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¿Cómo puede afectar la guerra entre Israel y Hamás a los mercados financieros y más
en concreto al mercado bursátil?
Veámoslo.
La guerra entre Israel y Hamás no solo supone una tragedia humanitaria, sino también un
shock geopolítico con implicaciones potencialmente muy importantes sobre la economía mundial.
En un reciente vídeo ya estudiamos cuáles podían ser las implicaciones de esta guerra
sobre el mercado mundial de petróleo.
En el vídeo de hoy vamos a estudiar cuáles pueden ser sus efectos sobre los mercados bursátiles.
De entrada, es importante que contextualicemos cuál suele ser el impacto en la bolsa de shocks
geopolíticos como el que estamos ahora mismo experimentando.
Es decir, cuánto tiende a caer la bolsa después de shocks de este calibre y cuánto tiempo tarda
en recuperarse. Y para ello podemos recurrir a la siguiente tabla elaborada por la compañía
En esta tabla se recopila cómo han afectado a la bolsa, y más concretamente al índice
estadounidense Standard & Poor's 500, distintos eventos geopolíticos durante los últimos
80 años, empezando por el ataque japonés a Pearl Harbor y terminando con la crisis
del COVID-19.
Y lo que vemos es que, en términos promedio, el Standard & Poor's 500, al día siguiente
de que suceda este evento geopolítico, tiende a caer alrededor del 1%. Y de nuevo, en términos
promedio, la caída máxima del índice tras estos eventos geopolíticos tiende a ser
de alrededor del 6%. De media el índice alcanza su nivel más bajo 22 días después de la
ocurrencia del evento geopolítico y tarda en recuperar su nivel anterior al evento geopolítico
una media de 50 días.
Sin embargo, hay que decir que la dispersión, tanto en los porcentajes de caída como en
el tiempo de recuperación, es bastante grande. Muchos eventos geopolíticos tienen una influencia
prácticamente nula sobre el índice y, en cambio, otros sí tienen una influencia más
profunda y más persistente. Por ejemplo, la guerra del golfo, iniciada con la invasión
de Kubaid por parte de Irak, llevó a una caída máxima del Standard & Poor's 500
del 17% y el índice tardó en recuperar sus niveles previos a la invasión de Kubaid 189
días, es decir, más de medio año. El ataque japonés a Pearl Harbor, que marca la entrada
de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, supuso una caída del índice de casi el 20%
y este tardó en recuperar su nivel previo 307 días, es decir, prácticamente un año
entero.
En cambio, si nos vamos a un evento geopolítico similar al que estamos viviendo en estos momentos,
la guerra del Yom Kippur hace ahora justamente 50 años, lo que vemos es que la caída máxima
del índice bursátil del Standard & Poor's 500 fue de solo el 0,6% y que, en apenas
seis días, el índice recuperó su nivel anterior.
¿Y a qué se debe tanta diferencia en los efectos que los distintos eventos geopolíticos
tienen sobre el mercado bursátil? Bueno, para explicarlo es importante recordar, como
siempre, de qué dependen las cotizaciones bursátiles. Las cotizaciones bursátiles
dependen esencialmente de dos variables. Por un lado, los beneficios que se espera que
una compañía o el conjunto de compañías, si hablamos de todo el índice bursátil,
de los beneficios que una compañía o el conjunto de compañías se espera que vayan
a generar en el futuro. Y la otra variable son los tipos de interés.
Cuanto más aumenten las expectativas de beneficios futuros, más se incrementarán las cotizaciones
bursátiles. Cuanto más suban los tipos de interés a los que se descuentan, a los que
se transforman en equivalentes presentes y ciertos, esos beneficios futuros esperados,
cuanto más suban los tipos de interés, más caerán las cotizaciones bursátiles.
Y al revés, cuanto más bajen los tipos de interés, menos caerán las cotizaciones
bursátiles. Pues bien, para que un evento geopolítico pueda tener consecuencias muy
profundas y muy persistentes sobre las cotizaciones bursátiles, es necesario que ese evento geopolítico
afecte a alguna de estas dos variables, o a los beneficios futuros que se espera que
obtengan las empresas, o a los tipos de interés. Y en concreto, esta guerra entre Israel y Hamás
es esperable que afecte, o bien a los beneficios futuros que obtienen las compañías, o bien a
los tipos de interés, porque si no lo hace, la influencia sobre el mercado bursátil de esta guerra
no será persistente ni demasiado profunda. Pero si sí lo hace, su influencia sí puede
ser bastante mayor. ¿Hay algún modo en el que esta guerra pueda afectar o bien a los beneficios
de las principales compañías occidentales, o bien a los tipos de interés globales? Pues de entrada
parecería que no. Lo que suceda en Oriente Medio no debería por qué tener demasiadas repercusiones
sobre la economía estadounidense o sobre la economía europea, más allá de que algunas
compañías puedan suministrarle armamento a Israel y, por tanto, a corto plazo puedan
experimentar un incremento de sus beneficios. Pero más allá de eso, que en todo caso sería
anecdótico sobre el conjunto del mercado, no parece que haya muchas más repercusiones. Sin embargo,
si hay un factor a través del cual tanto los beneficios de las compañías occidentales,
cuanto los tipos de interés, podrían verse negativamente afectados. Y este factor, como ya
tratamos en un reciente vídeo, es el precio del petróleo. En ese vídeo ya explicamos que no es
probable que se reproduzcan acontecimientos similares a los de la crisis del petróleo del año 1973.
En ese momento, los precios del petróleo, como consecuencia del embargo de la OPEP a la producción
y exportación de petróleo a Occidente, como consecuencia del apoyo de Occidente a Israel
en la guerra del Yom Kippur, en ese momento los precios del petróleo se cuadruplicaron. Ahora
mismo, como decimos, el escenario más probable no es que se cuadrupliquen. Sin embargo, como también
explicamos en el vídeo de ayer, no es inabsoluto descartable que, dadas las tensiones que ya existen
en el mercado de petróleo, un mayor tensionamiento de la oferta, ya sea por la pasividad de la OPEP
a incrementar la oferta, o ya sea porque se saca la producción iraní del mercado,
ese mayor tensionamiento de la oferta sí puede llevar a que los precios del petróleo suban
adicionalmente. Y una fuerte subida de los precios del petróleo, no necesariamente una duplicación
de los precios ni mucho menos, pero una fuerte subida de los precios del petróleo sí impactaría
negativamente tanto sobre los beneficios de la mayoría de compañías, cuanto y sobre todo
sobre los tipos de interés. Por un lado, cuanto más cara sea la energía, en términos generales,
menores son los beneficios económicos. Las compañías son capaces de producir menos y
los consumidores son capaces de demandar menos. Por tanto, energía más cara, menores beneficios
futuros esperados. Pero es que además, una energía más cara también, en el contexto actual,
significa una inflación mayor. Y una inflación mayor implica que los bancos centrales o bien
van a seguir subiendo los tipos de interés, o si no subieran los tipos de interés, al menos,
y como mínimo, lo que sí significaría es que los actuales niveles, ya bastante altos de por sí,
se mantendrían sin reducciones durante bastante más tiempo del originalmente esperado. Por tanto,
si la actual guerra entre el Estado de Israel y Hamás eleva a medio plazo los precios del
petróleo con respecto a sus niveles actuales, esa consecuencia económica de este evento
geopolítico sí dañaría al mercado bursátil. Y lo dañaría por la doble vía de reducir los
beneficios económicos de las empresas y, sobre todo, por la vía de mayores tipos de interés
futuros. En definitiva, que más allá de la incertidumbre inicial que este tipo de
acontecimientos geopolíticos con impacto global puedan generar sobre el inversor,
lo decisivo va a ser su influencia sobre aquellas variables que puedan terminar influyendo o en los
beneficios de las empresas o en los tipos de interés. Y en este caso, la principal vía de
transmisión tanto sobre los beneficios como sobre los tipos de interés de este evento
geopolítico, sin duda alguna, es el precio del petróleo. Por tanto, habrá que estar muy atento
a aquellas decisiones políticas que, como consecuencia de esta guerra, puedan afectar
al precio del petróleo para, a su vez, anticipar cuál puede ser su impacto sobre el mercado
bursátil. Si la guerra nos conduce a un petróleo sustancialmente más caro, no solo en el corto
plazo como una sobrereacción a lo que está sucediendo, sino en el medio plazo de manera
estructural, entonces sí podemos empezar a preocuparnos.