This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Yolanda Díaz, la dama roja, dimite como líder de Sumar. Veámoslo.
Después del estrepitoso fracaso que ya analizamos en nuestro último vídeo de la coalición de
partidos Sumar en las recientes elecciones europeas, la lideresa de Sumar, Yolanda Díaz,
ha decidido dimitir. Dimitir, eso sí, del liderazgo del partido, porque seguirá siendo
vicepresidenta segunda del gobierno. Yolanda Díaz parece haberse dado cuenta de que su liderazgo,
en lugar de Sumar, resta, y por ello ha decidido reducir su jornada laboral, pasando a una posición
política fija discontinua. En ocasiones sigo siendo política en activo, en otras ocasiones paso a
situación de inactividad. La ciudadanía ha hablado y yo voy a hacerme cargo. Por ese motivo he decidido
dejar mi cargo como coordinadora de Sumar. Es necesario que haya un debate y con esta decisión
abro el camino, que sin duda debe ser colectivo, tanto en el seno de Sumar como en las organizaciones
que forman parte de la coalición de Sumar. De hecho, no sería descartable que en el futuro esta
ex-lideresa de Sumar termine integrando las filas, las listas electorales del Partido Socialista Obrero
Español. Si bien, hoy por hoy, es una vicepresidenta segunda del gobierno con un barco partidista a la
deriva. Deja de liderar el espacio político de Sumar, sigue adscrita a Sumar, pero realmente ni
siquiera sabemos si Sumar, como coalición de muy diversos partidos políticos, va a seguir con vida
a corto-medio plazo. Y precisamente por ello, el cese de Yolanda Díaz como lideresa de Sumar,
tiene implicaciones políticas y económicas para este gobierno de coalición de primera magnitud.
Políticamente, este gobierno de coalición, PSOE-SUMAR, queda en una posición de enorme
fragilidad parlamentaria. Si hasta el momento el gobierno de coalición como tal disponía de 152
diputados en el Congreso, 121 por parte del PSOE y 31 por parte de Sumar, 152 sobre 175 para alcanzar
la mayoría absoluta, a partir de ahora el auténtico e indiscutible apoyo parlamentario de este gobierno
de coalición pasará a ser sólo de 121 diputados. Porque sí, los 31 diputados de Sumar van a seguir
estando ahí. Pero como ya hemos dicho, esos 31 diputados de Sumar pertenecen a muy diversos
partidos. Pertenecen a Compromís, a los Comuns de Cataluña, a Más Madrid, a la Junta, etc. Y hasta
ahora, el liderazgo, también frágil, pero en cualquier caso, el liderazgo de Yolanda Díaz, como
lideresa de la coalición política de Sumar y al mismo tiempo vicepresidenta segunda del gobierno,
mantenía una cierta unidad de voto entre todos ellos. Digo cierta porque no olvidemos que Podemos,
al inicio de esta legislatura, formaba parte de esta coalición política de Sumar y Yolanda Díaz no
fue capaz de mantenerlos dentro hasta el punto de que se fragó la escisión. Pero claro, a partir de
ahora, Yolanda Díaz ya no liderará esa coalición política de Sumar, no será la capitana de esa coalición
política y, por tanto, aunque siga siendo vicepresidenta segunda del gobierno, ya no tendrá
ninguna autoridad sobre esos diputados, que no le deben ni le van a deber el cargo en el futuro. No
va a ser ella quien vaya a confeccionar las listas en el futuro. Por tanto, no le deben ninguna lealtad
ni ninguna subordinación. O dicho de otra manera, Yolanda Díaz estará dentro del gobierno de coalición,
pero no podrá asegurar internamente, en absoluto, ni un solo voto de Sumar. Si los diputados de Sumar
votan a favor de las iniciativas del gobierno de coalición, será únicamente porque no les
interesará hacer caer ese gobierno de coalición. No porque le deban nada, no porque vayan a obedecer
a Yolanda Díaz. Y claro, si hasta ahora, con 152 diputados, este gobierno de coalición ya se las
veía y se las deseaba para conseguir aprobar alguna ley en el Parlamento, no perdamos de vista que hasta
ahora sólo se ha aprobado la ley de amnistía y que ni siquiera los presupuestos generales del año 2024
han conseguido ser aprobados por la mayoría del Parlamento, si hasta ahora este gobierno de
coalición ya tenía una mayoría parlamentaria cogida enormemente con alfileres, ahora que ni
siquiera tiene por entero amarrados a los diputados de Sumar, pues esa débil mayoría parlamentaria se
vuelve todavía más frágil. Pero a su vez, el cese de Yolanda Díaz también tiene implicaciones
económicas para este gobierno de coalición. No perdamos de vista que Yolanda Díaz era el rostro
más visible de la política social y económica de este gobierno. Las subidas del salario mínimo,
la reforma laboral, la ley Raider, la futura reducción de la jornada laboral, etc. Es decir,
las políticas económicas con un tono, con un enfoque de eso que popularmente se suele llamar
social, esas políticas económicas estaban asociadas a Yolanda Díaz. Y claro, la caída en
desgracia, porque de eso se trata, de una caída en desgracia de Yolanda Díaz, el mazazo electoral,
la derrota, la humillación política de Yolanda Díaz, no deja de ser de rebote, aunque no haya sido este
el motivo, que desde luego no lo ha sido, pero no deja de ser de rebote, un derrumbamiento de ese
símbolo económico-social dentro del gobierno de coalición. Yolanda Díaz no es ahora mismo un
activo político que irradie triunfalismo por su exitosa política económica-social. Al contrario,
es un pasivo político, una carga política, la imagen viva del fracaso político, del fracaso
político y de las políticas asociadas a esa política. Que, cuidado, estoy hablando únicamente
en el plano del simbolismo político económico. Por supuesto, no estoy diciendo que la subida del
salario mínimo sea una mala medida porque Yolanda Díaz haya fracasado políticamente. No tiene nada que
ver. Será una buena o una mala política económica por sus consecuencias, por los efectos que haya
desencadenado. Pero, desde luego, eso es independiente de si Yolanda Díaz ha fracasado políticamente o no.
Ahora bien, en el imaginario político, toda esa batería de políticas sociales, laborales, por las que
este gobierno se colgaba medallas, toda esa batería sí está asociada en el imaginario colectivo a Yolanda
Díaz, a la ministra de Trabajo. Y esa ministra de Trabajo es la misma política que ha fracasado
estrepitosamente como política. Y, por tanto, en ese simbolismo político, las iniciativas económico-sociales
por las que este gobierno sacaba pecho se han venido propagandísticamente abajo con el derrumbe de la
imagen social de Yolanda Díaz. En definitiva, que una de las dos patas políticas que sostenían este
gobierno de coalición, la pata de Sumar, y más especialmente el rostro visible de Sumar, porque
Sumar era un proyecto político casi personalista de Yolanda Díaz, esa segunda pata que sostenía al
gobierno de coalición ya es ahora mismo un cadáver político. Es verdad que se trata de un cadáver
político que seguirá cobrando, que seguirá disfrutando del sillón ministerial, que seguirá
impulsando normativas desde el ministerio, pero es un cadáver político andante. Y si no se corta por
Lozano, que es probablemente lo que terminará haciendo Sánchez más pronto que tarde, la putrefacción
de ese cadáver político andante terminará atufando y engangrenando al conjunto de ese gobierno de
coalición PSOE restar.