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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Una de las medidas económicas en las que sí parece que haya acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos
y que por tanto tiene muchas posibilidades de salir adelante a lo largo de esta próxima legislatura
es un incremento gradual del salario mínimo desde los actuales 900€ al mes a los 1200€ mensuales
Son muchos los que razonablemente temen que un incremento tan notable del salario mínimo pueda terminar perjudicando
de manera muy intensa al tejido empresarial y por tanto y como consecuencia
a los propios trabajadores que en teoría deberían verse beneficiados por esta medida
Sin embargo, cuando uno observa la evidencia agregada sobre cuáles son los efectos del salario mínimo sobre la economía
no encuentra tanto respaldo a que un aumento del salario mínimo tienda a generar en general
desempleo dentro de una economía. ¿Por qué esto es así? Pues porque los efectos del salario mínimo
tenemos que medirlos de manera tan desagregada como sea posible
No tiene mucho sentido tratar de medirlos en el conjunto de la economía cuando el salario mínimo solo afecta a una fracción
muy pequeña de esa economía. En particular, en la medida de lo posible
hemos de medir los efectos del salario mínimo desagregados por colectivos profesionales
por estructuras de mercados laborales y por áreas geográficas
Por ejemplo, sabemos que el salario mínimo tiende a afectar sobreproporcionalmente a las personas más jóvenes
a los inmigrantes y también a las personas adultas muy cercanas a la edad de jubilación
En estos colectivos sí se observa generalmente una mayor incidencia del salario mínimo
sobre la probabilidad de que sean despedidos y, por tanto, serían los colectivos profesionales más sensibles
ante una subida de esta remuneración mínima legal que pueda imponerse, que pueda elevarse en nuestro país
A su vez, también sabemos que el salario mínimo tiene efectos tanto más dañinos
cuanto más competitivo es un mercado laboral. En aquellos mercados laborales, donde el empresario
como contratador, como demandante, de empleo tiene un enorme poder de mercado
por ejemplo, porque es el único empleador o porque es uno de los pocos empleadores
y, por tanto, tiene mucha capacidad para determinar unilateralmente el salario que va a pagar a sus trabajadores
En esas circunstancias, subir el salario mínimo no es especialmente dañino porque lo que hace es restringir el poder de mercado
del empresario. Son mercados monopsónicos donde, insisto, subir el salario mínimo no tiene mucho perjuicio
al menos dentro de determinado rango de subida. Sin embargo, en mercados laborales competitivos
donde es la propia dinámica competitiva entre los empresarios, la que termina determinando los salarios
los incrementos del salario mínimo si generan desempleo. Por ejemplo, en un reciente paper
los efectos del salario mínimo sobre el empleo y la concentración del mercado laboral
diversos economistas, poseazar y otros encontraron que aunque el efecto medio de la subida del salario mínimo
dentro de la economía estadounidense esté cercana a cero, una vez desagregamos por sectores
encontramos una gran dispersión en los efectos. Aquellos sectores con mercados laborales más competitivos
resultaba en esos sectores resultaba muy dañino subir el salario mínimo en otros más cercanos al monopsonio laboral
es decir, donde el empresario tiene poder de mercado a la hora de negociar y de establecer unilateralmente el salario
subir el salario mínimo no tenía gran repercusión. Y, por último, también hemos de desagregar geográficamente
los efectos del salario mínimo. No es lo mismo subir el salario mínimo en regiones muy ricas y muy productivas
donde, por tanto, existe una elevada capacidad para absorber esa subida que incrementarlo en regiones pobres y poco productivas
donde no existe opción de absorber la subida del salario mínimo y, por tanto, si se obliga a los empresarios
a pagar una remuneración salarial muy superior al valor que sus trabajadores generan dentro de la empresa
ahí si se pueda provocar desempleo. De hecho, en un reciente estudio titulado genera un mismo salario mínimo
para todos estrés financiero en las pequeñas empresas, varios economistas, SUDER, Chava y otros, encontraron que
las subidas del salario mínimo federal en Estados Unidos generaban estrés financiero, es decir, impagos,
quebras, salidas de empresas del sector, mayor dificultad para entrar en el sector y, en definitiva, pérdidas de empleo
en aquellos estados que se vieron compelidos a subir su salario mínimo como consecuencia del incremento del salario mínimo federal
En Estados Unidos cada estado tiene su propio salario mínimo y, por tanto, no toda subida del salario mínimo federal
afecta a todos los estados. Si un estado ya tiene un salario mínimo más alto que el federal, aunque se suba al federal
puede quedar por debajo de su salario mínimo. Sin embargo, aquellos estados que tenían el mismo salario mínimo
que el federal, una vez se incrementa al federal, sí genera perjuicios financieros, muy severos y muy incontrovertibles
entre las pequeñas empresas intensivas en trabajo de esos estados.
Por consiguiente, los efectos del salario mínimo tenemos que estudiarlos de la manera más desagregada posible.
Si, en cambio, optamos por agregar el estudio de esos efectos, es posible que no encontremos ninguno relevante,
ninguno muy significativo, al menos para determinadas subidas del SMI, pero una vez empezamos a especificar,
a desagregar, colectivo profesional por colectivo profesional, estructura del mercado laboral por estructura del mercado laboral
y región, área geográfica por región, en ese caso sí que empezamos a encontrar, sí que empezamos a localizar
claros perjudicados. En este sentido, vamos a analizar la subida del salario mínimo que plantea unidas Podemos
y que parece que el PSOE está dispuesto a comprarle desde el punto de vista de la dispersión geográfica española.
Como ya hemos comentado, podemos aspira a subir el salario mínimo interprofesional a 1.200€ al mes.
¿Por qué 1.200€ al mes? Porque esta cuantía equivale al 60% del salario medio español.
En concreto, el salario medio español actualmente está en 1.950€ al mes, de modo que el 60% de 1.950€ al mes
se acerca a los 1.200€ mensuales del salario mínimo que propone Podemos.
A esta relación entre el salario mínimo y el salario medio de una economía, se le conoce como índice de kites
y, en general, los economistas, incluso los defensores del salario mínimo, suelen recomendar que este índice de kites
no supere el 60%. Porque a partir del 60% sí que es verdad que el salario mínimo empieza a tener, incluso,
insisto, para los defensores del SMI, efectos potencialmente perjudiciales para una economía.
Pues bien, partiendo de un índice de kites del 60%, es razonable la propuesta que está haciendo unidas Podemos.
Pues no lo es, y no lo es por dos razones. Primero, el salario mínimo interprofesional se expresa en términos de 14 pagas,
no de 12 pagas, mientras que el salario medio sí se expresa en términos de 12 pagas.
Por tanto, no es verdad que el 60% del salario medio español sea un salario mínimo en 14 pagas de 1.200 euros mensuales.
Concretamente, el salario medio español, en términos anuales, son 23.300 euros.
El 60% de 23.300 euros ronda los 14.000 euros.
De manera que 14.000 euros distribuidos en 14 pagas sería un salario mínimo de 1.000 euros al mes,
y no de 1.200 euros mensuales, como pretende elevarlo unidas Podemos.
De hecho, un salario mínimo de 1.200 euros mensuales en 14 pagas equivaldría a un salario medio del 72%.
Sería el equivalente al 72% del salario medio nacional, un índice de kites del 72%
y, por tanto, muy por encima del límite superior prudencial del 60%.
Pero, en segundo lugar, no es solo que un salario mínimo de 1.200 euros mensuales
equivalga al 72% del salario medio nacional.
Es que, además, dentro de España existe una muy amplia dispersión geográfica en términos de salarios medios.
No es lo mismo el salario medio de Extremadura o de Canarias que el salario medio de Madrid.
Y, por tanto, 1.200 euros mensuales en 14 pagas suponen un porcentaje del salario medio,
un índice de kites, mucho más alto en unas regiones que en otras.
Por ejemplo, un salario mínimo de 1.200 euros mensuales en 14 pagas
equivaldría al 87% del salario medio de Extremadura,
equivaldría al 83% del salario medio de Canarias, al 80% del salario medio de Andalucía,
al 79,5% del salario medio de Murcia, al 79% del salario medio de Castilla-La Mancha,
al 78,5% del salario medio de la Comunidad Valenciana, etc.
Es decir, hay muchas regiones españolas para las que un salario mínimo de 1.200 euros mensuales en 14 pagas
colocaría el índice de kites en torno al 80%.
Un porcentaje, sin duda, muy alejado del límite prudencial del 60%.
De hecho, solo habría dos regiones españolas para las que un salario mínimo de 1.200 euros mensuales en 14 pagas
se ubicaría en torno al 61, 62% de su salario medio, y esas regiones serían Madrid y el país Vasco.
Para el resto del país, un salario mínimo de 1.200 euros mensuales en 14 pagas
supondría índices de kites muy por encima, insisto, del 60%.
Con las consecuencias que ya sabemos que ello provoca estrés financiero en las empresas,
desincentivo a invertir en esas regiones y, por tanto, mucho menos empleo y de mucha menor calidad.
De hecho, démonos cuenta de que algunas de estas regiones son fronterizas con un país Portugal
cuyo salario mínimo es de 700 euros mensuales en 12 pagas.
Por tanto, cuando muchas empresas se planteen dónde invertir, sin Extremadura, en Andalucía, en Galicia o en Portugal
desde luego, uno de los elementos que puede inclinar la balanza es el coste laboral mínimo,
700 euros al mes en 12 pagas en Portugal, frente a 1.200 euros mensuales en 14 pagas en estas regiones españolas.
Se da la paradoja de hecho que, si seguimos incrementando el salario mínimo y, por tanto,
elevando el índice de kites en las regiones más pobres de España,
los únicos puntos de la geografía española que serán capaces de seguir atrayendo inversiones extranjeras
serán las regiones que ya son muy ricas y muy productivas, como Madrid, el País Vasco o Cataluña.
En estas regiones es verdad que el salario mínimo puede generar daños,
pero genera daños incomparablemente menores en las regiones más pobres y menos productivas.
Por consiguiente, en un momento en el que nos estamos tirando los pelos por la España vaciada,
donde nos estamos preocupando porque no hay inversiones que revitalicen las regiones más pobres de nuestro país,
lo que estamos haciendo es encarecer, dificultar todavía más que las empresas quieran invertir en estas regiones.
Al final, una gran empresa extranjera se planteará o invierto en Portugal, o invierto en Madrid, País Vasco o Cataluña, no mucho más.
Y todo supuestamente para favorecer a los trabajadores más precarios de nuestro país.
No nos olvidemos que en economía nada es gratis y el salario mínimo tampoco lo es.
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