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Pablo Iglesias se arrepiente de haber nombrado sucesora a Yolanda Díaz porque esta, oh sorpresa,
se ha dedicado desde ese preciso momento a tratar de destruir a Podemos. Veámoslo.
Ya hace meses que venimos hablando de un profundo enfrentamiento entre, por un lado, Yolanda Díaz y,
más en general, el conjunto de partidos que conforman la coalición de Sumar y, por otro, Podemos.
El origen de este profundo conflicto es bastante fácil de entender. Pablo Iglesias abandona la
vida política nombrando a Yolanda Díaz su sucesora. Al hacerlo, al cederle el testigo de mando,
Pablo Iglesias confía en que Yolanda Díaz tendrá una actitud amigable, fraternal con Podemos. Sin
embargo, como Yolanda Díaz quiere reivindicarse como líder absoluta del nuevo espacio político que
está creando, y eso implica reivindicarse como líder también frente a quien la ha nombrado,
frente a Pablo Iglesias, Yolanda Díaz desde un principio comienza a clavarle puñaladas por la
espalda a Pablo Iglesias y a Podemos tratando de arrinconarlos políticamente. Y la conclusión de
esa refriega es que, a día de hoy, Podemos apenas tiene cinco diputados en el Congreso,
el grupo político está económicamente en bancarrota y sus principales exponentes políticos
han sido expulsados del gobierno de coalición PSOE-SUMAR. Es bastante obvio, por tanto, que,
desde el punto de vista de Pablo Iglesias, la decisión de haber nombrado sucesora a Yolanda Díaz
no ha podido ser peor, porque Yolanda Díaz ha trabajado sobre todo, y como forma de construir y
reforzar su liderazgo en sumar, ha trabajado sobre todo para destruir a Podemos y el legado de Pablo
Iglesias. Y lo que era un secreto a voces, que Pablo Iglesias se arrepentía hondamente de haber
nombrado sucesora a aquella que lo está multiapuñalando a él y a los suyos, desde ayer se ha
convertido en información absolutamente pública, porque el propio Pablo Iglesias ya afirma en público
que se arrepiente de haber nombrado sucesora a Yolanda Díaz.
¿Te arrepientes de lo de Yolanda, de haberla puesto ahí?
Sí, me arrepiento de haberle entregado tanto poder como le entregué sin haber dejado atado
que hubiera un proceso democrático, confiaba en ella. O sea, confiaba en que ella habría
un proceso democrático que respetaría el peso democrático de Podemos. Y claro que me arrepiento.
Yolanda ha trabajado básicamente para destruir a Podemos, aliándose con mafiosos y con los enemigos
más evidentes de Podemos.
Por un lado, debería sorprender que Pablo Iglesias, doctor en ciencias políticas, no
conozca las reglas más básicas de la política. Una de esas reglas básicas es la ley de hierro
de las oligarquías. Es decir, que en todo grupo amplio, por muy democrática que quiera
ser su estructura, termina gobernando siempre una minoría oligárquica. Y por tanto, por
mucho que Pablo Iglesias hubiese dejado todo atado y bien atado... ¿Quién pronunció, por
cierto, esta frase con anterioridad?
Sin haber dejado atado que hubiera un proceso democrático.
Respecto a la sucesión a la jefatura del Estado, sobre la que tantas maliciosas especulaciones
hicieron quienes dudaron de la continuidad de nuestro movimiento, todo ha quedado atado
y bien atado, con mi propuesta y la aprobación por las cortes de la designación como sucedor
a título de rey del príncipe don Juan Carlos de Bordón.
Por mucho que Pablo Iglesias hubiese dejado todo atado y bien atado, al final el poder lo
habría seguido ejerciendo una minoría oligárquica. Hubiese sido esta minoría oligárquica Yolanda
Díaz u otras personas. Y obviamente, Yolanda Díaz quiere ser ella quien ejerza el poder como
minoría oligárquica dentro de un partido con estructura formalmente democrática. Y
precisamente para ser ella y no otros quienes ejercen el poder como minoría oligárquica
dentro de su mar, se tiene que cargar, tiene que expulsar de su alrededor a todos aquellos
antiguos jerarcas que son más leales al antiguo líder, en este caso a Pablo Iglesias, que a ella
misma. Y por eso tiene que destruir a Podemos. Esto, por cierto, ya se lo explicó el profesor
Miguel Ancho Bastos hace casi una década a Juan Carlos Monedero.
El profesor Monedero es profesor de Ciencia Política como soy yo. El profesor Monedero
sabe que hay una ley de hierro de la oligarquía. Y parece que dice, no, nosotros somos distintos
y Podemos no va a romper esa ley de hierro de la oligarquía. ¿En qué sentido? Que
no va a ser un partido distinto por muchos estatutos que tenga. Entonces, me gustaría que
me respondiera después como profesor de Ciencia Política. A lo mejor ya no lo puedes.
No se me explico. Ya eres más público y ya no lo puedes. Segundo, sabes que hay una
ley de hierro de la oligarquía, sabes que es indudible y sabes que se va a dar y ya se
está dando en Podemos. Te puedes hablar así a la gente, sí, pero a mí no, en ese aspecto.
Dos, la revolución devora a sus hijos. Y aquí también está pasando. Y todos los
que estudiamos política sabemos que en Podemos está pasando esto. Y más cuando hay discípulos
que estudiaron a Gramsci y el Maquibelo moderno. Tú lo sabes bien también. Y aquí también
pasa. Yo creo que igual que la revolución francesa, Danton, Robespierre fueron devorados,
la revolución rusa, por ejemplo, Kamenev o Preobrazensky o el grandísimo Buharin fueron
devorados. Aquí creo que en Podemos también se da un fenómeno semejante. La revolución
devora a los fundadores y a los líderes de esa cosa.
Ley de hierro de las oligarquías y los fundadores, Pablo Iglesias, terminan siendo devorados por
la propia revolución que han puesto en marcha. Pero más allá de la previsible fatalidad
que ha perseguido a Podemos, lo llamativo del caso es que los integrantes de Podemos y
de otros partidos a la izquierda del PSOE, llamémosles coloquialmente de extrema izquierda,
son partidos que, después de haber vivido en sus propias carnes el extremo fracaso de
la democracia, la extrema farsa de la democracia, la extrema mentira de que entre todos lo gobernamos
todo, cuando en realidad es una minoría oligárquica resultante de luchas intestinas, de apuñalamientos,
traiciones y mentiras entre los líderes del movimiento, que después de haber experimentado
en sus carnes por qué la democracia en términos amplios, como democracia de masas, no funciona
a la hora de expresar algo así como la voz del pueblo, es llamativo cómo esta misma gente
luego quiere extender el procedimiento democrático a cada vez más ámbitos de la vida social.
Ellos tienen un partido político que no son capaces de organizar democráticamente, porque
viven y reviven golpes de estado internos luchando por el poder, y luego nos dicen que
ese mismo principio democrático que no son capaces de aplicar dentro de su casa de manera
más o menos eficaz, tenemos que ponerlo en práctica en una sociedad de 47 millones de
habitantes, no para decidir sobre asuntos muy puntuales y excepcionales, sino para decidir
prácticamente sobre todos los apartados de la vida de una persona.
¿Cómo deben educarse sus hijos? ¿Cómo debe ahorrar para la jubilación? ¿A qué hospitales
debe poder asistir y a cuáles no? ¿Qué tipos de proyectos culturales deben ser impulsados
y cuáles han de ser reprimidos? ¿Cuáles han de ser los precios de los distintos productos
que se venden en una economía? ¿Cuál ha de ser el contenido específico de cada contrato
de trabajo? ¿Dónde ha de estar permitido construir y dónde no? ¿En qué condiciones
y con qué diseños? ¿Cómo hemos de distribuir los centenares de miles de millones de euros
de riqueza nacional colectiva que se genera cada año? Etcétera. Todo esto, los mismos que
a la hora de organizar democráticamente su partido, fracasan estrepitosamente y se están
matando día a día entre sí, luchando internamente por el poder, todo eso, esos mismos políticos
fratricidas, nos dicen que se puede organizar estupendamente a través de la democracia. Que
entre todos podemos decidir sin ningún tipo de problema, sin ningún tipo de fricción, sin
ningún tipo de obstáculo, sin ningún tipo de barrera. Entre todos podemos decidir perfectísimamente
sobre todos y cada uno de estos asuntos. Y ellos, en su casa, no son capaces ni siquiera
de decidir cordialmente cuál ha de ser el líder del partido que lleve al gobierno las propuestas,
las ideas que supuestamente les son comunes a todos ellos. Si vosotros, los adalides de la
democracia, los imperialistas democráticos, los que pretendéis someter cualquier decisión
privada, privada y personal, al principio colectivista de la democracia, que entre todos
decidamos lo que cada uno puede hacer en su vida, no sois capaces de poner democráticamente en orden
en vuestra casa, ¿con qué cara queréis extender esa disfuncional democracia a cada vez más ámbitos
de nuestra sociedad? ¿Cuál es vuestra aspiración? ¿Que esas luchas arteras, tramposas, desalmadas
entre minorías oligárquicas para tomar el control de una sociedad formalmente organizada como democracia
se reproduzcan a una escala muchísimo más virulenta y más extensa en todo el país? ¿Y qué tal si probamos
por lo contrario? ¿Y qué tal si probamos con respetar dentro del ámbito de cada persona las decisiones
que toma esa persona? ¿Qué tal si en lugar de pretender gobernar sobre los demás, nos limitamos a querer
gobernar sobre cada uno de nosotros? No gobernar para que otros sean nuestros siervos, sino autogobernarnos
para que nosotros no seamos los siervos de nadie. Cuando te hablen de democracia y de extender la democracia,
en realidad sólo están pensando que han de ser ellos, después de haberse matado entre sí, quienes gobiernen sobre ti.
¡Gracias!