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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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El capitán de la selección española, Dani Carvajal, no saluda efusivamente al presidente
del gobierno, Pedro Sánchez, y la izquierda mediática lo ataca por maleducado y por falta
de decoro institucional. ¿Pero es realmente esa izquierda mediática coherente en sus críticas
contra Dani Carvajal? Veámoslo. La polémica del día en España, como si no hubiese otros temas
más importantes y graves de los que ocuparse y preocuparse, es que el capitán de la selección
española, recientemente ganadora de la Eurocopa, el capitán de la selección española Dani Carvajal,
no estrechó efusivamente la mano a Pedro Sánchez, el presidente del gobierno de España, en la
recepción oficial. Veamos las imágenes. E inmediatamente la izquierda mediática ha salido
a la palestra a criticar muy duramente a Dani Carvajal por no haber estado a la altura.
Por ejemplo, el ex miembro de Podemos, Ramón Espinar, un patriota español saluda como es
debido al presidente que hemos elegido los españoles, le guste o no. Un ultraderechista
niñato puede hacer el gesto maleducado para llevarse una ovación tuitera, claro, pero no
está a la altura ni de la selección ni del Real Madrid. Asimismo, Daniel Basteiro, de
Infolibre, ha dicho lo siguiente en televisión española. Un saludo muy maleducado, es decir,
Carvajal puede ser un brillante, un excelente jugador dentro del campo y, bueno, pues por
desgracia también se puede comportar como un perfecto maleducado fuera de él. Yo creo
que alguien que luce el brazalete de capitán en la final, después del cambio de Morata,
es decir, que tuvo el honor de representar a España, pues tiene que saber comportarse en
una recepción oficial ante una persona que es el presidente del gobierno, votada por
un parlamento y por millones de personas. Imposible no recordar cuando Mbappé dijo que
había que votar contra los extremos en esas elecciones francesas, que podía ganar la
extrema derecha, él dijo que se mantenía al margen, que lo suyo era jugar, ya sabéis,
cuando alguien dice que es apolítico, que hay que despolitizar o que se mantiene al margen,
ya sabemos de qué pecoge a él.
E igualmente el periodista Antonio Maestre ha manifestado lo siguiente.
A estas alturas no es preciso recordar que Dani Carvajal es un impresentable que no tiene
ni la más mínima clase. Es lo contrario de lo que representa esta selección española.
La polémica es en gran medida una frivolidad y una anécdota que no debería trascender mucho
más, pero creo que sí da pie a hacer una reflexión algo más profunda. Y es que parece
que la izquierda, o al menos parte de la izquierda, se niega a entender algo tan elemental como
el principio de reciprocidad en los tratos. La regla de oro de la moralidad es haz a los
demás lo que quieras que te hagan a ti y la regla de plata es no les hagas a los demás
lo que no quieras que te hagan a ti. Y en este sentido la izquierda, o al menos parte de
la izquierda, lleva años hablando de cordones sanitarios contra la derecha, de cancelación de
la derecha, de dar la batalla política contra la derecha en todos los ámbitos de la vida de un
individuo porque lo personal es político, o más recientemente que los medios de comunicación de la
derecha en realidad son pseudomedios y, por tanto, en aras de una mayor calidad democrática,
deberíamos sancionar o incluso cerrar esa máquina del fango de la derecha que sólo esparce bulos y
manipula. Por ejemplo, el periodista Antonio Maestre, que como hemos visto ha criticado a
Dani Carvajal no ya por negarle el saludo a Pedro Sánchez, que no lo ha hecho, sino por no saludarlo de
manera entusiasta. Antonio Maestre, en el año 2013, ante una situación similar pero a la inversa,
un grupo de estudiantes le negó, aquí sí, le negó el saludo al entonces ministro de Educación del
Partido Popular de Rajoy, José Ignacio Bert, ante esta situación Antonio Maestre opinó lo siguiente.
Los mejores alumnos niegan el saludo a Bert en la entrega de los premios a la excelencia. Muy
grandes. Y la también periodista Esther Palomera le replicó, pues serán jóvenes muy bien preparados,
pero muy mal educados, ¿no? Ante lo cual, Antonio Maestre desarrolló su apoyo al gesto de estos
estudiantes. La protesta se ejerce en cualquier foro. Tenemos la piel muy fina con quien nos arruina
la vida. Y también, ante este mismo hecho, Infolibre, el periódico de izquierdas que hoy dirige Daniel
Basteiro, a quien también hemos oído llamar mal educado a Dani Carvajal, ante este mismo hecho,
esta misma noticia, Infolibre publicó la siguiente opinión. La buena educación. Allá donde vayan,
en todas partes, a todas horas, una mirada, un gesto, un desaire, un grito, un desprecio,
una rutina fermentada, podrida. Al ministro Bert ayer le hicieron la cobra. Entonces, si este es el
trato que la izquierda, o al menos una parte de la izquierda, dispensa a la derecha entre aplausos,
de parte del establishment intelectual de izquierdas, ¿qué sentido tiene extrañarse de que luego la
derecha, o al menos una parte de la derecha, le devuelva ese mismo trato a la izquierda? Si se nos
insiste en que lo personal es político, ¿qué pretendíamos que hiciera Dani Carvajal? ¿Que
no mostrara en público su animadversión política hacia Pedro Sánchez? Es decir,
que estuviese convalidando políticamente a Pedro Sánchez? ¿A un líder político de la izquierda
que poco más o menos viene a decir que las personas de derechas o de extrema derecha son
el mal absoluto y que hay que establecer un cordón sanitario alrededor de ellas? Pues eso hizo Dani Carvajal
con respecto a Pedro Sánchez, establecer un cordón sanitario. Si, como decía Antonio Maestre,
la protesta política se ejerce en cualquier foro, entonces ayer Dani Carvajal también ejerció su
derecho a la protesta política frente a Pedro Sánchez. Principio de reciprocidad. Si tú tratas de
una determinada manera a una persona, no esperes que en el futuro esa persona te trate a ti de un modo
distinto. ¿O qué expectativa tenía la izquierda? ¿Que ellos pueden estar todo el día insultando,
despreciando, cancelando, marginando a la derecha, a las personas de carne y hueso de la derecha y que
luego esas personas de derechas van a dispensar un trato extraordinario a las de izquierdas que
las están insultando, despreciando, cancelando y marginando? Y esta cuestión, la de la reciprocidad
falta de reciprocidad en las relaciones sociales y políticas es un tema que va mucho más allá de
la anécdota de si Dani Carvajal ha saludado o ha dejado de saludar a Pedro Sánchez. Por ejemplo,
cuando ahora mismo la izquierda está promoviendo una ley contra la desinformación, cuyo objetivo
básicamente es castigar a aquellos medios de comunicación que, desde la perspectiva ideológica
de la izquierda, están manipulando, tergiversando y divulgando bulos, ¿qué expectativa tiene esa
izquierda? ¿Que cuando gobierne la derecha no van a instrumentalizar este poder para castigar a los
medios de comunicación de izquierdas que, desde la perspectiva de la derecha, están difundiendo
bulos, mentiras y tergiversaciones? La convivencia en sociedad requiere de una cierta reciprocidad en
los tratos entre las personas. Una reciprocidad que como poco implica reconocer al otro como un
sujeto de derecho que puede vivir su vida sin que yo interfiera activamente con ella. Una vez
empiezas a abogar por no respetar al otro porque no te gusta cómo piensa, cómo opina o cómo vive ese
otro, lo que no puedes esperar es que ese otro no vaya a querer interferir en tu vida. Y cuanto más
politicemos a la sociedad, cuantas más cuestiones de nuestro día a día metamos dentro de la refriega
política, de la refriega por la lucha ideológica y por la conquista del poder, más terminaremos
convirtiendo al otro, que es un vecino, un compatriota, un conciudadano, en un adversario
cuando no en un enemigo. Porque si Pedro Sánchez, como representante de la izquierda, no respeta a
la derecha y Dani Carvajal se siente ofendido por los ataques de Pedro Sánchez, obviamente Dani
Carvajal tenderá a ver en Pedro Sánchez a un enemigo. Y al no dispensarle un trato de cordialidad,
también el resto de sectores de la izquierda ven ahora a Dani Carvajal como un maleducado,
como un ciudadano antipático, como un enemigo. Por tanto, la politización de la vida social y la
falta de respeto dentro de esa vida social politizada nos termina enfrentando a los unos
con los otros. Pero obviamente lo que es absurdo es que si alguien me declara públicamente su enemigo,
que ese alguien espere que yo le considere mi amigo. Tú me declaras la guerra para poder
arrearme cuando te convenga, pero tú luego esperas que yo no te arree a ti. No hay demasiada
reciprocidad en el trato. Y por supuesto, la izquierda, mientras tenga el poder, podrá considerar
que esta falta de reciprocidad por su parte, que yo te pueda atacar a ti y que tú no debas poder
atacarme a mí, no supone un grave problema. Porque, repito, tienen el poder. Y teniendo el poder,
puedes imponer tu voluntad sobre los demás. Pero el problema es que el poder puede terminar
cambiando de manos. Y quienes hoy se aprovechan de la falta de reciprocidad en un sentido,
te trato mal, pero tú estás obligado a tratarme bien, en el futuro se pueden enfrentar a la falta
de reciprocidad en el otro sentido. Me tratas mal y me obligas a que te trate bien. Y por eso,
una visión mínimamente largoplacista de la convivencia en sociedad requiere de extender
el respeto mutuo entre las personas. Requiere extender el principio de reciprocidad al menos
en la esfera jurídica más elemental. Te respeto a la hora de vivir tu vida como quieras vivirla.
A cambio, claro está, de que tú respetes mi libertad para vivir mi vida como quiera vivirla.
Pero, por desgracia, este principio fundamental no se cumple, no se respeta y, por eso,
la convivencia dentro de nuestras sociedades cada vez está más podrida.