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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El gobierno de PSOE Podemos acaba de establecer un ferreo control de precios sobre un producto
sanitario indispensable ahora mismo como son las mascarillas. En concreto, las mascarillas
quirúrgicas no se podrán vender dentro de nuestro país por un precio superior a 0,96
euros iba incluido. De hecho, el gobierno ha justificado este control de precios con
el argumento de que, siendo bienes fundamentales, siendo bienes indispensables, no se podía
permitir que se estuviesen vendiendo a precios bastante más caros que los anteriores, a
1,5 euros, a 2 euros, la unidad. Pero, realmente, el control de precios está justificado en
circunstancias excepcionales como esta. Yo más bien diría todo lo contrario. De entrada
los controles de precios fracasan siempre. El mercado y los precios de mercado son el
mecanismo más eficiente que conocemos para economizar el uso de los recursos, es decir,
para dirigir los recursos escasos hacia los fines que son socialmente más valiosos. En
este caso, un incremento del precio de las mascarillas estaba sirviendo para dos objetivos
simultáneos a la vez. Por un lado, el incremento del precio de las mascarillas hace que solo
lo adquieran a aquellas personas que realmente valoren las mascarillas, que realmente necesiten
las mascarillas. Es verdad que pueda haber gente que las valore mucho, que las necesite
mucho y que no las pueda pagar. Y aquí el gobierno, si de verdad estaba preocupado
por esto, podría haber intervenido de un modo muy distinto a cómo ha intervenido finalmente.
El gobierno podría haber comprado las mascarillas al precio de mercado y distribuírselas a
aquellas personas, por ejemplo el personal sanitario, que o bien no pueden pagar por
ellas o bien no tienen porque pagar por ellas porque están utilizándolas para trabajar.
Por tanto, el aumento del precio lo que hace es que seamos más responsables a la hora
de comprar un producto que escasea. Pero es que, sobre todo, el incremento del precio
lo que consigue es que cada vez más productores estén deseando vender las mascarillas en
nuestro país. Que, dada la escasez global de mascarillas, España pueda comprar el mayor
número posible porque los productores extranjeros ven atractivo venderles mascarillas a los
ciudadanos españoles porque están dispuestos a pagar un precio muy alto. Incluso que más
oferentes extranjeros, más productores extranjeros, se pongan manos a la obra a producir todavía
más mascarillas porque es extremadamente rentable producirlas. Sin embargo, el control
de precios, establecer un precio máximo tan ridículamente bajo para las mascarillas
quirúrgicas, ridículamente bajo en el contexto actual, destroza los dos efectos coordinadores
anteriores. Por un lado, lo que consigue es que nadie tenga incentivos a racionar, a economizar
su demanda. Si un producto que escasea se vende a un precio irrisorio, todo el mundo
tenderá a comprarlo con independencia de si lo necesita mucho o de si lo necesita poco.
En el caso de las mascarillas, por ejemplo, habrá una tendencia a comprar mascarillas
para acapararlas. ¿Por qué? Porque como su precio es muy bajo y dado que es un bien
que necesitamos no solo hoy, sino que previsiblemente vamos a necesitar en el futuro muy lejano,
no habrá ningún problema con comprar si están disponibles, que se se da de verdad gran problema,
con comprar grandes cantidades de las mismas, incluso, insisto, aunque no las necesitemos
en el muy corto plazo. Por tanto, yo compraré muchas unidades. Sí, tengo la suerte de encontrarlas
en las farmacias, pero otras personas ya no las encontrarán porque yo me habré quedado
con todas ellas, dado que su precio es ridículamente bajo y que, por tanto, no me importa comprar
muchísimas unidades de la misma. Y segundo efecto, si el precio es ridículamente bajo,
no compensará ni importar mascarillas, ni producir mascarillas o dentro de España o
fuera de España. Por tanto, la oferta no solo no se incrementará, que es lo que habría sucedido
con los precios más elevados, sino que se restringirá. ¿Qué pasa cuando la demanda
se dispara y cuando la oferta se contrae? Pues que hay un desabastecimiento. Hay más
gente que quiere comprar el producto que aquella gente que quiere vender el producto. Y, por
tanto, no hay suficientes unidades para todos aquellos que quieren comprar esa mercancía
ese bien en estos momentos tan indispensables. En el mercado, cuando esto sucede, como ya
hemos dicho, el precio tiende a subir. ¿Para qué tiende a subir? Para que aquellos que
lo demandan de más dejen de demandarlo y para que aquellos que no lo ofertan, que no
lo venden, pudiendo ofertarlo, por ejemplo, poniéndose a producir más unidades, se
lanzen a ofertarlo. Pero, claro, si el precio está controlado, si impedimos que el precio
suba, estos dos efectos saludables no se van a dar. Con lo cual, si hay más gente que
quiere comprar de la que quiere vender y no hay dentro del sistema mecanismos que tiendan
a corregir este desequilibrio, ¿cómo se corrige el desequilibrio? No se corrige, se
perpetúa. Y, por tanto, los productos no se vuelven más abundantes, no se vuelven
más disponibles para todos, sino que sigue el desabastecimiento sin edíe y lo único
que sucede es que las pocas unidades que hay dentro del país se entregan no a aquellos
que están dispuestos a pagar más por las mismas, sino a aquellos que se coloquen con
anterioridad en la cola de la farmacia hasta que se agoten las mascarillas. Ese es el sistema
socialista de distribución de recursos, no la capacidad de pago que depende de la previa
oferta de bienes y servicios valiosos por parte de una persona en el mercado, sino colocarse
en la lista de espera hasta que el burocrata socialista te quiera distribuir los bienes.
Si en circunstancias normales el control de precios ya es una auténtica barbaridad porque
consigue todo lo opuesto de lo que supuestamente decía que quería conseguir, quería conseguir
que todo el mundo tuviera mascarillas a un precio muy bajo y, al final, lo único que
consigues es que nadie tenga mascarillas y que las únicas que se puedan lograr sean
en el mercado negro a precios absolutamente desorbitados. Pero digo, si de normal esto
ya es una auténtica barbaridad y es un auténtico despropósito, en la situación actual en
la que se encuentra España es directamente delictuoso. ¿Y por qué? No solo porque sin
mascarillas tenemos mucho más riesgo a contagiarnos y, por tanto, nuestra vida o la de nuestros
familiares, la de nuestros allegados, la de nuestra gente cercana en el hogar, vecinos,
etc. esté en peligro como consecuencia de la falta de un suministro regular de mercancías,
sino también porque estamos destrozando, estamos hundiendo la economía a marchas forzadas.
Ayer mismo conocimos una estimación del Banco de España que decía que si el confinamiento
domiciliario no terminaba a mediados de mayo, sino a mediados de junio, la economía se
iba a hundir prácticamente un 13%. La mayor caída desde la guerra civil española. Cada
día que pasa, estando encerrados en casa sin poder ponernos a producir, a generar riqueza
de nuevo, es un día en el que estamos cabando cada vez más hondo y en el que estamos descapitalizando
a un ritmo acelerado, la economía española. Por tanto, premisa primera, si la economía
sigue hibernada, si la economía sigue cerrada, la crisis se vuelve muchísimo más profunda.
Segunda premisa que debemos considerar en relación con el tema que estamos tratando,
la economía no se puede abrir, no se puede normalizar sin un suministro regular muy amplio
de mascarillas, no solo de mascarillas, también de tests y también de alguna herramienta
tecnológica que nos permita la trazabilidad de los contactos de personas infectadas, pero
las mascarillas no siendo suficientes si son condición absolutamente indispensable. Por
tanto, sin un suministro regular de mascarillas, la economía no se puede reactivar y mientras
no se reactive, como decimos, la economía sigue parada y la crisis se sigue profundizando
hasta cotas extremadamente graves y preocupantes, cotas nunca vistas en nuestra historia reciente.
Y premisa número 3, el control de precios del gobierno impide la normalización del suministro
de mercancías, impide que haya mercancías abundantes para todos. Como consecuencia,
el control de precios genera desabastecimiento de mascarillas y el desabastecimiento de mascarillas
impide que la economía se reactive y por tanto profundiza de manera exagerada en la crisis
económica en la que estamos inmersos. El gobierno, con sus políticas absolutamente
desnortadas, contraria a toda evidencia porque el consenso de los economistas, los economistas
discrepan en muchísimas cosas, pero una de las pocas cosas en las que no discrepan es
que los controles de precios son desastrosos. Pues bien, el gobierno de PSOE y de Podemos
en un momento crítico de nuestra historia desde un punto de vista sanitario y económico
aplica políticas contrarias a toda evidencia, contrarias a todo consenso y que se dirigen
a profundizar más en el hoyo, a hundir más a la economía española de la que ya lo está.
Es un comportamiento absolutamente irresponsable, absolutamente negligente y que solo hace que
ahondar en la absoluta incompetencia con la que este ejecutivo gestionó. Primero, la
crisis del coronavirus negando que existiera y negándose por tanto a tomar medidas preventivas
que hubiesen evitado un contagio generalizado y ahora obstaculizando, impidiendo la regularidad
del suministro de material sanitario indispensable para normalizar la economía y por tanto hundiendo
todavía más a la sociedad española en la miseria. El peor gobierno posible en el peor
momento imaginable.