentivos o a reducir sus superávit exteriores o, más bien, a generar
déficits exteriores. Y claro, un menor superávit o un mayor déficit exterior significa, por ejemplo,
que tus ciudadanos prefieren comprar coches fabricados en el extranjero antes que comprar
coches fabricados en China. Es decir, que la población china demanda bienes e industrias
extranjeras que, obviamente, deja de demandar en China. Y eso, de nuevo, no es compatible con la
planificación indicativa que pueda querer desarrollar el Partido Comunista de China.
Imaginemos que el Partido Comunista de China considera prioritario que se desarrolle una
determinada industria en el país. Pues bien, si tus ciudadanos deciden gastar sus yuanes en
los competidores internacionales de esa industria que internamente quieres desarrollar, lo que
sucederá es que esa industria irá marchitándose. En definitiva, para que el yuan se pueda convertir
en moneda internacional de reserva en seria competencia con el dólar o incluso con el euro,
China debería liberalizar el flujo internacional de capitales, debería levantar el control de
capitales y debería también aceptar que puede tener que incurrir en déficits exteriores
persistentes y que, por tanto, perderían internamente el control sobre muchas
industrias nacionales cuya demanda interna caería precisamente porque los chinos importarían los
productos extranjeros fabricados por sus competidores. Y dado que me parece improbable
que en el corto medio plazo China vaya a renunciar a estas herramientas de planificación económica
interna, creo que va a ser muy complicado que el yuan se convierta en una moneda internacional de
reserva que sea verdaderamente relevante en el panorama internacional. Actualmente, por ejemplo,
el yuan solo representa alrededor del 2% de las reservas internacionales de moneda,
muy lejos del dólar y también del euro, porque para que ese peso se incremente sustancialmente,
hay que levantar controles externos de capitales, hay que aceptar que puedes tener que incurrir en
déficit exteriores y eso es algo que las élites políticas chinas creo que no quieren tolerar.
Y si es así, por mucho que Putin y Xi Jinping promuevan dentro de sus áreas de influencia que
el comercio internacional deje de denominarse en dólares y pase a denominarse en yuanes,
si meramente consiguen elevar al yuan al estatus de moneda internacional de pagos pero no de moneda
internacional de reserva, no van a cambiar en el panorama financiero global demasiadas cosas
en ese corto y medio plazo.