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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Están ahora mismo los supermercados aprovechándose de los consumidores para disparar sus márgenes
de beneficio? Veámoslo.
Los estados crean problemas y luego buscan chivos expiatorios a los que responsabilizar
de esos problemas. Un ejemplo muy claro de esta última máxima lo hallamos en la ola
de inflación global que hemos vivido durante los últimos años y que en buena medida ha
sido provocada por los excesivos estímulos monetarios y sobre todo fiscales que han puesto
en práctica los estados occidentales entre el año 2020 y el año 2022. Esos excesivos estímulos
de gasto han provocado un alza generalizada de los precios que también ha hallado su réplica
en los precios de los alimentos. En la cesta de la compra que día a día o semana a semana
ha de pagar el español promedio. Es bastante evidente y notorio que en los últimos años
el precio de los alimentos se ha encarecido de manera estructural y sostenida. No estamos
ante un mero encarecimiento transitorio como consecuencia de algún tipo de carestía relativa.
No estamos, en términos generales, ante un encarecimiento permanente, ante un alza permanente
del precio de los alimentos derivado del exceso de gasto nominal introducido en la economía
por nuestros estados. Un exceso de gasto nominal que se ha materializado en una depreciación
de la moneda, del instrumento que utilizamos para atesorar valor y para efectuar transacciones,
y que por tanto, como se ha depreciado la moneda, también lo han hecho, de manera estructural y
sostenida, el precio de todo aquello que compramos con esa moneda, entre ellos los alimentos.
Pues bien, los estados occidentales, en lugar de asumir su responsabilidad en este encarecimiento
estructural de los alimentos, lo que han tratado de hacer, ya sea directamente a través de la clase
política o indirectamente a través de la correa de transmisión de las consignas políticas que
muchas veces son los medios de comunicación, ha sido tratar de culpar a los empresarios por esa
alza estructural de los precios. Y más en concreto, en España, a los empresarios de un sector particular,
el sector de los supermercados. Se nos ha dicho que durante los últimos años los alimentos se han
encarecido tanto porque los supermercados han aumentado de manera absolutamente desaforada y
absolutamente desproporcionada sus márgenes de beneficio. Que los supermercados han subido mucho
los precios de los productos que venden, a pesar de que sus costes no se han incrementado en la misma
magnitud. Y por tanto, si suben sus precios y no suben sus costes, o no suben tanto sus costes,
sus márgenes de beneficio se han ensanchado. Los supermercados, se nos dice, ganan mucho más que
antes por cada producto que venden. Y ahí hallaríamos, por tanto, la explicación fundamental
del alza estructural del precio de los alimentos. Y según las noticias que han aparecido en prensa
durante los últimos días, podría parecer que esta narrativa tiene algo de base. Atención a la noticia
publicada por el diario El Mundo hace unos días. Los supermercados disparan sus márgenes de beneficio
en plena desescalada de los precios de los alimentos. La agencia tributaria proyecta que el margen sobre
ventas cerrará el año en el 12,65%, su nivel máximo histórico. Este es el titular y la entradilla de la
noticia. Vayamos ahora a leer la noticia, que aparentemente nos está revelando cómo los
supermercados están sacando en estos momentos, en los que la inflación se está moderando, una
tajada impresionante de beneficios en forma de ampliación de su margen sobre ventas.
El margen de beneficio de los supermercados se ha disparado coincidiendo con la desescalada de la
inflación de los alimentos. En la primera mitad del año se ha registrado un fuerte crecimiento de los
márgenes que contrasta con la senda descendente que viene marcando el IPC de los alimentos y que
refleja la capacidad de las empresas para elevar sus beneficios trasladando los incrementos de los
costes acumulados a los precios de venta, pese a la moderación de los insumos energéticos y de las
materias primas. El Observatorio de Márgenes Empresariales, una herramienta que creó el Gobierno
hace algo más de un año, precisamente para monitorizar los beneficios de las empresas en pleno
debate sobre las ganancias de los supermercados y de compañías de otros sectores como la banca o
las energéticas, acaba de publicar la actualización de los datos del segundo trimestre, segundo trimestre
de 2024. Y la conclusión es clara. Las empresas del ámbito de la alimentación, donde se incluyen las
cadenas de distribución, han disparado sus márgenes de beneficio hasta cotas que rozan máximos históricos
en los registros de la agencia tributaria, que se remontan hasta el año 2009. En concreto,
el margen sobre ventas del conjunto del sector se situó en el 12,16% en el segundo trimestre de
2024, más de un punto y medio por encima de los tres primeros meses del año, cuando alcanzó el 10,62%
y muy alejado del 8,22% del mismo periodo de 2023. Es más, en sus proyecciones, el organismo
dependiente del Ministerio de Hacienda estima que el margen de beneficio cerrará este año en el 12,65%,
la mayor tasa anual de toda la serie. Por su parte, los supermercados defienden que sus márgenes de
beneficio son inferiores al 5% y que en muchos casos se encuentran en torno al 2%. Pero lo cierto es que las
principales cadenas que operan en España cerraron el año pasado con beneficios récord, tras haber
superado lo peor de la crisis inflacionaria, que se inició a finales de 2021 y estalló en 2022 por la
guerra en Ucrania. Bien, démonos cuenta de que la noticia del diario El Mundo efectúa dos acusaciones
en contra de los supermercados. En primer lugar, que su margen de beneficio real no es el 5% o el 4%
que suele atribuirse a los supermercados, sino que, de acuerdo con el Observatorio de Márgenes
Empresariales que ha creado el Gobierno de España, ese margen de beneficio sobre ventas,
cuánto dinero gana un supermercado por cada euro vendido, se ubica en estos momentos en el 12,2%.
Y la segunda acusación es que este margen de beneficio sobre ventas se ha estado incrementando
de manera ininterrumpida durante los últimos trimestres, a pesar de que la crisis inflacionista
ya ha sido aparentemente superada. Por tanto, los supermercados estarían aprovechando el contexto
actual para incrementar sus ganancias, aumentando todavía más los precios, a pesar de que sus costes
no se están incrementando. La verdad es que si la noticia del mundo fuera cierta, resultaría
bastante sorprendente y enmendaría la plana a muchos de los vídeos que hemos publicado
en este canal y en los que hemos explicado que el margen de beneficio sobre ventas de
los supermercados se ubica, en realidad, por debajo del 5% y, en algunos casos, por debajo
del 1%. Es decir, que los supermercados, en términos generales, ganan muy poco por cada
unidad vendida. Por cada euro de ventas, apenas ganan 5, 4, 3, 2 o menos de un céntimo.
La razón por la que los supermercados ganan mucho dinero, a pesar de tener un margen de
beneficio sobre ventas tan reducido, hay que hallarlo en su enorme volumen de ventas. Como
los supermercados venden muchísimo, aunque sólo ganen unos céntimos por cada euro vendido,
si venden muchísimos euros, ganan muchísimos céntimos de muchos euros vendidos y, por tanto,
al cabo del año, muchos cientos de millones de euros. Pero claro, lo que nos está diciendo el
diario El Mundo y, supuestamente, también el Observatorio de Márgenes Empresariales,
es que el margen de beneficios sobre ventas de los supermercados no es del 5, del 4, del 3,
del 2 o del 1%, sino que está en el 12,2% y en máximos históricos. ¿Quién tiene razón y quién se
equivoca en este debate? Pues mucho me temo que quien se equivoca en este debate es el diario El
Mundo, ni siquiera el Observatorio de Márgenes Empresariales creado por el Gobierno, sino el
diario El Mundo por no interpretar correctamente lo que está diciendo este observatorio. Y es que
el diario El Mundo ha redactado esta noticia a partir de los datos de la industria de la alimentación,
técnicamente acogidos los datos del Código 10 de la CENAE, de la Clasificación Nacional de
Actividades Económicas. El código 10 de la CENAE es, como digo, la industria de la alimentación. ¿Y
qué sectores económicos incluye la industria de la alimentación? Pues el procesado y conservación
de carne y elaboración de productos cárnicos, el procesado y conservación de pescados, crustáceos
y moluscos, el procesado y conservación de frutas y hortalizas, la fabricación de aceites y grasas
vegetales y animales, la fabricación de productos lácteos, la fabricación de productos de molinería,
almidones y productos amiláceos, la fabricación de productos de panadería y pastas alimenticias,
la fabricación de otros productos alimenticios y la fabricación de productos para la alimentación
animal. Como vemos, el Código 10 de la CENAE, que es de donde extrae sus datos la noticia del
mundo, del Observatorio de Márgenes Empresariales, pero del epígrafe con código 10 de la CENAE
dentro de este observatorio, como vemos, la industria de la alimentación no incluye la
distribución de alimentos. Es decir, no incluye a los supermercados. Incluye a la industria que
fabrica alimentos. No incluye la distribución de esos alimentos a través de los supermercados.
Por tanto, claro, lo que hace el mundo es ir al Observatorio de Márgenes Empresariales,
coger los datos de Márgenes Empresariales de la Industria de la Alimentación y decirnos
fijaos cómo ha aumentado durante los últimos trimestres el margen de beneficios de la industria
de la alimentación. Se ubica, como podemos ver en este gráfico, en el 12,2%, uno de los más altos
de toda su historia reciente. Bien, pero es que eso no son los supermercados. Eso es, repito,
la industria que fabrica alimentos. ¿Y qué sucede cuando, en cambio, extraemos los datos del epígrafe
471 de la CENAE, es decir, el epígrafe relativo al comercio al por menor en establecimientos no
especializados? Es decir, el epígrafe donde se incluyen los supermercados. ¿Qué sucede cuando
extraemos de aquí los datos? Pues que obtenemos un gráfico como el siguiente. En este gráfico está
reflejado el margen de beneficios sobre ventas, corregido por efectos estacionales y de calendario,
de los supermercados o, más técnicamente, del comercio minorista en establecimientos no
especializados. Y lo que podemos observar con claridad en este gráfico es que las dos acusaciones
que lanzaba el diario El Mundo para validar el relato propagandístico de la política occidental de que
la inflación de los alimentos es responsabilidad de los supermercados son dos acusaciones falsas. En
primer lugar, el margen de beneficios de los supermercados no se ubica en el 12,2%, sino entre
el 4 y el 5%. De hecho, en el segundo trimestre de 2024, más cerca del 4 que del 5%, que es, de hecho,
el margen de beneficios sobre ventas que la propia industria, el propio sector de los supermercados,
le informaba al diario El Mundo que tenía cuando se le preguntaba al respecto. Y, en segundo lugar,
no es verdad que el margen de beneficios sobre ventas de los supermercados se haya estado
incrementando durante los últimos trimestres conforme la inflación se iba moderando. Al contrario,
ese margen de beneficios sobre ventas se ha mantenido más o menos estable o, si acaso,
ha ido descendiendo. Hasta el punto de que, en estos momentos, se ubica en uno de los niveles más bajos
desde el año 2015. Por tanto, como digo, es todo lo contrario a lo que nos está diciendo el diario
El Mundo. No se halla en máximos históricos, sino más bien cerca de mínimos históricos. No está en
el 12%, sino más bien en el 4%. Y para esto no hay que retorcer los datos de ninguna manera. Hay que ir
a la fuente en la que supuestamente se basa el diario El Mundo para redactar esa noticia,
el Observatorio de Márgenes Empresariales, y seleccionar adecuadamente el sector que quieres
estudiar. No la industria de la alimentación, sino la distribución generalista de alimentos y de otros
productos. Así que no. Cuando quieran buscar culpables del encarecimiento estructural de los
alimentos en Occidente, no miren a los supermercados. Miren más bien al establishment político.
Sonido Mundo. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No.
Gracias.