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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Ayer tuvimos ocasión de explicar en un vídeo que podréis encontrar arriba a la derecha
la sección de pestañas que la reforma de las pensiones que plantea el gobierno de Pessoe
y de Podemos consiste en alargar el periodo de cómputo de la pensión desde los últimos
25 años de vida laboral a los últimos 35 años de vida laboral y evidentemente ello
supondrá un recorte de las pensiones para la inmensa mayoría de trabajadores en la
medida en que los primeros años de la vida laboral suelen ser malos años, años con
salarios bajos con empleos precarios y por tanto que promedian a la baja la base reguladora.
Sin embargo conviene que hoy reflexionemos sobre quién serán los principales perjudicados
de esta reforma del gobierno porque esta reforma del gobierno no va a afectar a los pensionistas
actuales, va a afectar a los pensionistas futuros a quienes accedan a la jubilación en el
futuro y previsiblemente se aprueban algún periodo de transición que es lo que suele
hacerse en estos casos ni siquiera afectará a quienes se jubilen en el futuro más inmediato
sino a quienes se jubilen en el medio y largo plazo y quienes se van a jubilar en el medio
y largo plazo pues aquellos que han nacido en la década de los 80 y en la década de
los 90.
¿Y por qué este dato es significativo?
Lo es porque la semana pasada desde el Centro de Estudios de Esade, el Cintán de Esade
y la Fundación Freik von Neumann publicaron un estudio sobre lo que ya se ha venido a
conocer como la generación maldita, es decir, aquellas personas, aquellos españoles nacidos
entre el año 85 y el año 94.
¿Y por qué se les denomina generación maldita?
Pues porque ha sido una generación que al incorporarse al mercado laboral se han tenido
que enfrentar a una doble y brutal crisis económica.
En primer lugar la crisis que empezó en el año 2008, la crisis financiera del año
2008 y en segundo lugar la crisis económica del coronavirus.
Esa generación se ha enfrentado a esta doble crisis y eso ha significado que o no han
encontrado empleo cuando han querido buscarlo o han encontrado empleos más precarios y
peor pagados de lo normal.
Y esto no solo es un problema que se sufra durante unos años, la evidencia económica
nos muestra que aquellas personas que se incorporan al mercado laboral en años de
crisis suelen arrastrar a lo largo de su vida laboral, obviamente en términos medios,
una penalización salarial durante los años en los que otras generaciones han entrado
en las empresas y han comenzado a adquirir formación específica en el ámbito empresarial,
estos trabajadores de generaciones que se incorporan, insisto, en el mercado laboral
durante años de crisis no atieven esa formación específica y ese es un problema que van arrastrando,
que les va acoleando a lo largo de su vida y por eso ya digo hay una penalización salarial
que sufren frente a otras personas de otras generaciones a su misma edad.
Por ejemplo este estudio de la Fundación de Sadi y de la Fundación Freddy von Neumann
estimaba que al cumplir 33 años en términos medios, los trabajadores nacidos entre el
año 85 y el año 94 habían percibido unos ingresos salariales acumulativos, total de
ingresos salariales hasta los 33 años que eran un 16% inferiores a los que de media
habían percibido también a los 33 años las personas nacidas entre el 75 y el 84 y evidentemente
este es un problema que además tiene otras derivadas porque unos menores ingresos salariales
también impactan en una menor capacidad de ahorro y por tanto en una menor patrimonialización
de las personas nacidas entre el 85 y el 94.
Si a esto le añadimos a su vez que la principal inversión que suelen hacer muchos españoles,
también las personas de esta generación es la inversión inmobiliaria, la compra de
una primera vivienda y que los precios de los inmuebles en España están en escalada
debido a la restricción de la oferta, ingresos menguantes y precios inmobiliarios crecientes
significa muy pocas oportunidades para constituir un patrimonio de activos que proporcionen
algún tipo de rendimiento, en el caso de una vivienda, rendimiento en especie, alquileres
futuros ahorrados.
Y aunque se suele decir que los problemas de esta generación, la generación 85 y 94,
la generación maldita, se deben fundamentalmente a las dos crisis económicas que han sufrido
cuando les tocaba incorporarse al mercado laboral, la explicación no es del todo completa, dado
que sí, efectivamente, esas crisis las han sufrido, pero esa misma generación en otros
países no ha sufrido tanto como en España.
De hecho, hay dos decisiones políticas que han agravado de manera muy notable los efectos
que sobre esta generación ha tenido la crisis.
Son decisiones en el ámbito laboral, en España se hiperprotege a los trabajadores indefinidos
con cierta antigüedad en sus puestos de trabajo, lo que significa que los nuevos trabajadores,
los que intentan incorporarse por primera vez al mercado laboral en términos generales,
pero no digamos ya durante una crisis, lo tienen complicadísimo para hacerlo y si se
incorporan es solo a través de contratos ultra precarios, de contratos muy inestables,
muy temporales, que por tanto no permiten la acumulación de capital humano específico
para un puesto de trabajo dentro de la empresa, porque ningún empresario invierte a largo
plazo en un trabajador que sabe que a la semana, al mes o a los dos meses va a prescindir
de él para que no devengue una indemnización por despido muy elevada, ha habido a cuenta
de que ya tiene otras tres cuartas partes de su plantilla con un contrato indefinido prácticamente
irrompible o solo rompible a un coste muy elevado.
Por tanto la dualidad del mercado laboral que es una opción legislativa de España
dificulta la incorporación de los jóvenes al mercado laboral y especialmente de la generación
85, 94, porque se han intentado incorporar a un mercado laboral al que ya de por sí
es muy difícil incorporarse en medio de dos crisis económicas que todavía dificultan
más esta incorporación.
La segunda decisión política que agrava la situación financiera de esta generación
es, como hemos dicho, la restricción política de la oferta. Las autoridades restringen la
oferta de vivienda, restringen la oferta de suelo para poder edificar nueva vivienda
y con ello lo que hacen es encarecer muy notablemente el precio de la vivienda.
Fijémonos que estas dos intervenciones además son dos intervenciones dirigidas a beneficiar,
a privilegiar incluso a las generaciones anteriores frente a las nuevas generaciones.
¿Por qué? Porque las generaciones anteriores son las que ya han devengado antigüedad en
sus puestos de trabajo y por tanto están protegidos frente al despido y las generaciones
anteriores también son las que ya han adquirido un inmueble y por tanto que los alquileres
o el precio de la vivienda suba supone una mayor fuente de rentas, rentismo oligopolístico
para estas generaciones. Si permitieran construir más, los alquileres bajarían, los precios
de la vivienda no subirían y por tanto los propietarios de generaciones anteriores no
se enriquecerían tanto a costa de las nuevas generaciones.
Pues bien, uno esperaría que cuando la generación maldita del 85 o 94 ya ha sido tan maltratada
legislativamente por nuestros gobernantes, dificultándoles el acceso al mercado laboral,
dificultándoles el acceso a una vivienda, pues no se los maltratará todavía más,
que no se los maltratará todavía más para beneficiar a las generaciones presentes a
su costa. Pues no ha sido así, porque con la reforma de las pensiones y tal como ya
hemos dicho al principio, serán ellos quienes terminen pagando el pato del ajuste del sistema
de pensiones. Y no podría decir bueno, es que no hay otra, la generación del 85 o 94
se va a jubilar o va a empezar a jubilarse en el año 2052, en la década de los 50,
que es precisamente cuando la crisis demográfica de España va a ser más aguda, cuando va
a haber más personas dependientes por jubilación en relación con el número de trabajadores
en activo. Y eso es cierto, pero eso es algo que todos sabíamos que iba a ocurrir o al
menos que todos sabíamos que había una alta probabilidad de que ello ocurriera. Y la cuestión
era que desde hace mucho tiempo deberíamos haber empezado a repartir entre cada generación
los costes de ese ajuste. Y algo así intentó hacerse en el año 2013, en el año 2013 se
aprobó una reforma de las pensiones que desindexa las pensiones del IPC mientras la Seguridad
Social tenga déficit. ¿Cuál era el propósito de esta medida? Pues que parte del coste
del ajuste inevitable en el sistema de pensiones fuera soportada por la generación presente
de pensionistas. Pero ¿qué sucedió con la generación presente de pensionistas? Que
empezaron a manifestarse en las calles exigiéndole al Gobierno que reindexara las pensiones al
IPC. Y como ya hemos dicho muchas veces, esta medida sí era posible, pero era posible
a costa de recortar todavía más de lo que ya se iba a hacer las pensiones futuras. Y
esto ha sido lo que ha anunciado el Gobierno o lo que al menos estaba rajando a hacer el
Gobierno, alargar el periodo de cálculo hasta los 35 años para los jubilados futuros,
es decir, para la generación maldita del 85-94, con el propósito de no tocar ni un
euro a la generación presente de pensionistas. Sus pensiones van a estar totalmente protegidas,
totalmente indexadas. Al IPC no se les va a aplicar el factor de equidad intergeneracional
a los ya jubilados, tampoco se les va a recalcular la pensión con la nueva fórmula de cálculo
y por tanto lo que ya cobran lo van a seguir cobrando. Y si lo que ya cobran es insostenible
que se siga cobrando en el futuro, pues que sean las generaciones futuras las que apechugen
con el coste. Recordemos a este respecto que los pensionistas que se manifestaban pidiendo
una reindexación de las pensiones al IPC o una pensión mínima de 1.080 euros mensuales
en 14 pagas, decían que en verdad luchaban no por sus pensiones, sino por las pensiones
de sus hijos y de sus nietos. Vaya chiste, porque estaban luchando por proteger las suyas
a costa de recortar las de sus hijos y sobre todo las de sus nietos. En definitiva, la generación
maldita del 85 o 94 no solo se ha tenido que enfrentar a dos crisis económicas en el
momento de incorporarse al mercado laboral, sino que se ha tenido que enfrentar a una
legislación estatal diseñada para privilegiar a las generaciones anteriores. Diseñada
para proteger laboralmente los puestos de trabajo de las generaciones anteriores a costa
de desproteger la incorporación al mercado laboral de los jóvenes, diseñada para proteger
el rentismo inmobiliario de las generaciones anteriores a costa de dificultar el acceso
a una vivienda, a un hogar de las nuevas generaciones y diseñada ahora también para proteger las
pensiones de la generación actual, de la generación de pensionistas actual a costa de recortar
las pensiones de las generaciones de pensionistas futuras, es decir, a costa de recortar la
pensión que la generación maldita del 85 o 94 percibirá cuando se jubile. Y a esto,
a todo esto, lo llaman solidaridad intergeneracional.