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¿Desea Javier Milei, tal como le reprocha juntos por el cambio, que el dólar siga subiendo
y por tanto el peso se siga depreciando?
Veámoslo.
Polémica en Argentina, bastante impostada, eso sí, por las siguientes declaraciones
de Javier Milei.
¿Sigue el plan de dolarización?
Mira, cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil.
Así es que para nosotros, eliminar el Banco Central es una política inamovible, básicamente
porque creemos que hay una cuestión de índole moral, que robar está mal, hay una cuestión
de índole técnica y es que la cantidad de dinero en la economía la determina la demanda
de dinero, la oferta de dinero, la oferta lo único que hace es determinar el nivel de
nosotros tenemos después distintas alternativas para hacer la dolarización y nosotros creemos
que el principal problema es político, porque con el señoriaje, es decir, la emisión de
dinero para financiar el fisco, los políticos le robaron a los argentinos de bien en los
últimos 20 años 280.000 millones de dólares, entonces yo le preguntaría a ustedes si están
de acuerdo que los políticos nos roben 280.000 millones de dólares o que nos roben 25.000
millones de dólares por año como están haciendo ahora, me parece un escándalo, ¿no?
¿Y dónde está la polémica en esto que ha dicho? Pues en la primera parte, en la
parte de que dolarizar es tanto más fácil cuanto más caro esté el dólar, es decir,
cuanto más barato esté el peso frente al dólar, desde Juntos por el Cambio han interpretado
o han querido reinterpretar estas palabras de Javier Millay para dar a entender que Millay
desea un dólar muy alto, es decir, un peso muy depreciado, por ejemplo, Patricia Bullrich,
candidata presidencial de Juntos por el Cambio, escribió en X lo siguiente.
No vale todo para defender la dolarización. Millay dijo que cuanto más alto está el dólar,
más fácil será dolarizar. Con su propuesta te destruye el bolsillo y te encarece los precios.
Todo para justificar su dolarización. ¿Es conocida la teoría? Cuanto peor, mejor. En
el medio, 46 millones de argentinos que están cada día más pobres. Y Carlos Melconian,
el economista de Patricia Bullrich, la persona que ocuparía el Ministerio de Economía en un
posible gobierno de Patricia Bullrich, replicó a Javier Millay con lo siguiente.
Cuanto más sube, mejor. Cuanto más sube, mejor. Se cae la careta, que es algo que reconoció un
gran profesor, Carlos Rodríguez. Dijo, no, para esto necesitamos licuar, para esto necesitamos
plambones. Para mi tía que no entiende qué es licuar ni plambones, salvo que lo haya agarrado
el plambones, es que cuanto más sube el dólar, que te viene bien a vos para una dolarización
desordenada, el salario sí hace puré, hermano. Sí, sí. Puré se hace. Si han escuchado bien a
Carlos Melconian, y si no ahora lo volveremos a poner, creo que la manipulación es tremendamente
obvia. Javier Millay no ha dicho que cuanto más se deprecia el peso, cuanto más sube el dólar,
mejor. Ha dicho que cuanto más sube el dólar, cuanto más se deprecia el peso, más fácil es
dolarizar. Comparemos de nuevo lo que dice uno con lo que dice el otro.
Mirá, cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil.
Cuanto más sube, mejor. Cuanto más sube, mejor.
Decir que cuanto más sube el dólar, cuanto más se deprecia el peso, más fácil resulta dolarizar,
constituye meramente un enunciado descriptivo. Javier Millay únicamente está describiendo cómo
es la realidad, cómo son las cosas. Efectivamente, cuanto más se deprecia el peso, más fácil
resulta dolarizar, porque más barato es recomprar con dólares todos los pesos emitidos. En el extremo,
si hubiese una hiperinflación, con muy pocos dólares, podría recomprar todos los pesos en
circulación y, por tanto, dolarizar sería facilísimo. Ahora bien, decir que cuanto más
se deprecia el peso, mejor, no es un enunciado descriptivo, como el de Millay, sino un enunciado
valorativo. Con él se pretende expresar una preferencia. Prefiero que el peso esté muy
depreciado a que no esté tan depreciado. Y, obviamente, si Millay hubiese expresado una
preferencia de que el peso, cuanto más depreciado, mejor, pues las críticas que le han dirigido desde
Juntos por el Cambio sí serían unas críticas fundamentadas. Si Millay deseara una fuerte
depreciación del peso, lo que estaría deseando es una fuerte expropiación del ahorro de los
argentinos, un fuerte empobrecimiento de los ciudadanos argentinos a manos de un estado que
defrauda sus compromisos en materia de estabilización monetaria. Pero, justamente, en las mismas
declaraciones en las que Millay constata que cuanto más se deprecia el peso, más fácil y más urgente
y necesario habría que añadir. Resulta, dolarizar, en esas mismas declaraciones,
está justamente argumentando por qué hay que cerrar el Banco Central para que el robo
sistemático a los ciudadanos argentinos a través de la inflación no se pueda reproducir en el futuro.
Eliminar el Banco Central es una política inamovible, básicamente porque creemos que
hay una cuestión de índole moral que robar está mal. El principal problema es político,
porque con el señoriaje de decir la emisión de dinero para financiar el fisco, los políticos
le robaron a los argentinos de bien en los últimos 20 años 280.000 millones de dólares.
Por tanto, Millay dice lo que dice. Millay constata que cuanto más se deprecia el peso,
más fácil es dolarizar. Y Millay no dice lo que no ha dicho, que cuanto más se deprecia el peso y,
por tanto, cuanto más empobrece el Estado argentino a los ciudadanos argentinos,
cuanto más se deprecia el peso, mejor. Ese mejor no lo ha pronunciado Millay,
sino Melconian manipulando a Millay. Otra cosa distinta es que Javier Millay
prefiera que todo el ajuste cambiario que todavía le queda al peso, que va a ser inevitable que
sufra el peso durante los próximos meses, otra cosa es que Javier Millay prefiera que todo ese
ajuste o la mayor parte de ese ajuste se produzca, se consume, antes de que él,
si llega a ganar las elecciones, asuma la presidencia. Es decir, que el marrón que
ha perpetrado el kirchnerismo se lo coma el kirchnerismo y no Javier Millay. Esa sí es
una preferencia que Millay no ha expresado, no ha verbalizado, pero que entiendo que tiene Millay,
como también la tiene Bullrich, aunque no la haya verbalizado. Porque, obviamente,
si al peso le queda ajuste frente al dólar y le sigue quedando ajuste frente al dólar debido,
y no lo perdamos de vista en esta refriega entre Juntos por el Cambio y la Libertad Avanza,
debido sobre todo a las políticas kirchneristas y a las políticas inflacionistas del actual
ministro de Economía y candidato a la presidencia del Gobierno de Argentina, Sergio Massa,
si al peso le queda ajuste frente al dólar, obviamente Bullrich tampoco querrá que ese
ajuste responsabilidad de Massa llegue bajo una posible presidencia de Bullrich.
Pero eso no significa que ni Millay ni Bullrich quieran que el peso se deprecie. Querrán,
en todo caso, que la depreciación que ya está latente como consecuencia de las políticas
inflacionistas de Massa se materialice bajo la actual presidencia kirchnerista. Pero eso no
significa que Millay o Bullrich deseen que Sergio Massa siga aplicando políticas inflacionistas
que destrocen todavía más el valor del peso. Querrán, en todo caso, que ese destrozo no se
oculte debajo de las alfombras y se refleje en valor de mercado cuanto antes mejor. Y,
en suma, lo único que ha dicho Millay es que cuanto más destroce al peso Sergio Massa,
más fácil será dolarizar. Pero de ahí a que Javier Millay desee que Sergio Massa siga
destruyendo concienzudamente el valor del peso, media un trecho enorme. Un trecho que se llama
manipulación.