This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Pedro Sánchez se halla ahora mismo totalmente subordinado desde un punto de vista negociador
frente a Carles Puigdemont, pero ¿cómo ha conseguido el expresidente de la Generalitat
Catalana doblegar de esa manera al presidente del Gobierno de España?
Veámoslo.
La investidura de Pedro Sánchez se halla, en estos momentos, paralizada porque depende
del voto afirmativo del líder de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont.
Y Carles Puigdemont, consciente de su fuerte posición negociadora, le está exigiendo
al PSOE contrapartidas mucho más gravosas de las que el PSOE había imaginado en un
principio.
Contrasta esta posición de fortaleza negociadora de Carles Puigdemont con la debilidad negociadora
de otras formaciones políticas, de las que también depende la investidura de Pedro Sánchez,
como el bloque nacionalista galego, el Partido Nacionalista Vasco, EH Bildu o incluso Esquerra
Republicana de Cataluña, que o bien ya han dado el voto afirmativo a Sánchez a cambio
de contrapartidas menos gravosas, menos importantes que las que está reclamando Carles Puigdemont,
o bien, aunque no lo han dado todavía, lo terminarán dando de manera casi gratuita.
¿Cómo ha conseguido Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, esta poderosa posición
negociadora frente a Sánchez? ¿Por qué parece que sus votos sean mucho más decisivos que
los de Esquerra o los de EH Bildu o los del PNV y que, por tanto, las contrapartidas que
puede exigir Junts per Catalunya sean sustancialmente más altas que las que han sido capaces de
obtener estas otras formaciones políticas?
La clave del éxito negociador de Junts per Catalunya reside en haber aparentado, sea cierto
o no lo sea, pero en haber aparentado, que les da absolutamente igual si en España gobierna
el PSOE o si en España gobierna PP y Vox. Recordemos estas declaraciones de Carles Puigdemont,
de las que ya tuvimos ocasión de hablar en este canal, que se produjeron apenas unos
días antes de las elecciones generales del 23 de julio y en las que Puigdemont expresaba
que como para ellos su patria, su país, su estado es Cataluña, ellos no tienen absolutamente
nada que ver con la gobernabilidad de un país extranjero como España y que, por tanto,
a él lo mismo le da Sánchez que Feijó.
A las horas, si tan es Pedro Sánchez como Feijó, ¿qué hace el independentismo?
Tiene que mantenerse fermo y tiene una clave, si España busca bloquear a Cataluña,
si España busca vivir bien gobernando contra Cataluña, miremos que el bloqueo y la incomodidad
que viene de lado y tenemos prou fuerza si nos la subimos y nos dispusimos a ir juntos
como para provocarlo, creo que va a ser el 19 de abril y ya lo hicimos,
en provocar unas segundas elecciones a España, porque no iba a haber manera y mantenimos la posición,
yo creo que mantener la posición es el mínimo que se le va a dar al independentismo a Madrid.
Si tú de entrada ya dices eso y además consigues que tu contraparte negociadora,
en este caso Pedro Sánchez, se lo crea, que tanto te da Sánchez como Feijó y que, por
tanto, no estás empujado, no estás obligado a tener que investirle presidente a cambio de nada,
pues entonces Pedro Sánchez se coloca en una posición de debilidad negociadora,
posición de debilidad negociadora que no tiene frente al bloque nacionalista galego,
frente al PNV o frente a EH Bildu, porque todos estos partidos ya han dejado muy claro que para
ellos permitir, tolerar, contribuir a que se forme un gobierno PP y Vox es la última de
las alternativas imaginables. Cualquier cosa menos PP y Vox. Y claro, si tú te sumas a la tesis de que
cualquier cosa menos PP y Vox, Pedro Sánchez tiene todo el poder negociador frente a ti.
Pedro Sánchez sabe, en última instancia, que aunque no te dé nada, salvo acaso mi gajas de
pan para contentar a tu electorado, aunque no te dé nada, le terminarás apoyando para evitar que
gobiernen en España PP y Vox. Sin embargo, Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, desde el principio
dice, a mí me da igual que gobiernen PP y Vox, no me concierne. Por tanto, si quieres mis votos,
me tendrás que dar todo lo que te pida. Por tanto, la elección de Pedro Sánchez era una y muy simple,
o nuevas elecciones o contentar a Carles Puigdemont. Y como Pedro Sánchez prefería evitar nuevas
elecciones, ha optado por intentar contentar a Carles Puigdemont. Y aquí hemos entrado en la
segunda fase negociadora, donde nos hallamos ahora mismo, y donde Carles Puigdemont ha vuelto a
conseguir una fuerte, fortísima posición negociadora frente a Pedro Sánchez. Y es que,
en principio, Pedro Sánchez quiere conseguir que Carles Puigdemont le dé sus votos a favor,
sin tener que entregarle todas las contrapartidas que Carles Puigdemont le está reclamando. Y,
en principio, no debería ser del todo inverosímil que Pedro Sánchez consiga la investidura sin ceder
absolutamente en todo frente a Carles Puigdemont. Por ejemplo, Puigdemont en un principio afirmaba
que no votaría nunca ni a Sánchez ni a Feijó si no les prometía amnistía y referéndum, y de momento
parece que el referéndum queda afuera y si hay predisposición de votar a favor de Sánchez,
sólo a cambio de la amnistía.
¿Encara que negociesen autodeterminación y amnistía?
Si alguien negocia autodeterminación y amnistía, le haremos la onada. Queda claro.
Y si el señor Feijó, fíjese qué le digo, dice autodeterminación y amnistía, le haremos la onada.
Pero siguemos seriosos.
Ya no hay prisa de jugar a la idea de que habrá un gobierno español que concedirá de buenas a primeras
porque de eso le va a la cadira de primer ministro un referéndum de autodeterminación.
¿Por qué una vez entramos en la segunda fase de la negociación?
En principio, el poder negociador de Pedro Sánchez debería incrementarse algo frente al de
Carles Puigdemont para conseguir que le vote a favor en la investidura pero sin dárselo absolutamente todo.
Pues porque una vez Pedro Sánchez acepta comerse el sapo de la ley de amnistía,
una vez asume el coste político de apoyar la ley de amnistía, a Carles Puigdemont no votar a favor
de Pedro Sánchez ya no le sale gratis. Aunque en principio pudiera ser indiferente entre PSOE,
OPP y Vox, ahora que el PSOE le ofrece la ley de amnistía ya no es indiferente entre ley de amnistía
o no ley de amnistía. Por tanto, si Carles Puigdemont no termina apoyando a Pedro Sánchez,
Carles Puigdemont pierde. Si tiene pérdidas, se queda sin la ley de amnistía. Y siendo eso así,
el PSOE puede amenazar creíblemente a Carles Puigdemont con que no está dispuesto a ofrecerle
nada más. Le puede plantear un ultimátum o nos votas en la investidura y, por tanto,
tienes la ley de amnistía o no nos votas en la investidura y te quedas sin la ley de amnistía.
Tú verás lo que haces, nosotros ya no te vamos a ofrecer nada más. Si no nos quieres votar,
vamos a elecciones y te quedas sin la ley de amnistía. Pero aquí es donde hemos encontrado
la jugada maestra de Carles Puigdemont, que ha vuelto a incrementar de manera muy sustancial
su poder negociador frente al PSOE. Carles Puigdemont, antes de dar públicamente su
apoyo explícito a la investidura de Pedro Sánchez, le reclamó al PSOE y más en particular
a Pedro Sánchez que anunciara en público su compromiso con la ley de amnistía, que defendiera
públicamente y no sólo entre bambalinas sin pronunciarse en público, que defendiera
públicamente la conveniencia de la ley de amnistía. Y eso es lo que sucedió justamente hace unos días.
Cataluña está lista para el reencuentro total. Los representantes de más del 80% de los catalanes
respaldan esta medida y por esas mismas razones, en el nombre de España, en el interés de España,
en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos
aclarados. Después de decir esto, el PSOE está totalmente vendido frente a Carles Puigdemont,
porque Pedro Sánchez ya se ha embarrado públicamente. Por tanto, si Carles Puigdemont
no da su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, vamos a nuevas elecciones. Y en esas
nuevas elecciones, la probabilidad de que el PSOE no consiga gobernar después de haberse
embarrado así con la ley de amnistía es mucho más alta que antes de haberse embarrado con la
ley de amnistía. No sólo eso. Si vamos a elecciones, ¿cómo acudirá, con qué mensaje acudirá el PSOE
a esas elecciones? Tendrá que acudir, después de lo que ha dicho Sánchez, defendiendo la ley
de amnistía. Por tanto, aún cuando Sánchez ganara las elecciones y consiguiera gobernar,
terminaría aprobando la ley de amnistía. Por tanto, Sánchez no puede amenazar a Puigdemont
con decirle, voy a gobernar, pero no te voy a dar tu ley de amnistía si no me apoyas. Ahora mismo,
la única posibilidad de que la ley de amnistía no salga adelante es si el PSOE, si Pedro Sánchez,
además, no ya el PSOE, sino específicamente Pedro Sánchez, no gobierna. Antes de que Pedro Sánchez
se embarrara públicamente con la ley de amnistía, sí había otra posibilidad que era muy negativa
para Junts, y es que Pedro Sánchez convocara elecciones generales con el discurso de no he
cedido frente al independentismo, arrasara o al menos obtuviera una mayoría parlamentaria
suficiente que le permitiera gobernar sin el apoyo de Junts y que, por tanto, al cabo de unos meses,
sí hubiera gobierno socialista aún sin el apoyo de Junts y, en cambio, Junts se quedará sin su
ley de amnistía. Pero ahora mismo, repito, no existe ninguna combinación en la que el PSOE
gobierne y no se apruebe, ahora o más tarde, una ley de amnistía. Y claro, Pedro Sánchez,
Pedro Sánchez, ¿cómo va a amenazar creíblemente a nadie, en este caso a Carles Puigdemont,
diciéndole o me apoyas o renuncio a gobernar, renuncio al poder y te vas a quedar sin la ley
de amnistía? Obviamente esa no es una amenaza creíble. Puigdemont sabe perfectamente que para
Sánchez es mucho más gravoso no seguir en el poder que para él no aprobar la ley de amnistía.
No existe ninguna combinación ahora mismo en la que Sánchez gobierne y no haya ley de amnistía.
Por tanto, si Sánchez quiere gobernar, no sólo tiene que aprobar la ley de amnistía, sino los
añadidos que le está reclamando Carles Puigdemont. Por ejemplo, una ley de amnistía mucho más amplia
que vaya más allá incluso de borrar los hechos potencialmente delictivos ocurridos durante el
prusés y que sea conveniente para el entorno de Carles Puigdemont. O, por ejemplo, un mediador
internacional entre el Reino de España y la Generalitat Catalana. O, por ejemplo, un preámbulo
de la ley de amnistía que no ponga en valor el orden constitucional frente a las pretensiones
del independentismo catalán. Todo eso es lo que ahora mismo está encima de la mesa. Todo eso es lo
que Carles Puigdemont le está exigiendo a Pedro Sánchez. Y todo eso, o gran parte de todo eso,
es lo que Carles Puigdemont sabe que Pedro Sánchez va a tener que terminar tragando si
quiere ser presidente. Porque Pedro Sánchez no puede amenazar creíblemente con nada. Me voy
a inmolar y no voy a ser presidente del gobierno y, por tanto, te vas a quedar sin ley de amnistía,
no puede amenazar creíblemente con nada a Carles Puigdemont. Por tanto, y en definitiva,
Carles Puigdemont ha sabido utilizar magistralmente en contra de Pedro Sánchez su principal obsesión,
el poder. Cuando alguien está obsesionado por el poder, cuando está dispuesto a todo con tal
de retener el poder, a poco hábil que seas negociando se lo puede sacar todo.