España ha conseguido reducir su déficit público en el año 2021 de una manera muy intensa.
¿Pero por qué se ha reducido el déficit público de un modo tan contundente?
Pues, en esencia, porque se han incrementado de manera extraordinaria los ingresos públicos.
¿Y por qué razón se han incrementado los ingresos públicos?
Por un lado, porque el año 2020 fue un año caracterizado por las suspensiones de actividad propias de la pandemia.
Por tanto, conforme la actividad se ha ido reanudando a lo largo del año 2021,
conforme los trabajadores han vuelto a trabajar, conforme se ha creado nuevo empleo,
eso ha generado nueva riqueza que termina siendo fiscalizada por diversas vías,
impuestos sobre la renta, impuestos sobre la propiedad, impuestos sobre el consumo,
una riqueza que termina siendo fiscalizada por diversas vías por parte del Estado.
Más generación de riqueza, es más recaudación.
Pero además, ha habido un segundo factor que también ha contribuido positivamente a aumentar la recaudación,
y es la inflación.
Cuanto más aumenten nominalmente los precios y las rentas dentro de la economía,
más recauda nominalmente el Estado, y si esa inflación no se traslada completamente en forma de mayores gastos,
porque el Estado no tiene por qué indexar todos sus gastos a la mayor inflación,
pues entonces los ingresos crecen en términos nominales y los gastos no se incrementan tanto en términos nominales,
de manera que el superávit presupuestario se incrementa o, en el caso de España, el déficit presupuestario se reduce.
Al final, pues, se trata de un crecimiento propio del rebote de la actividad económica post-pandemia
y de un incremento de los precios propio del saqueo inflacionista al que estamos siendo sometidos los ciudadanos.
El Estado ingresa más en parte porque los ciudadanos se han vuelto más ricos, pero también en parte porque el Estado los está volviendo más pobres.