logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Durante las últimas semanas, los tipos de interés de la deuda pública han estado subiendo de manera muy acusada.
¿Empiezan los problemas? Veámoslo.
Durante muchos años, gran parte de los gobiernos occidentales se han estado financiando a tipos de interés
extremadamente reducidos, incluso, en algunos casos, a tipos de interés negativos.
Parecía, por tanto, que el endeudamiento público resultara gratuito,
que el gobernante que se preocupaba por cuadrar las cuentas y por no emitir deuda pública
estaba loco. Era un irresponsable porque pudiendo financiarse gratis, o incluso de manera subsidiada,
que sentido tiene que para aumentar el gasto incrementemos sádicamente los impuestos,
o que, para reducir impuestos, recortemos sádicamente el gasto y, por tanto, las transferencias que recibe la población.
Parecía, en definitiva, que la lógica clásica de las finanzas públicas había quedado permanentemente en suspenso,
que el gobierno podía gastar sin ingresar y que, por tanto, en última instancia podía comprar sin pagar.
Esta lógica, sin embargo, ha empezado a tambalearse con las altas, muy altas, históricamente altas tasas de inflación
que venimos sufriendo en los últimos meses, no en el mes de marzo específicamente,
no como consecuencia única o principal de la guerra de Ucrania, sino desde hace prácticamente un año.
Esas tasas de inflación ponen de manifiesto que, en agregado, estamos gastando mucho más de lo que la economía es capaz de digerir,
que el gobierno se está endeudando demasiado como para poder llegar a pagar su deuda sin impagarla por la puerta de atrás,
es decir, a través de inflación.
Esas dos dinámicas, el incremento del gasto nominal, que, por tanto, dispara los precios nominales de las mercancías
y el sobreendeudamiento del Estado que hace temer su incapacidad para hacer frente a la deuda
y que, por tanto, deprecia la moneda ante la perspectiva de que parte de esa deuda se pagará en el futuro con inflación,
esos dos fenómenos ya los estábamos viviendo y nos estaban alertando de que debíamos cambiar radicalmente de rumbo.
Y cuando digo debíamos, no me refiero única y exclusivamente al gobierno de España, sino en general a todo Occidente,
que se ha vuelto permanentemente adicto a las políticas de estímulo queinesianas.
Los primeros en empezar a cambiar de rumbo han sido los bancos centrales, en especial el Banco Central de Estados Unidos, la Reserva Federal.
En un vídeo anterior ya resumí cuáles fueron las principales decisiones que tomó y que anunció que iba a tomar en el futuro cercano hace apenas unas semanas.
En esencia, subidas de tipos de interés e interrupción de las compras de deuda pública.
El Banco Central Europeo, por su parte, todavía no ha anunciado subidas de tipos de interés, aunque no cierra la puerta a ejecutarlas,
pero sí se ha comprometido a dejar de adquirir deuda pública durante los próximos meses.
¿Y esto qué significa? Pues significa que aquellos estados que se estaban financiando en términos muy asequibles gracias a las monetizaciones de deuda de los bancos centrales,
y en el caso que nos ocupa, en el caso de España, esas compras obviamente eran por parte del Banco Central Europeo,
pues esos gobiernos que se financiaban barato por la compra de deuda de los bancos centrales serán los siguientes que deban empezar a cambiar de rumbo.
Porque si el Banco Central cierra el grifo del crédito público, porque la inflación se está descontrolando,
los gobiernos que necesitan ese crédito proporcionado por el Banco Central en condiciones subsidiadas dejarán de recibirlo y al no recibirlo subirán los tipos de interés.
Y si los tipos de interés a los que se financian los gobiernos suben, entonces tendrán que dejar de endeudarse sobre todo aquellos que ya están muy endeudados
y sobre los que pesan dudas razonables acerca de su solvencia. En caso contrario, si un agente económico, en este caso un estado tremendamente endeudado,
sigue emitiendo todavía más deuda cuando se le está encareciendo día a día el coste de esa deuda,
a donde está yendo ese agente económico ese estado es hacia el precipicio.
Durante las últimas semanas el precio de la deuda pública de todos los gobiernos occidentales no ha dejado de aumentar y aumentar y aumentar.
Las razones ya las hemos explicado, por un lado que los bancos centrales van a dejar de comprar deuda pública y por otro lado las altas tasas de inflación que estamos experimentando.
Si la inflación se enquista en los mercados, los inversores huirán de la renta fija y por tanto harán que sus tipos de interés suban.
Fijémonos de hecho en la evolución que está siguiendo la deuda pública española a 10 años, el bono de referencia.
A principios del año 2021 los tipos de interés de la deuda pública española a 10 años estaban prácticamente en el 0%.
Posteriormente, con el paso de los meses y conforme la economía se iba recuperando, aumentaron hasta el 0,25%.
Pero es que ahora mismo ya se ubican en el entorno del 1,5% y la mayor parte de esta subida, como bien podemos observar, se ha producido en los últimos meses, en la primera parte de este año 2022.
Por tanto, si supera estos niveles, el coste de la deuda pública española rebasará el nivel más alto que desde el año 2015, desde el momento en el que el Banco Central Europeo comenzó a intervenir activamente en el mercado de deuda pública,
rebasará el tipo de interés más elevado que hasta el momento el Banco Central Europeo había permitido que se estableciera en los mercados financieros globales.
Y cuidado, este no es un fenómeno específicamente español. En los últimos meses, en las últimas semanas, los tipos de interés de toda la deuda pública occidental han aumentado de manera muy agresiva, de manera muy intensa.
Por ejemplo, aquí podemos observar la evolución de los tipos de interés de la deuda pública alemana a 10 años. Uno de los estados europeos más solventes también está viendo cómo sus costes de financiación se encarecen.
Por supuesto, no tanto como en el caso de España. En España, recordad, el tipo de interés de la deuda pública a 10 años ronda el 1,5% y en el caso de Alemania estamos hablando del 0,65%, menos de la mitad.
Pero lo inquietante, lo preocupante, no es tanto el nivel de estos tipos de interés, cuanto la evolución que están siguiendo. Al fin y al cabo, si la deuda pública a 10 años se estabilizará en unos tipos de interés del 1,5%, podríamos estar tremendamente felices.
España, históricamente, ha pagado tipos de interés del 4, del 5, del 6 o incluso del 7%. Por tanto, el 1,5% sigue siendo un tipo de interés muy competitivo que no añade ningún tipo de grave presión financiera sobre el gobierno.
Pero como digo, lo inquietante no es tanto el nivel actual en el que se encuentran los tipos de interés a 10 años de la deuda pública española, lo inquietante es la evolución que han seguido durante los últimos meses.
Y si los tipos de interés siguen subiendo, y es previsible que sigan subiendo en la medida en que la inflación se mantenga alta, y en la medida en que los bancos centrales continúen subiendo sus tipos de interés, y además ambos fenómenos están relacionados,
porque es complicado que la mayor parte de la inflación que experimentamos vaya a poder ser controlada sin subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales, si los tipos de interés siguen subiendo, empezaremos a tener problemas.
Y con problemas, me refiero a que deberemos empezar a cuadrar unas cuentas que están muy descuadradas, y solo hay dos formas de cuadrar las cuentas en el corto plazo, o subiendo de manera muy agresiva los impuestos, o recortando de manera muy energica los gastos.
¿Se acabó la era del dinero gratuito?