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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La inflación continúa moderándose de manera muy significativa en Estados Unidos.
Durante el mes de noviembre los precios únicamente se incrementaron un 0,1% con respecto a octubre.
¿Hemos dejado ya atrás la pesadilla de la inflación y los tipos de interés van a empezar a bajar de nuevo?
Veámoslo.
Buenos datos de inflación en Estados Unidos. En el mes de noviembre los precios únicamente
se incrementaron un 0,1% con respecto al mes anterior. No sólo eso, en los últimos tres meses,
es decir, en septiembre, octubre y noviembre, los precios únicamente acumulan una subida
del 0,9%. De modo que si esta tasa de inflación trimestral se mantuviese constante durante
los próximos meses hasta completar el año, la inflación anual sería del 3,6%. Aún por
encima del objetivo de inflación de la Reserva Federal a medio plazo, que es el 2%, pero en todo
caso bastante cerca del mismo en relación con los niveles de inflación interanual actuales. Y es
que en noviembre la inflación interanual debido a todo lo que subieron los precios a comienzos de
año todavía se ubica en el 7,1%. Pero parece ser que nos estamos orientando hacia futuras
inflaciones más bajas, más moderadas que las actuales. Es decir, parece que estamos entrando en
un periodo que técnicamente se conoce como desinflación, no un periodo de deflación,
es decir, no un periodo en el que los precios bajen, sino un periodo en el que suben más
lentamente de lo que venían subiendo y, por tanto, un periodo en el que la tasa de inflación
se aproxima, se va acercando o va convergiendo con ese objetivo a medio plazo de la Reserva
Federal del 2%. De hecho, si nos fijamos en las expectativas de inflación de los agentes
económicos durante el próximo año, estos ya esperan que la inflación durante los próximos
12 meses no sea del 7,1% actual, sino del 5,2% y la inflación promedio a 3 años anticipan
que será del 3% al año. Por tanto, ya muy cerca del objetivo de la FED del 2%. Significa todo esto
que ya podemos cantar victoria frente a la inflación y que, en consecuencia, la Reserva
Federal va a empezar a bajar los tipos de interés para así estimular la economía, para así
alejar los tambores de recesión que se estaban escuchando con respecto al año 2023, no tan
rápido. De entrada, simplemente hemos tenido dos buenos meses seguidos de buenos datos
de inflación, lo cual no es en absoluto irrelevante, sobre todo dentro del contexto internacional
en el que nos movemos, un contexto internacional en el que, por ejemplo, el precio del petróleo
se haya en su nivel más bajo desde antes de la guerra en Ucrania, incluso desde antes
de comenzar el año 2022, y, por tanto, un contexto internacional en el que ciertos precios
relevantes como el del petróleo se están desinflando y otros como el del gas, si bien
no están regresando a los niveles que exhibían hace años, si se han hundido, como ya explicamos
en un vídeo anterior, con respecto a los máximos que alcanzaron en agosto o en septiembre.
Por tanto, ya digo, tenemos dos meses seguidos de buenos datos de inflación en Estados Unidos
dentro de un contexto global de precios que parece que empuja en esa misma dirección,
la dirección de la desinflación, pero en cualquier caso no dejan de ser solo dos buenos
datos durante dos meses seguidos, por tanto, la Reserva Federal, a buen seguro, esperará
más buenos datos durante los meses venideros antes de cambiar de opinión y plantearse si
quiera la posibilidad de bajar tipos de interés, pero sobre todo existe otro motivo que muy
probablemente llevará a la Reserva Federal a no cambiar de rumbo al menos de momento.
¿Cuál es ese otro motivo?
Pues un mercado laboral en Estados Unidos que sigue estando muy tensionado, no solo
porque la tasa de paro en Estados Unidos se halla en el 3,7%, una de las más bajas
de toda su historia, sino por lo siguiente, en este gráfico podéis observar la diferencia
entre las vacantes, entre los puestos de trabajo sin cubrir en Estados Unidos, los empleos
que quieren cubrir los empresarios y que no han cubierto todavía, la diferencia entre
las vacantes en Estados Unidos y el número de desempleados.
Y como podemos observar, esa diferencia supera a los 4 millones de personas.
No está en máximos, pero está cerca de máximos.
Que significa esto, que aún cuando todo el mundo que hoy busca empleo en Estados Unidos,
aún cuando todos los parados en Estados Unidos encontraran un puesto de trabajo, aún así
habría más de 4 millones de empleos sin cubrir, sin un trabajador que los pueda cubrir
en Estados Unidos.
Esto nos indica, como digo, un mercado laboral tensionado.
Y en mercados laborales tensionados, lo que suele ocurrir es que aumentan los salarios.
Y si aumentan los salarios, eso puede generar una espiral de precios salarios.
Es decir, los empresarios, para compensar el encarecimiento de sus costes, pueden elevar
los precios como reacciona la subida de los salarios.
Como hasta el momento, las subidas de tipos de interés, las muy fuertes subidas de tipos
de interés, el ritmo de subida de tipos más acelerado de la historia de la Reserva Federal,
como hasta el momento no han conseguido debilitar significativamente el mercado laboral,
destensionarlo.
Es decir, que los empresarios demanden menos empleo y los trabajadores ofrezcan más empleo,
ya sea porque están parados o porque trabajadores que no pensaban incorporarse al mercado laboral
se vean empujados a hacerlo, como no se ha destensionado el mercado laboral, el riesgo
de una perpetuación de la inflación como consecuencia de una espiral precios salarios
sigue ahí.
Sin embargo, a este respecto hay opiniones contradictorias.
Algunos economistas argumentan que el mercado laboral estadounidense, aunque parezca tensionado,
por lo que hemos visto antes, porque hay muchos más empresarios demandando trabajadores
que trabajadores disponibles para incorporarse a esos empleos, aunque el mercado laboral
parezca tensionado, argumentan estos economistas, en realidad no lo está, porque hasta el
momento los salarios, si bien están aumentando a tasas, atención, del 6,4%, se trata de
incrementos salariales que hasta el momento se ubicaban bastante por debajo de la inflación,
es decir, hasta el momento los salarios reales en Estados Unidos han caído y una caída
de salarios reales no parece demasiado compatible con un mercado laboral tensionado en el que
los trabajadores tienen mucho poder de negociación y, por tanto, en el que los salarios reales
deberían estar subiendo.
Si los salarios reales hasta el momento no han subido sino que han bajado, los precios,
el IPC ha subido más que los salarios nominales, aún cuando los salarios nominales, repito,
han subido a tasas superiores al 6%, esto lo que indicaría es que los datos del mercado
laboral en realidad no reflejan la realidad del mercado laboral y este estaría mucho
menos tensionado de lo que parecería a tener exclusivamente de los datos.
Según esta perspectiva, si la tasa de inflación baja desde el 7% actual en términos interanuales
al 6%, al 5%, al 4% o al 3%, los salarios nominales que se negocian en el mercado laboral
también bajarán del actual 6,4% al 5,5%, al 4,5%, al 3,5% o al 2,5% de manera que
los salarios no se conviertan en un motor de inflación por sí mismos.
Sin embargo, existe otra interpretación posible.
Como he mencionado al principio del vídeo, en la actualidad las expectativas de inflación
por parte de los agentes económicos están en que a un año vista los precios se incrementarán
un 5,2%.
Por tanto, si los trabajadores no negocian sus salarios hoy en función de cuál haya
sido la inflación hasta hoy, sino de cuál esperan que será la inflación durante el
próximo año o durante los próximos años, si en lugar de mirar hacia atrás, miran hacia
adelante, lo que está sucediendo ahora mismo es que los salarios reales en Estados Unidos
sí se están incrementando desde un punto de vista prospectivo, se están incrementando
hoy los salarios en un 6,4% aún cuando los agentes económicos, los trabajadores entre
ellos esperan que durante el próximo año los precios solo aumenten un 5,2%.
Es decir, durante el próximo año los trabajadores están logrando imponer un incremento de los
salarios reales, una ganancia de su poder adquisitivo.
Y si logran imponer ese incremento de los salarios reales a los empresarios, es porque el mercado
laboral está tensionado y por tanto los trabajadores tienen poder de negociación.
Si hay muchos empresarios peleándose por pocos trabajadores, los empresarios que necesiten
más urgentemente esos trabajadores tendrán que elevar los salarios reales para conseguir
atraerlos.
Si este proceso fuera consecuencia de la acumulación de capital derivada del propio ahorro de los
agentes económicos, sería un proceso maravilloso, no un proceso ni mucho menos a evitar.
Ahora bien, si este proceso es el resultado de un recalentamiento de la economía debido
al excesivo gasto agregado, ya sea fruto de unos tipos de interés demasiado bajos o ya
sea fruto de un déficit público demasiado elevado, entonces no es que sea algo a evitar
per se, sino que es el síntoma de una economía que todavía tiene que enfriarse para volver
a la normalidad.
Pues bien, si este último es el caso, si el mercado laboral está tensionado y por tanto
si se están produciendo ya subidas de salarios reales a través de incrementos de los salarios
nominales por encima de la subida del índice de precios al consumo del IPC, lo que ocurriría
es que los salarios se podrían convertir en un motor de la inflación espiral precios
salarios durante los próximos meses, al menos si el mercado laboral no se destensiona.
Si este es el escenario en el que nos encontramos, que es un escenario clásico dentro de los
manuales de economía, describiría bastante bien lo que se suele denominar la curva de
Philips, es decir, la relación negativa que existe entre desempleo e inflación, a menor
desempleo, mayor tensionamiento del mercado laboral, mayores subidas de los salarios
nominales y mayores subidas de precios, a mayor desempleo, menor tensionamiento del
mercado laboral, menores subidas de los salarios nominales y por tanto menor inflación, como
digo, si los salarios reales están subiendo porque los salarios se negocian pensando en
el futuro y no en el pasado, durante los próximos meses los salarios se podrían convertir en
un motor de la inflación hasta que se destensione el mercado laboral, de modo que la Reserva
Federal debería mantener los tipos de interés altos hasta que la demanda de trabajadores
por parte de los empresarios se reduzca, como consecuencia de que estén empeorando
las expectativas de negocio, o hasta que, como decía, la oferta de trabajo por parte
de los trabajadores aumente, ya sea porque algunos de ellos se quedan desempleados y
por tanto vuelven a ofertar su fuerza de trabajo en el mercado, o ya sea porque los ingresos
no salariales de otras personas se reducen y por tanto, para tener ingresos, no tienen
otro remedio que ofrecer su fuerza de trabajo al mercado.
Dicho de otra manera, hasta que la Reserva Federal no compruebe por la vía de los hechos,
si el tensionamiento del mercado de trabajo estadounidense es real, y si por tanto puede
ser un motor de la inflación durante los próximos trimestres, es dudoso que la Reserva
Federal empiece a bajar tipos de interés.
La propia Reserva Federal ya ha dicho que mantendrá los tipos de interés en sus niveles
actuales o algo más elevados durante más tiempo del que mucha gente está esperando,
y probablemente el motivo de hacerlo así sea para asegurarse de que el mercado laboral
no tiene fuerza suficiente como para reanimar la espiral inflacionista.
Ahora bien, si durante los próximos meses bajara el IPC y bajara también suficientemente
el incremento de los salarios nominales, entonces, claro, la Reserva Federal ya tendría muchos
más argumentos para volver a bajar los tipos de interés, pero como esto no se va a clarificar
en un par de meses ni mucho menos, habrá que esperar con tipos de interés relativamente
altos.
Y cuanto más tiempo nos mantengamos en tipos de interés altos, más probabilidades hay
de que la economía sufra, de que termine entrando en recesión e incluso de que se
pueda terminar gestando una crisis financiera en algún lugar de la economía financiera
global.
Con las fuertes subidas de tipos de interés de los últimos meses, parece que los bancos
centrales están empezando a ganar su batalla contra la inflación, pero la guerra continúa
y cuanto más se prolonga en el tiempo, más riesgos existen de que termine dañando a
la economía real.