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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Cuántos impuestos pagamos en España? ¿Y quién se beneficia de ellos?
Veámoslo.
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada, FEDEA, acaba de publicar un detallado estudio
en el que analiza los impuestos que, en términos promedio, abona cada hogar español, así
como las prestaciones públicas, monetarias y en especie, en forma de servicios públicos,
que ese hogar recibe a cambio de los impuestos que está abonando.
Gracias al informe, por tanto, podemos hacernos una idea de quién gana y quién pierde con
la redistribución y cuánto gana y cuánto pierde.
Empecemos con los impuestos.
De acuerdo a las estimaciones efectuadas por FEDEA, el conjunto de los hogares españoles,
de los 17 millones de hogares españoles, abonan sobre su renta bruta, definiendo renta
bruta como rentas monetarias que perciben del mercado, así como también la valoración
monetaria de rentas en especie.
Imaginemos que vivimos en nuestra propia casa, pues por vivir en nuestra propia casa se nos
imputa una renta en especie, como si estuviésemos percibiendo un alquiler, y también se incluyen
las transferencias monetarias estatales.
Por tanto, el concepto de renta bruta no es un concepto totalmente asimilable a renta
de mercado y mucho menos al salario que percibimos en nómina.
Por ejemplo, en la renta bruta también se incorporan las prestaciones sociales a la
seguridad social que paga el empresario y que ni siquiera llegamos a ver reflejadas
en la nómina, pero que en realidad sí forman parte de nuestro salario, es una especie de
salario diferido.
En todo caso, la renta bruta por hogar estima Fedea que ronda los 30.500 euros, ya digo,
incorporando salarios, incorporando alquileres imputados a los propietarios de vivienda,
incluyendo ya transferencias monetarias por parte del Estado, incluyendo las cotizaciones
empresariales a la seguridad social como parte de la renta del hogar, unos 30.500 euros
por hogar y Fedea estima que de esos 30.500 euros, algo más del 35% va a parar a pagar
impuestos.
Estamos hablando por tanto de casi 11.000 euros en impuestos pagados cada año por el
hogar promedio de este país y recordemos que estamos hablando de un 35% de tipo efectivo
medio sobre una definición de renta bruta que no es exactamente renta de mercado y mucho
menos es la renta a los ingresos que observamos en nuestras nóminas.
Si fuera impuestos pagados sobre los ingresos en nuestra nómina, incluso incluyendo la
cotización empresarial a la seguridad social como parte de esos ingresos en nómina, el
tipo medio efectivo rondaría a buen seguro el 50% de lo que ingresamos.
A este respecto, el tributo más gravoso que existe dentro de España son las cotizaciones
sociales a la seguridad social.
Según Fedea, el 13,31% de toda nuestra renta bruta va a parar a pagar cotizaciones sociales
a cargo del empresario y el 3,86% cotizaciones sociales a cargo del trabajador.
Por tanto, estamos hablando de que algo más de 5.000 euros de nuestra renta bruta por
hogar se destinan anualmente a pagar cotizaciones sociales.
El siguiente impuesto más gravoso es el IRPF con un tipo medio efectivo del 9,5%. Estamos
hablando, por tanto, de que alrededor de 3.000 euros por hogar es pagado cada año en IRPF,
el término es promedio, evidentemente, y el siguiente impuesto más gravoso es el IVA
con un tipo efectivo del 6,5% sobre la renta bruta por hogar, por tanto, en IVA estaríamos
pagando alrededor de 2.000 euros anuales.
Bien, y todo ese dinero ¿dónde va a parar? Exactamente. Pues va a parar a transferencias
monetarias que reciben los hogares, por ejemplo, las pensiones, o por ejemplo, algún tipo
de subsidio, y a transferencias en especie, el gasto, en educación o sanidad.
Y en este sentido, los hogares salen ganando o salen perdiendo. Bueno, pues si calculamos
cuánto reciben los hogares en relación con su renta bruta, observaremos que en principio
aparentemente salen ganando un poquito. El conjunto de hogares españoles recibe, en términos
promedio, unas prestaciones monetarias y en especie que equivalen al 37% de su renta
bruta. Por tanto, si estamos pagando en impuestos el 35%, en realidad 35,5%, y estamos recibiendo
en especie el 37%, pues el Estado coloca, a través de la redistribución de la renta,
un punto más, punto y medio más de renta bruta en el bolsillo de los hogares españoles.
Y supongo que os estáis preguntando, ¿y esto cómo es posible? ¿Cómo puede el Estado
cobrando impuestos a los hogares redistribuir mayor cantidad de dinero hacia los hogares
que los impuestos que estos han pagado? Pues por dos razones. La primera, que no es la
principal, es que existen otros impuestos que no pagan o al menos que no se les imputa
el pago a los hogares, como por ejemplo el impuesto sobre sociedades. Sin embargo, esto
no es lo fundamental. Lo fundamental es que en España no tenemos equilibrio presupuestario,
el Estado gasta mucho más de lo que ingresa, y por tanto esa diferencia, que es el de
filipúbico, que es el crecimiento del endeudamiento público anual, permite que, durante un tiempo,
el Estado redistribuya más gasto a los hogares presentes que los impuestos que les cobra
a esos hogares presentes. Acosta claro de redistribuir menos a los hogares futuros o
previsiblemente de cobrar más impuestos a los hogares futuros. O dicho de otra manera,
si hoy los hogares españoles tuviesen que pagar enteramente por todas las transferencias
monetarias y en especie que hoy reciben, estarían pagando impuestos apreciablemente más altos
que los que están pagando hoy y la redistribución nos saldría a su favor. Bien y exactamente
cómo se desagrega todo este dinero que nos devuelve el Estado y que previamente nos ha
cobrado. Pues lo podemos ver en este gráfico. Alrededor del 20% de los ingresos sobre la
renta bruta de los hogares los reciben en forma de pensiones, pensiones de jubilación,
de supervivencia y de invalidez. Luego tenemos un 2% aproximadamente que los reciben en
forma de prestaciones de desempleo, nada demasiado significativo. Tenemos un 0,36% en forma de
asistencia social, ley de dependencia y demás, no muy significativo y ya nos encontramos
con sanidad y con educación, que son las dos grandes transferencias en especie. El 9%
de la renta de los hogares, alrededor de 2.800 euros por hogar, equivalente claro, lo reciben
en forma de sanidad y un 4%, 4,1%, alrededor por tanto de 1.200-1.300 euros por hogar,
lo reciben en forma de transferencia educativa. Por tanto y en términos promedio, el conjunto
de los hogares paga unos 10.500 euros anuales en impuestos y recibe en forma de transferencias
monetarias y en especie alrededor de 11.200 euros anuales. Por tanto, hay una ganancia
anual por hogar de unos 700 euros que es explicable, como ya he dicho, debido al déficit público.
En realidad no es que te esté transfiriendo nada el estado, sino que te lo está dando
por adelantado y te lo cobrará más tarde. Te está endeudando forzosamente y te está
dando ese dinero. En cualquier caso, imaginemos que nos quedamos aproximadamente en tablas
para el hogar promedio, que paga 11.000 euros en impuestos y que recibe transferencias monetarias
y en especie de 11.000 euros. ¿Significa eso que la redistribución es irrelevante,
que deberíamos ser indiferentes frente a la redistribución, que nos quitan 11.000 y
luego nos devuelven 11.000? Pues en absoluto, porque aún en el caso de que nos devolvieran
exactamente lo mismo que hemos pagado, hemos perdido la capacidad de disponer sobre esos
11.000 euros. No hemos podido escoger proveedor sanitario, no hemos podido escoger proveedor
educativo, no hemos podido escoger proveedor de plan de pensiones. Es el estado en el que
se ha convertido en un proveedor monopolista de estos servicios que nos cobra y que lógicamente
luego nos lo devuelve, solo faltaría que nos cobrara 11.000 euros anuales en impuestos
y no nos diera absolutamente nada a cambio, pero privándonos de la libertad de elección
de si queremos su sanidad pública, de si queremos su educación pública, de si queremos sus
pensiones públicas o si preferimos utilizar ese dinero que previamente nos ha quitado
11.000 euros por hogar en términos promedio para acudir nosotros con ese dinero a contratar
un proveedor sanitario privado, un proveedor educativo privado y un proveedor de planes
de pensiones privado. Y dentro de lo privado, obviamente, puede haber muchos proveedores
competitivos entre los que nosotros seleccionemos aquel que más se ajusta a nuestras necesidades.
Creo que en el caso de la educación la importancia de esto se ve clarísimo. Queremos una escuela
pública manejada por políticos y bajo el adoctrinamiento estatal, o queremos poder
escoger una escuela privada con el dinero que nos quita el Estado para financiar la escuela
pública que se ajuste a la visión educativa que tiene la familia para con el menor. Es
verdad que en el análisis anterior no estamos considerando la totalidad de los gastos que
acomete el Estado con los impuestos que nos cobra. Por ejemplo, no estamos hablando del
gasto en defensa, del gasto en seguridad, del gasto en justicia, del gasto en infraestructuras,
etcétera. Eso es cierto. Sin embargo, como ya hemos dicho, tampoco estamos considerando
la totalidad de los impuestos que se pagan dentro de la economía, no estamos incluyendo
el impuesto sobre sociedades, no estamos incluyendo los impuestos municipales de manera muy significativa,
por ejemplo, el IVI, etcétera. Y además hay que tener en cuenta que todos estos gastos
que he mencionado, si bien pueden ser importantes desde el punto de vista personal, no son gigantescos
desde el punto de vista presupuestario, es decir, la parte mollar de los gastos que acomete
el Estado con cargo a los impuestos que nos cobra si son estos. Y en el análisis anterior
tampoco estamos teniendo en cuenta las diferencias de renta por hogar en esa función redistributiva
que realiza el Estado. Os he estado dando datos del conjunto de los hogares, pero en los propios
gráficos habréis visto que los autores del informe distinguían entre hogares en riesgo
de pobreza y el resto de hogares que no están en riesgo de pobreza. Estamos hablando de
unos 3 millones de hogares en riesgo de pobreza frente a alrededor de 14 millones de hogares
fuera del riesgo de pobreza. Y habréis observado visualmente, en los gráficos anteriores,
que la redistribución hacia los hogares en riesgo de pobreza sí es mucho más intensa
que hacia el resto de hogares. En concreto, aunque los impuestos que pagan los hogares
en riesgo de pobreza sobre su renta bruta son mayores en términos relativos, el tipo
efectivo que los que pagan el resto de hogares, el 37-38% de la renta bruta de los hogares
más pobres se lo queda el Estado en forma de impuestos, al mismo tiempo también es cierto
que estos hogares ven incrementada su renta bruta en alrededor de un 90% gracias a las
transferencias monetarias y en especie del sector público. ¿Qué tipos de hogares ganan
más y ganan menos de esta redistribución estatal, en términos monetarios y en especie
hacia los hogares en riesgo de pobreza? ¿Cuánto cuesta esta redistribución? ¿Podría
esta redistribución que ayuda desde luego a los hogares en riesgo de pobreza justificar
la labor del Estado, la función del Estado y, por tanto, los muy elevados impuestos
que el conjunto de la población está pagando a día de hoy? Esto lo analizaremos en el
vídeo de mañana.