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Es habitual escuchar a muchos analistas y políticos de izquierdas repetir que la presión
fiscal en España es mucho más baja que la media de la Unión Europea.
Y este dato es cierto, la presión fiscal en España es unos 5 puntos inferior a la media
de la Unión Europea, 5 puntos es una cantidad muy sustancial de dinero, son unos 55.000
millones de euros que para que lo visualicemos permitirían o darían para duplicar más
que duplicar el gasto en la educación pública.
De ahí que muchos de esos analistas y políticos de izquierdas estén reclamando que debemos
equiparar nuestra fiscalidad con la del resto de Europa, que debemos volvernos europeos
en términos tributarios y dan a entender que este volvernos europeos en términos tributarios
implica que tenemos que subir los impuestos a los que más ganan, a las rentas más altas,
porque este supuestamente es el modelo europeo, una fiscalidad mucho más agresiva sobre las
rentas más altas, sobre los ingresos más elevados.
En realidad una vez descendemos a los datos desagregados, es fácil comprobar que esta
narrativa, que parte de un dato cierto, la presión fiscal en España es más baja que
en Europa, para llegar a una conclusión tramposa, a saber que tenemos que subir los impuestos
a las rentas altas para equipararnos con Europa, pues como digo a poco que desagreguemos la
realidad, comprobaremos que esta narrativa casa muy mal con ella.
En concreto si vamos a los datos del año 2014, que son los últimos datos que tenemos desagregados
en el documento Taxation Trends in the European Union, comprobaremos que en efecto la presión
fiscal de España es 33,5 puntos del PIB, en comparación a Alemania, que de alguna manera
es el más claro representante de esa Europa, Centro Europea, con impuestos algo más altos
que el sur de Europa, a Alemania tiene una presión fiscal del 38,1% del PIB, y Dinamarca,
el representante de estos países nórdicos, muy socialdemócratas, y con un estado de
bienestar muy grande, tiene una presión fiscal de 49,7 puntos del PIB.
Fijémonos que la diferencia entre Dinamarca y España es superior a 16 puntos del PIB,
con 16 puntos del PIB, es decir, con unos 170.000, 175.000 millones de euros, se podría
incluso en España financiar una renta básica universal, de ahí que para muchos Dinamarca
sea el modelo, tenemos que exprimir tanto a los ciudadanos como lo hace el gobierno
danés. La cuestión, insisto, es a qué ciudadanos
rapiñan los distintos gobiernos, y cuando desagregamos los datos de presión fiscal,
comprobamos que esta historia de que los gobiernos de Alemania o de Dinamarca hacen pagar muchos
más impuestos a los ricos, pues ya no parece tan verosímil, de entrada. Muchas veces tiende
a pensarse o tiende a equipararse que los ricos son las grandes empresas, que son básicamente
las que lo tendrían que pagar todo. Dejando de lado que una gran empresa puede tener decenas
de miles, centranes de miles, millones de pequeños accionistas que no tienen porque
se renta altas, dejando de lado este dato, lo que desde luego no sucede es que la fiscalidad
de Alemania o de Dinamarca pivote especialmente sobre la tributación de las rentas del capital
o de la propiedad del capital. En concreto, de los 33,5 puntos de presión
fiscal de España, 7,7 proceden de grabar el capital, ya sea sus rentas o la propiedad.
En Alemania no es que se recaude más de 7,7 puntos de PIB por grabar el capital, sino
que se recauda menos. En concreto, 6,2 puntos del PIB. Y en Dinamarca, sí, se recaudará
más, 9,3 puntos del PIB, pero fijémonos que la diferencia no es gigantesca, estamos
hablando de 1,6 puntos del PIB de diferencia. Y recordemos que el diferencial de presión
fiscal entre Dinamarca y España superaba los 16 puntos del PIB, por tanto, el distinto
grabamen de las rentas del capital explica menos del 10% de la diferencia de recaudación
entre España y Dinamarca. ¿Qué explica el resto? Pues fundamentalmente
el distinto grabamen que recae sobre las rentas del trabajo y sobre el gasto en consumo.
Si descendemos a la tributación del gasto en consumo, comprobaremos que el tipo impositivo
es muy implícito sobre el consumo de España, que es algo así como el tipo medio al que
se graba por IVA y por todos los otros impuestos especiales sobre el consumo, el consumo agregado
del sector privado en España, asciende al 15,2%. Es decir, si lo queremos simplificar
mucho, el IVA medio de España, incluyendo en el IVA todos los impuestos especiales,
es algo superior al 15%. En Alemania es el 19,9%, pero es que en Dinamarca es el 31,3%.
Por tanto, la fiscalidad sobre el consumo en Dinamarca es más del doble que la española.
Pagan el doble de impuestos sobre el consumo por cada unidad de gasto en consumo, no solo
porque el IVA en Dinamarca sea un tipo único del 25%, único sobre todos los productos,
también sobre el pan, sino porque hay muchos otros impuestos especiales, impuestos sobre
la electricidad, muchísimos más grabosos que el español, impuestos sobre bolsas de plástico,
impuestos sobre la compra de un vehículo que prácticamente duplica el precio del vehículo,
etcétera. Es decir, el grabamen sobre el consumo en Dinamarca es enorme y llega a más que
duplicar el español. Pues bien, imaginémonos que trasladamos los tipos impositivos implícitos
sobre el consumo de Alemania y de Dinamarca al caso de España. Y además imaginemos,
lo cual es un supuesto difícilmente creíble, pero para hacerla comparativa, imaginemos
que el gasto en consumo de los españoles se mantiene, pese al incremento de la tributación
en el consumo. Pues bien, si trasladáramos el tipo impositivo
implícito de Alemania sobre España, sobre el consumo de las familias españolas, la
presión fiscal de España, solo por esto, es decir, solo por la recaudación extra que
se conseguiría con ese tipo implícito sobre el consumo, subiría del 33,5 al 36,3%. Recordemos
que el gran diferencial con Alemania era 33,5 frente a 38,1. Pues bien, solo equiparando
la tributación sobre el consumo y no es produciéndose una caída muy drástica del consumo de los
españoles, la presión fiscal de España ya subiría al 36,3. Pero es que si trasladáramos
el tipo impositivo implícito de Dinamarca, nuestra presión fiscal se elevaría al 43,1%,
muy superior, por ejemplo, a la Alemana. Por tanto, ya en la tributación sobre el consumo,
que no es una partida que recae especialmente sobre las rentas altas, de hecho, los mismos
partidos de izquierdas que reclaman nuestra equiparación fiscal con Europa son los primeros
que se oponen a subir el IVA. Y me parece genial que se opongan a subir el IVA. Yo también,
yo el primero. Pero desde luego no casa mucho el discurso de queremos impuestos europeos
con los que nos vamos a oponer a la estructura fiscal que hay vigente en Europa.
La segunda diferencia importante entre la tributación de España y la tributación
del resto de Europa se refiere a la tributación que podríamos incluir dentro de las rentas
laborales. Y es una diferencia que tampoco pesa sobre las espaldas de los más ricos,
de los más acaudalados. Y me refiero concretamente a la tributación de las transferencias sociales
públicas, es decir, pensiones de jubilación, de idade, de incapacidad, prestaciones de desempleo
o incluso rentas mínimas de inserción. En España el tipo efectivo medio al que tributan
todas estas rentas que son transferencias que el estado proporciona o a colectivos muy
débiles o a pensionistas es del 5,68%. Es decir, si cogemos todas las transferencias que efectúa
cada año el estado español, que son unos 258.000 millones de euros, casi 14.700 millones
de euros son cobrados en forma de impuestos directos. Aparte habría que computar el pago
de IVA y de impuestos sobre el consumo que experimentan estos pensionistas, una vez gastan
su pensión y pagan IVA. Pero dejando de lado el IVA solo por tributación directa, 14.700
millones de recaudación sobre unas transferencias de 258.000 millones, es decir, un tipo efectivo
del 5,7%. En Dinamarca el tipo efectivo es del 8,6 y en Dinamarca del 15,9%. Dicho de
otra manera, prácticamente tenemos que incrementar la tributación de los perceptores de transferencias
sociales en un 50% para equipararnos a Alemania y más de 2,5 veces para equipararnos con Dinamarca.
Evidentemente la tributación no es igual en todas las rúbricas, es decir, el tipo medio
de todas las transferencias sociales como digo es el 5,68% en España, el 8,62% en Alemania,
el 15,9% en Dinamarca. Pero cada tipo de renta, cada tipo de transferencia tiene su propio
tipo efectivo. Por ejemplo, los pensionistas por jubilación en España pagan de media
el 9,5% de sus pensiones en impuestos directos. En Alemania es el 15% y en Dinamarca algo
más del 23%. En pensiones de viudad en España apenas se paga el 3,7% en Alemania más del
13% y en Dinamarca casi el 32%. Por tanto, fijémonos cómo equipararnos con Dinamarca
supondría aplicar un sablazo tributario brutal multiplicar por 9 la tributación media sobre
las pensiones de viudad. En prestación de desempleo, los desempleados, los parados españoles
que reciben prestaciones pagan el 5,7% en Dinamarca menos, algo por debajo del 3%, pero es que
en Dinamarca pagan más del 20% de sus rentas en impuestos. Y si ya nos vamos a las rentas
mínimas de inserción, que son las transferencias que se efectúa a aquellos colectivos que están
absolutamente desamparados, que no tienen ningún tipo de ingresos, en España y en Alemania
casi por sentido común tributan al 0%, pero es que en Dinamarca tributan a más del 13%
en términos medios. Por tanto, pensemos de nuevo en toda la reorganización tributaria
que habría que practicar para copiar, para importar el modelo europeo y para importar
sobre todo el modelo nórdico. Sería un sablazo gigantesco sobre los colectivos más débiles
más indefensos de nuestra sociedad. Pues bien, imaginemos que no solo trasladamos,
como hemos hecho antes, el tipo impositivo implícito de Alemania o de Dinamarca sobre
el consumo de España, sino que además trasladamos el tipo efectivo que graba las transferencias
sociales de Alemania o de Dinamarca al caso de España. Pues bien, si aplicáramos los
impuestos sobre el consumo y sobre las transferencias sociales de Alemania en España, nuestra presión
fiscal sería del 37% del PIB. Pasaríamos del 33,5 actual al 37%. Recordemos, la presión
fiscal en Alemania actualmente es del 38,1%. Por tanto, esto explicaría tres cuartas partes
de nuestra diferencia de tributación. Simplemente esto, no si los ricos pagan más o pagan menos,
sino simplemente el grabamen sobre el consumo y el grabamen de las transferencias sociales
tres cuartas partes de la diferencia. Si adoptáramos la tributación danesa, nuestra
presión fiscal pasaría del 33,5% al 45,6%. Es decir, de nuevo, tres cuartas partes de
nuestro diferencial con Dinamarca lo explicaría la tributación danesa sobre el consumo y
la tributación danesa sobre las transferencias sociales. Por consiguiente, cuando se nos
dice que tenemos que copiar el modelo de fiscalidad europeo, ¿qué se nos está diciendo? Que
tenemos que castigar muchísimo más el gasto en consumo, que es un gasto que efectúan
tanto rentas altas como rentas bajas y por tanto cuya fiscalidad no reside especialmente
sobre las rentas altas y también que tenemos que castigar fiscalmente mucho más las transferencias
sociales. Es verdad que se puede decir que los ingresos, los salarios, las prestaciones
sociales de Alemania no son las mismas que las de Dinamarca, por supuesto no son las
mismas que las de España. Y esto es cierto, pero ese dato es un argumento más en contra
de el discurso de Magogo de importar el modelo fiscal alemán o danés a España. Con las
rentas, con los ingresos de los españoles ese modelo no es en absoluto aplicable y otro
modelo que pretende castigar muchísimo más la generación de renta y sobre todo la generación
de rentas más altas no nos va a conducir a la prosperidad danesa o alemana, nos va a
conducir a la prosperidad griega, es decir al desastre económico. Por tanto, cuando
se nos diga, cuando alguien nos proponga copiar a Europa, recordemos, tengámoslo muy claro,
lo que en esencia nos está diciendo es cobrar muchos más impuestos a quienes menos tienen,
no cobrar más impuestos a quienes más tienen, ese es el discurso de Magogo oficial. La realidad,
lo que ilustra el modelo europeo, el modelo de fiscalidad europeo, es que España recauda
menos porque hace pagar muchos menos impuestos a las rentas bajas y a las rentas medias bajas,
e importar el modelo europeo es castigar muchísimo más a estos colectivos. Con qué razón?
Pues según nos dicen para incrementar el estado de bienestar y proteger a los colectivos
más desfavorecidos, ¿pero qué sentido tiene? Machacar a impuestos a los colectivos más
desfavorecidos para luego darles una paga con lo que previamente se les ha quitado. ¿Por
qué les quitamos con una mano lo que luego prometemos darles con la otra? Eso sí, después
de que haya pasado las correspondientes mordidas políticas, burocráticas y funcionariales
por gestionar todo este rodeo de dinero. ¿Por qué no dejamos en paz a la gente, a las rentas
bajas, a las medias y también a las altas para que puedan seguir sus propios proyectos
vitales y no seguimos engordando el sector público, el estado, con la peregrina excusa
de proteger a los más débiles cuando precisamente lo que se está proponiendo con este absurdo,
con este antisocial modelo de fiscalidad europeo, es justamente machacar tributariamente
a los más débiles. Menos estado y menos impuestos. No copiemos a Europa, copiemos en todo caso
a las economías más ricas de Europa, a Suiza, a Irlanda y también copiemos a las economías
más ricas del resto del mundo. Singapur, Nueva Zelanda, no copiemos el modelo parasitario
sobre las rentas más bajas del resto del continente, que es el modelo que justamente
toda la izquierda nacional está reivindicando.