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Afirmó ayer José Luis Rodríguez Zapatero que ser socialista es tener normalmente muy
poco y estar dispuesto a dar mucho. ¿Es esta una correcta definición de socialismo?
Veámoslo.
En la actualidad podríamos decir que socialismo tiene dos acepciones. La clásica y rigurosa,
es decir, aquella persona partidaria de la socialización estatal o cooperativa de los
medios de producción y la moderna, popular y menos rigurosa, pero en todo caso coloquialmente
aceptable, que equipara socialista a socialdemócrata y que sería un socialdemócrata, aquella
persona que aceptando la economía de mercado, es decir, no siendo partidaria de la socialización
de los medios de producción, si defiende una fuerte intervención reguladora y redistributiva
del Estado para corregir el resultado, la distribución de la renta, que arrojaría
el libre funcionamiento de ese mercado. Bien, pues ahora escuchemos la definición de socialismo
que nos ofreció ayer el exsecretario general del PSOE y ex presidente del Gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero. Hemos aprendido entre los militantes, entre las compañeras, que
ser socialista es, normalmente, tener muy poco y estar dispuesto a dar mucho.
Tener normalmente muy poco y estar dispuesto a dar mucho. Empecemos con la primera parte
de esa definición. Básicamente, Zapatero está equiparando socialismo con pobrismo.
Los socialistas son personas pobres, personas con orígenes humildes, personas que normalmente,
incluso en el transcurrir de sus carreras profesionales, no acumulan un amplio patrimonio,
sino que se mantienen alejados de los lujos y de la acaparación material, porque el socialista,
insisto, normalmente tiene muy poco. Esto es claramente falaz. Las élites intelectuales
de cualquier movimiento, también del movimiento socialista, normalmente hay excepciones,
pero la excepción no es la norma, sino que es la excepción a la norma. Las élites intelectuales
de cualquier movimiento ideológico normalmente proceden de clases más o menos acaudaladas,
de clases más o menos acomodadas, de clases sociales lo suficientemente ricas como para
poder costear una educación superior a esos hijos que terminan convirtiéndose en intelectuales,
en élites intelectuales de un movimiento, y que también les pueden proporcionar suficiente tiempo
libre como para en lugar de estar trabajando en la mina, en la fábrica o en el campo,
estar leyendo, estar pensando, estar participando en el agit pro político, etcétera. Aquellas
familias que no lleguen a fin de mes, difícilmente van a poder crear a unos individuos que en lugar
de estar trabajando para llevar el pan a casa, estén pensando o participando en la vida política.
Y aunque esta proposición pueda sonar controvertida, porque cada vez esto es menos cierto, desde
luego en el pasado, en el siglo XIX, a principios del siglo XX, cuando la humanidad era mucho
más pobre, era mucho más cierto de lo que es ahora, pero aún hoy sigue siendo en gran
medida cierto. Y lo que imagino que no serán absoluto controvertido es decir que las clases
acomodadas, acaudaladas, están sobrerepresentadas en las élites, en los cuadros dirigentes,
en la clase gobernante de cualquier ideología política. Por tanto, eso de decir que los
socialistas normalmente no tienen nada es una falacia. Se dio una falacia con respecto
al socialismo y con respecto a cualquier otra ideología política, pero desde luego
también lo es con respecto al socialismo y ese alarde de pobrismo que hace Zapatero
es un alarde totalmente injustificado, incluso con respecto a los orígenes intelectuales
del socialismo. Pero es que además no podemos perder de vista que la política actualmente,
la política en la que participan los socialistas, es un formidable instrumento para maximizar
el lucro personal, el latrocínio personal, a costa del resto de la población. De ahí
que no sean en absoluto pocos los socialistas que, habiendo empezado con un patrimonio
mediano en política, terminen su vida política no teniendo muy poco, sino teniendo muchísimo.
En un vídeo anterior, PSOE sea latrocínio a costa de lo público y adicuenta de todos
aquellos cuadros dirigentes del PSOE que se estaban enriqueciendo dentro de la política,
patrimonializando, copando, capturando las altas direcciones de empresas públicas y
recibiendo sueldos astronómicos a costa en última instancia del horario público.
Pero es que no hace falta ir tan lejos. El propio José Luis Rodríguez Zapatero tiene
un patrimonio inmobiliario que supera acomodamente el millón de euros. Con ese patrimonio inmobiliario
es totalmente seguro que Zapatero se ubica entre el 5% de la población española más
rica y con alta probabilidad también se ubica en el 1% de la población española más rica.
Eso no es no tener nada o tener muy poco, eso es tener mucho o al menos mucho relativamente
a lo que tienen el resto de los españoles. Y cuidado, no estoy criticando en este caso
que haya socialistas ricos, estoy criticando la mentira de Zapatero de que los socialistas
normalmente tienen muy poco. Si los socialistas no tienen por qué proceder de orígenes humildes
y tampoco tienen por qué haber concluido sus carreras políticas, sus carreras profesionales
con muy poco patrimonio, ¿a qué viene este tramposo al arde de pobrismo que intenta practicar
José Luis Rodríguez Zapatero? Pues básicamente a seguir engañando a sus votantes.
Si la demagoga retórica populista consiste en diferenciar buenos y malos, los buenos
son los pobres, los desposeídos y los malos son los ricos, los que han pauperizado a
los pobres. Si hay ricos es porque hay pobres, para acabar con la pobreza hay que acabar
con la riqueza. Si esa es la narrativa, si esa es el relato base del socialismo, tanto
del socialismo en su versión clásica como del socialismo en su versión moderna, coloquial
de socialdemocracia, entonces evidentemente los cuadros socialistas no se pueden vender
como ricos, porque entonces entrarían en la categoría de malos. Han de fingir, han
de simular ante las clases populares que ellos también forman parte de esa clase popular
y no de la clase acaudalada. Solo así les pueden vender a las clases populares el mensaje
de ¡vótame a mí! que yo acabaré con los ricos y enriqueceré a los pobres. Como si
ese que pide ser votado no fuera un rico, que según su propia narrativa también estaría
extorsionando, también estaría parasitando a esos pobres.
En definitiva, frases como esta de Zapatero demuestran que en realidad los pobres le
preocupan tan poco, respeta tan poco a los pobres que no tienen ningún reparo moral
en engañar, en manipular a los pobres para llegar al poder. Los pobres, mejorar las condiciones
de vida de los pobres, no son su objetivo, no son su finalidad. Los pobres son el instrumento
electoral que piensa a utilizar ese socialista, en este caso José Luis Rodríguez Zapatero,
para conquistar el poder. Con esto no estoy diciendo que no haya socialistas que tengan
una preocupación genuina por los pobres, por supuesto, pero frases como esta de Zapatero,
manipulaciones obscenas como esta de Zapatero, lo que demuestran es que a Zapatero y a aquellos
socialistas que siguen comprando ese mensaje pobrista, falso y manipulador, los pobres les
interesan más bien poco, salvo como plataforma electoral para llegar a las instituciones
políticas. Dicho esto, volvamos a escuchar la frase de Zapatero porque creo que admite
otra interpretación distinta al anterior, que es probablemente más interesante.
Hemos aprendido entre los militantes, entre las compañeras, que ser socialista es normalmente
tener muy poco y estar dispuesto a dar mucho. Veamos, si alguien tiene muy poco, ¿cómo
puede estar dispuesto a dar mucho? Si alguien tiene mucho, tiene sentido decir si está
dispuesto a dar mucho o no está dispuesto a dar mucho de lo que tiene, pero si alguien
no tiene prácticamente nada, ¿cómo puede estar dispuesto a dar mucho? O bien esa predisposición
son puros fuegos artificiales, si yo tuviera la fortuna de Jeff Bezos la repartiría entre
todo el mundo, muy bien, pero no la tienes y si la tuviera sabría que verte. Hablar
sin actuar es muy fácil, es muy sencillo, sobre todo si quieres señalizar virtud, pero
lo importante es actuar en función de cómo hablas.
Entonces, si el socialista tiene muy poco y está dispuesto a dar mucho, o bien simplemente
es pura retórica, o bien lo que está queriendo decir Zapatero es algo más profundo y a mi
juicio bastante más preciso, y es que el socialista es aquella persona que está dispuesta
a dar mucho, pero no a partir de lo propio, sino tomando, robando, expoliando lo ajeno.
El socialista sería aquel que redistribuye, ya sean los medios de producción, ya sean
los ingresos, es aquel que redistribuye lo de los demás, no necesariamente lo propio,
porque lo propio nos dicen que es muy poco o que es muy escaso, no está claro realmente
que sea así como ya hemos visto, pero aunque fuera así el socialista estaría redistribuyendo
lo ajeno, es decir sería alguien partidario del robo.
Desde esta perspectiva aquellos que respeten la propia privada no podrían ser socialistas,
no porque no sean generosos para con los demás, una persona que redistribuye a su propia
propiedad hacia otras personas sería generosa y respetaría la propia privada, pero no sería
socialista porque no estaría robando, apropiándose de lo de los demás supuestamente para dárselo
al resto de la humanidad, lo que por tanto caracterizaría el socialismo dentro de la
definición de Zapatero no sería ni la generosidad ni el amor a la humanidad, no, sería esencialmente
el robo, el expolio, la coacción hacia los demás para quitarles lo suyo y que tú puedas
entregárselo a otros.
Y si definimos la característica esencial del socialismo de esa manera, como robo,
como expolio, como parasitismo, como coacción, ahí sí voy a estar mucho más de acuerdo
con Zapatero.