This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Dos semanas después de que el dólar alcanzara la paridad, con el euro el tipo de cambio entre
ambas monedas sigue anclado en ese mismo nivel. Pero, ¿realmente esto es algo malo para los europeos?
¿Realmente nos perjudica un euro débil o, en cambio, puede ser beneficioso para nuestra economía?
Veámoslo.
Centimo arriba, centimo abajo, el tipo de cambio entre el euro y el dólar sigue
anclado en la paridad. Las razones de por qué el euro se ha debilitado tanto frente al dólar
durante el último año ya tuvimos ocasión de explicarlas de manera desarrollada en un vídeo
anterior. Sin embargo, en ese vídeo no tratamos cuáles podrían ser las consecuencias de que
el euro se mantuviera en niveles tan débiles como los actuales. Y a este respecto son muchos los que
se preguntan si un euro débil no sería precisamente beneficioso para la eurozona. Cuanto más debilitado
este euro, cuanto más barato sea el euro en los mercados internacionales, más facilidades tendrá
la eurozona para vender fuera, para exportar, más se abaratarán nuestros productos locales en el
extranjero, más aumentará la demanda extranjera de esos productos locales y más gasto afluyendo a
la eurozona puede contribuir a estimular la economía europea. No sólo eso, también desde la
perspectiva de las importaciones, un euro débil puede beneficiar a la economía interna de la
eurozona. Si el euro está débil, eso significa que importar desde el resto del mundo nos sale más
caro que los productos que se fabrican en el extranjero cotizan a efectos prácticos a un precio
más elevado, porque si hemos de comprar divisa extranjera para comprar esos productos extranjeros,
como la divisa extranjera se nos ha encarecido frente al euro, también esos productos extranjeros
se han encarecido en términos de euros. Y si los productos extranjeros, si lo que importábamos,
nos sale más caro, tendremos a importar menos. Y si compramos menos fuera, ¿qué haremos con
ese gasto que ya no estamos ejerciendo de puertas hacia afuera? Pues lo ejerceremos,
lo utilizaremos de puertas hacia dentro, es decir, gastaremos más dentro de la eurozona.
Por tanto ya no se trata sólo de que los extranjeros vayan a impulsar nuestras exportaciones y por
tanto vayan a gastar más dentro de la eurozona, sino que los europeos van a frenar sus importaciones
y también van a gastar más dentro de la eurozona, más gasto externo en la eurozona y más gasto
interno en la eurozona, más impulso al crecimiento económico. Esta vendría a ser, grosso modo,
la teoría, la explicación que reside detrás de la bonanza, de la supuesta bonanza, que las
depreciaciones de la divisa tienen para impulsar la economía nacional. Depreciar facilita a los
productores nacionales a costa de los consumidores nacionales. Los productores nacionales tienen
más fácil exportar al extranjero o tienen menos competencia extranjera frente a los consumidores
nacionales, porque estos no tienen tan fácil comprar fuera como antes, dado que la moneda local
vale menos fuera y a su vez, como decía, perjudica a los consumidores nacionales, que ya no tienen
tanto poder adquisitivo en el extranjero y por tanto tienen que comprar más dentro del país para
satisfacer sus demandas. No sólo eso, sino que los consumidores nacionales van a competir por la
producción interna, por la producción local, con los consumidores extranjeros, los cuales van a
tener más fácil, más barato comprar dentro de un país debido a que su moneda extranjera vale más,
se ha apreciado frente a la moneda local. Pero esta teoría tiene un problema, o más bien un
supuesto subyacente que muchas veces nos explica, que puede dar al traste con las risueñas conclusiones
que habíamos alcanzado a su momento. Y es que presupone que las exportaciones y las importaciones
de un país son bastante sensibles, son bastante elásticas a los movimientos de su tipo de cambio,
es decir, que si el tipo de cambio euro dólar se deprecia, las exportaciones europeas se incrementarán
de una manera apreciable y a su vez las importaciones europeas en cantidades, la cantidad de bienes que
importamos desde el extranjero caerán de un modo también significativo. Sin embargo,
imaginemos que esto no es así, imaginemos que el euro se deprecia y las exportaciones europeas
prácticamente no reaccionan y a su vez la cantidad de bienes que importamos desde el
extranjero tampoco se mueve de manera significativa. Pues bien, en ese caso, un euro débil puede
perjudicar a la economía europea, no beneficiarla, puede perjudicar no ya a los consumidores europeos,
que eso sin duda con una depreciación salen perjudicados, sino que puede perjudicar también a los
productores europeos. Si los productores europeos más o menos tienen que seguir importando los
mismos bienes que importaban antes, aunque el euro esté mucho más débil, la factura para
adquirir, para importar esos bienes desde el extranjero se les va a encarecer, porque el euro
se ha debilitado frente al dólar y, por tanto, para comprar la misma cantidad de bienes o una
cantidad parecida de bienes, ahora han de pagar muchos más euros para adquirir la misma cantidad
de dólares que antes y poder acceder a la misma cantidad de bienes que importaban. Y si esa mayor
factura desde el lado de las importaciones, desde el lado de los gastos al extranjero, no se ve más
que compensada con unos mayores ingresos debido a mayores ventas de sus bienes al extranjero,
o en todo caso, al menos, mayores ventas de sus bienes dentro de las fronteras europeas,
si los ingresos en definitiva no aumentan más de lo que han crecido sus gastos, entonces las
empresas europeas se pueden ver empobrecidas por una depreciación del euro frente al dólar.
Esto es lo que en economía se conoce como teorema martial learner. ¿Qué dice este
teorema? Pues que si la suma de las elasticidades, de las exportaciones y de las importaciones ante el
tipo de cambio, si la suma en valores absolutos de estas dos elasticidades no es superior a uno,
entonces una depreciación del tipo de cambio lo que hace es incrementar el déficit comercial del
país. Lo que tiende a hacer es aumentar las importaciones más de lo que aumentan las exportaciones.
Es decir, repito que si exportaciones e importaciones no son muy sensibles al tipo de cambio,
una depreciación del tipo de cambio lo que hace simplemente es aumentar la factura de
las importaciones, porque para comprar la misma cantidad de bienes en el extranjero,
ahora hay que entregar una mayor cantidad de divisa local y sin embargo no vendemos más al
extranjero, con lo cual se nos encarece el precio de lo que compramos, pero no vendemos más en volumen.
Y sin duda la economía europea se arriesga a caer en esta misma trampa. Europa es un continente,
es una economía muy dependiente de las importaciones energéticas. Como Europa no ha querido
desarrollar su industria energética interna, no ha querido por ejemplo explorar para extraer gas,
sino que se ha dedicado a comprar el gas fuera de sus fronteras, pues como digo es muy dependiente
tanto de la importación de gas o de la importación de petróleo, esto significa que una depreciación
del euro frente al dólar no reduce significativamente nuestras importaciones energéticas, porque la
cantidad de energía que consumimos por unidad de output es bastante estable en el corto plazo,
por tanto si no reducimos de manera significativa nuestras importaciones de energía, la depreciación
del euro lo que hace es encarecer la factura global de la energía que importamos. Y si a su vez
la competitividad de nuestra estructura industrial depende críticamente de que tengamos acceso a una
energía barata, ese es el caso de manera muy evidente de la economía alemana, pues entonces
aunque se haya depreciado el euro y aunque a los consumidores extranjeros les resulte en principio
ceterisparibus más asequible, más conveniente importar desde Europa, comprar productos europeos,
si el precio interno de los productos europeos se dispara como consecuencia del encarecimiento
de las importaciones energéticas en Europa, el efecto positivo para la competitividad global
de los productores extranjeros que puede tener un euro más débil, se lo puede terminar comiendo el
incremento de los precios internos de esos productores europeos derivado del encarecimiento de sus costes,
derivado del encarecimiento de las importaciones energéticas, derivado del euro más débil.
Y eso es lo que en parte está sucediendo, ha venido sucediendo durante los últimos meses con
la eurozona, fijaos en este gráfico, este gráfico representa conjuntamente la evolución del
superávit comercial de la eurozona, versus la relación, el tipo de cambio entre el euro y el
dólar, y como podemos observar, cuanto más cae el tipo de cambio euro dólar, más se hunde el
superávit comercial de la eurozona, hasta el punto de que ahora mismo la eurozona ya no tiene
superávit comercial, sino que tiene déficit comercial. No pretendo establecer una relación de
causalidad absoluta entre ambos datos, no pretendo decir que el déficit comercial de la eurozona
se debe exclusivamente al tipo de cambio euro dólar, entre otras razones porque en el propio
tipo de cambio euro dólar también influye cual sea la posición acreedora o deudora de la eurozona
frente al resto del mundo, es decir que como poco tendríamos una doble causalidad, el tipo de cambio
euro dólar influye sobre nuestro saldo comercial con el resto del mundo, pero a su vez nuestro
saldo comercial con el resto del mundo también influye en el tipo de cambio euro dólar,
pero aunque no pretenda establecer una estricta causalidad ni mucho menos entre la evolución
del tipo de cambio y la evolución de nuestro saldo comercial, lo que sí parece obvio es que el
tipo de cambio euro dólar no ha sido la panacea para revigorizar el saldo exterior de la eurozona,
y no lo ha sido en esencia porque nuestras importaciones energéticas son muy rígidas e inflexibles
frente a la evolución del tipo de cambio, de modo que una depreciación del euro no ayuda a
contener lo que importamos, no ayuda a contener la energía que importamos, sino que únicamente la
encarece. En definitiva, en la actual coyuntura económica global, un euro débil no solo empobrece
a los consumidores europeos frente al resto del mundo, sino que también y probablemente esté
empobreciendo a los productores europeos frente al resto del mundo.