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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Segunda carta de Pedro Sánchez a la ciudadanía para tapar la imputación de su esposa, Begoña
Gómez, por corrupción en los negocios y tráfico de influencia, y en la que acusa a los tribunales
españoles de prevaricar y a los medios de comunicación no alineados con el Gobierno
de enfangar. Veámoslo.
El pasado 24 de abril, el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid comunicó a Begoña Gómez,
esposa de Pedro Sánchez, que había incoado diligencias previas para investigarla por tráfico
de influencias y corrupción en los negocios. Y ese mismo día, por la tarde, Pedro Sánchez
publicó en la red social X su primera epístola a la ciudadanía, una carta donde decía estar
muy compungido por el hostigamiento mediático y judicial de la máquina de fango contra él
y su mujer. Hasta el punto de que, decía, se estaba planteando seriamente renunciar a la
presidencia del Gobierno para que cesara ese hostigamiento, esa persecución injustificada
contra Begoña Gómez y Pedro Sánchez. Cinco días después de publicar esa carta y transcurrido
el supuesto periodo de reflexión, supimos que todo fue una ópereta bufa, un espectáculo
que, sin embargo, sirvió para su propósito. Desviar la atención de la investigación sobre
Begoña Gómez por corrupción en los negocios y tráfico de influencias y redirigirla a una
supuesta máquina de fango mediática y judicial que victimizara al presidente del Gobierno,
cuando ni es víctima ni es verdugo, al menos de momento, ni él ni su esposa, porque prevalece
la presunción de inocencia. Pero como el propio Pedro Sánchez declaró en el pasado que muchas
personas que estaban en la misma situación procesal, que ahora mismo está su mujer, si
eran por estar en esa situación procesal verdugos, pues tenía que desviar la atención para victimizarse
y, de paso, justificar una ofensiva sin cuartel en contra de la prensa crítica al Gobierno y
en contra de los tribunales independientes del Gobierno. Por tanto, a Pedro Sánchez ese ejercicio
de manipulación social que supuso su primera epístola a la ciudadanía le sirvió para sus
fines. Pues bien, ayer, 4 de junio del año 2024, el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid
le comunicó a Begoña Gómez que quedaba citada como imputada para prestar declaración ante el
tribunal el próximo 5 de julio. Y, lógicamente, como esto trascendió a la opinión pública,
Pedro Sánchez reaccionó de la misma manera que había reaccionado en la primera ocasión,
publicando a través de la red social X una nueva epístola a la ciudadanía. Y, en el caso de esta
segunda carta a la ciudadanía, cabría perfectamente aplicar la famosa frase de Marx en el 18 brumario
de Luis Bonaparte. Es decir, que la historia siempre se repite dos veces. La primera vez como tragedia y
la segunda como farsa. ¡Atención, eh! Nueva carta a la ciudadanía. Mi esposa y yo hemos tenido
conocimiento hoy mismo, a través de los medios de comunicación, de la citación a Begoña como
investigada, como imputada, el próximo día 5 de julio. Esta decisión se anuncia sólo cinco días
antes de que se celebren elecciones al Parlamento Europeo, lo cual resulta extraño. Habitualmente
se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el
desarrollo normal de una campaña electoral y, por tanto, el voto de los ciudadanos. En
este caso, resulta evidente que esta práctica no se ha respetado. Dejo al lector extraer sus
propias conclusiones. Pues saquemos nuestras conclusiones, como nos insta a hacer el presidente
del Gobierno. Nos está diciendo Pedro Sánchez en este párrafo que hasta el momento existía
un pacto tácito entre los partidos políticos españoles y los tribunales para que estos
prevaricaran, no dictando resoluciones en tiempo y forma. Si esas resoluciones que debían dictar
en tiempo y forma perjudicaban las perspectivas electorales de alguna formación política, porque
eso es lo que está diciendo en este párrafo. Que este tribunal no ha actuado correctamente
porque no ha respetado ese pacto tácito de no hacer públicas resoluciones judiciales que
impliquen a un partido político o, en este caso, a la esposa del presidente del Gobierno, que ni
siquiera es un partido político ni tiene un cargo de responsabilidad en él, porque, claro, estamos cerca
de las elecciones y, cerca de las elecciones, los tribunales han de evitar dictar resoluciones que
puedan perjudicar a alguna formación política. Pero, ¿qué escándalo es este? Y lo más escandaloso
ya ni siquiera es que exista ese pacto, que por supuesto es un escándalo, sino que encima el
presidente del Gobierno lo reconozca públicamente y se indigne de que los tribunales, en este caso,
no están respetando ese escandaloso pacto. Después de esta confesión de parte, después de este chivatazo
de uno de los mafiosos, por el hecho de que el resto de la mafia no está respetando el pacto de
sangre, desde luego habría que proceder a una investigación contra los tribunales y contra
los partidos políticos para dilucidar si lo que está diciendo Pedro Sánchez es verdad o es una pura
invención. Pero, desde luego, si es verdad, es gravísimo. Y, en todo caso, mucho más grave es que Pedro
Sánchez quiera que eso sea verdad. Que ese sea el modelo institucional y de separación de poderes,
de ausencia de separación de poderes, de sometimiento del Poder Judicial, de tribunales
presuntamente independientes a los intereses electorales de los partidos políticos. Que ese
sea el modelo institucional al que aspira Pedro Sánchez para España. Pero, bueno, sigamos con esta
reveladora segunda carta a la ciudadanía. Quiero trasladarle que ambos estamos absolutamente
tranquilos. No hay nada detrás de esta acusación, solo un zafio montaje impulsado por las asociaciones
ultraderechistas demandantes. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, puede que no haya un ilícito penal
en el comportamiento de Begoña Gómez. Eso lo tendrá que dilucidar un procedimiento penal garantista.
Pero, desde luego, lo que hemos conocido, y el presidente del gobierno se ha dignado a dar
explicaciones al respecto, por ejemplo, menos cartas a la ciudadanía y más ruedas de prensa,
con periodistas moderadamente críticos preguntando y replicando, decía que, aun cuando las actuaciones
de Begoña Gómez no constituyan un ilícito penal, que está por ver, desde luego lo que hemos conocido
no es en absoluto decente ni decoroso. Y si Pedro Sánchez no está preocupado por el hecho de que su
esposa haya tenido un comportamiento poco decente y poco decoroso, solo puede ser porque él no conozca
ni la decencia ni el decoro. Sigamos. Con todo, hay una lectura política que me veo en la obligación de
compartir con usted. Como ya recordará, en mi anterior carta denuncié la deriva de una coalición
reaccionaria capitaneada por el señor Feijóo y el señor Abascal, o por el señor Abascal y el señor
Feijóo. Tanto monta, monta tanto, para usar todos los medios a su alcance con el fin de quebrarme en
el plano político y personal. Su objetivo es que yo renuncie, que dimita. Aquí el único que
sorpresivamente habló de que estaba pensando dimitir, por el hecho de que un tribunal incoara
diligencias previas para investigar a su mujer por corrupción en los negocios y tráfico de
influencias, fue Pedro Sánchez. Fue él quien abrió o quien dijo abrir un periodo de reflexión. En
realidad jamás reflexionó sobre nada. Tenía perfectamente claro que no iba a dimitir. Por
tanto, aquí nuevamente está proyectando sobre los demás lo que no es, si no, su maquiavélica
estrategia política. Incluso, como supimos ayer, tratar de forzar mi salida de la presidencia del
gobierno con una moción de censura mediante una alianza contra Natura. ¿Todo les vale?
Exactamente la misma estrategia que siguió Pedro Sánchez para llegar al poder en 2018. Una moción
de censura de todos los partidos políticos en contra del PP por un caso de corrupción del PP. Fue una
moción de censura donde se nos decía que iban a regenerar las instituciones políticas. Bueno,
pues ya se está viendo cuánto las han regenerado. Lo que no lograron en las urnas pretenden alcanzarlo
de manera espuria. También sabía que conforme aumentara la frustración y la impotencia de esta
coalición reaccionaria, el ritmo de la máquina del fango no iba a parar, sino a acelerarse. Ante
esta certeza me pregunté si merecía la pena o no continuar en el ejercicio de mis responsabilidades.
Jamás te preguntaste nada. Trasladaste a la ciudadanía el escenario hipotético.
En el que dimitías. Con el objetivo de que tus más fanáticos seguidores salieran a la calle a
implorarte que no te fueras. Cuando tú ya tenías perfectamente decidido que no ibas a irte. Porque
tu absoluta prioridad es el poder. Como todos los políticos, eres un yonki del poder. Y por tanto,
en lugar de aceptar la limitación en tu poder, que supone esta investigación judicial, porque es un
poder independiente al tuyo, un poder independiente al ejecutivo el que te está fiscalizando, quizá para
concluir que no hay nada, que todo era puro humo, pero te está fiscalizando, siguiendo su competencia y
su deber. En lugar de aceptar esa limitación en tu poder absoluto, que puede haber otros agentes del
Estado que te investiguen, a ti o a los tuyos, si presuntamente han hecho algo malo, han cometido
algún delito, tú, como yonki del poder, le das la vuelta a la situación, intentas instrumentalizar la
situación para ganar más poder, para socavar la independencia, la autonomía de otros poderes
sociales o del Estado que son limitativos de tu poder. Y por tanto, para acrecentar la parcela de
tu propio poder. Eso es lo que estás haciendo, eso es lo que pretendes hacer con esta estrategia
comunicativa en la que sometías a la ciudadanía, o más bien a una parte de la ciudadanía, al chantaje
de o me respaldáis incondicionalmente, aún en el supuesto de que los tribunales concluyan que mi
mujer ha metido dinero en la caja, que no estoy diciendo ni mucho menos que esto haya sucedido,
de nuevo lo tendrá que dilucidar un tribunal, aún si ese fuera el caso, me respaldáis incondicionalmente
o me voy, o estáis detrás de mí para asaltar los tribunales y la prensa, o me voy, o prietas las
filas alrededor de mi figura, o me marcho. Que en realidad es todo un farol, en ningún caso se
marcharía, pero busca manipular a los suyos para que éstos se fanaticen todavía más y traguen con
aquello que en principio no estarían dispuestos a tragar. Sigamos. Quiero decirle que mi decisión de
continuar al frente de la presidencia del gobierno es más firme que nunca. En realidad, tan firme como
siempre, jamás hubo el más mínimo atisbo de duda para dejar la presidencia del gobierno, porque la
presidencia del gobierno es su prioridad. Más bien el poder es su prioridad. Si pudiese tener más poder
fuera de la presidencia del gobierno, pues tal vez se plantearía cambiar. Pero de momento es su absoluta
prioridad. Que la tarea que tiene el gobierno de coalición progresista es más necesaria que nunca.
Nuestro horizonte permanece inalterable. Consolidar la pujanza del crecimiento económico y
la creación de empleo, como hoy acabamos de conocer. Redistribuir los frutos de ese crecimiento
entre la clase media y los trabajadores para luchar contra la mayor de las injusticias, que es la
desigualdad. Regenerar la vida democrática reivindicando el juego limpio por encima del
fango que algunos pretenden esparcir. Avanzar en derechos y en libertades sin dar un paso atrás.
Y contribuir a la paz en el mundo con especial atención a Ucrania y Palestina.
Se ha olvidado de un objetivo de este gobierno de coalición. El objetivo por el que supuestamente
nació el gobierno socialista a raíz de la moción de censura de 2018. Que es el de luchar
y erradicar la corrupción de las administraciones públicas. ¿A qué se deberá semejante olvido?
Pero hay más. Estos próximos días usted será testigo de una cuidada coreografía diseñada
por la coalición ultraderechista para intentar condicionar las elecciones y debilitar al gobierno.
Esta carta no debe de formar parte de esa coreografía propagandística para intentar
condicionar las elecciones y reforzar al gobierno. Parece que si un tribunal dicta una resolución
y se critica al presidente del gobierno por el hecho de que su esposa esté imputada por
corrupción y tráfico de influencias. Eso es máquina del fango. Eso es una cuasi manipulación
del resultado de las elecciones. Y en cambio, si el presidente del gobierno publica este tipo
de cartas deliberadamente manipuladoras de la opinión pública, eso no es una forma de
influir y de condicionar el resultado electoral. Pero hay más. Begoña y yo sabemos perfectamente
por qué la atacan. Ninguno de los dos somos ingenuos. Lo hacen porque es mi pareja. Sí,
en efecto, porque es tu pareja. Porque la esposa del presidente del gobierno no debería ir firmando
cartas de recomendación a empresas y a empresarios que se presentan a concursos públicos y que utilizan
esas cartas de recomendación como avales para esos concursos públicos que dependen en última
instancia del gobierno. Porque hay determinadas cosas, hay determinadas actividades que la esposa
del presidente del gobierno no debería hacer. Y como Begoña Gómez las ha hecho, por eso se la
ataca. Y se la puede atacar por falta de decencia y de decoro o se la puede atacar porque el tribunal
aprecia potenciales indicios de delito en el comportamiento de Begoña Gómez. Motivo por el
cual la cita a declarar como imputada dentro de estas diligencias previas para dilucidar si sigue
avanzando en las investigaciones o si archiva todo el procedimiento por no apreciar que efectivamente
haya comportamientos delictuosos. Ella es una mujer trabajadora y honesta que reivindica su derecho a
trabajar sin renunciar a ello por las responsabilidades de su marido. Y debería tener derecho a trabajar,
por supuesto, pero sin entrar en conflicto de intereses con el ámbito de competencias, con el
ámbito de poder, que es enorme, de su marido. Derecho que yo defiendo en mi vida familiar y por
el que trabajo como presidente del gobierno de España para garantizar que hombres y mujeres tengamos
las mismas oportunidades y los mismos derechos. Y efectivamente, si hubiese una mujer presidente del
gobierno de España, su marido tampoco debería comportarse como se ha comportado Begoña Gómez
respecto al ámbito de poder y al ámbito de decisión de su cónyuge, de Pedro Sánchez. No es una cuestión de
hombres y mujeres. Es una cuestión de que la pareja, la esposa o el esposo de la persona que ocupe la
presidencia del gobierno, no debería poder hacer determinadas cosas. Aun cuando eso terminara siendo
legal, sería igualmente poco decoroso y poco decente. Firmar cartas de recomendación a empresarios amigos
en lo personal que se presentan a concursos públicos que tiene que resolver su marido no es decente y no es
decoroso. Por mucho que esas cartas no hayan sido el elemento que haya inclinado la balanza para que
esos empresarios amigos ganen el concurso público. Precisamente porque podrían serlo y porque puede
ser muy complicado demostrarlo, esas cartas nunca deberían haberse llegado a firmar ni deberían haberse
llegado a aportar dentro de la documentación que proporcionan esos empresarios afines para ganar el
concurso público. Continuemos. Estos días leerá y escuchará usted mucho ruido, por ejemplo el de esta
carta, y aún más furia en tabloides digitales nacidos para propagar bulos, en platós de tertulias
televisivas y radiofónicas al servicio de amplificar esa desinformación. ¿Qué desinformación? Que Begoña
Gómez está imputada. Eso no es ninguna desinformación. Eso es información. La desinformación es tratar de
ocultar ese hecho. Inventarse una máquina de fango para camuflar que la esposa del presidente del
gobierno está imputada. Que el hecho de estar imputada no equivale a ser culpable. Perfecto, de
acuerdo, pero no ocultemos la imputación de Begoña Gómez y no descalifiquemos como máquina del fango a
aquellos que se limitan a informar y a opinar del hecho que desde luego es totalmente noticiable de
que la esposa del presidente del gobierno de España está imputada por los tribunales españoles. Y en
tribunas donde se rasgarán las vestiduras el señor Feijo y el señor Abascal, como se la rasgaba a Pedro
Sánchez cuando era jefe de la oposición y había cargos del Partido Popular que resultaban imputados,
aun cuando no siempre terminaran siendo condenados. Ahí tenemos, por ejemplo, el caso del expresidente
de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps, que tras un viacrucis judicial de más de una década no
ha sido condenado por ningún tribunal y tuvo que dimitir solamente por estar imputado. Y Pedro Sánchez
pidió la dimisión de Francisco Camps por estar imputado. Eso era rasgarse las vestiduras bajo el
influjo de la máquina del fango de la izquierda, que estaba contaminando día sí y día también las
portadas de los tabloides como el país o de las tertulias radiofónicas como la cadena SER, acusando a
Francisco Camps de algo que a lo mejor cometió, pero que los tribunales de justicia no han podido
demostrar que cometió. Y precisamente porque aquello que no puede demostrarse más allá de toda duda
razonable no ha ocurrido a efectos penales, como le puede terminar sucediendo a Begoña Gómez,
eso era lícito, eso era ejemplar, eso era válido y, en cambio, cualquier atisbo de crítica, cualquier
comentario crítico por la situación procesal de la esposa de Pedro Sánchez es máquina del fango.
Todo mentira. Bueno, eso lo tendrán que decidir los tribunales. Pero bueno, de momento, efectivamente,
Begoña Gómez es inocente porque prevalece la presunción de inocencia. Un gran bulo, uno más,
como el de Paco Camps, al que se sumó Pedro Sánchez. En lo que respecta a mí, no le quepa duda de que no
me quebrarán, pues ya podría haber llegado a esa conclusión en la primera carta y nos podría haber
ahorrado ese periodo de reflexión de cinco días donde supuestamente decía que estaba muy cerca de
que le quebraran. Y precisamente por eso tenía que reflexionar si seguía o no seguía. De nuevo,
todo un espectáculo circense manipulador. Y dado que tratan de interferir en el resultado electoral
del próximo 9 de junio, ¿cómo tratan de interferir? Comentando una resolución judicial que Pedro Sánchez
considera que no debería haberse dictado porque existe un supuesto pacto de caballeros entre los
tribunales y los partidos políticos para que no dicten resoluciones judiciales que perjudiquen las
perspectivas electorales de un partido político antes de unos comicios. Entonces el que estaría
intentando interferir en esas elecciones, secuestrando información y secuestrando
resoluciones judiciales que deberían haberse producido antes de esos comicios sería Pedro Sánchez.
No Feijo y Abascal por comentar unas resoluciones judiciales que no han dictado ellos, sino que ha
dictado un tribunal independiente al que Pedro Sánchez acusa de no esperarse hasta después de
las elecciones para no perjudicar las perspectivas electorales del PSOE imputando a su mujer por
corrupción y tráfico de influencias. Y dado que tratan de interferir en el resultado electoral del
próximo día 9 de junio, ojalá sus promotores, el señor Feijo y el señor Abascal, encuentren la
respuesta que merecen en las urnas. Condena y rechazo a sus malas artes. Misma estrategia que
en la anterior epístola a la ciudadanía. Tratar de aprovechar la situación de imputación de su esposa
en su propio beneficio. Para victimizarse, manipular a los ciudadanos, cosechar su voto y salir reforzado
políticamente para iniciar una ofensiva contra los medios de comunicación que informan, que investigan,
no alineadamente con los intereses del gobierno y contra los tribunales independientes que se atreven,
o escándalo, a investigar a la esposa del presidente del gobierno y a hacerlo antes de unas elecciones
europeas. Quedan unos días de ruido antes de las elecciones y unos pocos más antes del verano. Pero
también quedan más de tres años de gobierno, de progreso y de avances. Es que, efectivamente, una cosa
es la acción del gobierno, el periodo de legislatura en el que se puede mantener este gobierno y otra
cosa son los plazos y las competencias del Poder Judicial. Los tribunales no se mueven o no deberían
moverse, porque después de lo que acaba de reconocer Pedro Sánchez, cualquiera pontifica al respecto,
los tribunales no se mueven en función del calendario electoral de los partidos políticos. No se mueven o no
deberían moverse en función de la agenda de reformas que pretenda aplicar un determinado gobierno. Si
los tribunales aprecian corrupción, tráfico de influencias en la acción del gobierno, sancionarán
a aquellos políticos que hayan sido autores de esos casos de corrupción y de tráfico de influencias,
al margen de si las políticas del gobierno son muy buenas o son muy malas, al margen de si quedan
muchos años de legislatura o muy pocos años de legislatura. Y si no lo aprecian, lo mismo con
independencia de todo lo demás. Por tanto, dejemos que el juzgado de instrucción número 41 de Madrid
haga su trabajo sin presiones. El procedimiento penal es tremendamente garantista como para que no
acabe siendo condenado nadie que no sea culpable de los delitos que se le imputan. Por tanto, si Begoña
Gómez es inocente terminará siendo declarada inocente, incluso si Begoña Gómez es culpable y
no se es capaz de demostrar su culpabilidad, terminará siendo declarada inocente. Por tanto,
respetemos la autonomía judicial para actuar. Y mientras tanto, claro, dejemos que los otros dos
poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, sigan haciendo su trabajo dentro de los plazos de la
presente legislatura. Pero es Pedro Sánchez el que lo mezcla todo. Es Pedro Sánchez el que llegó al
poder instrumentalizando una resolución judicial, bien instrumentalizada, tampoco voy a criticar eso,
y ahora es Pedro Sánchez quien no quiere que el relato político que creó para llegar al poder a
lomos de una moción de censura se le gire en contra. Y para que no se le gire en contra, y para que sus
perspectivas electorales no se deterioren, no duda en socavar, en soliviantar la independencia del poder
judicial y de los medios de comunicación. Porque Pedro Sánchez lo que prioriza no es la regeneración
del Estado de Derecho, de la separación de poderes. Pedro Sánchez, como ya hemos dicho, lo que prioriza
es su poder, es la preservación de su poder, a una costa del Estado de Derecho y a una costa de la
separación de poderes. Y esta segunda epístola bolivariana a la ciudadanía no hace más que confirmarlo.